Polonia nunca ha estado en mi lista de lugares que ver antes de morir, pero ya que Yanis se ha relocalizado a cercanÃas de ese paÃs no iba a desaprovechar la oportunidad de descubrirlo. Y asà fue como comencé mis vacaciones de fin de año en Varsovia. Quisiera poder decir que me esperaba un pueblo, donde el transporte público iba a estar jalado por bueyes, pero la verdad es que no tenÃa ninguna idea en mente de este lugar. En realidad Varsovia es una ciudad hiper moderna y súper cool y no sólo porque los Backstreet Boys van a dar un concierto en julio.
Poland has never been in my list of places to visit before I die but since Yanis has been relocated near that country I would not waste the opportunity to discover it. And that’s how I started my end-of-the-year vacations in Warsaw. I wish I could say I was expecting a village, where public transportation would require oxen, but truthfully I had no previous idea whatsoever of this place. Turns out Warsaw is a very modern city and extremely cool, and not only because the Backstreet Boys are giving a concert there in July.
Cuando uno llega a la estación de tren lo primero que se mira es una ensalada de edificios, mezcla de rascacielos de vidrio y bloques soviéticos. Pero no hay nada que temer, se puede cambiar dinero en el centro comercial claramente capitalista justo al lado de la estación. El polaco es un idioma muy extraño, pariente del ruso pero que usa el alfabeto latino. Uno trata entonces de descifrarlo pero el uso esporádico de vocales y las tildes y palitos en lugares insospechados de las letras es totalmente desconcertante. Aun asÃ, lo bueno de estar en una gran ciudad es que uno puede esperar que la gente – pero no toda – hable inglés.
Tal vez he pasado demasiado tiempo en Ginebra, pero todo allà me pareció extremadamente barato. El transporte y la comida cuestan una nada, aún en comparación a Francia y a Alemania, ni hablar con respecto a Suiza. Eso quiere decir que por tres dÃas comimos en restaurantes bastante decentes por unos precios irrisorios. Tratamos de comer la mayor cantidad de comida tÃpica posible: Å»urek, una sopa con salchicha y huevo que sirvieron en un plato hecho de pan negro; Kotlet schabowy, una costilla de cerdo empanizada; flaki, una sopa que tenÃa tanta hambre al tomarla que no me importó que fuera de mondongo y mis favoritos, los pierogis. Son los equivalentes polacos a los raviolis, wantan o empanadas, son pastelitos de harina de trigo que pueden ser dulces o salados. Nosotros los probamos rellenos con carne, con repollo y hongos y con manzana. Durante nuestra estadÃa nuestra misión era probar el restaurante Zapiecek, una franquicia local especializada en pierogis. Pero a pesar que hay varios de ellos distribuidos en toda la ciudad, es tan barato, tan rico y sus locales son tan pequeños que es difÃcil encontrar un puesto libre. Fue en este lugar que nos sirvieron un aderezo de lo que voy a asumir que es grasa porque tenÃa pedacitos de chicharrón. Estuve a un pelo de repetir mi intoxicación por exceso de manteca de cerdo de finales del 2012. Pero la mejor experiencia fue entrar a un bar de mala muerte porque todos los Zapiecek estaban llenos y morÃamos del hambre y que Yanis pudiera pedir comida gracias a sus nociones de ruso. No sabÃamos muy bien lo que nos iban a servir (el flaki y pierogis) pero todo estuvo exquisito.
