Madrugada de domingo. 1:20 am
Veníamos de dejar a Mariafernanda. Yanis conducía su carro, Moisés iba en el asiento del pasajero y yo estaba acostada atrás. No íbamos muy rápido, sobretodo en comparación con el carro que se atravesó en nuestra vía (que era principal) sin hacer un alto.
Cuando empezamos a frenar levanté la cabeza y pude verlo todo. Fue bien extraño por que miraba al otro carro acercarse con la certeza de que venía directo a nosotros y no podíamos hacer nada al respecto. Entendí que habíamos chocado cuando el auto se apagó y dejó de sonar la música. Ni siquiera sé si me golpeé algo más que el hombro. La cabeza me duele pero me pregunto si es por todo el estrés de lo que siguió.
Lo primero en lo que pensé fue en la posibilidad de que saliera un viejo histérico armado. Pero era un chavito gordo con una ridícula camisa verde fosforescente. Se bajó y empezo a gritar insultos, pero no se acercó a nosotros.
Yanis llamó a su papá, Moisés a su hermano y yo hablé con mi mamá. Intenté millones de veces los números de emergencia de mi celular.
No funcionan.
Celtel es una mierda.
Las personas pasaban a nuestro lado con las caras de asombro y los comentarios brillantes “Qué porrazo!” “Manudo” “De seguro conducía una mujer”. Tuvieron que pasar dos horas y media para que se detuviera alguien a preguntar si habían heridos. Aparecieron unos amigos de la facultad y me dijeron que llamara a la policía directamente. Ellos deberían comunicarme con Tránsito.
Entendí las incoherencias en las conversaciones de emergencia en las películas. El tipo al otro lado de la línea me preguntó mi nombre y yo le respondí que había un choque. “Ya le envío una patrulla”, me dijo.
Un amigo del gordo tarado, que ni siquiera a disculparse llegó, se acercó y resulta que conoce a Yanis. Su amigo está tomado, hay alguna forma de resolver esto sin recurrir a las autoridades. Ni pensarlo, deberían estar por llegar.
A los 40 minutos ni una señal de ayuda. Llamo a Mariafernanda para que ella vuelva a llamar y nos consiga una patrulla.
El amigo del borracho vuelve a insistir. No es tan buen amigo, confunde a Yanis con otra persona, un tal JC. Pero es “de confianza”, mañana responde por su amigo, que aparte de idiota de seguro es mudo por que no abre la boca en absoluto. Pero ahora todos están cediendo, Tránsito no llega.
No hay más remedio, llamo a la grúa.
Veníamos de dejar a Mariafernanda. Yanis conducía su carro, Moisés iba en el asiento del pasajero y yo estaba acostada atrás. No íbamos muy rápido, sobretodo en comparación con el carro que se atravesó en nuestra vía (que era principal) sin hacer un alto.
Cuando empezamos a frenar levanté la cabeza y pude verlo todo. Fue bien extraño por que miraba al otro carro acercarse con la certeza de que venía directo a nosotros y no podíamos hacer nada al respecto. Entendí que habíamos chocado cuando el auto se apagó y dejó de sonar la música. Ni siquiera sé si me golpeé algo más que el hombro. La cabeza me duele pero me pregunto si es por todo el estrés de lo que siguió.
Lo primero en lo que pensé fue en la posibilidad de que saliera un viejo histérico armado. Pero era un chavito gordo con una ridícula camisa verde fosforescente. Se bajó y empezo a gritar insultos, pero no se acercó a nosotros.
Yanis llamó a su papá, Moisés a su hermano y yo hablé con mi mamá. Intenté millones de veces los números de emergencia de mi celular.
No funcionan.
Celtel es una mierda.
Las personas pasaban a nuestro lado con las caras de asombro y los comentarios brillantes “Qué porrazo!” “Manudo” “De seguro conducía una mujer”. Tuvieron que pasar dos horas y media para que se detuviera alguien a preguntar si habían heridos. Aparecieron unos amigos de la facultad y me dijeron que llamara a la policía directamente. Ellos deberían comunicarme con Tránsito.
Entendí las incoherencias en las conversaciones de emergencia en las películas. El tipo al otro lado de la línea me preguntó mi nombre y yo le respondí que había un choque. “Ya le envío una patrulla”, me dijo.
Un amigo del gordo tarado, que ni siquiera a disculparse llegó, se acercó y resulta que conoce a Yanis. Su amigo está tomado, hay alguna forma de resolver esto sin recurrir a las autoridades. Ni pensarlo, deberían estar por llegar.
A los 40 minutos ni una señal de ayuda. Llamo a Mariafernanda para que ella vuelva a llamar y nos consiga una patrulla.
El amigo del borracho vuelve a insistir. No es tan buen amigo, confunde a Yanis con otra persona, un tal JC. Pero es “de confianza”, mañana responde por su amigo, que aparte de idiota de seguro es mudo por que no abre la boca en absoluto. Pero ahora todos están cediendo, Tránsito no llega.
No hay más remedio, llamo a la grúa.
Extrañamente, el culpable hoy no contesta su celular.
“Una de las dificultades de la vida humana es reconocer a tiempo la necesidad de cambio. Seguramente, los involucrados en el accidente no la habían reconocido. Trataban de continuar en línea recta por el camino que hasta entonces se había acreditado como bueno y reprimían la invitación a abandonar la norma, a variar el rumbo, a apearse de la situación. Este impulso es inconsciente. Inconscientemente, sentimos que el camino no es el indicado. Pero falta valor para cuestionarlo conscientemente y abandonarlo. Los cambios generan miedo. Uno querría, pero no se atreve. Esto puede ser una relación humana que se ha superado, o un trabajo, o una idea. Lo común a todos es que todos reprimen el deseo de liberarse de la costumbre con un salto. Este deseo no vivido busca su realización por medio del deseo inconsciente, una realización que la mente experimenta como procedente “de fuera”: uno es apartado de su camino, por medio de un accidente de circulación.”
