Leyendo el número de National Geographic sobre los más recientes descubrimientos científicos que se han hecho sobre el amor, encontré esta cita de una antropóloga que me ha aclarado todas las preguntas que me he hecho estos últimos meses sobre mi existencia. La pasión inicial existe gracias a la dopamina y al tener un orgasmo se libera oxitocina, lo que promueve las relaciones de larga duración. Yo siempre tuve muchas sospechas de que esa era la verdadera razón por la cual la gente se quedaba en matrimonios y noviazgos emocional y psicológicamente exhaustivos, y de alguna forma esto confirma mi teoría.

Ahora tengo otra pregunta: si uno es perfectamente capaz de darse uno mismo un orgasmo, ¿por qué necesitas a otra persona?
Ya no quiero tanto desorden. Necesito un pequeño período de tiempo en que nada pase, en que todo sea estable y las cosas fluyan por sí solas. Antes esperaba ansiosamente por esas etapas en que todo se disparaba en miles de direcciones, pero creo que me he vuelto demasiado mayor como para soportar tanto estímulo y no tener un paro cardíaco espiritual. Silencio. Deseo silencio y equilibrar mi vida.

Todavía no sé qué hacer con mi miedo al futuro y mi falta de fe en mí misma. Son cosas con las que me despierto cada mañana, así que todos los días tengo que renovar esa fe, ese deseo de seguir adelante y de ignorar los impulsos de tirar todo al carajo y contemplar todo desde lejos. Promesas de abundancia y felicidad me rodean, voy a cambiar mi perspectiva y creer que es cierto.

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No podría ser más directa.

lyrics by Todd Rundgren

We can't play this game anymore, but
Can we still be friends?
Things just can't go on like before, but
Can we still be friends?

We had something to learn
Now it's time for the wheel to turn
Things are said one by one
Before you know it's all gone

Let's admit we made a mistake, but
Can we still be friends?
Heartbreak's never easy to take, but
Can we still be friends?

It's a strange sad affair
Sometimes seems like we just don't care
Don't waste time feeling hurt
We've been through hell together

Can we still be friends?
Can we still get together sometime?

We awoke from our dream
Things are not always what they seem
Memories linger on
It's like a sweet sad old song
Mi sábado en la noche. Tengo una cita con un tipo llamado Crespo. O mejor dicho, con el libro que escribió: “Mecánica de suelos y cimentaciones”. Hoy estaba leyendo sobre la sensibilidad de las arcillas. A un espécimen de arcilla se le hace una prueba de compresión axial. Se vuelve a reconstruir, se le vuelve a aplicar la fuerza y la relación de resistencias entre el espécimen inalterado y el alterado es su sensibilidad. Algo así como las personas: la vida las estruja por primera vez hasta que se parten, y ya en la segunda ocasión ellas tienen una ligera idea de cuánto es su límite.

Todo es temporal. Creo que esa es la fuente de optimismo más real que puedo ofrecerme en este momento. Nada puede durar tanto como para que no me acostumbre y encuentre una forma de enfrentarlo.