Más allá de la comida, la ciudad me encantó. Hace poco hablé con una chava polaca que me dijo que Varsovia es una ciudad muy fea porque no es auténtica. Fue tan bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial que su centro histórico quedó completamente destruido. Lo reconstruyeron como estaba originalmente y quedó tan bien que en 1980 la Unesco lo declaró Patrimonio Mundial. Los edificios son coloridos, tiene edificios de madera, iglesias de ladrillo, decoraciones en los edificios de piedra, construcciones neoclásicas. Hay mucho de donde escoger. Y lo mejor es que se puede recorrer la ciudad siguiendo los pasos de las celebridades locales. En el centro se pueden escuchar canciones de Chopin en los bancos situados frente a edificios que tienen alguna anécdota ligada a él, Marie Curie tiene un museo dedicado a ella e igualmente Copérnico, a quien le dedicaron un museo interactivo de ciencias que no pudimos dejar de visitar. En fin, si antes no conocÃa Polonia ahora es un paÃs al que me muero de ganas por regresar.
When you reach the train station the first thing you see is a salad of buildings, a mix of glass skyscrapers and Soviet blocks. But there is nothing to fear, you can change currency in the clearly capitalist shopping mall next to the station. Polish is a very strange language, close to Russian but with Latin alphabet. Naturally you try to make sense out of it but the scarce use of vowels and the accents and sticks in very weird places in the letters is totally bewildering. Even still, the good thing of going to a big city is that you can expect people – though not all of them – to speak English.
I may have spent too much time already in Geneva, but everything there looked extremely cheap to me. Transportation and food are inexpensive, even when you compare them to France or Germany, so it goes without saying compared to Switzerland. That is why for three days we were able to eat in pretty decent restaurants for very good prices. We tried to eat as much local food as possible: Å»urek, a sausage and egg soup that was served in a dish made out of black bread; Kotlet schabowy, a breaded pork-chop; flaki, a soup that I was so hungry when I ate I didn’t care it had beef tripe and my all-time favorites, pierogis. They are the Polish equivalent to raviolis, wonton or empanadas, little wheat flour dumplings that can be sweet or salty. We tried them filled with meat, with cabbage and mushrooms and with apple. During our stay our main mission was to try a restaurant called Zapiecek, a local franchise that specializes in pierogis. But even though there are many of these scattered all over the city, it’s so cheap, so good and their rooms are so small that it’s hard to find a spot. It was here that we tasted a dressing made out of what I assume to be pork fat because it had bits of pork skin in it. I was this close to repeat my intoxication of late 2012 from having too much lard. But the best experience was to go into a hell-hole of a bar because all of the Zapieceks were full and we were starving and having Yanis order food thanks to his notions of Russian. We weren’t sure of what we would get (flaki and pierogis) but everything was delicious.
Besides the food, I loved the city. I recently spoke to a Polish girl that told me that Warsaw is a very ugly town because it’s not authentic. It was heavily bombed during World War II and its historical center was then entirely destroyed. It was rebuilt as it was originally and the reconstruction was so good that in 1980 the Unesco labeled it World Heritage. The buildings are colorful; it has wooden houses, brick churches, decorations in the stone buildings, neoclassical buildings. There is plenty to choose from. And the best thing is that you can visit the city following the footsteps of their local celebrities. In the center you can listen to Chopin in the benches located in front of buildings somehow related to him, Marie Curie has her own museum and so does Copernic, who has an interactive science museum we couldn’t miss. Anyways, if at first I didn’t know anything about Poland now it’s a country I can’t wait to go back to.
Thanks for sharing- very nice
ReplyDeleteEverybody... ;-)
ReplyDeleteJ'éspère que vous avez aussi goûté la bière. C'est vrai qu'il y a tellement des bon trucs à manger en Pologne.
Thank you!
ReplyDeleteEt oui, on a goûté la bière ^^ Elle est très très bonne.
Después de estar en varios bares peligrosos y clandestinos de San Pedro Sula, no me puedo imaginar como es un bar de mala muerte en Polonia.
ReplyDeleteBueno, para serte honesta no creo que el bar de mala muerte al que fuimos le llegue ni a los talones de los de San Pedro. :/ Pero era pequeño, mal iluminado, con música extraña y señores sospechosos hablando en polaco, lo suficiente para espantar turistas que no estuvieran tan hambrientos como nosotros.
ReplyDelete