No había pensado todavía en la mejor de mis opciones: el tercer camino. El vacío, en el que sólo hay espacio para mí y no tengo que considerar a nadie más. Todo a mi alrededor me dice “estás estática, tenés que tomar una decisión…” Pero nadie es capaz de hacerme una oferta convincente. Quedan muchos espacios por donde se filtran las dudas y con todos me pregunto si no habrá algo mejor que todavía no conozca. Puedo tenerlo todo, pero nadie me lo puede dar.
Por mucho tiempo durmieron mis ideales, aquellos que no me permitía conformarme con menos que la perfección. He crecido y no pido la perfección. Pero no voy a descansar hasta encontrar buenas razones, razones que me dejen con la boca callada por una vez en la vida.
La vida nocturna en Tegucigalpa es tan incipiente, pero no por eso aburrida. Con todo mundo de viaje, con sus novios o bebiendo en casa de amigos, sólo estábamos disponibles Moisés y Mafer. Nuestra primera parada fue en un bar, con gradas a prueba de sobrios, con un mesero que nunca trae facturas y siempre quiere cobrar de más, pero con música aguantable. Lo bueno es que nosotros tres tenemos una increíble capacidad para estar sentados y platicar de miles de cosas sin aburrirnos en lo más mínimo.
Continuamos el recorrido en búsqueda de un lugar donde no cobraran entrada y se pudiera bailar. Al parecer esos lugares ya no existen. Tuvimos que resignarnos a ir a un lugar que en realidad es una casa convertida en bar/intento-de-discoteca, famoso por que no piden identidad -por lo que siempre está repleto de menores- y por una bebida que sólo venden ahí, hecha con una “receta secreta”, pero que todos saben qué tiene. Esta vez tuvieron el descaro de pedirnos papeles. Digo descaro por que adentro parecía jardín de niños, y por mucho que nos halaguen haciéndonos creer que nos vemos jóvenes, tampoco es para tanto. Estaba repleto. No se podía caminar, no había dónde sentarse y cuando bailamos, en medio de un montón de parejas que se achicharraban desvergonzadamente, nos dimos cuenta que lo hacían tanto por gusto como por necesidad. A cada segundo alguien te pegaba un codazo o te aplastaba un pie.
Yo andaba en búsqueda de mi affair sin compromiso, entonces aproveché cuando un chavito me sacó a bailar. Por un segundo pensé en socializar, preguntarle su nombre y con quién andaba, pero la verdad no me interesaba saberlo. El anonimato es lo mejor en estos casos.
Empezaron a poner música de una mala fiesta en la costa y todo un grupo que parecía de excursión en la gran ciudad estaba coreándola a todo pulmón. Mi súper pareja se miraba tan aburrida como yo de él y en un momento me quiso intercambiar por un amigo suyo, por lo que regresé con los míos. Suficiente baile insípido por una noche.
Nuestra tercera parada fue un bar gay que no sabíamos que existía en la ciudad. No sabíamos qué esperar pues en Honduras la comunidad gay es bastante discreta, por no decir invisible. Es también una casa, con mesas y un bar en el patio, otro adentro junto con una pista de baile. Estaba repleto de señores con chavitas (sus amantes, nos dijimos), señores con chavitos y señores con otros señores. Fuimos por un trago y nos sentamos a platicar en el patio.
Continuamos el recorrido en búsqueda de un lugar donde no cobraran entrada y se pudiera bailar. Al parecer esos lugares ya no existen. Tuvimos que resignarnos a ir a un lugar que en realidad es una casa convertida en bar/intento-de-discoteca, famoso por que no piden identidad -por lo que siempre está repleto de menores- y por una bebida que sólo venden ahí, hecha con una “receta secreta”, pero que todos saben qué tiene. Esta vez tuvieron el descaro de pedirnos papeles. Digo descaro por que adentro parecía jardín de niños, y por mucho que nos halaguen haciéndonos creer que nos vemos jóvenes, tampoco es para tanto. Estaba repleto. No se podía caminar, no había dónde sentarse y cuando bailamos, en medio de un montón de parejas que se achicharraban desvergonzadamente, nos dimos cuenta que lo hacían tanto por gusto como por necesidad. A cada segundo alguien te pegaba un codazo o te aplastaba un pie.
Yo andaba en búsqueda de mi affair sin compromiso, entonces aproveché cuando un chavito me sacó a bailar. Por un segundo pensé en socializar, preguntarle su nombre y con quién andaba, pero la verdad no me interesaba saberlo. El anonimato es lo mejor en estos casos.
Empezaron a poner música de una mala fiesta en la costa y todo un grupo que parecía de excursión en la gran ciudad estaba coreándola a todo pulmón. Mi súper pareja se miraba tan aburrida como yo de él y en un momento me quiso intercambiar por un amigo suyo, por lo que regresé con los míos. Suficiente baile insípido por una noche.
Nuestra tercera parada fue un bar gay que no sabíamos que existía en la ciudad. No sabíamos qué esperar pues en Honduras la comunidad gay es bastante discreta, por no decir invisible. Es también una casa, con mesas y un bar en el patio, otro adentro junto con una pista de baile. Estaba repleto de señores con chavitas (sus amantes, nos dijimos), señores con chavitos y señores con otros señores. Fuimos por un trago y nos sentamos a platicar en el patio.
En la mesa de al lado está un tipo, visiblemente ebrio, que empieza a coquetear con Moisés. Lo invita a bailar, pero Moisés le responde que mejor más tarde, y va al baño por un segundo. Nos quedamos solas con Mafer. El tipo de al lado le empieza a coquetear con incoherencias que ninguna de las dos entendemos, y se sienta en sus piernas. Después la lleva a bailar y no acepta mi petición de que no me dejen sola, ni la de Moisés que ya regresó. Los seguimos y bailamos al lado de ellos para no perderles la vista. Ya teníamos una señal para librarnos de compañeros indeseados y esperábamos que Mafer la hiciera para salir al rescate. No nos dimos cuenta en el momento, pero el tipo estuvo todo el tiempo manoseando y flirteando con otros alrededor suyo y cantando las canciones de Thalía que empezaron a poner. Vemos la señal y nos acercamos a ellos. El tipo se pega a Moi, pero no quiere soltar a Mafer. En un momento yo creía que se estaba bajando en algún tipo de maniobra de baile, pero en realidad se había tropezado por la borrachera y aprovechamos para salir de ahí, con el tipo detrás persiguiéndonos. Salimos de ahí, muertos de la risa y jurando jamás volver.