Tenía mucho tiempo de no quedarme en mi casa estudiando y tomándome la vida con calma.
Diseño ha resultado ser una especie de martirio. Yo pensaba que la buena estrella de Deysi iba a ser suficiente para que nuestro proyecto fuera excelente y el trabajo fluyera de manera plácida, pero todo lo contrario, cada día ha resultado ser un reto. Deysi y Nancy tienen una gripe tremenda que no las pone del mejor ánimo para trabajar; todos los días aparecen nuevos errores que han convertido nuestro proyecto de algo bien pensado e innovador, a un armatoste forzado y sin gracia. Las horas terribles que tenemos que quedarnos en la universidad no me dejan estudiar las otras clases, no me permiten ir al gimnasio, me tienen toda estresada y ni siquiera resultan ser tan productivas.
Hoy, en un intento de salir de la rutina haciendo algo diferente fui al salón a cortarme el pelo, y la inútil de la peluquera fue completamente incapaz de seguir una simple instrucción y terminé con un peinado cortísimo, unas capas espantosas y con deseos de raparme la cabeza. Salí llorando del salón, y todavía mi mamá se enojó conmigo por que según ella es mi culpa.
No sé qué hacer.
Pareciera que cada cosa que toco se desmoronara. No tengo nadie con quien hablar y tengo tanto miedo de dañar a tanta gente que me cohíbo y me encierro en mí misma. Me siento sola y no sé a quién pedirle ayuda.
Quiero los beneficios del compromiso sin sacrificar mi libertad. Pensando en las múltiples opciones que se despliegan frente a mí, me di cuenta que no estoy satisfecha con ninguna. Cada una de ellas exige dejar de lado algo de lo que no quiero desprenderme. Me encanta un pensamiento que pulula por mi cabeza en estos momentos: “Estoy demasiado joven”. No he vivido mucho todavía, mi círculo de amigos es demasiado reducido, mis experiencias pasadas no son suficientes como para decir aquí me quedo y no necesito ver nada más. Yo sé que puedo hacerlo, prometer algo permanente y cumplir, pero tengo 20 años, ¿tengo que decidir ahora para el resto de mi existencia? Cuando empecé la universidad ese fue uno de los sentimientos que más me agobiaba: la irreversibilidad de mi juicio. El ser un inexperimentado espécimen de la raza humana y tener que decidir algo para siempre. Jim Morrisson vivía diciendo “we want the world and we want it now”, y yo me la creí, pero él nunca se levantó una mañana, graduado del Liceo Franco sin ninguna pista de lo que quería hacer por el resto de su vida. Con todos los caminos supuestamente abiertos, pero ninguno con alguna señal de neón que te dijera que era por allí.

Este es otro tema, pero sigo en el limbo. Como siempre, mi jugada más segura es aquella en la que no involucro a nadie, me quedo sola y espero que la respuesta aparezca por arte de magia mientras me dedico a mis ocupaciones varias. El ocho de espadas continúa apareciendo en mis lecturas de tarot: sentirse restringido, confuso e impotente.
Una de las características más impactantes de crecer es que los límites empiezan a degradarse en tonos que no te permiten distinguir de qué lado estás. Te has preocupado tanto por muchos años en poder definirte, identificarte con algún patrón, y a medida que pasan el tiempo ese modelo se deshace, partícula a partícula, en una especie de mezcolanza que te convierte en una criatura irreconocible. Mi vida clandestina es bastante interesante. A veces me da la impresión que al esconder algo del dominio público es en realidad de mí que lo estoy ocultando, pero pronto me doy cuenta que es únicamente para evitarme el engorroso trabajo de justificar mis actos ante los demás.

No puedo decir que me entiendo completamente. No puedo siquiera afirmar que sé lo que quiero. Me sorprendo tantas veces rechazando algo que he deseado intensamente y aceptando cosas que ni sabía que estaban a mi disposición. Soy tan buena mintiendo que en ocasiones yo misma creo mi engaño. El remordimiento, la vergüenza nunca hacen su aparición, y al final todo sale bien. Tampoco crean que soy una red de falacias caminante: son pequeñas cosas, cruciales, personales, las que prefiero guardar en secreto o bajo una ligera capa de distorsión.

Aprendo a comprometerme, a aceptar las cosas como son y no como quiero que sean y a desinteresarme de aquellos que tampoco me prestan atención. Estos son días extraños por que ya no soy aquel ser asustado que rogaba que lo amaran, y que buscaba desesperadamente aprobación. No sé qué soy ahora, pero los mantendré informados.

Exploración artística y “espiritual” a través del sexo. Con ella aprendí que hay cierta promiscuidad que representa una búsqueda interna, una que es asumida de forma consciente y que pretende derribar tabús no sólo físicos, sino también emocionales e intelectuales. Leer sus vívidas descripciones es impactante. Me hizo preguntarme si yo sería capaz de escribir mis propias experiencias, aún más, de dejar que otros las leyesen. Mi problema es que no he llegado a un punto en que asumo la sexualidad plenamente. Hay mucha culpa y vergüenza detrás. Vivo con mis papás, y no son precisamente abiertos ni tolerantes. No son capaces de hablar del tema si no es para regañar o mostrar cómo los demás cometen errores. Así que por un tiempo esa era una de las formas que yo tenía para rebelarme, para vengarme. Desde luego que nada bueno salió de eso, así que simplemente obvio por el momento toda esa área. Me digo a mí misma que necesito vivir sola y sentirme dueña de mis actos para no tener que sentir que traiciono o irrespeto a alguien, y por eso admiro tanto a esa mujer.

