El verano se ha terminado oficialmente hace un poco más de una semana, pero aprovechando que Francia ha tenido una semana particularmente soleada y aún más caliente que en todo julio y agosto, pensé en que no habría mejor manera de celebrar el buen clima que recordando un poco mis ahora extintas vacaciones. Y pues este verano, como Pamela, Esther y Sophie me dejaron abandonada en cuanto se terminaron las clases, no tuve más remedio que ir y buscarme tres nuevas amigas, aunque sean ficticias, con quienes pasar las vacaciones. Cuando estaba en lo más oscuro de las últimas semanas del segundo semestre, atorada entre estudiar para mis exámenes, escribir la monografía y leer los sesenta libros que ambas actividades requerían, lo único con lo que soñaba era con un buen descanso intelectual. Y como no podía irme de compras a las tiendas me tuve que conformar con la mejor alternativa, comprar por internet, y aún mejor, comprar libros por internet, que sólo podían ser, naturalmente, libros de comedia. Mi primera elección fue Fran Lebowitz, de quien conocí su existencia cuando supe que Martin Scorsese había hecho un documental sobre ella para HBO, razón suficiente en mi cabeza para averiguar quién es. Busqué inmediatamente su libro y gracias a Amazon pude leer las primeras líneas de su recopilación The Fran Lebowitz reader, que reúne ensayos de sus libros Metropolitan life y Social Studies: “12:35 pm- The phone rings. I am not amused. This is not my favorite way to wake up. My favorite way to wake up is to have a certain French movie star whisper to me softly at two-thirty in the afternoon that I want to get to Sweden in time to pick up my Nobel Prize for Literature I had better ring for breakfast. This occurs rather less often than one might wish.” Para aquellos que me conocen por más de dos semanas sabrán que las mañanas están lejos de ser mi fuerte. Eso, unas cuantas frases más del libro y títulos como “Why I love sleep”, me hicieron darme cuenta que ambas tenemos muchas cosas en común y que Leibowitz es el tipo de mujer que yo estaba buscando para pasar un buen tiempo juntas.
Muy pronto me di cuenta que si el personaje de Daria de Mtv hubiera existido en la vida real sería Fran Lebowitz. No descarto la posibilidad que ella haya sido la inspiración detrás del personaje. O tal vez es una simple coincidencia, pero ambas son igualmente ácidas, sombrías y divertidas en su manera de ver la vida, eso sí, en el rango más alto de la intelectualidad por lo que fanáticos de Seth Rogen, favor abstenerse. El libro es una recopilación de ensayos cortos que parecen más bien ejercicios estilísticos de escritura, con la primera parte en relación a situaciones de la vida en las grandes urbes, su opinión sobre temas diversos de la ciencia y de las artes, sin dejar de lado meditaciones sobre ser un escritor en estos tiempos modernos. Cortos, fáciles de digerir y extremadamente divertidos, los ensayos de Lebowitz son un placer para la mente y una luz de esperanza para los socialmente inadaptados que vemos la vida de color negro pero no dejamos de reír por eso. No está de más mencionar que el libro es un nido de citaciones también, excelente para estatus en las redes sociales ya que sus frases cortas y mordaces deberían escribirse en piedra, o en su equivalente actual, el internet. Puedo considerarme entonces una devota de Lebowitz y no hay mejor manera de terminar un domingo de resaca que viendo el documental por el que la conocí en primer lugar. El título del libro de Nora Ephron es perfecto para alejar machos cavernícolas y mujeres superficiales. I feel bad about my neck and other thoughts on being a woman parece no dar una impresión reconfortante sobre el miedo más grande de la humanidad en estos tiempos: la vejez. Mejor conocida por su carrera como directora de películas “Sleepless in Seattle”, “When Harry met Sally” y más recientemente por la versión edulcorada de “Julie and Julia”, Ephron tiene las credenciales para llamar la atención en la pantalla grande, pero ¿y en la palabra escrita?
Lo que más me gustó de la forma en que escribe Ephron es que lo hace con una honestidad conmovedora. Habla con una admirable franqueza de cosas triviales como su conocimiento enciclopédico de los diferentes tipos de cremas que existen, de los martirios que ha sufrido su cabello, de las operaciones quirúrgicas que ha tenido. Pero también lo hace de la misma forma en lo que se refiere a sus matrimonios, sus divorcios, la crianza de sus hijos, la pérdida de sus amigas y de encontrarse como una madre soltera desamparada en búsqueda de casa, aunque esa casa se trate de un apartamento en un barrio lujoso de Nueva York. Uno logra olvidar por completo que se trata de una directora de cine, una muy popular de hecho y llega disfruta conocer a la simple mujer que empezó como una joven periodista con una afición por la cocina, muchos años atrás.
Me gusta cómo es de las pocas personas que son francas al decir que envejecer apesta, especialmente con todas las expectativas y ataduras implícitas en la vida de una mujer en lo que se refiere a imagen física, cuidado de la familia y carrera profesional. Todo eso para que al final lo único que quede son los recuerdos de la gente conocida, de las aventuras emprendidas y de los strudels probados. Me preocupa un poco haberme sentido muy identificada con varias cosas que escribió en su libro, especialmente por el hecho que yo tengo 26 años y ella 70 y que yo no he alcanzado nada trascendental en mi vida aparte de estar por celebrar la publicación de mil posts en un blog selecto únicamente por ser leído por muy pocos. Eso probablemente constituya la prueba que soy una viejita encerrada en un cuerpo dolorosamente sub-utilizado de menos de treinta años, pero si he de ser así, que por favor sea una de esas viejitas simpáticas que te invitan a tomar té y galletas y a quien le podés contar tus aventuras amorosas/pornográficas sin ningún tipo de tapujos porque ella las va a poder disfrutar, en lugar de ser una amarga coleccionista de gatos vivos. En fin, la descripción de la tercera edad de Ephron no provoca un miedo terrible al paso inevitable de los años, sino más bien una satisfacción por el momento presente y una paz y tranquilidad al saber que hay mucho tiempo por delante y que una vez atravesado el umbral de la juventud la vida continúa siendo satisfactoria como entretenida.