Como toda buena noche, fuimos a hacer un recuento al parque España. Platicamos un rato y nos fuimos a dormir.
Ahora estoy inventando buenas excusas para llegar tan tarde a mi casa y que no me prohíban salir. Tal vez estoy más joven de lo que desearía…
Como toda buena noche, fuimos a hacer un recuento al parque España. Platicamos un rato y nos fuimos a dormir.
Ahora estoy inventando buenas excusas para llegar tan tarde a mi casa y que no me prohíban salir. Tal vez estoy más joven de lo que desearía…
Me falta el aire, y por un segundo necesito un inhalador. Hoy en la noche los primos de mi papá tienen una reunión y quieren tener a toda la familia extendida que puedan encontrar. Es una multitud de gente que ni siquiera puedo imaginar. Todos los años huyo de esas fiestas, pero esta vez no tengo escapatoria: después de cancelar argumentando trabajos de la universidad, en vacaciones sería un desaire no ir.
Nunca logro recordar los nombres de esa cantidad de personas. Fui a un estúpido curso para jóvenes de Dale Carnegie, y ni aún así soy capaz de relacionar caras con nombres.
Los buenos recuerdos me persiguen en esa casa: ahí tuve mi primera borrachera seria, hace como cuatro años, un primero de enero, con todo y mi mamá enfrente. Creo que mis primos no han superado eso todavía.
No tengo mucho de qué hablar con ellos: les gustan las rancheras, por Dios! Cuando ya han tomado algo, y ponen una en la radio, se ponen de pie y con su mano en el corazón, la cantan con una ceremoniosidad que no muestran cuando escuchan el himno nacional.
Necesito un brazo quebrado, una fiebre repentina o un milagro para salvarme.
Solteros del universo: ¡Celebremos! Por que el sentido de nuestra vida nos pertenece sólo a nosotros, sin necesidad de una persona que nos haga caminar hacia el futuro. Por que nuestra vida encarna la rebeldía en contra de una sociedad que nos exige compañía como el único medio hacia la felicidad; nuestros actos demuestran lo contrario. No somos unos cobardes que nos conformamos con cualquier cosa sólo para llenar un vacío que en realidad es una ilusión. No necesitamos nada que no tengamos ya.
Somos aventureros en una búsqueda más profunda que el sencillo bienestar familiar: estamos sedientos de experiencias trascendentales, de plasmar mensajes para el resto de la humanidad, de desarrollar nuestro potencial hasta las últimas consecuencias. ¿Para qué lamentarse por errores pasados? ¿Por gente que nos desilusionó, traicionó, abandonó o no tuvo el coraje de acompañarnos en momentos difíciles? Desháganse de todos aquellos que sean estorbos en su camino: quién no haya peleado por ustedes cuando ustedes los querían no lo van a hacer cuando ustedes hayan desistido. La vida se rige por ciclos y tenemos que seguirle el paso. Nuestra libertad es nuestra arma más poderosa y no estamos dispuestos a sacrificarla por cualquier oferta insignificante. Exigimos todo por que sabemos que somos capaces de darlo todo. A quién se lo merezca. Pero si esa persona no llega o no parezca que tenga la intención de aparecer pronto, no importa, hay mucho por hacer.
Gracias a Ayn Rand juramos que, por nuestro amor a la vida, jamás íbamos a vivir por otro ser humano, así que no tenemos miedo. La Noche Oscura del Alma y su soledad son oportunidades que recibimos con los brazos abiertos. Profundizamos en los laberintos de nuestro ser como todos unos científicos en busca de respuestas.
Las ausencia de pláticas triviales por teléfono nos ahorra mucho dinero; el tiempo perdido en cafés, cines y diversiones absurdas lo invertimos en expandir nuestras habilidades; no existen preocupaciones como suegros, cuñados, u otras opiniones ajenas que empañen nuestra visión; nuestra ausencia de compromiso nos abre tantas puertas que el único riesgo que corremos es el de volvernos adictos a la soltería.
Sin los confinamientos de una relación podemos compartirnos con el mundo y por dentro nos reímos de todos aquellos felices en su conformidad. Toleramos su presencia, recordando aquellas épocas en que cada uno de ellos todavía podía ser diferenciado el uno del otro. No nos engañamos en nostalgias, sueños futuros o fantasías. Aceptamos y disfrutamos del presente; tenemos el planeta Tierra como nuestro patio de juegos y vivimos cada instante con el optimismo de alguien que va a conquistar todas sus metas. ¡Celebremos la libertad que justifica nuestra existencia!
Somos aventureros en una búsqueda más profunda que el sencillo bienestar familiar: estamos sedientos de experiencias trascendentales, de plasmar mensajes para el resto de la humanidad, de desarrollar nuestro potencial hasta las últimas consecuencias. ¿Para qué lamentarse por errores pasados? ¿Por gente que nos desilusionó, traicionó, abandonó o no tuvo el coraje de acompañarnos en momentos difíciles? Desháganse de todos aquellos que sean estorbos en su camino: quién no haya peleado por ustedes cuando ustedes los querían no lo van a hacer cuando ustedes hayan desistido. La vida se rige por ciclos y tenemos que seguirle el paso. Nuestra libertad es nuestra arma más poderosa y no estamos dispuestos a sacrificarla por cualquier oferta insignificante. Exigimos todo por que sabemos que somos capaces de darlo todo. A quién se lo merezca. Pero si esa persona no llega o no parezca que tenga la intención de aparecer pronto, no importa, hay mucho por hacer.
Gracias a Ayn Rand juramos que, por nuestro amor a la vida, jamás íbamos a vivir por otro ser humano, así que no tenemos miedo. La Noche Oscura del Alma y su soledad son oportunidades que recibimos con los brazos abiertos. Profundizamos en los laberintos de nuestro ser como todos unos científicos en busca de respuestas.