Siempre me pareció tan curioso que ella fuera contemporánea de Simone de Beauvoir y de Ayn Rand, y al mismo tiempo es tan diferente. De alguna forma Simone y Ayn no enfrentan el aspecto físico del ser humano como algo profundo. Mutilaron esa parte de su ser para obtener validación filosófica. Anaïs nunca se interesó por moralizar o dar un ejemplo: su objetivo fue siempre introspectivo. Su interés fue empaparse hasta el éxtasis de todo lo que se apareciera enfrente suyo, vivir intensamente sin preocuparse por nada y traducir sus experiencias en un diario. Desafió los límites de la decencia, del “deber hacer”. Acostarse con el papá que la abandonó a ella y a su familia cuando estaba muy joven, no fue un acto aberrado de locura temporal: en su vida tenía un significado, un deseo de cerrar ese capítulo. No se puede entender con una simple descripción. Es necesario leerlo, adentrarse en su psique, sumergirse en un universo muy diferente al que estamos acostumbrados a habitar.

Quisiera algún día ser tan libre como ella. Quisiera escribir un diario que fuera tan intenso y tan inspirador. Si algún día llego a tener hijas, así se llamaría la segunda de ellas. Pero le explicaría la razón de su nombre hasta que cumpla 21 años.
Tal vez las mujeres sí merecemos todos nuestros sufrimientos y penas de amor cuando se nos ponen enfrente los chicos buenos, sensibles y dulces, y los despreocupados, indiferentes y crueles y preferimos a los segundos. Podría decir muchas cosas en mi defensa, pero tengo que ser sincera y voy a irme por la excusa fácil: la bondad es aburrida. No hay misterio en ser siempre confiable y respetuoso, no existe reto que superar. (Debo hacer la diferenciación entre los malos y los superficiales. Los superficiales sí merecen que nadie los voltee a ver.) Es un instinto estúpido, pero sigue siendo un mandato silencioso que mucha gente cree deber seguir, y es que cambiar a alguien te hace sentir poderoso.

No es mi culpa si encuentro a cierta gente que peca de arrogante como increíblemente atractiva. La excesiva confianza y seguridad en pequeñas cosas como su trabajo te hace preguntarte en qué otras áreas es tan bueno como para creerse la gran cosa. Desde luego, seguramente han de ser egocéntricos hasta la médula. Pero a pesar de todo, si algo se pudiera dar, debo confesar que accedería. Así que no merezco piedad, mientras siga prefiriendo a gente semejante, sé lo que me espera y más tarde no me podría quejar.
I have come to believe that the whole world is an enigma, a harmless enigma that is made terrible by our own mad attempt to interpret it as though it had an underlying truth.
-- Umberto Eco
Hacer lo que se tiene este momento entre manos con la esperanza de conseguir lo que querés pero consciente de que no tienes la última palabra. La ley del desapego es una cuestión intrigante: trabajar independientemente del resultado, darle permiso al Universo que te dé lo que él cree que es mejor para vos.
Últimamente todo mundo se disculpa por su forma de ser, por sus tics, mañas o deseos. Es innecesario. No puedes sentirte mal por lo que sos en este momento: etiquetar como bien o mal algún rasgo o etapa que se está atravesando es ver una sola cara de la moneda. Ni siquiera hay que aceptarse; sería mejor trascender la necesidad de juzgar y simplemente seguir adelante. Pero entiendo por qué se llegan a esos recursos: siempre queremos mostrar lo mejor, lo que los demás quieren ver, lo que le hace ver a aquellos que supuestamente nos hirieron que seguimos adelante a pesar del dolor. Cuando no se acepta lo malo pasa lo que estoy experimentando estos días: mi cuerpo y mis emociones cobran vida propia, ajena a mis decisiones y hacen conmigo lo que quieren. Quiero esconderme de todos, estar lo menos posible con gente, cualquier canción, comentario o recuerdo me sumerge en una tristeza que no puedo controlar. Mi cabeza se desprende del resto del cuerpo y una vez más entiendo intelectualmente, pero mi alma no acepta lo inevitable.
No me puedo seguir disculpando. Sólo quiero dejar que pase.
¿Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?
Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que el odio y el amor son afectos...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que buscar un equilibrio no implica ser tibio...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad mal sana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...
¿Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?

