07 October 2018

Writing on writing

writing with power Bird by bird big magicwrite to the top  natalie reid  artist way 

Este último año me ha demostrado que de veras hay que tener cuidado con lo que se desea, por eso de que se puede terminar consiguiendo. Empecé el doctorado con toda la seguridad del mundo, creyendo que mi pasión por la escritura iba a ayudarme a publicar miles de artículos e iba a hacer de la redacción del manuscrito final un paseo por las nubes. Y como muchos que sueñan con ser escritores – y vivir de eso – yo también idealizaba no tener nada más en mi agenda que escribir. Después de un año y tres meses de llevar esa vida, he cambiado completamente de opinión.


This last year has showed me that you really have to be careful with what you wish for, for you might get it. I started my Ph.D. with all the confidence in the world, thinking that my passion for writing would help me publish a thousand papers and would make writing the final manuscript a breeze. And like many people who dream of becoming writers – and make a living out of it – I also idealized not having anything else in my agenda but writing. After a year and three months of living that way, I have completely changed my mind.


Y conste que yo me preparé, la mayoría de la gente se lanza en la redacción de su tesis con el optimismo propio de los ignorantes. Por el contrario, yo me vengo mentalizando para eso desde mi primer semestre. En noviembre del 2013 hice el primer de una serie de talleres para doctorandos que me permitieron conservar mi cordura durante todo el proceso. Justamente el primero era de escritura, con una maestra increíble que destrozó totalmente el texto que había enviado como muestra, y menos mal porque me ayudó bastante, y que nos dio una excelente bibliografía de libros sobre cómo escribir. Leí varios de ellos a lo largo de los últimos años y descubrí que encontrar el ideal es un poco como buscar amigos, es una cuestión de compatibilidad. Hay autores que despiertan más empatía que otros y por eso uno es más receptivo a sus consejos.


Por ejemplo, justo antes de empezar oficialmente la redacción en junio del año pasado leí “Bird by Bird” de Anne Lamott, “Big Magic” de Elizabeth Gilbert y “Writing with Power” de Peter Elbow. Los tres autores combinan una visión que es mitad romántica, poética y casi mística de la escritura con otra mitad que es más estructurada y estricta. Es lo mejor de los dos mundos: cuando uno de los métodos no funciona, siempre está el otro para servir de auxilio. Pero hay otros libros que son más pragmáticos y que te describen la escritura en términos más guerreros. “Write to the top!” está dirigido a todos los que sueñan con tener una carrera académica y someterse al adagio de “publish or perish”. Aquí no hay tiempo ni espacio para sentimentalismos, uno es una máquina que mide su éxito en términos de cuántas páginas se han escrito al día y cuántos artículos se han enviado al año. El libro, y la idea de vivir en ese mundo, me espantaron.


Sin embargo, para alguien que necesite un buen libro sobre cómo escribir en inglés cuando se es de otra lengua materna recomiendo “Getting published in international journals” de Natalie Reid. Escribir en inglés es genial: contrario a los franceses, los anglosajones piensan que es la responsabilidad del autor facilitar la comprensión del texto. El lector no debería tener que hacer el mínimo esfuerzo para entender el tema, todo tiene que ser claro, conciso y explícito. La redacción tiene reglas y fórmulas, los artículos tienen un orden y las extravagancias y frases rimbombantes son para otros contextos, no para los textos científicos. Me sirvió mucho también lo que aprendí cuando estudié para el TOEFL hace varios años. Los libros de preparación te dan técnicas sencillas que aun así se aplican en la escritura más compleja.


En el otro lado del espectro están los autores 100% hippies, con métodos más estrafalarios. Me compré “The Artist’s Way” de Julia Cameron, pero por más que intento no logro pasar del segundo capítulo. Más que un libro de escritura es sobre cómo desempolvar o despertar los impulsos creativos, pero no está destinado únicamente para los que quieren tener una carrera de artistas, sino para todo el mundo, porque al final la creatividad enriquece la vida de todos. Obviamente estoy de acuerdo con la autora y me parece lógico lo que dice, pero no logré motivarme a hacer sus ejercicios. Tal vez en ese momento de mi vida necesitaba más orden que otra cosa. Se lo regalé a mi mamá y ella jura que es increíble; ojalá en un futuro yo pueda estar más receptiva a él.