Las ausencia de pláticas triviales por teléfono nos ahorra mucho dinero; el tiempo perdido en cafés, cines y diversiones absurdas lo invertimos en expandir nuestras habilidades; no existen preocupaciones como suegros, cuñados, u otras opiniones ajenas que empañen nuestra visión; nuestra ausencia de compromiso nos abre tantas puertas que el único riesgo que corremos es el de volvernos adictos a la soltería.
Sin los confinamientos de una relación podemos compartirnos con el mundo y por dentro nos reímos de todos aquellos felices en su conformidad. Toleramos su presencia, recordando aquellas épocas en que cada uno de ellos todavía podía ser diferenciado el uno del otro. No nos engañamos en nostalgias, sueños futuros o fantasías. Aceptamos y disfrutamos del presente; tenemos el planeta Tierra como nuestro patio de juegos y vivimos cada instante con el optimismo de alguien que va a conquistar todas sus metas. ¡Celebremos la libertad que justifica nuestra existencia!
Ahora que la Navidad ya no es esa época mágica cuando mis papás escondían los regalos para que mi hermano y yo creyéramos que Santa Claus realmente los traía, me pregunto qué tengo que esperar de ella. Más que la montaña de juguetes nuevos, lo que más recuerdo es el gesto de mis papás de tratar de mantenernos ilusionados, con la mejor mentira piadosa que, en mi opinión, ha sido inventada. Ellos cuentan la angustia que vivieron el primer 24 que no nos dormimos y que a mi papá le tocó correr por todo el patio con los regalos para que no lo viéramos con ellos. No me importaba que nadie creyera en Santa Claus: yo nunca lo vi y eso era suficiente prueba de su existencia.
Muchas cosas han cambiado desde entonces. Ya estamos grandes y nuestro regalo se resume en dinero, por lo que ya no espero ansiosamente la medianoche. La reunión familiar se ha empañado por un montón de sucesos que me hacen esperar desastres cada vez que se reúne. El año pasado ni siquiera quise estar con ellos y por suerte encontré una escapatoria. Cada año algo nuevo se derrumba, algo pierde su significado y esta época se hace cada vez más amarga.
Pero por alguna razón quiero aferrarme a creer que algo bueno me espera.
Estoy consciente de que la Navidad es un truco que aprovechan los comerciantes, para acelerar las ventas y de que comprar regalos se ha convertido, más que en un gesto de aprecio a la gente que querés, en un condicionamiento que te hace creer que necesitas gastar para demostrar amor. El significado religioso me deja completamente indiferente: no me impresiona particularmente, pero tampoco me molesta. La veo como un cuento popular de los miles que existen.
Entonces, ¿qué busco exactamente? Todos quieren que esté feliz por alguna razón, y por una vez quisiera ser capaz de obedecer a los mandatos subliminales de mi cultura. No quiero perder la alegría de estos días sólo por que he crecido para ver la realidad. No quiero esperar a tener alguna razón externa y extraordinaria para disfrutar todo este teatro. Daría lo que fuera por sentirme genuinamente agradecida y maravillada por las luces, las decoraciones, la comida y la programación televisiva especial.
Todavía no sé lo que espero de la Navidad. Tal vez no necesite nada mágico o milagroso para poder disfrutar una noche de mucha comida y ropa nueva. Por mientras no dejo la puerta cerrada a la posibilidad de que algo bueno pase. Lo que sea.
Les deseo una feliz Navidad a todos.
Muchas cosas han cambiado desde entonces. Ya estamos grandes y nuestro regalo se resume en dinero, por lo que ya no espero ansiosamente la medianoche. La reunión familiar se ha empañado por un montón de sucesos que me hacen esperar desastres cada vez que se reúne. El año pasado ni siquiera quise estar con ellos y por suerte encontré una escapatoria. Cada año algo nuevo se derrumba, algo pierde su significado y esta época se hace cada vez más amarga.
Pero por alguna razón quiero aferrarme a creer que algo bueno me espera.
Estoy consciente de que la Navidad es un truco que aprovechan los comerciantes, para acelerar las ventas y de que comprar regalos se ha convertido, más que en un gesto de aprecio a la gente que querés, en un condicionamiento que te hace creer que necesitas gastar para demostrar amor. El significado religioso me deja completamente indiferente: no me impresiona particularmente, pero tampoco me molesta. La veo como un cuento popular de los miles que existen.
Entonces, ¿qué busco exactamente? Todos quieren que esté feliz por alguna razón, y por una vez quisiera ser capaz de obedecer a los mandatos subliminales de mi cultura. No quiero perder la alegría de estos días sólo por que he crecido para ver la realidad. No quiero esperar a tener alguna razón externa y extraordinaria para disfrutar todo este teatro. Daría lo que fuera por sentirme genuinamente agradecida y maravillada por las luces, las decoraciones, la comida y la programación televisiva especial.
Todavía no sé lo que espero de la Navidad. Tal vez no necesite nada mágico o milagroso para poder disfrutar una noche de mucha comida y ropa nueva. Por mientras no dejo la puerta cerrada a la posibilidad de que algo bueno pase. Lo que sea.
Les deseo una feliz Navidad a todos.
The Personal Power position offers insight into your personal goals, willpower, intention, or level of mastery, responsibility, and awareness which can aid in altering or validating perspective, results, or direction.
The High Priestess in this position suggests that you may be readily able to take the time when needed to seek guidance within yourself. Your might have an innate awareness of a larger reality, which can enable you to become calm in a storm, although you might become frustrated with those around you who demand immediate gratification regardless of the consequences. You might be referred to as a "daydreamer" by some, but it is your ability to concentrate and visualize that allows you to access your unconscious creativity, dreams, and imagination, as well as the ability to uncover that which may be hidden.
In general, the High Priestess represents the universal principle of intuition, independence, self-trust, receptivity, passivity, and self-resourcefulness. She is able to see beyond the obvious, and represents the possibilities of what can be. She is the Moon, the mysterious, the huntress, and the giver and taker of Life. She is Divine Law, Secret Knowledge, the reconciliation of opposites, and the unity of the Elements. She is the Underworld, Potential, and that which is hidden by the Night. Ultimately, She is the idea behind all form. The High Priestess goes by many names; She is Isis, Diana, Demeter, Artemis, Mary, Hathor, and a thousand others. She suggests that you listen to yourself and don't over analyze, for you know intuitively the answer you seek. With the High Priestess, you stand at the portal of the world behind the veil, or outside of rational thought where things are not always as they seem.