“La historia del descubrimiento de Plutón empieza realmente con el accidental descubrimiento de Urano el 13 de marzo de 1781 por William Herschel. Cuando los astrónomos estudiaron el movimiento orbital de Urano en las siguientes décadas, encontraron pequeñas variaciones que atribuyeron a un planeta todavía no descubierto. A través de cálculos muy complejos predijeron la posición del planeta y el astrónomo alemán Galle, de acuerdo con estas predicciones, descubrió Urano el 23 de septiembre de 1846.
Incluso cuando se introdujeron las correcciones debidas a la influencia de Neptuno, el movimiento de Urano continuó con variaciones inexplicables y un número de astrónomos trataron de extender los cálculos para buscar todavía otro planeta más allá de Neptuno. Uno de ellos, Percival Lowell, predijo la posición del planeta y lo buscó desde 1906 hasta su muerte en 1916. En los años 20 siguió esta búsqueda y finalmente en febrero de 1930, después de estudiar placas fotográficas durante casi un año, Clyde Tombaugh encontró un débil objeto que se movía más allá de Neptuno. El descubrimiento del nuevo planeta fue anunciado el 13 de marzo de 1930, fecha en que se cumplía el 149 aniversario del descubrimiento de Urano y el 75 aniversario del nacimiento de Lowell. El planeta recibió el nombre de Plutón en honor al Dios del Mundo Subterráneo y en cierta forma a en honor a Lowell, ya que las dos primeras letras de Plutón son las iniciales de Percival Lowell.
Estudios recientes han demostrado que las observaciones originales de Urano no eran suficientemente precisas para permitir la predicción de la posición de Plutón. El descubrimiento del nuevo planeta tan sólo 6 grados separado de la posición predicha por Lowell, fue aparentemente un accidente y tan sólo demuestra que si usted busca durante el tiempo suficiente, es probable que encuentra alguna cosa.”
Como dice Yanis, aunque sólo sea en mi corazón, Plutón siempre va a ser un planeta.
Incluso cuando se introdujeron las correcciones debidas a la influencia de Neptuno, el movimiento de Urano continuó con variaciones inexplicables y un número de astrónomos trataron de extender los cálculos para buscar todavía otro planeta más allá de Neptuno. Uno de ellos, Percival Lowell, predijo la posición del planeta y lo buscó desde 1906 hasta su muerte en 1916. En los años 20 siguió esta búsqueda y finalmente en febrero de 1930, después de estudiar placas fotográficas durante casi un año, Clyde Tombaugh encontró un débil objeto que se movía más allá de Neptuno. El descubrimiento del nuevo planeta fue anunciado el 13 de marzo de 1930, fecha en que se cumplía el 149 aniversario del descubrimiento de Urano y el 75 aniversario del nacimiento de Lowell. El planeta recibió el nombre de Plutón en honor al Dios del Mundo Subterráneo y en cierta forma a en honor a Lowell, ya que las dos primeras letras de Plutón son las iniciales de Percival Lowell.
Estudios recientes han demostrado que las observaciones originales de Urano no eran suficientemente precisas para permitir la predicción de la posición de Plutón. El descubrimiento del nuevo planeta tan sólo 6 grados separado de la posición predicha por Lowell, fue aparentemente un accidente y tan sólo demuestra que si usted busca durante el tiempo suficiente, es probable que encuentra alguna cosa.”
Como dice Yanis, aunque sólo sea en mi corazón, Plutón siempre va a ser un planeta.
Yo paso por extrañas etapas.
Hubo un tiempo en que me obsesioné por encontrar discos tributos de los artistas o grupos que me gustan.
Después fue por los tributos en cuarteto de cuerda (hay unos buenísimos).
Y ahora acabo de descubrir que una compañía disquera está sacando versiones de canciones de cuna de grupos de rock. Desde lo más ligero: Radiohead, Pink Floyd, Coldplay (los tres suenan sospechosamente bien), hasta más pesados: Tool, Metallica, Smashing Pumpkins. No hay nada más chistoso que escuchar "Enter Sandman" versión bebé.
Desgraciadamente no son tan famosos como para bajarse. Pero para que escuchen algunos pedacitos:
http://www.babyrockrecords.com/web/page.asp?pgs=products
(Que no sea ilegal por favor...) Al parecer no soy la única que defiende a Plutón a capa y espada. Sacado del New York Times del día de hoy.
I (heart) Pluto
By TIM KREIDER
Published: August 23, 2006
Published: August 23, 2006
Charlestown, Md.
MY love for our picked-on ninth planet is deeply, perhaps embarrassingly, personal.
I took my first public stand on Pluto’s taxonomical fate when I addressed the Forum on Outer Planetary Exploration in 2001 (don’t ask why a cartoonist was addressing astronomers — it’s a long story).
I informed the assembled scientists that, first of all, no way was I or anyone else about to un-memorize anything we’d already been forced to learn in elementary school. More important, I felt sure that, as former children, we all instinctively respected the principle: no do-overs.
Planets, like Supreme Court justices, are appointed for life, and you can’t blithely oust them no matter how eccentric, skewed or unqualified they may prove to be. If they could kick out Pluto, I warned, they could do it to anything, or anyone.
I admit: it’s a highly emotional issue and maybe I got carried away in the heat of debate.