Anne Lamott y Elizabeth Gilbert (la autora de “Eat, Pray, Love”, que me encantó por cierto) escriben novelas y uno podría pensar que sus consejos no son útiles para la escritura académica. Pero los problemas fundamentales de la escritura son los mismos en cualquier contexto: el de superar la angustia de empezar, de construir en partes un volumen largo y complejo sin perder el ánimo, especialmente cuando se siente que se está avanzando en la oscuridad y que lo que se está produciendo es una puercada. Lamott y Gilbert mezclan sus consejos con anécdotas autobiográficas y las dos son tan reconfortantes como divertidas. Recuerdo que al terminar de leerlas me sentía llena de esperanza y con muchas ganas de trabajar.


Pero el que se ha convertido en mi biblia desde la primera vez que lo descubrí fue Peter Elbow y su “Writing with Power”. Elbow es un profesor universitario, pero también es escritor así que me identifiqué más con su método de desorden-ordenado. Antes de leerlo, hacía una lista de las cosas que quería decir para cualquier cosa que escribiera, hasta para los artículos en el blog, y luego me dedicaba a explicar cada punto en mi lista. La instructora de mi primer taller de escritura me explicó que mis textos reflejaban ese método tan escolar y tenían un estilo algo rígido y sin mucha vida. Elbow recomienda empezar organizar la escritura en dos etapas: una de creación espontánea, y otra de revisión, más apegada a las reglas. Uno empieza con el “free writing”, la escritura automática, con solo una idea de lo que se quiere decir, pero sin seguir ningún orden preestablecido, lo importante es llenar hojas de texto. Es hasta que se tiene suficiente material que se empieza a releer, a descubrir las ideas importantes y a ponerlas en orden. Y este es un proceso que necesita tiempo y varias relecturas. Ya no sé cuál de los autores fue el que dijo que el primer borrador es una mierda. Los textos vivos, fluidos y comprensibles se construyen progresivamente.


Todo esto suena muy bien en teoría, pero yo no seguí el consejo más importante que se le da a los doctorandos, que es de escribir desde el primer año y no dejar la redacción del manuscrito para el último minuto. Tuve la suerte de planificar mucho tiempo para escribir y de tener financiamiento durante todo ese periodo, pero dedicarse únicamente a la escritura es tedioso. Tenía otras cosas que hacer, como actualizar tablas, hice unas conferencias y le dediqué tiempo a un artículo que terminó siendo rechazado, pero igual, escribir por 6 horas al día y a veces más me pareció espantoso. En los últimos meses empecé a somatizar dolores de espalda por el hecho de pasar tanto tiempo sentada y tenía problemas para dormir. A estas alturas puedo decir que sobreviví, con mi manuscrito que está siendo revisado para el idioma, pero no me muero de ganas de pasar por lo mismo otra vez. No sé si es una cuestión de la vida académica, el aislamiento, o el hecho que quiero hacer otras cosas en la vida, pero estoy contenta de que esto esté llegando al final.



And let the record show that I prepared myself for it, most people begin writing their manuscript with the optimism that only ignorance can give. On the contrary, I geared up for this since my first semester. In November 2013 I did the first on a series of workshops for Ph.D. candidates that allowed me to remain sane during the entire process. The first one was one on writing, with an amazing teaching that totally destroyed the sample I sent, luckily because that helped me a lot, and gave us an excellent reading list on how to write. I read many of the books in it during the last years and discovered that finding the best one is a little like making friends, it is a question of compatibility. You are more receptive to the advice of some authors for whom you have more empathy.