The Crux position reveals current developments, phases, themes, milestones, or other conditions, as well as guidance for anticipated results.
The Two of Swords (reversed) in this position suggests that you may be stubbornly refusing to recognize a truth or reality surrounding you now - you have blinders on. You may have actively decided to impose a barrier or fortress around your mind, or withdraw from the world, so that you won't have to make a difficult decision, perhaps between home and work. You may also tend to be acting in a passive aggressive, unapproachable manner. You may be procrastinating out of fear, insecurity or a closed mind. Be careful not to act with dishonor, for you can't go on like this forever, and a choice will have to be made, either by you, or for you, otherwise you will face great sorrow.
In general, the Two of Swords suggests that you might have turned your back on your feelings, or are refusing to acknowledge some emotion, and as a result, you may be a bit unstable right now. It is asking you to choose, or reconcile yourself to your options, perhaps through contemplation or conflict resolution. Learn to trust your instincts or intuition in order to move forward, rather than stubbornly holding onto a point or position with blind faith or loyalty.
The Root position suggests the basis or theme for perceptions, patterns of growth, direction, or fears that may have an affect on circumstances or choices.
The Magician in this position suggests that you have already experienced the power of the Magician first hand. You may not recall a time when you accepted the notion that something simply can't be done. You may have come to assume personal responsibility for your life, shaking off any belief that you were a "victim" of circumstance, as well as refusing to "stay in the box." You might have become frustrated with those who gave away their power by passively "wishing" or "wanting," but never acting, but you might have come to accept that if others tended to gravitate towards you like a magnet, it was because they saw that you DID have the power.
In general, the Magician displays a "masculine" principle of the ultimate achiever. The Magician is powerful and active, represents the ultimate communicator, the manifestation of Energy, the continuous creation, and the infinite. He embodies Will and Wisdom, and knows that with conscious intention, attention, commitment, and communication, all things are possible. The Magician suggests that now may be the time to try to make what is possible, a reality. Beware, however, of the ambiguity between Will and Want, for Want alone may lead to Illusion, Deception or Distortion. You have the Power to create your own reality and control or transform your own life. Where will your potential take you? Some examples of the Magician might be surgeons, doctors, computer or technology wizards, scientists, witches, writers, entrepreneurs, the self-employed, artists, actors, chefs, politicians, evangelists, High Priests, and of course, magicians, just to name a few.
Me asusta que no me entusiasme la perspectiva de volver a estar en una relación. Si pudiera y encontrara a alguien con quién, me encantaría tener un affair sin compromisos ni ataduras. Quedarme en la superficie de algo que al profundizar en ello se vuelve tan complicado, exigente y hasta doloroso.
¿Por qué me hace falta el chip que tienen tantas personas que no les permite tomarse la vida en serio? Es enfermizo: no puedo quedarme en el presente sin expectativas para el futuro. Necesito seriamente divertirme, poder besar a alguien sin analizar cada mísera consecuencia. Estoy aburrida del puritanismo. Puedo ser libre leyendo, escribiendo, pintando, pero es en la vida que tengo que abrirme a todas las posibilidades.
Por ser mujer todos siempre me quieren cuidar. Mi hermano siempre anda advirtiéndome sobre las segundas intenciones que tienen todos los hombres; mi padre es el típico latino que aún siendo fiel a su mujer (creo yo), no tiene dilemas morales con respecto a las mujeres fáciles, pero cree que uno debe casarse con una virgen. Mi hermano desde pequeño es un “hombre de mundo” que sale con mayores, se queda hasta tarde y ha experimentado con más cosas de las que yo debí haberme enterado, mientras que yo me he quedado en mi casa, estudiando y obedeciendo las reglas paternas. No me han restringido como a otras niñas que conozco, pero comparación con Mario soy una maldita ama de casa en potencia.
Entiendo que la sobreprotección es todo un complot para que yo no tire mi vida al cuerno teniendo hijos antes de tiempo, o que sufra miles de decepciones ni que manche mi “honor y reputación”. Pero hay más en la vida que elegir entre ser prostituta o esposa.
No puedo negar que a veces envidio la ligereza con que ciertas niñas pasan de un tipo a otro sin mayores traumas emocionales. Todo el proceso para ellas es sencillo: desde coquetear, conquistar hasta desechar y volver a empezar. Mi insipidez es tal que no soy capaz de invitar a alguien que no conozco y me atraiga, a bailar. No puedo presentármele a alguien sólo por que sí, mi cabeza crea inmediatamente escenarios en los que la otra persona me cree fácil y sin valor.
Tiro la toalla momentáneamente. He alcanzado la cúspide del cinismo donde hasta el flirteo más inocente me parece un preludio al desastre. No estoy interesada en conocer tipos vacíos o idiotas, y todo indica que son los únicos que estarían interesados en los términos de relación que ando buscando. Hasta para algo sin significado no me conformaría con cualquier cosa, y he desaprendido a bajar estándares, resignarme a situaciones por el bien de la colectividad y a guardar apariencias comprometiendo mis principios.
Espero que el tiempo me devuelva algo de la ingenuidad necesaria para ilusionarme con alguien. En este momento todo eso me parece un ritual ridículo y un desperdicio de energías.
¿Qué se necesita para que yo esté conforme con la vida, un tan sólo día aunque sea? No feliz, no emocionada, sólo satisfecha. No pido mucho. Todo externamente parece estar bien. Estable, sin mareas que arrastren todo a su paso. Pero por dentro, sin avisar Ella aparece y se acomoda en mí, sin intenciones de irse pronto. De repente no disfruto nada. Mi cuerpo está presente, pero nada más. Yo no estoy allí.
Es una sensación muy extraña, un malestar de existir. Ningún lugar es refugio, no hay adónde huir ni con quién estar. Mis pensamientos se disuelven en una neblina, y no hay espacios entre las palabras por lo que todo parece una sola línea interminable de incoherencias.
Todavía busco una cura. O resignarme a ser así. Cualquiera de las dos que llegue primero.
