Mi historia con las revistas empieza a los 13 aƱos cuando, como cualquier adolescente comĆŗn y corriente, empecĆ© a leer la revista “TĆŗ”. Fue una coincidencia cĆ³smica porque era la edad en la que me gustaban los Backstreet Boys y apenas estaba empezando a interesarme en el maquillaje. La revista “TĆŗ” publicaba artĆculos sobre las boy-bands, de belleza y una secciĆ³n de historias vergonzosas de las lectoras, lo que significĆ³ para mĆ el inicio de una adicciĆ³n.
Unos aƱos mĆ”s tarde, con la misma excusa de leer las historias vergonzosas, pasĆ© de “TĆŗ” a “Cosmopolitan”. Me iba a tomar cafĆ© al ahora extinto Metromedia de San Carlos mientras leĆa “Vogue”, “Elle”, “Glamour” y la ocasional “Marie Claire”, las cuales nunca compraba porque eran muy caras, pero cuando me sobraban unos pesos me premiaba con una “Cosmo” ediciĆ³n latinoamericana. En Europa retomĆ© esa mala costumbre, al principio argumentando que el lenguaje coloquial empleado en la revista me enseƱarĆa las fĆ³rmulas del francĆ©s oral. O que me distraĆan mientras viajaba. Desde luego, la compraba por ver la ropa y leer las historias, no sĆ³lo por las vergonzosas, que aparecen y que se repiten, lo reconozco, cada mes. Entre ellas todas esas babosadas sobre las relaciones, el lenguaje corporal, los mensajes escondidos
Por supuesto, como toda buena adicciĆ³n, fue escalando hasta llegar a niveles insospechados. De repente una Cosmo no era suficiente. EmpecĆ© a leer a Helen Fisher, una antropĆ³loga ciertamente, pero mundialmente reconocida por ser especialista en el mundo del amor, en la historia y en la actualidad. De Helen Fisher pasĆ© al zoquetongo de David Givens y sus fatĆdicas seƱales en el cortejo entre humanos. DesarrollĆ© una manĆa por leer mensajes en las posturas, por buscar pupilas dilatadas. LleguĆ© al punto en que no puedo tener una cartera del lado del novio de turno porque eso lo malinterpretan como una barrera y como una premoniciĆ³n de ruptura las personas que analizan las fotos de las parejas de celebridades en las revistas.
Pues hace poco muriĆ³ Helen Gurley Brown, creadora de la revista Cosmopolitan y autora del libro “Sex and the single girl”, publicado en 1962. Me puse a pensar en cuĆ”l serĆa el verdadero legado de esta mujer. ¿Que hayan 64 ediciones de Cosmopolitan a travĆ©s del mundo? ¿Que en KazakstĆ”n se pueda hablar de sexo, aunque siempre dentro del marco del matrimonio? ¿Que yo sea completamente incapaz de tener una conversaciĆ³n sin estar leyendo seƱales de interĆ©s, o peor, de falta de interĆ©s? Porque he remplazado las conversaciones francas pero dolorosas por desgastantes especulaciones de las miradas evasivas, los brazos cruzados y de no recibir llamadas a primera hora del dĆa. Tal vez en el fondo no quiera saber la verdad, por eso sencillamente no pregunto lo que quiero saber. Tal vez me quiero engaƱar por un ratito mĆ”s antes de volver a esa triste cacerĆa que es el estar solo. Tal vez deberĆa leer “He’s just not that into you” y aprender de una vez por todas que los hombres que quieren algo no dan tantas vueltas.
Voy a dejar de leer todas esas estupideces.
My history with magazines starts at age 13 when, like any normal teenager, I started reading “TĆŗ” (translated to “You”) magazine. It was a cosmic coincidence because it was the time when I liked Backstreet Boys and I was starting to get interested in make-up. “TĆŗ” magazine published articles about boy-bands, about beauty and had a section devoted to embarrassing stories from its readers, which was the beginning of an addiction for me.