-M.B.
La vida te lleva por extraños caminos. Como toda buena niña, cuando estaba joven era desmesuradamente ambiciosa, despiadada, egoísta y libre de remordimientos de conciencia. Ser ama de casa y madre era un desperdicio de talento, de tiempo, de espacio. Casi me da un infarto en el segundo en que llegué casi a desear todo eso que en el pasado rechacé con tanto ahínco. Hay cierto tipo de felicidad que es adictiva, cegadora y te hace pensar cosas aberrantes. Aquella que te hace apreciar las cosas simples y que no requieren esfuerzo.

En mi vida paso trabajando tanto por ser independiente, libre y dueña de mi vida, que me hace temer que la verdadera paz mental sólo la voy a conseguir cuando me dedique por completo a otra cosa que no sea yo.

Estuve pensando que mi condición ambivalente no es necesariamente versatilidad. Es también miedo al compromiso, incapacidad de decidir, deseo de tenerlo todo sin sacrificar nada.

(Sé que encontré algo que pedí mucho tiempo, pero que ahora que está frente a mí me di cuenta que lo perdería al tenerlo. Me siento avergonzada de mi fachada despreocupada y llevadera, pero no encuentro otra manera de decir que lo siento. Espero que algún día se pueda regresar al punto en que estábamos antes y que entendamos el plan maestro que hay detrás de todos estos hechos fortuitos si de verdad lo hay.)
La extensión de mi cambio se revela cada día más. Por primera vez estoy siendo tragada por esta jungla que llamamos universidad y nada fuera de ella existe en este momento. Es una sensación increíble tener tanto que hacer, con un grado de dificultad mayor cada vez y ponerte el reto a vos mismo de querer hacerlo, hacerlo bien y tener una actitud positiva mientras lo haces.

Siempre me he sentido intrigada por el misterio que envuelve a dos particulares personas en mi facultad. Llevan sus clases exactamente con el plan, tienen excelencia académica y nunca se les ve ofuscadas o de mal humor. Este semestre quiero ahondar en su secreto. Introducirme en su mundo: alienarme de diseño, estructuras, proyectos, tareas. Vivir por mis clases, emanar ideas, exhalar en cada aliento que estudio arquitectura, y que tengo todo para ser buena en ella.

He decidido dejar de ponerle atención a áreas de mi existencia que se han mostrado improductivas y hasta de cierta forma, estorbosas. De la única persona que hubiera esperado algo en particular ayer, recibí un mensaje que estoy segura fue un forward. La gota que derramó el vaso. Fair enough, acepto cuando hay que seguir adelante y cortar de raíz.
En “Play it as it lays” Maria Wyeth cuenta los hechos como se dieron; fríos, concisos. Nunca se pregunta por qué. Por el momento le doy la razón. Encontrar explicaciones y significados es fútil en esta época. Se está poniendo a prueba el qué, el cómo, el cuándo. Más adelante se revelará el mecanismo detrás de esta historia.

(El comentario snob del día.) Dicen que las células se comportan al mismo ritmo que llevas en tu vida diaria. Si tu vida es rápida, tienden a envejecer. Tengo que trabajar mucho para poder pagarme la cirugía plástica que me quitará las marcas de trabajar mucho cuando estaba realmente joven.
We do not write because we want to; we write because we have to.
-- W. Somerset Maugham
Los dos caminos se abren frente a mí: elegir pensar que este día no significa nada y verlo como la celebración capitalista y superficial que es, o deprimirme por que no tengo nadie (o alguien en específico) con quien burlarme de ella.

No recuerdo qué fue lo que hice los últimos años en esta fecha. Eso es una buena señal, significa que se mezcló con los otros días y no hubo nada de especial que mereciera ser recordado. Pero esta vez no logro librarme del ambiente: mandé tarjetas de Hoops and Yoyo a mis amigos, y hasta comí una dona en forma de corazón el otro día que me valió toda una tarde de molestadas ininterrumpidas.