Es una sensación muy extraña, un malestar de existir. Ningún lugar es refugio, no hay adónde huir ni con quién estar. Mis pensamientos se disuelven en una neblina, y no hay espacios entre las palabras por lo que todo parece una sola línea interminable de incoherencias.
Todavía busco una cura. O resignarme a ser así. Cualquiera de las dos que llegue primero.
Sur mes cahiers d'écolier
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable sur la neige
J'écris ton nom
Sur toutes les pages lues
Sur toutes les pages blanches
Pierre sang papier ou cendre
J'écris ton nom
Sur les images dorées
Sur les armes des guerriers
Sur la couronne des rois
J'écris ton nom
Sur la jungle et le désert
Sur les nids sur les genêts
Sur l'écho de mon enfance
J'écris ton nom
Sur les merveilles des nuits
Sur le pain blanc des journées
Sur les saisons fiancées
J'écris ton nom
Sur tous mes chiffons d'azur
Sur l'étang soleil moisi
Sur le lac lune vivante
J'écris ton nom
Sur les champs sur l'horizon
Sur les ailes des oiseaux
Et sur le moulin des ombres
J'écris ton nom
Sur chaque bouffée d'aurore
Sur la mer sur les bateaux
Sur la montagne démente
J'écris ton nom
Sur la mousse des nuages
Sur les sueurs de l'orage
Sur la pluie épaisse et fade
J'écris ton nom
Sur les formes scintillantes
Sur les cloches des couleurs
Sur la vérité physique
J'écris ton nom
Sur les sentiers éveillés
Sur les routes déployées
Sur les places qui débordent
J'écris ton nom
Sur la lampe qui s'allume
Sur la lampe qui s'éteint
Sur mes maisons réunis
J'écris ton nom
Sur le fruit coupé en deux
Dur miroir et de ma chambre
Sur mon lit coquille vide
J'écris ton nom
Sur mon chien gourmand et tendre
Sur ses oreilles dressées
Sur sa patte maladroite
J'écris ton nom
Sur le tremplin de ma porte
Sur les objets familiers
Sur le flot du feu béni
J'écris ton nom
Sur toute chair accordée
Sur le front de mes amis
Sur chaque main qui se tend
J'écris ton nom
Sur la vitre des surprises
Sur les lèvres attentives
Bien au-dessus du silence
J'écris ton nom
Sur mes refuges détruits
Sur mes phares écroulés
Sur les murs de mon ennui
J'écris ton nom
Sur l'absence sans désir
Sur la solitude nue
Sur les marches de la mort
J'écris ton nom
Sur la santé revenue
Sur le risque disparu
Sur l'espoir sans souvenir
J'écris ton nom
Et par le pouvoir d'un mot
Je recommence ma vie
Je suis né pour te connaître
Pour te nommer
Liberté
-Paul Éluard
traducción: http://amediavoz.com/eluard.htm#A%20MEDIANOCHE
Sur mon pupitre et les arbres
Sur le sable sur la neige
J'écris ton nom
Sur toutes les pages lues
Sur toutes les pages blanches
Pierre sang papier ou cendre
J'écris ton nom
Sur les images dorées
Sur les armes des guerriers
Sur la couronne des rois
J'écris ton nom
Sur la jungle et le désert
Sur les nids sur les genêts
Sur l'écho de mon enfance
J'écris ton nom
Sur les merveilles des nuits
Sur le pain blanc des journées
Sur les saisons fiancées
J'écris ton nom
Sur tous mes chiffons d'azur
Sur l'étang soleil moisi
Sur le lac lune vivante
J'écris ton nom
Sur les champs sur l'horizon
Sur les ailes des oiseaux
Et sur le moulin des ombres
J'écris ton nom
Sur chaque bouffée d'aurore
Sur la mer sur les bateaux
Sur la montagne démente
J'écris ton nom
Sur la mousse des nuages
Sur les sueurs de l'orage
Sur la pluie épaisse et fade
J'écris ton nom
Sur les formes scintillantes
Sur les cloches des couleurs
Sur la vérité physique
J'écris ton nom
Sur les sentiers éveillés
Sur les routes déployées
Sur les places qui débordent
J'écris ton nom
Sur la lampe qui s'allume
Sur la lampe qui s'éteint
Sur mes maisons réunis
J'écris ton nom
Sur le fruit coupé en deux
Dur miroir et de ma chambre
Sur mon lit coquille vide
J'écris ton nom
Sur mon chien gourmand et tendre
Sur ses oreilles dressées
Sur sa patte maladroite
J'écris ton nom
Sur le tremplin de ma porte
Sur les objets familiers
Sur le flot du feu béni
J'écris ton nom
Sur toute chair accordée
Sur le front de mes amis
Sur chaque main qui se tend
J'écris ton nom
Sur la vitre des surprises
Sur les lèvres attentives
Bien au-dessus du silence
J'écris ton nom
Sur mes refuges détruits
Sur mes phares écroulés
Sur les murs de mon ennui
J'écris ton nom
Sur l'absence sans désir
Sur la solitude nue
Sur les marches de la mort
J'écris ton nom
Sur la santé revenue
Sur le risque disparu
Sur l'espoir sans souvenir
J'écris ton nom
Et par le pouvoir d'un mot
Je recommence ma vie
Je suis né pour te connaître
Pour te nommer
Liberté
-Paul Éluard
traducción: http://amediavoz.com/eluard.htm#A%20MEDIANOCHE
He descubierto algo trascendental de mi personalidad: mi tendencia a destruirlo todo. Soy incrédula, cuestiono todo, no confío en mucha gente, pero es por que creo que la verdad tiene muchas razones para esconderse, y nadie la quiere ver de frente. Pienso que sólo aquello que sobrevive lo peor es lo único que vale la pena conservarse. Por eso construyo relaciones, experimento filosofías y religiones, pruebo nuevas distracciones, nuevos puntos de vista, y los someto a las peores torturas para ver hasta dónde pueden llegar. Quiero quemarlo todo, inundarlo, intentar matarlo con todos los medios imaginables y ver si algo se atreve a seguir en pie o a renacer.