Years later, with the same excuse that I enjoyed the embarrassing stories, I went from “TĆŗ” to “Cosmopolitan”. I went to the now extinct Metromedia in San Carlos to get some coffee while I read “Vogue”, “Elle”, “Glamour” and the occasional “Marie Claire”, which I never bought because they were too expensive, but when I had a few bucks left I rewarded myself with an Latin-American version of “Cosmo”. In Europe I resumed that bad habit. At first I tried to convince myself that I would learn familiar French thanks to the colloquial language in the magazine. Or saying that the magazine was a good distraction while traveling. Of course, I bought it for the clothes and the stories, not just the embarrassing ones, which appear and then are repeated, I’m aware of it, each month. Amongst them all that crap about relationships, body language and hidden messages.
Of course, like any good addiction, it escalated until it reached unbearable levels. All of a sudden, a Cosmo wasn’t enough. I started reading Helen Fisher, an anthropologist sure, but world-renowned for being a specialist in all things concerning love, throughout history and nowadays. From Helen Fisher I went to the idiot David Givens and his doomed signs in the mating ritual between humans. I became a maniac in reading messages in postures, looking for dilated pupils. I reached the point where I cannot have my purse on the side of my boyfriend of the moment because that is read as an obstruction and as a break-up premonition by the people who analyze celebrity couples’ pictures in magazines.
Well, Helen Gurley Brown, creator of Cosmopolitan magazine and author of the book “Sex and the single girl” published in 1962, just died. I got to thinking which could be considered this woman’s true legacy. The fact that there are 64 editions of Cosmopolitan all over the world? The fact that in Kazakhstan now you can talk about sex, although through the confines of marriage? The fact that I’m completely unable to have a conversation without reading signs of interest, or worse, of lack thereof? Because I have replaced frank but painful talks for weary speculations of deviating stares, crossed arms and not getting phone calls first thing in the morning. Maybe deep down I don’t want to know the truth; that is why I don’t just ask what I really want to know. Maybe I want to fool myself for just a little while before getting to that sad hunting ground that is loneliness. Maybe I should read “He’s just not that into you” and learn at last that men that want something don’t fool around.
I’m going to stop reading that bullshit.
Dicen que no se puede regresar a casa y sin embargo heme aquĆ de nuevo. El viaje de regreso fue triste, largo y muy cargado. Al final pude viajar con dos maletas Ćŗnicamente, una mĆ”s de la que permitĆa la aerolĆnea, por lo que aprovechĆ© para llenarla hasta el mĆ”ximo sobrepeso permitido. En venganza, en cuanto enviaron la maleta por la rampa en direcciĆ³n al aviĆ³n, los zippers se soltaron, desparramando todas las cosas. Por suerte me avisaron, pude medio acomodar todo de nuevo y mandĆ© a sellar la maleta con las cintas de plĆ”stico que ofrecen en los aeropuertos. El aeropuerto de Madrid me pareciĆ³ tan enorme y confuso como siempre y confirmĆ³ que tengo tendencia a perderme con mĆ”s frecuencia en los lugares en los que se habla espaƱol con respecto adonde se hablan otras lenguas. En el vuelo transatlĆ”ntico me sentĆ© junto a un seƱor alemĆ”n que iba en direcciĆ³n a Guatemala por un mes, a hacer entrevistas para su doctorado. Soy muy mala para entablar conversaciones con extraƱos en este tipo de situaciones pero esta vez me sentĆ aliviada de poder distraerme de las malas pelĆculas, la pĆ©sima comida y de no poder dormir. En Guatemala esperamos por mucho tiempo mientras limpiaban el aviĆ³n y la torre de control nos autorizaba a despegar. En El Salvador sĆ³lo tuve tiempo de correr en direcciĆ³n a mi puerta de embarque, vestida con un grueso suĆ©ter y uno de los dos abrigos que no quise sacrificar por mi partida. No sĆ³lo parecĆa loca sino que tambiĆ©n me estaba asfixiando. LleguĆ© a Tegucigalpa donde me recibiĆ³ la lluvia, gracias a Dios, y donde finalmente pude volver a ver a mi familia.