Me disculpo por mi humor nostálgico y triste de estos días. Estoy aferrándome con todas mis fuerzas al optimismo que me queda. Mi teoría es que el clima frío me hace pensar que mi cabeza encontró una forma de traducir su estado a niveles que son capaces de afectar el funcionamiento de la tierra. ¿Esquizofrenia quizá?
Uno de mis más grandes problemas es que todo lo veo en cuestión del futuro y por ende nunca logro conformarme con el presente. Siempre pienso que lo mejor está por venir y no es lo que tengo actualmente en mis manos. Es terrible por que no tolero muchos de los días pero estoy atada a ellos por que quiero lo que viene después. Eventualmente me doy cuenta que no hay nada: es la línea del horizonte que se aleja a medida que me acerco y que jamás voy a alcanzar. He ido corriendo detrás de algo que no sabía qué era o si existía. Por lo tanto, mi búsqueda en la vida es por alguna cosa que me haga querer estar ahora y no moverme de aquí.

Actitud, actitud. Todo es cuestión de actitud. Cambiar lo de adentro para que lo externo se modifique. Pero para demostrar una vez más la versatilidad de los seres humanos y la segmentación de sus personalidades, están las áreas de mi vida que se mueven a toda velocidad y otras que parece que se deleitan en permanecer estáticas, de luto e inertes.

Ana Patricia, que trabaja en la Alianza Francesa, me propone que haga una exposición con mis pinturas, y yo que he deseado eso por años, ahora que se me presenta la oportunidad estoy dudando. Qué pena. A mí me gustan por que representan etapas de mi vida que no podría haber analizado y superado de cualquier otra manera, y aunque las muestro a amigos y conocidos en pequeños grupos, no estoy segura que tengan la calidad necesaria para que venga un montón de gente que no me ve desde hace mucho tiempo y las juzgue despiadadamente. Eventualmente voy a tener que decidirme a hacerlo, tan siquiera por superar otro de mis miedos, o por pura diversión…
Yo sé quién me va a regañar por andar repitiendo esto, pero estoy empezando a sospechar que las numerosas coincidencias de estos días –que continúan aumentando- anticipan un mal presagio. Son demasiadas cosas: personas que no miraba ni recordaba desde hace años, de repente aparecen, como si fueran a despedirse, y ya no se proyectan a futuro las cosas que tengo pendientes, se resuelven rápidamente. ¿Y si me voy a morir pronto? Dicen que la gente cercana a la muerte da un montón de señales. Si algo me pasa en las próximas semanas, estas han sido las mías.
No me molesta no haber hecho todas las millones de cosas que quería hacer, o no haber alcanzado los sueños que quería cumplir; la gente que dejo seguiría adelante por que eso es lo único que se puede hacer en esos casos, y no representan un factor para desear estar más tiempo del necesario aquí. Gran parte de mí desea que esto se acabe sin ningún propósito, nada de reencarnación, nada de paraísos, ni infiernos, ni reencuentros con dioses en la eternidad. Convertirme en polvo y no haber sido otra cosa que una gran casualidad en el universo. Pero vivir sin creer que de algo sirve toda esta comedia es tan difícil.
(Las señales que te indican que estás yendo por un mal camino, o estás con las personas equivocadas, ¿significan necesariamente que hay un camino correcto por el cual andar o una persona ideal que encontrarás eventualmente?)
En fin, si he de morir, que así sea. Espero únicamente no morir con mucho sufrimiento, y por nada del mundo mantengan vivo mi cuerpo si estoy en coma. Suena tan cliché, pero no me queda otro remedio que existir como si cada día fuera el último.
Entré a la universidad y a la carrera por puro método de eliminación. No podía irme a estudiar al extranjero, ni estudiar arte o filosofía aquí, entonces me matriculé en arquitectura sin la más mínima idea de lo que me esperaba. Yo también fui una inocente e ingenua primeriza de las que tanto me burlo ahora. Fueron unos meses horribles de incertidumbre y cuestionamientos, y supongo que fue el tiempo que me obligó a quedarme donde estaba. Cuando menos me di cuenta ya estaba avanzada, y no valía la pena hacer otra cosa. Esto te hace abandonar todo lo que sale sobrando en tu vida, y a veces es un sacrificio muy grande sin una razón extraordinaria detrás. No podría explicarte racionalmente qué hago aquí, pero tengo que hacerlo de todas formas. Es una orden que supera mi comprensión, espero conocer las razones más tarde. El disfrute es aleatorio, pero es un aprendizaje increíble, y ahora no podría vivir si él.