Por eso es que no mucho en mi vida ha sobrevivido. El cristianismo perdió rápidamente su fundamento; la cábala, la cienciología, el ateísmo: absorbí todo hasta saturarme, lo ataqué con sus puntos de vista opuestos, y terminaron por aburrirme y ser desechados.
Mis amistades de infancia han ido cayendo una tras otra, y son contadas aquellas que puedo decir que tengo a mi lado todavía. Con todas las personas soy educada, amable y simpática. Sólo con algunas soy honesta. No cometo el terrible error de creerme superior a nadie, o tengo problemas de autoestima, es simplemente que no espero que muchos puedan o quieran lidiar con mis manías. Ni mi primer novio pudo conmigo. Y no lo hago conscientemente, pero analizando muchas cosas del pasado veo cómo tantas situaciones en su esencia fueron pruebas de resistencia, que sólo las personas que considero mis verdaderos amigos pudieron superar.
No quiero decir que todo en mi vida es un examen al que someto a todo el mundo alrededor mío para separar lo que vale la pena de lo que no. La mayoría del tiempo me dejo llevar por la corriente, y sé que no tenés que esperar nada de nadie, sólo conformarte con lo que te den. Pero no puedo evitarlo. Tengo que sabotearlo todo, llevarlo hasta los límites de su resistencia, ¿De qué otra manera puedo saber si es real?
Lo más angustiante es cuando lo hago conmigo misma: exijo tanto de mí y me pongo tantas condiciones para sentirme a gusto que a veces es insoportable. Nunca he estado segura de qué es lo que quiero. Por eso me ha costado tanto estudiar Arquitectura: siempre he cuestionado sobre si realmente tengo la capacidad, sobre si es mi vocación, sobre si no debería de estar haciendo otra cosa. Empiezo a ponerme metas estúpidas y castigos peores si no las cumplo. Muy pocas veces disfruto las clases: son un reto donde apuesto mi vida, mi respeto a mí misma. Si hubiera alguna forma legal y segura de huir de mí misma, no lo pensaría dos veces. Me aterra pensar qué pasaría si no pudiera alcanzar todas las expectativas y sueños que tengo.
Me queda por descubrir si soy una pesimista reprimida. Si de veras quiero descubrir la verdad o en realidad creo que la verdad sólo es aquello que me desilusiona. Por una vez quisiera confiar en algo que nunca me abandone, que siempre esté allí para mí. Me pregunto si existe….
Fiona Apple sin duda. En los últimos años se han hecho muy pocos discos perfectos. Esos aquellos no les quitarías ni una tan sola nota, y que cada canción tiene una distinta resonancia en tu espíritu. Así es “Extraordinary machine” para mí.
En su primer disco Fiona es una adolescente introvertida que canta para tratar de entender el mundo y para dejar claro que no se va a dejar aplastar por él. Es dulce, melodioso y melancólico, pero al mismo tiempo es agresivo, feroz y despiadado. Yo no podía creerlo cuando supe que sólo tenía 16 años. Su voz es increíble, pero su profundidad es aún más impresionante. Cuando investigué sobre ella, su vida y sus gustos literarios todo cobró sentido: la niña es muy inteligente. No la conocí en su época de desastres públicos, por lo que no puedo decir que me haya formado una imagen suya de rebelde sin causa o de mujer problemática. Sólo puedo hablar de su música.
Su segundo disco es muy bueno también. Expande sus horizontes musicales y líricos: tiene algunos momentos brillantes, pero algunas canciones que pueden pasarse por alto. No es el caso de “Machine”: imposible obviar alguna de sus 12 temas. Son muy diferentes entre ellos pero guardan una coherencia magistral, todo se complementa muy bien.
Me impresiona mucho la actitud de Fiona con respecto a su arte: es una brecha de 6 años desde su último disco, suficiente tiempo para que un artista se preocupe sobre su vigencia en el mundo de la cultura popular. Ella confiesa que no escribió mucho en toda esa época, no hizo nada significativo y no estaba en lo más mínimo apurada por regresar a la luz pública. Me fascina que su vida no esté basada en ser famosa, sino en hacer la mejor música que pueda. Sacar un disco hasta que esté completamente satisfecha de él.
Tuvo razón de esperar. A primera vista se podría pensar que este disco es un intento de analizar la ruptura de su noviazgo con el director de “Magnolia”. Es una de las muchas ópticas con las que se puede enfocar. Hay canciones que son una magnífica autopsia de un amor muerto. Están todos las etapas que se vive: el shock, la negación, el enojo, la tristeza, la indiferencia y al final la redención. Todo para concluir en que eso fue un asunto terrenal que no puede afectar su verdadera esencia: no para menospreciar su importancia, sino por que es necesario tener una perspectiva más amplia de todo lo que pasó.
Personalmente, sí me gusta pensar que es un “break-up-album”, por que tengo esa terrible manía por categorizar todo. Podría decir que es el “Boys for Pele” (de Tori Amos) del 2005. O un “Breakaway” (de Kelly Clarkson) más filósofico. O incluso un "Uh huh her" de Pj Harvey, en piano. Son distintos enfoques para un mismo tema. “Boys for Pele” es muy complicado: te arrastra por una espiral que no creo que muchos puedan soportar. Requiere un estado emocional y mental muy particular para poder entenderlo y disfrutarlo. No se lo recomiendo a los que sólo les gusta que música sea bonita y tranquila. Es una exploración muy cruda de la agresividad. (No digo que sea un disco de música pesada, es algo más profundo que eso.) Pj Harvey es muy oscura también. Es una excelente catarsis sónica. “Breakaway” es más accesible. Un disco de música pop muy bien hecho en mi opinión. No esperaba eso de una American Idol, fue una agradable sorpresa. Pero queda en la superficie del tema. Sólo flirtea con él y no va más allá. Fiona es las dos cosas: escuchable y profunda. La música suena bien, muy bien, pero las letras son complejas y directas al mismo tiempo.
Si quitamos el despecho de lado, todavía queda mucho que escuchar. Es muy inspirador ver cómo alguien transforma todo lo malo en algo bello y sublime. Este es el testimonio de una mujer increíble que sigue, como a los 16 años, disectando su alma, analizando hasta el más mínimo detalle y traduciendo lo que ve en canciones. El mundo es un mejor lugar por gente así. Ella tiene razón: she IS an extraordinary machine.