Me levantĆ© temprano al dĆa siguiente y postergando arreglar la pila de cosas que traje y que estaban desparramadas en el piso, mejor decidĆ disfrutar del privilegio de tener una televisiĆ³n en mi cuarto. Me di cuenta que el cable ahora tiene mĆ”s canales hondureƱos que internacionales, lo que probablemente me inspire a leer mĆ”s, pero en lo que respecta a la televisiĆ³n conmigo nunca se sabe. DesayunĆ© frutas tropicales que con seguridad costaron menos de un euro cada una. Me fui a hacer mandados, conduciendo por primera vez en casi dos aƱos pero ahora en un carro automĆ”tico, algo nuevo para mĆ. Estuve viendo los cambios en la ciudad y me emocionĆ© por finalmente ser capaz de reconocer el acento de los hondureƱos, algo que nunca antes habĆa podido identificar.
Me siento extraƱa en este lugar que me parece tan familiar y tan novedoso al mismo tiempo. Todo es muy diferente, agitado, ruidoso, caliente y eso es bueno. Espero que despuĆ©s de haber visitado tantas ciudades haya aprendido a apreciar cada lugar por lo que tiene de Ćŗnico y que haberme ido me haya dado algo de distancia para ver con otros ojos mi paĆs. Me encuentro de nuevo en esa angustiosa situaciĆ³n post-graduaciĆ³n, donde tengo que buscar trabajo y el futuro se ve incierto, pero mĆ”s allĆ” de encontrar algo que hacer que ojalĆ” me guste, quiero aprovechar para meterme a cursos y aprender nuevas cosas, lo que en cierta forma me da algo de paz mental. LlamĆ© a mis amigos para que nos encontrĆ”ramos y estoy muy emocionada por verlos. Ahora me doy cuenta que fui muy perezosa y que debĆ haberme esforzado mĆ”s por verlos mĆ”s seguido, por no perder el contacto con ellos despuĆ©s de que me graduĆ©. No quiero cometer ese error otra vez. Y bueno, esta es la perfecta oportunidad para mostrar la vida hondureƱa a todos aquellos que alguna vez se han preguntado cĆ³mo es vivir en un paĆs donde el verano nunca se acaba.
They say you can’t go home again and yet here I am. The trip was sad, long and very charged. In the end I could manage to travel with just two suitcases, one more than the allowed by the airline, which is why I filled it to the maximum overweight allowed. In revenge, as soon as the suitcase was sent down the ramp towards the plane, the zippers got loose, spreading out all of my stuff. Luckily I was notified, I could sort of put everything in order and I sealed the suitcase with the plastic stripes you can find in the airports. The Madrid airport seemed to be as huge and confusing as always and it confirmed that I have the tendency to get lost more wherever Spanish is spoken than otherwise. In the transatlantic flight I sat next to a German guy who was going to Guatemala for a month to conduct interviews for his PhD. I’m very bad to engage in small talk in situations like these but this time I felt relieved to be able to get distracted from the bad movies, the awful food and from not being able to sleep. In Guatemala we waited for a long time while the plane was cleaned and the control tower allowed us to take flight. In El Salvador I only had time to run towards my gate, dressed in a thick sweater and one of the two coats that I saved from the massacre previous to my leaving. Not only did I look like a crazy person but I was choking to death. I arrived to Tegucigalpa where the rain greeted me, thank God, and where I finally could see my family.
I woke up early the next day and procrastinating the arrangement of the pile of stuff I brought, which was scattered on the floor, I decided to enjoy the privilege of having a TV in my room. I noticed that the cable now has more Honduran channels than international ones, which will probably inspire me to read more, but when it comes to me and TV you never know. I had tropical fruit for breakfast which I’m sure cost less than a euro a piece. I had some things to do in the city and I drove for the first time in almost two years but for the first time in an automatic car, something new to me. I watched how the city has changed and I got really excited finally being able to recognize the Honduran accent, something I could never do before.
I feel strange in this place that feels so familiar and new at the same time. Everything is different, hectic, noisy and hot and that’s good. I hope that after having visited so many cities I learned to appreciate each place for its uniqueness and that having left has given me some distance to perceive my country in a different way. I find myself in this scary post-graduation situation where I have to look for a job and the future seems uncertain, but beyond finding something to do that I’ll hopefully enjoy I want to learn new things and take some courses, which in some ways gives me some sort of peace of mind. I called my friends so that we will meet and I’m very excited to see them again. I realize now that I was very lazy before and that I should’ve made more efforts to see them frequently, to not lose contact with them after I graduated. I don’t want to make that same mistake again. And well, this is the perfect opportunity to show the Honduran life to those who were wondering how it is to live in a country where the summer never ends.
