Cuando Tori Amos anuncia que va a hacer una gira se compra el boleto sin falta, sin hacerse ninguna pregunta. No importa que venga por dos horas a practicar cantos guturales, se tiene que ir a verla. Es por eso que desde noviembre del año pasado cuando anunció que iba a sacar nuevo disco y hacer una gira en mayo del 2014, yo estaba a las 10 de la mañana el primer día de la venta de boletos comprar el mío. El objetivo era estar en primera fila, ni modo, me tuve que conformar con estar en la segunda.
Whenever Tori announces that she’s going on tour you buy the ticket, no exceptions, no questions asked. It doesn’t matter if she decides to practice guttural singing for two hours, you have to go see her. That is why when last November she announced the release of a new album and a tour in May 2014, I was there, at 10 am, on the first day of the tickets’ sale waiting to buy my own. The goal was to be in the front row, oh well, I had to settle for second row.
Unos cuantos días antes del concierto de París, salió el disco en cuestión llamado “Unrepentant Geraldines”. Un disco normal en la tradición de Tori, es decir con un concepto – las vicisitudes de llegar a cierta edad, pero accesible, nada de canciones de Navidad ni de experimentaciones con orquestas o con musicales. El título del disco hace referencia a los cuadros de mujeres que se arrepienten ante la divinidad. En las canciones toca el tema de envejecer siendo una mujer en una industria donde la apariencia y la juventud lo son todo. Lo escuché y me gustó mucho, más que los discos de los últimos años “Night of Hunters” o “American Doll Posse”.
El concierto fue en París, en el teatro Grand Rex como la útima vez. Esta vez la música mientras llegaba el público era Led Zeppelin, así que alguien debió haber leído mi queja sobre el country de hace tres años. El grupo telonero era una pareja, un chavo y una chava que tocaban guitarra cada uno, con un sólo micrófono. Sus canciones eran lentas y melodramáticas, no me gustaron para nada. Por suerte no tocaron mucho y Tori llegó antes de las 9 de la noche.
Pequeña decepción: tocó de nuevo en solitario, sin guitarras o batería. Sin embargo, desde el inicio se sintió que esta no era una repetición del concierto de octubre del 2011. Tori irradiaba una energía, un dinamismo que no recuerdo de la vez pasada. Empezó con “Parasol”, lo que está haciendo en todos los conciertos últimamente. Ha de ser una referencia al hecho que esa canción también es sobre una pintura. Y tocó muchas canciones de sus primeros discos, lo que es normal porque hace poco festejó los veinte años de su primer disco y este año marca el 20 aniversario de “Under the Pink”. Pero me alegró que tocó las canciones favoritas de los fans y varias de las mías también. En un cierto momento tocó seguidas “Horses”, “A sorta fairytale”, “Honey”, “Virginia”, “In the Springtime of his voodoo” y “Cornflake girl” y todas me fascinan, me pareció un momento irreal.
A la mitad del concierto comenzó un set que llama el “Lizard Lounge”, con covers de otros artistas. En este concierto tocó “Boys in the trees” de Carly Simon – que nunca había escuchado y fue una agradable sorpresa – y “Tiny Dancer” de Elton John.
La gente estaba eufórica, de hecho, los fans nos levantamos se levantaron y corrimos corrieron al escenario mucho antes del final del concierto, como pasó en la última ocasión. Pero son fans de mala calidad: Tori les pidió que cantaran en ciertas canciones y no se sabían las letras!! Pobres amateurs.
Único defecto: “Cornflake girl” tenía playback. Seguramente para compensar por la ausencia de la banda, pero no me importa, me puedo morir habiendo escuchado esa canción en vivo. En resumen, el concierto estuvo brillante, espectacular. Me compré una camiseta de la gira; tenía que, la de la gira pasada la tuve que dejar en Honduras. Y puedo decir que quedé fascinada con la experiencia, para decir que ahora paso pendiente de los otros conciertos, y todos tienen playlists impresionantes.
Así que la próxima vez que Tori vaya a salir de gira, se compra el boleto sin falta, sin hacerse ninguna pregunta.
A few days before the concert in Paris was released the album in question, titled “Unrepentant Geraldines”. It’s a normal album in Tori’s tradition in the sense that it has a concept – the difficulties of reaching a certain age, but it’s accessible, no Christmas’ songs, no experimentations with orchestras or with musicals. The title of the album is a reference to paintings with women in attitudes of repentances before the divinity. The songs are about aging as a woman in an industry where youth and appearance are everything. I listened to it and I really liked it, even more than the records from the last years, “Night of Hunters” or “American Doll Posse”.
The concert was in Paris at the Grand Rex theater like the last time. This time the music while the audience arrived was Led Zeppelin, so someone must have read my complaint about the country from three years ago. The first group was a couple, a girl and a guy both playing guitar with just one microphone. Their songs were slow and melodramatic, I really didn’t like them. Luckily they didn’t play that long and Tori arrived before 9 in the evening.
Little disappointment: she played again by herself with no backing guitars or drums. However, from the beginning it felt that this was not a repeat of the October 2011 concert. Tori radiated an energy that I don’t remember the time before. She started with “Parasol”, as she’s doing in all of the concerts lately. It must be a reference to the fact that this song is about a painting as well. And she played a lot of songs from her first records, which is normal since a few years ago it was the 20th anniversary of her first album and this is the anniversary of “Under the Pink”. But I was glad that she played the fans’ favorite songs as well as mine. At one moment she played in a row “Horses”, “A sorta fairytale”, “Honey”, “Virginia”, “In the Springtime of his Voodoo” and “Cornflake girl” and love all of them, it felt like a surreal moment.
At the middle of the concert she started a set called the “Lizard Lounge”, with other artists’ covers.This time she played Carly Simon’s “Boys in the trees” – which I had never heard before and it was a nice surprise – and Elton John’s “Tiny Dancer”.
People were euphoric, in fact, us the fans got up and ran to the stage much before the end of the concert, like the last time. But these are poor quality fans: Tori asked them to sing at certain song and they didn’t know the words!! Poor amateurs.
One defect: “Cornflake girl” had playback. It must have been to compensate for the band’s absence, but I don’t care, I can die knowing I heard that song live. In a nutshell, the concert was brilliant, spectacular. I bought a T-shirt; I had to, I had to leave the one from the last tour in Honduras. And I can say I was delighted with the experience, I am even keeping up with the other concerts and all of them have amazing playlists.
So next time Tori goes on tour, you buy the ticket no exceptions, no questions asked.
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