Para estar a tono con esta época, quiero hacer unas cuantas entradas sobre lo más sobresaliente de este año que está por terminar. Voy a usar un poco de la nostalgia propia de este mes para dejar todo cerrado y seguir adelante con una bandeja limpia y las mejores intenciones para el futuro.
En general, ha sido un buen año. Sí, es muy fácil decirlo cuando finalmente ya ha terminado todo lo tormentoso, pero poniendo todo en perspectiva es cierto: tengo que estar agradecida.
Académicamente este año era crucial: lo empecé diciéndome que tenía que pasar todas mis clases, sobretodo Concreto y Diseño II. Un fracaso en cualquiera de ellas hubiese significado un cambio de carrera, algo un poco engorroso para alguien en su tercer año de universidad. Fueron mis primeras desveladas serias, una serie de trabajo que parecía reproducirse una y otra vez a medida que avanzaba, y una alienación tal que hasta en mis sueños no dejaba de pensar en esos ingenieros y arquitectos. La mejor noche fue la anterior a la entrega del proyecto final de Concreto, en que trabajamos hasta las 6 de la mañana en casa de una amiga, con las últimas energías que nos pudo dar el primer disco de las Spice Girls. Nunca subestimen el poder de la mala música.
Mis amigos y yo salimos con vida de la experiencia; con vida y con una nueva perspectiva sobre ella. Nunca había sentido la satisfacción propia de un trabajo tan arduo con resultados buenos. Creo que esa es la droga de los estudiantes de Arquitectura: trabajar hasta el cansancio, no tanto por la nota, sino para poner a prueba tus capacidades, ver hasta dónde sos capaz de aguantar.
Terminaría pasando 17 clases en todo este año, si sobrevivo a las dos clases que estoy llevando en este momento. Y me estaría preparando para la última clase de Estructuras y el tercer Diseño (de ocho en total).
Este año representó también mi regreso a la pintura. Las clases me absorben casi por completo, así que todo lo demás tuvo que pasar a segundo plano. Este fue el primer año, desde que empecé a los 15, en que no me cuestioné sobre si ese era realmente mi camino. Siempre he usado la pintura como una forma de definirme, de valorarme, y sentía que nada tenía sentido si no pintaba. Por eso me angustiaba enormemente al terminar un cuadro: ¿Y si ese era el último que iba a hacer en toda mi vida? ¿Qué soy si no puedo ser una pintora? Tarde o temprano las imágenes comenzaban a llegar y volvía a agarrar el pincel, pero nunca superaba el trauma de cuestionarme tan ásperamente. Esta vez decidí conscientemente que no iba a ser así. Dejé de pintar por muchos meses, sabiendo que mis ideas estaban allí, esperando el momento correcto, y que la habilidad mejora con la práctica, pero no se oxida con el desuso por que se termina canalizando en otras actividades. Así fue. Cuando tuve algo de tiempo libre volví a comenzar, y esta vez pinté no por que eso me hace mejor persona, ni por que de eso depende alcanzar fama o fortuna. Puedo decir genuinamente que es una necesidad, una función más de mi cuerpo, y que lo seguiría haciendo sólo por placer, aunque no llegase a nada en el futuro por eso. Nunca antes me había sentido así.
Por último, y probablemente lo más significativo de este año fue mi ruptura con S. Estuve tres años con él, y fue una extraña experiencia vivir el final de algo que yo no pensaba que iba a tenerlo. Sinceramente, al principio no tenía muchas esperanzas, ni expectativas de esa relación. Desde que comenzó se dieron tantas señales negativas, y había tanta gente en contra que el fin fue simplemente inevitable, pero descubrí que la única forma de vivir a plenitud este tipo de asuntos es creyendo en ellos con toda la fe del mundo. Otra parte de mí entendía la necesidad de salir de ese cascarón que había creado para aislarme de todos.
A pesar de todas las cosas terribles que pasaron y que se dijeron, fui genuinamente feliz, y no me arrepiento de nada. Tampoco deseo regresar a esa época, y no estoy desesperada por volver a andar con alguien. Estoy valorando tanto mi soltería y en este momento disfruto tanto estar con mis amigos, que no necesito más.
Los cambios trascendentales hacen que me encierre mucho en mi pequeño universo y que no quiera salir. A veces me asusta la posibilidad de convertirme en una persona amargada, pesimista y huraña que no soporta a la gente. Hago todo lo posible para que no sea así: está en mis genes, por lo que tengo que pelear el doble. Pero sé que en el fondo quiero pensar que mejores cosas están por venir.
Por mientras, estoy ansiosa por que empiecen las vacaciones. Necesito seriamente un período extenso de desocupación.
"¿Qué clase de idea eres tú? ¿Eres de la clase que transige, pacta,
se amolda a la sociedad, busca una buena posición y procura sobrevivir; o
eres el tipo de recondenada y bestia noción atravesada, intratable y rígida
que prefiere partirse antes que doblegarse al viento? ¿La clase de idea que casi
indefectiblemente, noventa y nueve veces de cada cien, queda machacada; pero a
la que hace cien, te cambia el mundo? "
Salman Rushdie, "Los versos satánicos"
¿Se puede tener un fetiche filosófico? Podría decir que ese es mi caso. Hay muy pocas cosas que considere más atractivas en una persona que el hecho que sea ateo o atea.
Pero no cualquier tipo de ateo. Me refiero a aquel que denota una burbujeante vida interior; que sea el resultado de años de búsqueda, de tratar de entender, de tener la mente abierta y concluir después de un proceso extenuante que simple y sencillamente los dioses de las religiones son escapatorias fáciles a una soledad inminente. Conozco a tantos que se denominan ateos simplemente por que son muy perezozos para dedicarse a una religión. O por que está de moda entre los pseudo intelectuales, o por que simplemente no les importa si de verdad existe un ser supremo (el peor de los defectos: la apatía).
Los ateos dogmáticos no me impresionan tampoco. Alguien que es fanático e incapaz de cuestionar todo, hasta a su propia doctrina, está tan ciego como aquel que sigue a un líder sin preguntarse por qué está en lo correcto.