Even I was a little abashed last week when the International Astronomical Union tried to protect Pluto’s status by proposing an absurdly broad definition of planethood that encompasses moons, asteroids and trans-Neptunian objects — in other words, pretty much any half-formed hunk of frozen crud that can pull itself together into a ball long enough to get photographed by the Hubble.
For longtime Pluto partisans, there was something almost punitive about this proposal: happy now?
I guess I always knew, in my heart, that Pluto didn’t “belong.” Pluto is idiosyncratic — neither a dull, domestic terrestrial planet nor a surly, vainglorious gas giant. It’s mostly ice. It’s smaller than our own Moon, and has an orbit so eccentric that it spends 20 years of its 248-year revolutionary period inside Neptune’s orbit. It’s tilted at a crazy 17-degree angle to the ecliptic, and its satellite, Charon, is so disproportionately large that it’s been called a double planet.
Pluto is what my old astronomy textbook rather judgmentally called a “deviant,” and I’ve always felt a little defensive on its behalf.
I’ve long regarded Saturn’s misty tantalizing moon Titan as the Homecoming Queen of the solar system, courted and fawned over, stringing us along with teasing glimpses under her atmosphere, while Pluto was more like the chubby Goth chick who wrote weird poems about dead birds and never talked to anybody. Still, I just can’t stand by and watch as the solar system’s Fat Girl gets pushed down into ever-more ignominious substrata of social ostracism.
All I really wanted was a little velvet-rope treatment for Pluto. I didn’t expect them to throw open the doors to all this Kuiper Belt riffraff.
It’s like that point when your party’s grown out of control and you look around and ask: Who are these people? Sedna? Xena? Ceres? Ceres is an asteroid, for God’s sake. Why not just make 1997 XF11 or Greenland or Harriet Meiers a planet?
And I am second to no one in my respect for Charon, but come on: it’s obviously Pluto’s moon.
Now they’re proposing to designate it a “large companion,” which sounds like the sort of euphemistic legal status the court might grant to Oliver Hardy and can’t be doing Charon’s self-esteem one bit of good. “Longtime companion” would have been more dignified and validating.
The solar system is a mess.
The situation this seems most similar to is the inextricably tangled social nightmare that is inviting people to your wedding. You truly want to invite your distant and eccentric but dear old friend Pluto, but this necessarily means inviting his horrible girlfriend, too, plus then maybe you’re obliged to invite all the other people you were both friends with in college, friends he’s still in contact with who will be offended if he’s invited and they’re not but who, frankly, are now boring people with whom you no longer have anything in common.
Some would suggest we just have to be harsh about this and not invite any of them, Pluto included. But these people are forgetting that we already sent Pluto an invitation, 76 years ago. Pluto has rented a tuxedo.
The astronomical union is to vote on Pluto tomorrow. But even as astronomers squabble, I remain confident that this whole wonky state of affairs will not be permanent. Eventually we’ll get it all sorted out.
For the record, I would accept a separate (but equal!) class of dwarves or planetoids, including Sedna and Xena. After all, the childhood mnemonic is easily amended: My Very Energetic Mother Just Served Us Nine Pizzas, Sans Xenophobia.
But what I really wish is that we’d just grandfather Pluto in and then close all the loopholes. Let’s do it, not for scientific reasons, but for sentimental ones.
As a friend of mine at NASA said, “It would prove our humanity to let Pluto stay in.” It would be like that moment when the doorman is about to escort you out of a private party where you don’t, arguably, belong, but then someone who knows you taps him on the shoulder and says, “Wait a minute, I know this guy. He’s O.K..”
Tim Kreider, a cartoonist, is the author of “The Pain: When Will It End?” and “Why Do They Kill Me?”
Hoy es el cumpleaños de Tori Amos, de Dorothy Parker y de Claude Debussy. Es un buen día para el universo aparentemente.
Es increíble lo que he aprendido de Tori y lo que me ha inspirado desde que descubrí su música. He pintado cuadros basados en sus canciones, he encontrado otros músicos igualmente talentosos. Su historia y mitología me llevado a libros, películas y gente que jamás imaginé descubrir.
Es increíble lo que he aprendido de Tori y lo que me ha inspirado desde que descubrí su música. He pintado cuadros basados en sus canciones, he encontrado otros músicos igualmente talentosos. Su historia y mitología me llevado a libros, películas y gente que jamás imaginé descubrir.
http://en.wikipedia.org/wiki/Tori_Amos
Dorothy Parker es una tipa demasiado talentosa. Escribió más que nada historias cortas, poemas y fue crítica literaria y de teatro. Tiene una visión muy ácida, pero al mismo tiempo divertida e ingeniosa sobre las relaciones humanas, los conflictos entre los sexos y el papel de la mujer en la sociedad de su época.
Dorothy Parker es una tipa demasiado talentosa. Escribió más que nada historias cortas, poemas y fue crítica literaria y de teatro. Tiene una visión muy ácida, pero al mismo tiempo divertida e ingeniosa sobre las relaciones humanas, los conflictos entre los sexos y el papel de la mujer en la sociedad de su época.
Ah, y Claude Debussy es pinta también.
The dark girl's rhyme
Who was there had seen us
Wouldn’t bid him run?
Heavy lay between us
All our sires had done.
Wouldn’t bid him run?
Heavy lay between us
All our sires had done.
There he was, a-springing
Of a pious race,
Setting hags a-swinging
In a market-place;
Sowing turnips over
Where the poppies lay;
Looking past the clover,
Adding up the hay;
Shouting through the Spring song,
Clumping down the sod;
Toadying, in sing-song,
To a crabbed god.