El gran sueño de mi vida es estudiar Filo en la Sorbonne, después Estructuras y dedicarme a dar clases, pintar, escribir, y posiblemente diseñar. No garantizo querer eso siempre, pero por lo menos en esa dirección se dirigen mis pasos.
Eso me pasa por estar de sabia e intentar dar consejos. Pero no fue mi culpa. A veces cuando la gente te cuenta sus desgracias el silencio no transmite la sensación de ser comprensivo, sino más bien indiferente. Y empiezas a darles ideas de cómo sobrellevar su problema. Pues continuando con mi edición especial de “babosadas que se me están regresando”, hoy uno de mis malos consejos volvió a mí, en boca de una amiga a quien tuve la desventura de dárselo. Menos mal que yo practico lo que predico (a veces). De nuevo, yo nunca había atravesado la circunstancia que ella me estaba exponiendo, así que mis soluciones eran hipotéticas.

Me encantaría ser más explícita con mis posts y escribir mencionando nombres, sería una excelente columnista de chismes. Pero deben entender que tengo que tratar al mundo con pinzas estos días por que definitivamente se me está castigando muy pronto por mis malas andanzas.
Las deudas kármicas son una cosa demasiado divertida. Me hacen ver que el Universo en un gran club de comedia. En mi caso pareciera que cosa que hago, instante siguiente que se regresa. La gente que nunca aprendí a tratar ahora se vuelve compañera de clases, de la única clase que tengo que llevar todos los días. Generalmente soy muy madura, enfrento las cosas rápido y sigo adelante. Pero esta ocasión es diferente. Es por aquello de formarse una imagen de una persona, sólo para descubrir que la realidad era completamente opuesta. Lo interesante de mi asunto es que es una deuda unilateral. La otra persona no tiene la más mínima idea de lo que está pasando. Todo esto está en mi cabeza, y en mi cabeza no hay forma de solucionarlo. No en estas circunstancias. Supongo que voy a continuar con el papel de niña engreída y malcriada que ha de pensar que soy. Fair enough.
No ha pasado ni un día y ya estoy investigando para el primer proyecto de Diseño. Una Terminal inter-urbana de autobuses, en algún terreno cerca de Loarque. Ya me dieron proyecto de Estructuras 3: revisión del cálculo de la estructura y cimentación de un edificio de más de tres pisos, que esté actualmente en construcción. Para Topografía tengo que comprar un cuaderno de tareas (qué Secundaria es eso), y matricular un laboratorio. Estoy esperando mañana por Instalaciones 1 e Historia de la arquitectura Latinoamericana, con uno de los peores maestros que he tenido en toda mi vida. La rutina puede ser tan reconfortante, sobretodo cuando necesitas un poco de anestesia para las emociones.

La facultad es toda extraña ahora. Cada año veo a menos de mis compañeros. Todos se cambian a universidades privadas, se van a otras carreras o se esfuman sin dejar rastro. Este año es el último en el que voy a ver a varios de mis mejores amigos, y detesto arañar el tiempo para que pase más lento. Hay tantos niños de primer ingreso; se destacan entre la multitud, su inocencia y entusiasmo los delata. Los mayores siguen igual, y yo no logro sentirme a gusto con ninguno de los dos grupos. Sigo como lo he hecho siempre, encerrándome en un pequeño grupo de conocidos.

Maldito primer día de clases en que me persiguió la Náusea todo el tiempo. Dormí como tres horas la noche anterior, y nunca logré levantarme por completo. Tenía una espantosa sensación de que algo me hacía falta y no quería enfrentar qué era. Necesitaba regresar a mi casa lo más rápido posible y tomar homeopatía para tragar el sabor amargo de todos los fantasmas que me continúan persiguiendo, por mucho que avance lejos de ellos.

La euforia está por llegar. A veces me levanto y no puedo creer que estoy estudiando esto. Es un reto muy emocionante. Por momentos tengo que retroceder ante la grandiosidad de esta mísera carrera: es gigantesca, y pareciera que te va a devorar con sus colmillos, pero no existe nada más que quisiera hacer en este momento y voy a trabajar hasta que mi último aliento de vida se agote.
What you did to me made me see myself something different
And though I try to talk sense to myself
But I just won't listen

Won't you go away
Turn yourself in
You're no good at confession
Before the image that you burned me in
Tries to teach you a lesson

What you did to me made me see myself something awful
A voice once stentorian is now again meek and muffled
It took me such a long time to get back up the first time you did it
I spent all I had to get it back, and now it seems I've been out-bidded

