De todas las ciudades que he visitado hasta ahora, BerlÃn es la que más me ha dado ganas de quedarme viviendo en ella. Incluso más que Nueva York que pierde puntos porque está lejos de Europa y porque su idioma oficial no es el alemán. Es sencillamente la ciudad perfecta. Es gigantesca, o sea que siempre habrÃan cosas por descubrir, aunque se tengan muchos años viviendo allÃ. Hay gente de todo el mundo. La arquitectura del siglo XX es particularmente importante allÃ. Está repleta de museos y de galerÃas. Y es BARATA: se puede comer bien con poco dinero, se puede vivir en apartamentos grandes a buenos precios.
BerlÃn no sólo vale la pena para un viaje, BerlÃn es la ciudad que merece que cambies todos tus planes de vida y te quedes para siempre allÃ.
Of all the cities I have visited so far, Berlin is the one that made me want to live there the most. Even more than New York which loses points because it’s far away from Europe and its official language is not German. It’s just the perfect city. It’s gigantic, so it will always have something new to discover, even after many years living there. There is people from all over the world. 20th century architecture is particularly important over there. It’s filled with museums and galleries. And it’s CHEAP: you can eat very well with little money, you can live in big apartments with good prices.
Berlin is worth more than just a trip; Berlin is the city that deserves you change all of your life plans and stay there forever.
Esta fue mi segunda vez en la ciudad, pero mi primera vez en primavera y en viaje de trabajo y no de vacaciones. Tuve menos presión entonces por visitar las cosas ultra turÃsticas, aunque sà pude ver algunas que quedaron pendientes de la vez pasada. Los restos del muro de BerlÃn, el domo del Reichstag y el Museo JudÃo por ejemplo.
Todo el tiempo que no lo pasé trabajando fue dedicado a pasear – cuando la lluvia y el viento lo permitÃan -, a comer comida asiática y a ver amigos, que fue definitivamente lo mejor de todo.
Creo que todavÃa no asimilo las secuelas internas de ese viaje, al punto que me cuesta trabajo expresarlas. Tal vez estoy en la edad peligrosa en la que el instinto de anidar se está empezando a manifestar, pero tener un vistazo de cómo es la vida allà me dio ganas de cambiar todo lo que estoy haciendo en estos momentos. Dejar de perseguir la incertidumbre de la vida universitaria para convertirme en una verdadera adulta. Tener mi apartamento, salir con mis amigos, ir al mercado de productos orgánicos, conseguir un gato, saber que mis dÃas no están contados en un lugar. Sentir que pertenezco a un lugar.
This was my second time in the city, but my first in the spring and on a work trip, not on vacation. So I had less pressure to visit the ultra-touristic things, even though I had to see some things I wasn’t able the first time around. The remnants of the Berlin Wall, the dome of the Reichstag and the Jewish Museum for example.
All of the time I was not working was devoted to strolling around – whenever the rain and the wind made it possible -, eating Asian food and seeing friends, which by far was the best of it all.
I think I haven’t assimilated yet the internal sequels of this trip, to the point where I’m having trouble expressing them. Maybe I’m in the dangerous age when the nesting instinct begins to manifest itself, but having a glimpse of what life is like over there made me want to change everything I’m doing right now. To stop chasing the uncertainty of university life and become a real adult. To have my own apartment, to go out with my friends, to go to the organic products market, to get a cat, to know that my days are not numbered in one place. To feel like I belong somewhere.
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