There I was, that came of
Folk of mud and name—
I that had my name of
Them without a name.
Up and down a mountain
Streeled my silly stock;
Passing by a fountain,
Wringing at a rock;
Devil-gotten sinners,
Throwing back their heads,
Fiddling for their dinners,
Kissing for their beds.
Not a one had seen us
Wouldn’t help him flee.
Angry ran between us
Blood of him and me.
How shall I be mating
Who have looked above—
Living for a hating,
Dying of a love?
La verdad es que sólo con saber que era el mismo director de “Closer” supe que tenía que verla. Esperaba otra reflexión ácida sobre las relaciones y la naturaleza humana, y es algo así, pero con un punto de vista más joven, con la consecuencia inevitable de la inexperiencia: el optimismo.
Un niño prodigio, graduado a los 21 años. Talentoso y con la vida por delante. El futuro allí está. Glorioso en apariencia. Es el deseo de sumergirse en él lo que falta. Benjamin Braddock no tiene rumbo, está aburrido y sus éxitos académicos no significan nada. Ha vivido abrigado bajo los cuidados y leyes de su familia y está cómodo allí.
Comodidad = estancamiento.
La misma noche de su fiesta de graduación, una amiga de sus padres, Mrs. Robinson (sí, la de la famosa canción) se le ofrece descaradamente. Al principio él huye despavorido, literalmente, pero su falta de oficio, curiosidad y el hecho de que es lo inesperado en medio de su vida monótona, hacen que tome esa oportunidad con los brazos abiertos.
Mrs. Robinson está casada y tiene una hija, pero le prohíbe a Ben que se involucre con ella. Es lo más desfavorable, por lo tanto está condenado a pasar. Ben se enamora de Elaine, pero debe se ve obligado a confesarle la verdad sobre la aventura con su madre. De todas formas ella está dispuesta a hacerlo con tal de separarlos. Elaine no lo soporta y manda a volar a Ben. Pero él ya ha tomado su decisión. Va a casarse con ella. Y comienza el “grand gesture” de la película.
Acepto que es muy refrescante ver que se puede ser joven e inocente al mismo tiempo. Que tener todas las posibilidades frente a ti puede no representar la raíz misma de la asfixia y la inacción (por que al final de cuentas mientras mejor te vaya mayores son las responsabilidades y las expectativas). Pero si en tu juventud dirigiste “The graduate” y 40 años después “Closer” es que el final no es tan feliz después de todo.
Quisiera volver a creer. No necesitaría regresar en el tiempo, sé que nunca creí realmente, pero sí he logrado ver más allá del escepticismo. ¿Cómo vuelvo a hacer eso?
Hay un encuentro de facultades de arquitectura en Guatemala, en los primeros días de septiembre. Es bastante barato, considerando la cantidad de días que estaríamos allá, así que yo he estado emocionada al respecto, en teoría. El lunes tuve que enfrentarme a la realidad de que voy con mis compañeros de facultad, los que apenas soy capaz de digerir, y estoy segura que el sentimiento es mutuo. Adiós entusiasmo.
No podría encontrar el punto exacto en la Historia en que empezamos a tener conflicto. Generalmente son todos chavos de generaciones más antiguas, que tienen un grupo muy unido. Con algunos de ellos he llevado clases, y son los que por lo menos mantengo un trato cordial, pero a los otros ni los paso. Eso no es bueno. Vengo de una familia de autoexcluidos, con delirios de grandeza y superioridad, así que reconozco a la gente así rápidamente, y tengo que estar alerta de no caer en mi propia trampa. Llevo lo antisocial en la sangre, así que tengo de qué preocuparme.
Detesto sentir que cada ínfima cosa que haga ahorita va a tener una repercusión para el resto de mi vida. Odio el sencillo panorama de que soy responsable por ese “resto de la vida”. Estoy tratando de entender si el hecho de no llevarme con estas personas me afecta por que es una situación incomoda en el presente, o por las repercusiones que eso podría traerme en el futuro.
Después de mucho pensarlo y de relegarle a Deysi mi decisión de si ir o no, ella accedió, así que del 5 hasta el 10 de septiembre voy a estar fuera. Debería de estar feliz, encantada de volver a ese país que me gustó tanto cuando lo conocí hace más de 10 años, pero en vez de eso estoy haciendo un recuento de todas las series que me voy a perder en ese lapso de tiempo, me estoy mortificando por lo que voy a usar en una fiesta de gala el último día del congreso, y no quiero volver a clases o ver a mis compañeros. Quisiera ser Terencio, el ratón blanco que hoy compró Yanis. Su jaula tiene una casita donde puede esconderse y rehusarse a salir.
No podría encontrar el punto exacto en la Historia en que empezamos a tener conflicto. Generalmente son todos chavos de generaciones más antiguas, que tienen un grupo muy unido. Con algunos de ellos he llevado clases, y son los que por lo menos mantengo un trato cordial, pero a los otros ni los paso. Eso no es bueno. Vengo de una familia de autoexcluidos, con delirios de grandeza y superioridad, así que reconozco a la gente así rápidamente, y tengo que estar alerta de no caer en mi propia trampa. Llevo lo antisocial en la sangre, así que tengo de qué preocuparme.
Detesto sentir que cada ínfima cosa que haga ahorita va a tener una repercusión para el resto de mi vida. Odio el sencillo panorama de que soy responsable por ese “resto de la vida”. Estoy tratando de entender si el hecho de no llevarme con estas personas me afecta por que es una situación incomoda en el presente, o por las repercusiones que eso podría traerme en el futuro.