Mi prolongada ausencia de este espacio se explica por dos razones. En primer lugar, he estado viajando mucho por lo que no he tenido tiempo y tambiĆ©n he estado lamentando el duelo de mi oportunidad de hacer un doctorado en Bordeaux. A finales de junio hice la defensa de mi monografĆa que fue satisfactoria. Se me reprochĆ³ haber escrito como una arquitecta y no tanto como una historiadora del arte, cayendo en la tentaciĆ³n de opinar sutilmente sobre los proyectos que estudiĆ©. Por otro lado, todas esas horas en los archivos valieron la pena porque fue un trabajo reconocido. Esa misma maƱana, antes de la defensa, recibĆ una llamada avisĆ”ndome que esa tarde serĆa la audiciĆ³n para el contrato doctoral, dos horas despuĆ©s de mi primera reuniĆ³n, lo que significaba que ese dĆa se decidirĆa todo el resultado de todo el trabajo que habĆa estado realizando los Ćŗltimos seis meses. Yo sabĆa que tenĆa que hacer esa audiciĆ³n, pero me imaginĆ© que tendrĆan la cortesĆa de avisarme con mĆ”s anticipaciĆ³n. DespuĆ©s de todo, esa audiciĆ³n determinarĆa si podrĆa continuar con la tesis que habĆa estado preparando desde hace varias semanas. TenĆa todo, el director de investigaciĆ³n, un profesor sĆŗper simpĆ”tico especialista en Le Corbusier y el proyecto, un estudio sobre la arquitectura contemporĆ”nea en la candidatura de Bordeaux para el patrimonio mundial de la Unesco.
Este segundo semestre habĆa sido sĆŗper cargado. Los primeros meses estuve con la monografĆa y la prĆ”ctica y luego con la monografĆa y con el proyecto de tesis. Pero pensĆ© que todo ese trabajo pagarĆa al final. Para la audiciĆ³n Ć©ramos tres personas y yo fui la Ćŗltima. SobrevivĆ y finalmente estaba de vacaciones. Me fui a NĆ®mes a ver a Bjƶrk y recibĆ a mi mamĆ” que venĆa por primera vez a Europa. Para enterarme de los resultados de la audiciĆ³n escribĆ a uno de los profesores con los que hice la audiciĆ³n. QuedĆ© clasificada en segundo lugar pero el equipo de investigaciĆ³n sĆ³lo habĆa recibido financiamiento para una sola persona. Con mi madre viajamos a ParĆs, a NĆ®mes de nuevo, a Lourdes y a Roma. Y yo pensando en que no podrĆa hacer mi tesis. Vaya manera de arruinarme mis vacaciones.
Voy a ser honesta y decir que la perspectiva de regresar a Honduras me entristece, volver al desorden y a las malas noticias ininterrumpidas, pero sobre todo es el hecho de sentir que todo mi esfuerzo fue en vano, que la oportunidad de hacer mi doctorado se me escapĆ³ como arena de las manos. Por un tiempo considerĆ© la posibilidad de trabajar y hacer la tesis a tiempo parcial, pero ya habĆa probado eso con la prĆ”ctica y con la monografĆa. Es un sacrificio inmenso y me enterĆ© que la universidad te permite hacer Ćŗnicamente tres aƱos de doctorado. Si se quiere prolongar ese tiempo hay que obtener una derogaciĆ³n del consejo universitario que puede perfectamente negarla y botar a la basura todo el trabajo hecho. Y Bordeaux no es la Ćŗnica universidad donde se puede hacer una tesis, valdrĆa la pena buscar en otro lado. Pero repito, ya tenĆa mi director, ya tenĆa mi proyecto. Ya tenĆa planes para el otro aƱo, vivir en el centro y no mĆ”s en residencia universitaria, viajar a Istanbul y a Grecia en vacaciones, tenĆa miles de libros en lista de espera. Todo eso se esfumĆ³ en un segundo y ahora tengo que vender todo, dejar este apartamento y encontrar una manera de llevar casi 30 kg de libros de los que no me quiero deshacer bajo ninguna circunstancia. BotĆ© casi toda mi ropa y las cosas inĆŗtiles que no sobrevivirĆan una mudanza.