For example, just before I started officially writing in June last year, I read Anne Lamott’s “Bird by Bird”, Elizabeth Gilbert’s “Big Magic” and re-read Peter Elbow’s “Writing with Power”. These three authors combine an approach that is half romantic, poetic and almost mystical of writing with another half that is more structured and strict. It is the best of both worlds: when one of the methods does not work, there is always the other to come to the rescue. But there are other books that are more pragmatic and describe writing in more war-like terms. “Write to the top!” addresses those who dream of an academic career and live under the slogan of “publish or perish”. Here, there is not time nor space for sentimentality, you are a machine that measures success in terms of how many pages a day you have written and how many papers per year you have submitted. I was scared of the book and of the idea of living in this world.


However, for someone who needs a good book on how to write in English when you are a non-native speaker I recommend “Getting published in international journals” by Natalie Reid. Writing in English is great: contrary to the French, Anglo-Saxons think that it is the responsibility of the author to facilitate the comprehension of the text. The reader should not have to make the least effort to understand the topic; everything should be clear, concise and explicit. Writing has rules and formulas, papers have an order and extravagances and bombastic sentences should be deployed in other contexts, not in scientific texts. I also found useful everything I learned when I studied for the TOEFL many years ago. Books on the test teach you easy techniques that are still useful in more complex writing.


On the other side of the spectrum you find authors who are 100% hippies, with more eccentric methods. I bought “The Artist’s Way” by Julia Cameron, but I cannot go beyond the second chapter. More than a book on writing it shows how to discover or recover our creative impulses, and it is not destined only to those that want to have an artistic career, but to anyone because in the end, creativity makes everyone’s lives richer. Obviously, I agree with the author and I find sensible what she is saying, but I could not motivate myself to do her exercises. Maybe because at that point in my life I needed order more than anything else. I gave it to my mom and she swears it is incredible; hopefully in the future I will be more receptive to it.


Anne Lamott and Elizabeth Gilbert (author of “Eat, Pray, Love”, which I loved by the way) write novels and one could think that their advice is thus not useful for academic writing. But the fundamental problems of writing are the same no matter the context: to get over the anguish of starting, building in parts a long and complex volume without losing your energy, especially when you feel like you are walking in the dark and what you are producing is crap. Lamott and Gilbert combine their advice with autobiographical anecdotes and they are both comforting and fun to read. I remember that after finishing their books I felt hopeful and eager to work.


But the one that has become my bible from the first time I read it was Peter Elbow’s “Writing with Power”. Elbow is a university professor but also a writer, so I saw myself the most in his orderly-disorder method. Before I read his work, I wrote a list of the things I wanted to say for everything, even for the entries in this blog, and then I explained each point on the list. The workshop instructor explained to me that my writing reflected this scholarly method and had a somewhat rigid and lifeless style. Elbow recommends organizing writing in two steps: one of spontaneous creation and another of revision, following the rules more closely. You start with “free writing”, automatic writing, with just a vague idea of what you want to say, but not following a predetermined order; the important thing is to fill some pages up. It is not until you have enough material that you start re-reading, discovering what the important ideas are and to put them in order. And this is a process that takes time and needs repeated readings. I forgot who said that the first draft is shit. Lively, fluid and comprehensible texts are built progressively.


All this sounds good in theory, but I did not follow the most important advice given to Ph.D. candidates, that you should start writing in your first year and not leave writing your manuscript for the last minute. I was lucky to plan enough time for writing and being funded the entire time but devoting oneself only to write is tedious. I had other things to do, like updating some tables, I gave some lectures and dedicated some time to an article that ended up being rejected, but all the same, I found it dreadful to write for six hours and sometimes more a day. On the last months I had awful back pain just for being seated for so long and I had trouble sleeping. I can now say that I survived; my manuscript is being revised for language, but I am not looking forward to going through all this again. I do not know if it is academic life, the isolation, or just that I want to do other things with my life, but I am glad that this is almost over.

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