Después de mucho pensarlo y de relegarle a Deysi mi decisión de si ir o no, ella accedió, así que del 5 hasta el 10 de septiembre voy a estar fuera. Debería de estar feliz, encantada de volver a ese país que me gustó tanto cuando lo conocí hace más de 10 años, pero en vez de eso estoy haciendo un recuento de todas las series que me voy a perder en ese lapso de tiempo, me estoy mortificando por lo que voy a usar en una fiesta de gala el último día del congreso, y no quiero volver a clases o ver a mis compañeros. Quisiera ser Terencio, el ratón blanco que hoy compró Yanis. Su jaula tiene una casita donde puede esconderse y rehusarse a salir.
“La broma” de Milan Kundera parece el guión de una película de Paul Thomas Anderson. Es una historia narrada desde cuatro puntos de vista, los de sus personajes principales: Ludvik, Helena, Jaroslav y Kostka.
Es Checoslovaquia en tiempos comunistas. Ludvik es un joven universitario, activo miembro del partido, enamorado de una chava que no le hace mucho caso. Cuando la mandan a un campamento de verano, él se dedica a escribirle carta tras carta en las que le habla de lo desesperado que se siente ante su ausencia, pero ella no le presta atención a sus sentimentalismos. Le responde que en el campamento está aprendiendo el valor del optimismo y que la está pasando bien. Ludvik, para molestarla, le responde con una postal: “El optimismo es el opio del pueblo. ¡Viva Trotsky!” Y todo es cuesta abajo desde allí.
La postal es interceptada por otros miembros del partido, acusan a Ludvik de traidor y sus propios amigos lo expulsan, del partido, de la universidad, y de la civilización, cuando es enviado al servicio militar, en la sección de enemigos del sistema. Su vida oficialmente ha acabado. Hasta que conoce a Lucie, una niña abandonada que estudia en un internado. Si enamorarse es crear una imagen del otro, Ludvik es el símbolo que mejor lo ejemplifica. Se obsesiona por completo de ella, casi sin conocerla, y su insistencia y falta de tacto la terminan espantando de una forma muy cruel.
Muchos años después, Ludvik conoce a Helena, la esposa de uno de sus ex compañeros que votó por su expulsión, y pretende vengarse, tanto de él como de la vida, al acostarse con ella. Para ello planea un encuentro en su pueblo natal, en el departamento de otro conocido suyo, Kostka, que es el único que conoce la verdadera historia de Lucie. También, vuelve a ver a Jaroslav, un viejo amigo, músico y soñador, que está emocionado por que su hijo ha sido escogido para el personaje principal de la Cabalgata de los Reyes, una celebración tradicional muy importante para él, y aparentemente sólo para él.
Yo pensaba que la broma de la novela era la mísera postal que le arruinó la vida a Ludvik, pero es mucho más que eso. Este libro es una disección de lo irónico que es ser joven, idealista y luchador hasta que la vida te baja de la nube con una bofetada. Todos los personajes comienzan con tan buenas intenciones, son tan puros, tan ingenuos. Viven de acuerdo a lo que consideran lo mejor. Sí, idiotizados por su educación, por el ambiente político de la época, son incapaces de pensar por ellos mismos. En apariencia la historia es trágica y el enfoque aún más, pero sería deshonesto de mi parte decir que eso es lo que aprendí. Kundera es hasta cierto punto muy imparcial y te dice que la vida es así, y que tienes que tomarla por lo que es y dejar de engañarte con falsas ilusiones y esperanzas. El mundo sigue adelante, y no deberías de auto condenarte a la frustración eterna por un mal paso, que hayas dado a propósito o que te haya sido impuesta por alguna decisión burocrática del destino.
Es Checoslovaquia en tiempos comunistas. Ludvik es un joven universitario, activo miembro del partido, enamorado de una chava que no le hace mucho caso. Cuando la mandan a un campamento de verano, él se dedica a escribirle carta tras carta en las que le habla de lo desesperado que se siente ante su ausencia, pero ella no le presta atención a sus sentimentalismos. Le responde que en el campamento está aprendiendo el valor del optimismo y que la está pasando bien. Ludvik, para molestarla, le responde con una postal: “El optimismo es el opio del pueblo. ¡Viva Trotsky!” Y todo es cuesta abajo desde allí.
La postal es interceptada por otros miembros del partido, acusan a Ludvik de traidor y sus propios amigos lo expulsan, del partido, de la universidad, y de la civilización, cuando es enviado al servicio militar, en la sección de enemigos del sistema. Su vida oficialmente ha acabado. Hasta que conoce a Lucie, una niña abandonada que estudia en un internado. Si enamorarse es crear una imagen del otro, Ludvik es el símbolo que mejor lo ejemplifica. Se obsesiona por completo de ella, casi sin conocerla, y su insistencia y falta de tacto la terminan espantando de una forma muy cruel.
Muchos años después, Ludvik conoce a Helena, la esposa de uno de sus ex compañeros que votó por su expulsión, y pretende vengarse, tanto de él como de la vida, al acostarse con ella. Para ello planea un encuentro en su pueblo natal, en el departamento de otro conocido suyo, Kostka, que es el único que conoce la verdadera historia de Lucie. También, vuelve a ver a Jaroslav, un viejo amigo, músico y soñador, que está emocionado por que su hijo ha sido escogido para el personaje principal de la Cabalgata de los Reyes, una celebración tradicional muy importante para él, y aparentemente sólo para él.