My peace and quiet was stolen from me
When I was looking with calm affection
You were searching out my imperfections

What wasted unconditional love
On somebody
Who doesn't believe in the stuff

You came upon me like a hypnic jerk
When I was just about settled
And when it counts you recoil
With a cryptic word and leave a love belittled

Oh what a cold and common old way to go
I was feeding on the need for you to know me
Devastated at the rate you fell below me

What wasted unconditional love
On somebody
Who doesn't believe in the stuff

Oh, well

-F.A.
Alguien me dijo una vez que si uno crece/madura demasiado termina quedándose solo. Las exigencias se vuelven demasiadas y se supera la necesidad de compañía.

Nunca voy a ser capaz de justificarme. Es una forma demasiado descarada de darme permiso de hacer lo que quiera, pero no sé cómo explicar mis súbitos cambios, la manera idiota que tengo de retroceder ante una decisión, o de empezar a rellenar los vacíos simples con factores insospechados que complican todo hasta el punto de saturarlo.

Me pregunto si todavía te detienes a pensar en los 28 de cada mes. No debería ni siquiera de estar diciendo esto. Es culpa de ese libro de Amy Tan que me hace recordar tantas cosas. Ellos tuvieron la razón todo ese tiempo. Nosotros fuimos los que no quisimos escuchar, y desde el comienzo fue una discrepancia de prioridades la que mandó todo al diablo. Los juegos y los flirteos inocentes se pueden prolongar hasta que tocan esas fibras que no dejarán de sangrar nunca probablemente. Lo sé por que ahora puedo separar la pasión del pragmatismo y antes no era capaz de hacerlo.

El mecanismo que el Universo pone en acción y que es muy difícil de detener.
Mi hermano sale a fumar a la terraza todas las noches, cuando supuestamente estamos dormidos. Esta noche oyó una agitación en los árboles y le pareció ver una sombra atravesar el patio de abajo. Agarró su pistola de balines y me alertó que estuviera pendiente del teléfono. Él quería salir a verificar por su cuenta, pero lo convencí de que levantara a mis papás. Entré en pánico. Ahora que no tenemos perro no hay forma de que nos alerte de ruidos extraños, y mi casa tiene sus protecciones, pero ¿cómo hay forma de sentirse completamente seguros?

Maldición, van a entrar a mi casa, nos van a amarrar, a robar todo y yo voy a estar con una mascarilla. Me lavé la cara y subí a acompañar a mi papá y a mi hermano armados (con unas reales y no de juguete), y a mi madre que vigilan desde la sala. Llaman a los vecinos para que enciendan las luces de sus patios. Tengo el celular y el teléfono inalámbrico a la mano y trato de recordar el número de la policía.

El único asalto que se ha dado en mi casa se dio de la mejor manera en que pudo haberse dado. Estaban en el último día de unas remodelaciones al garaje y ya no íbamos a tener que aguantar más ruidos, polvo ni albañiles. A mediodía, unos tipos metieron un carro al garaje (dejábamos el portón abierto por los materiales que llegaban) y se metieron a la casa donde sólo estaban la trabajadora y mi pastor alemán de ocho años. No había nadie de la familia, ni siquiera mi papá que era el supervisor, y Marielena recuerda que cuando llegaron, los ladrones tenían instrucciones de matarlo si aparecía. No tengo idea por qué Laika no atacó. Ya estaba mayor, y por los albañiles afuera, la obligaban a estar dentro de la casa y eso la deprimía. De alguna forma terminó rondando en la calle, ilesa, por que algunos vecinos la vieron. Los vecinos y los vigilantes, los idiotas que miraron todo y ni siquiera llamaron a la policía. Un ladrón vigilaba a Marielena, que en su nerviosismo pidió permiso para apagar el arroz, y los demás saquearon toda la casa. No quedó gaveta sin vaciar, electrodoméstico que no se llevaran, cuadro que no bajaran de la pared esperando encontrar una caja fuerte, los ilusos. Yo llegué a mi casa como tres horas después, cuando habían detectives haciendo inventario de lo robado y buscando huellas. Laika estaba con vida, encerrada en un cuarto.

