Mi carta de amor a Graz continúa con estas fotos del museo de arte moderno y contemporáneo, la Kunsthaus, diseñada por Peter Cook y por Colin Fournier. Se encuentra en el lÃmite del centro histórico de la ciudad, al lado del rÃo Mur. Sobra decir que contrasta con todos los edificios que lo rodean, pero es justamente lo que lo convierte en un punto de referencia. En todo caso para mà porque me estaba quedando en un apartamento súper cerca, asà que siempre me orientaba en función de él.
My love letter to Graz continues with these pictures of the modern and contemporary art museum, the Kunsthaus, designed by Peter Cook and Colin Fournier. It is located on the limits of the city’s historical center, next to the river Mur. Needless to say, it contrasts with every building that surrounds it, but that’s what makes it a reference point. In any case it was for me since I was staying in an apartment close to it, so I orientated myself according to it.
Me dijeron que a causa de su aspecto extravagante el edificio recibe el apodo de “alienÃgena amigable”. Me parece apropiado porque sus formas extrañas me hacen pensar a dibujos animados de Nickelodeon en mi infancia, fascinantes y repulsivos al mismo tiempo.
En ese momento habÃa un ciclo de exposiciones sobre el tema del paisaje. La primera estaba dedicada a videos por artistas contemporáneos que reflexionan sobre el desolador futuro del planeta. Pero ya era tarde y me arrepentà de haber pasado tanto tiempo viendo cada uno de los videos porque no pude disfrutar al máximo de la exposición sobre fotografÃas y pinturas hiperrealistas por artistas norteamericanos de los años 60.
Mis favoritas fueron las pinturas que son de gran tamaño y con la intención que parezcan lo más realistas posibles. De hecho, al principio pensé que todas las obras eran fotografÃas. Los temas son los paisajes cotidianos, urbanos o rurales, de los Estados Unidos de la época.
Me encantó la exposición, las obras eran magnÃficas pero creo que además captura la imagen que algunos europeos tienen de los Estados Unidos. Es como una extraña nostalgia por un paÃs en época que no conocieron y que ya no existe.
Al terminar de ver las exposiciones hay que subir a la terraza para ver Graz desde lo alto. No hay mejor forma de despedirse.
I was told that because of its extravagant aspect the building is called the “friendly alien”. I find this title appropriate because its weird shapes remind of the Nickelodeon cartoons in my childhood, fascinating and revolting at the same time.
At the moment there was a cycle of exhibitions on the theme of landscape. The first one was devoted to videos by contemporary artists reflecting on the planet’s ominous future. But it was late and I regretted having spent so much time watching every video since I could not properly enjoy the exhibition on photographs and hyperrealist paintings by American artists from the 1960s.
My favorites were the paintings which were quite large and painted with the intention of looking as real as possible. In fact, at first I thought that all the works were photographs. The subjects are daily landscapes, urban or rural, from the United States at that time.
I really loved the exhibition, the works were magnificent but I think that it captured the image that many Europeans have of the United States. It’s like a strange longing for a country at a time they never lived and no longer exists.
When finishing the exhibitions one must go up to the terrace to see Graz from above. There is no better way to say good-bye.
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