Yo pensaba que la broma de la novela era la mísera postal que le arruinó la vida a Ludvik, pero es mucho más que eso. Este libro es una disección de lo irónico que es ser joven, idealista y luchador hasta que la vida te baja de la nube con una bofetada. Todos los personajes comienzan con tan buenas intenciones, son tan puros, tan ingenuos. Viven de acuerdo a lo que consideran lo mejor. Sí, idiotizados por su educación, por el ambiente político de la época, son incapaces de pensar por ellos mismos. En apariencia la historia es trágica y el enfoque aún más, pero sería deshonesto de mi parte decir que eso es lo que aprendí. Kundera es hasta cierto punto muy imparcial y te dice que la vida es así, y que tienes que tomarla por lo que es y dejar de engañarte con falsas ilusiones y esperanzas. El mundo sigue adelante, y no deberías de auto condenarte a la frustración eterna por un mal paso, que hayas dado a propósito o que te haya sido impuesta por alguna decisión burocrática del destino.
“Sí, de repente lo vi así: la mayoría de la gente se engaña mediante una doble creencia errónea: cree en el eterno recuerdo (de la gente, de las cosas, de los actos, de las naciones) y en la posibilidad de reparación (de los actos, de los errores, de los pecados, de las injusticias). Ambas creencias son falsas. La realidad es precisamente al contrario: todo acto será olvidado y nada será reparado. El papel de la reparación (de la venganza y del perdón) lo lleva a cabo el olvido. Nadie reparará las injusticias que se cometieron, pero todas las injusticias serán olvidadas.”
Estos últimos meses he estado recorriendo un camino. Pero a orillas de ese camino habían grandes anuncios de neón que me hablaban de otra opción. Todo este tiempo he querido ignorar esas señales, y mis pequeños dramas se han tratado justamente de cómo las cosas no salían como yo quería, lo injusto que es esperar de alguien más lo que yo tengo que buscar en mí misma, la necesidad de revisar viejas estructuras y desechar todo aquello que no sirve, etc.
Esta semana ha sido de grandes cambios: se regresó a la hora normal en el país, finalizaron las protestas insoportables de los maestros (logrando que le terminara de perder el respeto al gobierno y por supuesto al sistema educativo nacional, destacando a: los maestros), mi mejor amiga cruzó finalmente el umbral que la convertía en una adulta según la ley y yo he decidido dejar de hacerme la difícil y escuchar.
Quisiera poder dar más detalles, pero esto es todavía un trabajo en construcción.
Aquí estoy. Lista y alerta. Espero. En los dos sentidos de la palabra.
Esta semana ha sido de grandes cambios: se regresó a la hora normal en el país, finalizaron las protestas insoportables de los maestros (logrando que le terminara de perder el respeto al gobierno y por supuesto al sistema educativo nacional, destacando a: los maestros), mi mejor amiga cruzó finalmente el umbral que la convertía en una adulta según la ley y yo he decidido dejar de hacerme la difícil y escuchar.
Quisiera poder dar más detalles, pero esto es todavía un trabajo en construcción.
Aquí estoy. Lista y alerta. Espero. En los dos sentidos de la palabra.
por que podrías conseguirlo.
Y piensas que todos esos meses de minuciosa preparación, anticipación y visualizaciones obsesivas, en los que confiabas en la gestación del Universo para que se conjugaran los eventos y finalmente se te presentara lo que pediste, iban a facilitarte el camino, pero por supuesto, estás equivocado. El mundo no te permite ni siquiera una semana de esa falsa libertad que creías haber encontrado. Una nueva misión te ha sido asignada, sin tu consentimiento como ya es habitual, y no hay tiempo que perder. La confianza, desenvoltura y savoir-faire de las que esperabas presumir en territorios familiares y conocidos no sirven de nada ante los parajes inhóspitos que se despliegan frente a tus ojos. Estás solo otra vez, y ya no tan orgulloso por ello.
Tu oponente tiene una carta escondida. Lo ves fijamente, fingiendo serenidad, pero no hay remedio. Está aquí.
En Dianética existe una especie de Ranking Top de las diferentes emociones, siendo la más alta una que equivaldría a la iluminación (la llaman “serenidad del ser”), y muy por debajo de la muerte física está la apatía.
Ayer comprobé en carne propia que se es capaz de llegar a un nivel en una interacción en el que ya no hay deseos de pelear, por que ya no se siente absolutamente nada con respecto al otro involucrado. No hay interés en defender una posición, se sabe de antemano lo inútil que es gastar energía en círculos viciosos y en cuestiones que sencillamente nunca van a cambiar. Me llamó la atención que yo no quisiera entrar en discusiones y ataques interminables, sobretodo en esta cuestión que yo tenía todas las de ganar. Probablemente eso hasta me hubiera ayudado a curarme más rápido: un buen brain-storming del cual saldría impune por que tengo esta gripe en la cual justificarme.
Pienso en todas esas veces en las que peleo con alguien, se hacen aquellos dramas novelescos, todos resultamos heridos, y pareciera que el mundo se va a acabar. Lo que más duele es saber que alguien que quieres es capaz de hacerte algo que no es coherente con esa imagen que tienes de la gente que te aprecia. Pero puf!, se acaba el amor y se acaba el enojo. Es mágico.
Ayer comprobé en carne propia que se es capaz de llegar a un nivel en una interacción en el que ya no hay deseos de pelear, por que ya no se siente absolutamente nada con respecto al otro involucrado. No hay interés en defender una posición, se sabe de antemano lo inútil que es gastar energía en círculos viciosos y en cuestiones que sencillamente nunca van a cambiar. Me llamó la atención que yo no quisiera entrar en discusiones y ataques interminables, sobretodo en esta cuestión que yo tenía todas las de ganar. Probablemente eso hasta me hubiera ayudado a curarme más rápido: un buen brain-storming del cual saldría impune por que tengo esta gripe en la cual justificarme.