Nadie murió, nadie salió herido, nadie vio nada. Pero todos cambiaron. Mis papás entraron a una especie de depresión y paranoia, los efectos económicos fueron terribles y mi perro murió unos meses después. Casi no hacen reparaciones en la casa y la remodelación original no está del todo terminada. Yo detesto a cualquier electricista, fontanero o a cualquier ayudante que entre aquí, por mucha confianza que se le tenga. Lo más perturbador es sentir que no estás a salvo en tu propio hogar. Siempre he creído que el miedo es un imán y he sentido que si no los atraigo, los asaltantes no tienen razones para acercarse. Por eso no me importa caminar en la calle, irme en los buses o pulular por lugares concurridos. Pero oír relatos de familias que son atacados en medio de la noche mientras dormían, se levantaron en la mañana y todo había desaparecido, te pone a pensar.

Siempre me burlaba de la tendencia armamentista de los hombres de mi familia (fue toda una sorpresa cuando me dieron una pistola por primera vez y resultó que tengo una puntería excelente). Pero esta noche no quiero imaginar qué hubiese pasado si no tuviésemos nada con qué por lo menos hacer la lucha. Al parecer todo fue una falsa alarma y ya se fueron a acostar, pero yo sigo intranquila. Mi ventana queda al lado del patio, y estoy indefensa. No tengo ni un mísero gas lacrimógeno, del que me deshice hace unos años en uno de esos ataques súbitos de limpieza.

Cuando todo empezó, lo primero que pensé fue “Pero soy feliz, esto no debería de estar pasando.” Pequeña ingenua, como si la alegría te fuera a defender de los peligros. O quizá. No tengo mejor arma en este momento.
Estoy de acuerdo en que no son tus estudios que te definen como persona. No es tu trabajo, tu familia, tus amigos, tus hobbies, no es nada externo. ¿Pero entonces cuando sabemos que estamos perdiendo el tiempo?

No sé si sea algo malo, pero no puedo estar sin hacer nada. Para las vacaciones me puse un plan, no estricto, pero por lo menos un lineamiento de actividades que esperaba completar. Hice una lista de libros por leer, de películas que quería ver, pinté mi cuadro, volví a escribir. Estar en mi casa viendo televisión no era un desperdicio: fue una recompensa por el resto del tiempo que invertí en otras áreas. Ya que terminé todo y me estoy despidiendo de las horas interminables sin responsabilidad, me siento asfixiada. Me levanto sin nada que hacer, llamo a mis amigos y esta ciudad no ofrece ningún entretenimiento, las opciones más populares son jugar Risk o cartas, y extraño tanto la universidad… por favor apúrate en regresar!!!!!

Las ocupaciones externas no nos definen, pero nos dan un sentido, nos hacen sentir útiles. ¿Por qué voy a ser recordada cuando todo esto termine? ¿En qué invertí mi tiempo? Se está escapando la juventud: ¿qué quiero conservar de ella más tarde? Existir viendo pasar día tras otro, con las mismas obligaciones y responsabilidades y nada fuera de ellas que me enseñe algo nuevo, que me haga aprender una nueva habilidad o que documente mi paso por la tierra es simplemente inconcebible. Mi peor miedo es llegar a los 40 y terminar como las amigas de mis papás: repletas de hijos, con trabajo, un esposo y nada más. Sin metas, sin sueños, sin un pinche pasatiempo en el cual refugiarse cuando están solas y no tienen nadie a quien atender. Hay tanta gente que se siente como de 40 y tienen sólo 20. Es tan depresivo.
Desentenderse de las metas, de lo que los demás quieren para ti, de lo que le exiges a la vida y lo que quisieras obtener de los demás.

Entrar a una nueva época, un nuevo semestre, una nueva relación, sin nada del bagaje del pasado.

Tener la certeza que las dificultades sólo son una visión distorsionada de la realidad, y que se desvanecen en cuanto encuentras su propósito y significado.

Estar donde tienes que estar y con quien debes estar, sin hacer nada en absoluto por que todo ya está en su lugar, para comenzar.

Ser honesto y sincero en tus intenciones, sabiendo que todo esto no es más que una gran representación teatral: en el fondo sólo nos sustenta algo que no se puede acabar, y que se esconde, pero nunca se desvanece.

Encontrar la felicidad, no por que todo vaya según tus deseos, sino por que te adaptas al ritmo de la vida que ya no quieres controlar. No tienes nada que demostrarle a nadie.