Mi Ćŗnico consuelo es que habrĆ© viajado casi hasta el Ćŗltimo momento de mi estadĆa aquĆ. Desde hace meses tenĆamos viajes planeados en Alemania y en Inglaterra y tendrĆ© apenas el tiempo justo para limpiar y vaciar el cuarto antes de irme. Tal vez sea como dice Neil Young, “it’s only castles burning”, todos esos escenarios y proyecciones que habĆa hecho en mi cabeza, que ahora hay que dejar ir y pasar a otra cosa. Tal vez esta decepciĆ³n solo sea una gran piedra que esconde mejores oportunidades en otras partes. SĆ³lo espero no tardarme otros doce aƱos antes de volver a Europa.
My prolonged absence from this space can be explained with two reasons. First of all, I’ve been traveling a lot so I haven’t had much time available and also, I’ve been mourning the death of the opportunity to do a PhD in Bordeaux. In the end of July I defended my thesis in a satisfying way. It was reproached to me that I wrote as an architect and not as an art historian, succumbing to the temptation to give my opinion in a subtle way about the projects I studied. On the other hand, all of those hours in the archives paid off since that work was acknowledged. That same morning, before the defense, I got a phone call letting me know that that afternoon I had the audition for the PhD contract, two hours after my first meeting, which meant that that day would be decided the outcome for all the work I’ve been doing the last six months. I knew I had that audition, but I imagined that they would have the courtesy to giving a heads up with more time. After all, that audition would determine if I could continue with the thesis I’ve been preparing for some weeks now. I had everything, my research director, a super nice professor who’s a specialist in Le Corbusier and the project, a study about contemporary architecture in Bordeaux in the application for the Unesco’s World Heritage.
This second semester had been very hectic. The first months I had the master thesis and the internship and later the internship and the PhD project. But I thought all the hard work would pay up in the end. For the audition we were three people and I was the last one. I survived and I was finally on vacation. I went to NƮmes to see Bjƶrk and I welcomed my mother who came to Europe for the first time. To find out about the results of the audition I wrote to one of the professors who was in the audition. I was ranked second but the research team only received funding for one person. With my mother we traveled to Paris, NƮmes again, Lourdes and Rome. And I kept thing about not being able to do my thesis. What a way to ruin my vacations.
I’m going to be honest and say that the perspective of going back to Honduras saddens me; going back to the mess and the uninterrupted bad news, but above all is the feeling that all the effort was in vain, that the opportunity to do a PhD just slipped out like sand from my hands. For some time I considered the possibility of working and doing the thesis part-time, but I had tried that already with the internship and the master thesis. It’s a huge sacrifice and I found out that the university only allows three years for a PhD. If you want to extend that time you need an approval from the university council which can perfectly refuse and throw to waste all the work previously done. Besides, Bordeaux is not the only university where you can make a thesis, it’s worth to look somewhere else. But I repeat, I had my director, I had my project. I had plans for next year, to live downtown and not in a students’ residence, to travel to Istanbul and Greece on vacation, I had a thousand books on waiting list. It all went to smoke in one second and now I have to sell everything, leave this place and find a way to send almost 30 kg of books which I don’t want to leave under any circumstance. I threw away most of my clothes and all of the things that wouldn’t survive moving.
My only consolation is that I will have traveled as much as possible up until the last minute of my stay here. Since a lot of time I had plans to go to Germany and England and I will barely have the time to empty and clean the room before I leave. Maybe it’s like Neil Young says, “it’s only castles burning”, all of those scenarios and projections I’ve made in my head that I now have to let go and move on. Maybe this disappointment is just a huge rock hiding better opportunities somewhere else. I just hope I don’t have to wait another thirteen years before coming back to Europe.
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