Pienso en todas esas veces en las que peleo con alguien, se hacen aquellos dramas novelescos, todos resultamos heridos, y pareciera que el mundo se va a acabar. Lo que más duele es saber que alguien que quieres es capaz de hacerte algo que no es coherente con esa imagen que tienes de la gente que te aprecia. Pero puf!, se acaba el amor y se acaba el enojo. Es mágico.
Mi cuerpo está tratando de descubrir cuál es la máxima cantidad de flema que pueden almacenar los pulmones. Llevo varios días siendo un conejillo de indias para sus experimentos maléficos. Ayer mi madre homeópata no tuvo más remedio que derribar los muros de la ética que le impedían darme Panadol extra fuerte. Un té de limón y una sopa de vegetales después, estuve en condiciones para memorizar como loro las últimas lecciones de mi detestable clase de Sociología.
Ya me sé la historia: lo que queremos esconder en cuanto a emociones, se traslada a lo físico, así que debería hacer algún tipo de desahogo por escrito, de esos que la censura no permitiría poner en el blog.
Ya me sé la historia: lo que queremos esconder en cuanto a emociones, se traslada a lo físico, así que debería hacer algún tipo de desahogo por escrito, de esos que la censura no permitiría poner en el blog.
Mi día de ayer comenzó con la noticia de que se había muerto un amigo de la familia. Era un amigo de mi mamá más que nada, pero los demás lo conocíamos y era un tipo increíble.
Aparte de eso, los inicios de una gripe que ha estado rondando a mi alrededor, finalmente se hicieron sentir. Tuve que seguir con mi día normal: levantarme temprano para trabajar con Yanis en la tarea de Socio. Ir a mi última clase con el encantador de Normancito que me reclamó por que falté el día que llegó a entregar exámenes (pero tengo una excelente excusa: el otro profesor sólo me motiva a jugar Sudoku por dos horas y no ponerle atención). Por primera vez estuve motivada en la práctica de laboratorio, entendí lo que estábamos haciendo y me ofrecí a entregar mi trabajo, en vez de dejar que mi pobre compañero de grupo lo hiciera todo, como en las últimas siete semanas.
Fui a comprar almuerzo, por que todo mundo me dejó abandonada en mi casa. Me estaba esperando el chavito al que le doy tutorías tres veces a la semana. Comí viendo dibujos animados y nada de hibernación: a enseñar la estructura gramatical de las frases.
Fui al gimnasio por que tenía más de una semana de no ir. Vi a mi hermano dar la clase de Tae Kwon Do para un montón de niños pequeños, y fue una imagen muy divertida de cómo va a ser su futuro cuando tenga aquel montón de hijos, con alguna de esas mujeres tradicionales y genéricas que tanto le gustan.
La gripe hizo su mayor despliegue de fuerzas cuando estaba en el velorio. Ya estoy en edad de ir a este tipo de cosas, por decisión propia. Antes mis papás no me llevaban por que estaba muy joven y no conocía a la gente, pero ahora soy yo la que quiere ir. No tanto por responsabilidad, ni compromiso, sino por que quiero presentar algún tipo de respeto a la vida de esa persona.
Al rato me llegaron a recoger mis amigos, por que era la fiesta de la facultad en Bamboo, de la que no quería ni podía zafarme. Resultó ser una de las peores estafadas en la historia. Nos cobraron de más en la entrada, se acabó la barra libre en cuanto llegamos y estaba tan lleno que cinco segundos bailando equivalían a un chapuzón en una piscina de sudor colectivo. Al parecer no conozco a todo mundo en mi facultad, o había tantos intrusos que apenas vi a gente que me resultara familiar. No creo que vaya a ver algún “Wild On Architecture” en algún futuro cercano. La música desactualizada sólo demostraba lo viejos que estamos y lo poco que tenemos la oportunidad de salir. Aún así, la pasé muy bien. Llegué a mi casa agonizando y hoy mi garganta se niega a dejar pasar sonidos, pero valió la pena.
Ayer fue uno de esos días en los que la vida es demasiado grande, y me sorprendo queriendo encontrarle algún sentido, pero incapaz de lograrlo.
Aparte de eso, los inicios de una gripe que ha estado rondando a mi alrededor, finalmente se hicieron sentir. Tuve que seguir con mi día normal: levantarme temprano para trabajar con Yanis en la tarea de Socio. Ir a mi última clase con el encantador de Normancito que me reclamó por que falté el día que llegó a entregar exámenes (pero tengo una excelente excusa: el otro profesor sólo me motiva a jugar Sudoku por dos horas y no ponerle atención). Por primera vez estuve motivada en la práctica de laboratorio, entendí lo que estábamos haciendo y me ofrecí a entregar mi trabajo, en vez de dejar que mi pobre compañero de grupo lo hiciera todo, como en las últimas siete semanas.
Fui a comprar almuerzo, por que todo mundo me dejó abandonada en mi casa. Me estaba esperando el chavito al que le doy tutorías tres veces a la semana. Comí viendo dibujos animados y nada de hibernación: a enseñar la estructura gramatical de las frases.
Fui al gimnasio por que tenía más de una semana de no ir. Vi a mi hermano dar la clase de Tae Kwon Do para un montón de niños pequeños, y fue una imagen muy divertida de cómo va a ser su futuro cuando tenga aquel montón de hijos, con alguna de esas mujeres tradicionales y genéricas que tanto le gustan.