La fortaleza espiritual que requiere no tener apoyos falsos; enfrentarse a todo y a todos los que se pongan en su camino, sea quien sea; no tener miedo del vacío, de la falta de sentido o de la misma divinidad, es lo que más admiro en alguien.
Siempre he sido partidaria de que la creencia correcta es aquella que te haga feliz, y te permita vivir tranquilamente. Muchas personas optan por las religiones, principalmente el cristianismo y yo creo que está bien. Es muy reconfortante sentirte parte de un grupo, conocer a mucha gente que piensa como vos, participar de los ritos, las ceremonias y las tradiciones. Hay incluso un puñado de los creyentes que lo son como resultado de un camino introspectivo, y que pueden defender su fe con argumentos racionales. Soy capaz de respetar eso. Pero en mis adentros le doy la razón a Nieztsche: el cristianismo es para los débiles. Los que necesitan la ilusión de un ser divino que los cuida, que les asignó una misión y usan valores comunitarios por no poder crear los propios demuestran una incapacidad para vivir plenamente en este mundo. Es tan triste vivir en el presente con la esperanza de resucitar en un paraíso el día de mañana. Y basar toda tu existencia tratando de decodificar un texto que puede ser interpretado de la manera que mejor te convenga. Resulta muy poco convincente, aún para aquel que se inicia en el pensamiento racional.
Pero lo que más me encanta es la hipocresía en la que viven los cristianos. Los verdaderos cristianos no existen, son un mito, una leyenda, como los unicornios o los dragones. Quisiera ver un tan sólo católico o protestante que no juzgue a los que no piensan como él, que no trate de convertir a todo los demás a su propia doctrina limitante. Y me encanta, me fascina ver cómo sufren por la verguenza que sienten por sus impulsos naturales, las restricciones absurdas que tienen que soportar por sus creencias y como al final terminan sucumbiendo ante ellas, pero escondiéndose de los otros, e incluso de ellos mismos.
Personalmente, no me considero atea. No creo en un ser divino, pero sí en un orden y en un propósito de nuestra existencia en la tierra. Creo en que el Universo se adapta a tu forma de pensar, te muestra aquello que quieres ver y te da lo que mereces o debes vivir para aprender. Me gusta imaginar que la reencarnación es posible, y que al final se está destinado a llegar a un estado en el que no existen los contrarios y todo se úne. Sé que ser adepto a algo es dejar que ese algo piense por vos, así que prefiero mantenerme al margen de las definiciones, experimentar en carne propia todo lo que se me proponga y sacar mis propias conclusiones.
Pero eso no quita que me sienta impresionada por aquellos feroces defensores de su incredulidad. Ser apasionado en la vida, pero sobre todo por aquello que ha de regir tu vida-tus creencias-, es algo que merece mi total admiración.
Pero no cualquier tipo de ateo. Me refiero a aquel que denota una burbujeante vida interior; que sea el resultado de años de búsqueda, de tratar de entender, de tener la mente abierta y concluir después de un proceso extenuante que simple y sencillamente los dioses de las religiones son escapatorias fáciles a una soledad inminente. Conozco a tantos que se denominan ateos simplemente por que son muy perezozos para dedicarse a una religión. O por que está de moda entre los pseudo intelectuales, o por que simplemente no les importa si de verdad existe un ser supremo (el peor de los defectos: la apatía).
Los ateos dogmáticos no me impresionan tampoco. Alguien que es fanático e incapaz de cuestionar todo, hasta a su propia doctrina, está tan ciego como aquel que sigue a un líder sin preguntarse por qué está en lo correcto.
La fortaleza espiritual que requiere no tener apoyos falsos; enfrentarse a todo y a todos los que se pongan en su camino, sea quien sea; no tener miedo del vacío, de la falta de sentido o de la misma divinidad, es lo que más admiro en alguien.
Siempre he sido partidaria de que la creencia correcta es aquella que te haga feliz, y te permita vivir tranquilamente. Muchas personas optan por las religiones, principalmente el cristianismo y yo creo que está bien. Es muy reconfortante sentirte parte de un grupo, conocer a mucha gente que piensa como vos, participar de los ritos, las ceremonias y las tradiciones. Hay incluso un puñado de los creyentes que lo son como resultado de un camino introspectivo, y que pueden defender su fe con argumentos racionales. Soy capaz de respetar eso. Pero en mis adentros le doy la razón a Nieztsche: el cristianismo es para los débiles. Los que necesitan la ilusión de un ser divino que los cuida, que les asignó una misión y usan valores comunitarios por no poder crear los propios demuestran una incapacidad para vivir plenamente en este mundo. Es tan triste vivir en el presente con la esperanza de resucitar en un paraíso el día de mañana. Y basar toda tu existencia tratando de decodificar un texto que puede ser interpretado de la manera que mejor te convenga. Resulta muy poco convincente, aún para aquel que se inicia en el pensamiento racional.
Pero lo que más me encanta es la hipocresía en la que viven los cristianos. Los verdaderos cristianos no existen, son un mito, una leyenda, como los unicornios o los dragones. Quisiera ver un tan sólo católico o protestante que no juzgue a los que no piensan como él, que no trate de convertir a todo los demás a su propia doctrina limitante. Y me encanta, me fascina ver cómo sufren por la verguenza que sienten por sus impulsos naturales, las restricciones absurdas que tienen que soportar por sus creencias y como al final terminan sucumbiendo ante ellas, pero escondiéndose de los otros, e incluso de ellos mismos.
Personalmente, no me considero atea. No creo en un ser divino, pero sí en un orden y en un propósito de nuestra existencia en la tierra. Creo en que el Universo se adapta a tu forma de pensar, te muestra aquello que quieres ver y te da lo que mereces o debes vivir para aprender. Me gusta imaginar que la reencarnación es posible, y que al final se está destinado a llegar a un estado en el que no existen los contrarios y todo se úne. Sé que ser adepto a algo es dejar que ese algo piense por vos, así que prefiero mantenerme al margen de las definiciones, experimentar en carne propia todo lo que se me proponga y sacar mis propias conclusiones.
Pero eso no quita que me sienta impresionada por aquellos feroces defensores de su incredulidad. Ser apasionado en la vida, pero sobre todo por aquello que ha de regir tu vida-tus creencias-, es algo que merece mi total admiración.
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