La gripe hizo su mayor despliegue de fuerzas cuando estaba en el velorio. Ya estoy en edad de ir a este tipo de cosas, por decisión propia. Antes mis papás no me llevaban por que estaba muy joven y no conocía a la gente, pero ahora soy yo la que quiere ir. No tanto por responsabilidad, ni compromiso, sino por que quiero presentar algún tipo de respeto a la vida de esa persona.
Al rato me llegaron a recoger mis amigos, por que era la fiesta de la facultad en Bamboo, de la que no quería ni podía zafarme. Resultó ser una de las peores estafadas en la historia. Nos cobraron de más en la entrada, se acabó la barra libre en cuanto llegamos y estaba tan lleno que cinco segundos bailando equivalían a un chapuzón en una piscina de sudor colectivo. Al parecer no conozco a todo mundo en mi facultad, o había tantos intrusos que apenas vi a gente que me resultara familiar. No creo que vaya a ver algún “Wild On Architecture” en algún futuro cercano. La música desactualizada sólo demostraba lo viejos que estamos y lo poco que tenemos la oportunidad de salir. Aún así, la pasé muy bien. Llegué a mi casa agonizando y hoy mi garganta se niega a dejar pasar sonidos, pero valió la pena.
Ayer fue uno de esos días en los que la vida es demasiado grande, y me sorprendo queriendo encontrarle algún sentido, pero incapaz de lograrlo.
i have seen what i was and i know what i'll be
i've seen it all, there is no more to see
i've seen it all, there is no more to see
“Todas las situaciones básicas de la vida son sin retorno. Para que el hombre sea hombre, tiene que atravesar la imposibilidad de retorno con plena conciencia. Beberla hasta el fondo. No puede hacer trampas. No puede poner cara de que no la ve. El hombre moderno hace trampas. Trata de pasar de largo por todos los puntos clave y atravesar gratis desde la vida a la muerte.”
Soy conciente, pero no mal intencionada en mis intentos de negar esos puntos de los que no se puede regresar.
Soy conciente, pero no mal intencionada en mis intentos de negar esos puntos de los que no se puede regresar.
01 August 2006
"We are born charming, fresh and spontaneous and must be civilized before we are fit to participate in society." Miss Manners
Las enseñanzas de Miss Manners y Emily Post sirven para evitar la incomodidad y desplazamiento que se experimenta cuando sales con alguien y este decide contestar su teléfono celular enfrente tuyo con la mayor naturalidad. En ese momento me acordé de ellas dos y juré inscribirme en el próximo curso de etiqueta que impartan en la residencia Opus Dei. Me he cansado de andar a tientas en medio de la sociedad preguntándome si es correcto o no mi comportamiento. La espontaneidad está sobreestimada de todas formas.
Rezo por la resurrección de la señora Post cuando aparecen mis padrinos indeseables con su ristra de cinco hijos pequeños de visita en mi casa. Ella sería tan exquisita a la hora de decirle a la imprudente de mi madrina que los seres pensantes encuentran aborrecibles a una manada de niños ajenos con pitos, bombas, hurgando entre los adornos de porcelana y subiéndose encima de los muebles, especialmente cuando la madre no hace más que darles una llamada de atención simbólica, pero inefectiva. También le diría que deje de hacer preguntas personales que no tiene ningún nivel de confianza para formular.
Ella me hubiera dicho qué hacer cuando se me acerca una ex compañera de un curso de escultura, que después de muchos años de no ver, me saluda y yo tengo que presentarla a la amiga que estaba conmigo en ese momento. Con el pequeño inconveniente que no recordaba su nombre.
Tal vez sea posible que ella tenga algún consejo práctico en cuanto a relaciones amorosas. Cuál es el máximo de rompimientos y reconciliaciones en los que se puede incurrir antes de que sea impropio y de mal gusto. Un buen comienzo son los requisitos que debe cumplir cualquier futuro prospecto interesante (http://www.gutenberg.org/files/14314/14314-h/14314-h.htm#Page_506).
No creo que sea una forma de racionalizar la hipocresía, sino más bien un código de reglas para evitar que el cuerpo recurra a ataques de pánico, externalizando que lo que hacen los demás sí puede hacerle daño.
Rezo por la resurrección de la señora Post cuando aparecen mis padrinos indeseables con su ristra de cinco hijos pequeños de visita en mi casa. Ella sería tan exquisita a la hora de decirle a la imprudente de mi madrina que los seres pensantes encuentran aborrecibles a una manada de niños ajenos con pitos, bombas, hurgando entre los adornos de porcelana y subiéndose encima de los muebles, especialmente cuando la madre no hace más que darles una llamada de atención simbólica, pero inefectiva. También le diría que deje de hacer preguntas personales que no tiene ningún nivel de confianza para formular.
Ella me hubiera dicho qué hacer cuando se me acerca una ex compañera de un curso de escultura, que después de muchos años de no ver, me saluda y yo tengo que presentarla a la amiga que estaba conmigo en ese momento. Con el pequeño inconveniente que no recordaba su nombre.
Tal vez sea posible que ella tenga algún consejo práctico en cuanto a relaciones amorosas. Cuál es el máximo de rompimientos y reconciliaciones en los que se puede incurrir antes de que sea impropio y de mal gusto. Un buen comienzo son los requisitos que debe cumplir cualquier futuro prospecto interesante (http://www.gutenberg.org/files/14314/14314-h/14314-h.htm#Page_506).
No creo que sea una forma de racionalizar la hipocresía, sino más bien un código de reglas para evitar que el cuerpo recurra a ataques de pánico, externalizando que lo que hacen los demás sí puede hacerle daño.
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