Mi tercera mejor amiga de este verano fue Tina Fey. Fey ha tenido una carrera extraordinaria, como actriz en “Saturday Night Live”, productora de cine, creadora de series de televisión y ahora escritora. Ha sido reiteradamente aclamada por la crítica, ha ganado muchísimos premios, es popular hasta más no poder, pero no es hasta ahora que ha podido llamar mi atención. Cuando tuve la curiosidad de leer Bossypants, su primer libro, fue más por saber por qué la persigue tanto alboroto que por otra razón. Yo ni siquiera –y ahora lo digo con mucha vergüenza- había visto “30 Rock” antes. Porque esto es lo que puedo decir de “30 Rock”: señoras y señores, si no han visto ese programa, seriamente, abandonen cualquier cosa que estén haciendo en este momento (luego de leer este post por supuesto) y véanlo. Es la mejor comedia, el mejor programa de televisión que se ha hecho en los últimos, diez años? Veinte años? No me atrevería a decir en la historia de la televisión, pero probablemente sea así. Al fin se ha hecho una serie que no gira alrededor de una insípida búsqueda amorosa, a un grupo irreal de amigos imposiblemente ricos y guapos en Nueva York, o a las simpáticas pero repetidas peripecias de la vida en familia. Se necesita un cerebro de la capacidad del de Tina Fey para lograr tener éxito con un programa con Alec Baldwin en el otoño de su carrera e historias que derivan del hecho de tratar de vivir con un empleo creativo en la actual maquinaria del entretenimiento. Innovador en su tema y en su enfoque, no lo es menos en su realización. Desde “Gilmore girls” no miraba un programa cuyos diálogos no fueran tan cuidadosamente manufacturados. La serie es divertidísima, aún si no se entienden todas las referencias a la cultura popular, la vida estadounidense, libros, series o películas que son mencionados, pero cuando se sabe todo eso es un disfrute en otro nivel. En fin, la serie es tan buena que opaca el libro, que de por sí es bastante disfrutable.
El libro oscila entre la autobiografía, libro de auto-ayuda y crónicas de detrás de las cámaras de los miles de proyectos que ha emprendido Fey hasta ahora. Es un balance muy delicado de mantener, pero cualquier desorganización se compensa con el humor de varias de las situaciones divertidas que ha atravesado Tina en la vida real. Su vida es aún más rica en cosas locas, absurdas y completamente descabelladas que las que se pueden inventar para Liz Lemon, pero se entiende perfectamente de dónde se saca esas ideas. Ahora, después de ver las cinco temporadas de su serie es necesario volver a leer el libro, estoy segura que será una experiencia completamente distinta, pero desgraciadamente las ocupaciones están regresando así como el clima invernal: lento pero seguro.
En fin, este verano hice tres buenas amistades, aunque sea de esas unilaterales que sólo existen en mi cabeza (Dios sabe que la mayoría que tengo son así), pero a pesar de los buenos momentos compartidos y las importantes lecciones aprendidas estoy contenta que mis amigas de carne y hueso hayan regresado a casa o las vaya a visitar en unos meses.
Summer has officially ended a little more than a week ago, but taking advantage of the fact that France has had a particularly sunny and even hotter week than in all of July and August, I thought there would not be a better way to celebrate the good weather than remembering a little my now extinct vacations. And since this summer Pamela, Esther and Sophie abandoned me as soon as classes were over; I had no other choice but to go and look for three new friends, even if they were fictitious, to spend my holidays with. When I was in the darkest moments of the last weeks of the second semester, caught up between studying for my exams, writing my first-year thesis and reading the sixty books that both activities required, the only thing I could dream about was some good intellectual rest. And since I could not go shopping I had to settle with the better alternative, shopping online, and even better, shopping for books online, that could only be, naturally, comedy books. My first choice was Fran Lebowitz, whose existence I came to know when I found out that Martin Scorsese had made a documentary about her for HBO, reason enough in my head to find out who she is. I immediately looked for her book and thanks to Amazon I got to read the first lines out of her compilation The Fran Lebowitz reader, which combines essays from her two books Metropolitan Life and Social Studies: “12:35 pm- The phone rings. I am not amused. This is not my favorite way to wake up. My favorite way to wake up is to have a certain French movie star whisper to me softly at two-thirty in the afternoon that I want to get to Sweden in time to pick up my Nobel Prize for Literature I had better ring for breakfast. This occurs rather less often than one might wish.” For those who know me for more than two weeks they are acquainted with the fact that mornings are not my strong suit. That, a few more sentences from the book and titles such as “Why I love sleep” made me realize that we both have many things in common and that Leibowitz is the kind of woman I was looking for to spend some time together.
I soon realized that if the character Daria from Mtv had existed in real life it would be Fran Lebowitz. I don’t dismiss the possibility that she might have been the inspiration behind the character. Or maybe it was just a simple coincidence, but they are both equally acid, dark but at the same time humorous in their approach to life, but in the highest level of intellectuality so Seth Rogen fans, please refrain. The book is a compilation of short essays that look more like writing exercises, with the first part about daily life in the big cities, her opinion on many subjects pertaining to science and arts, including meditations on what it is like to be a writer in these modern times. Short, easy to digest, and extremely funny, Lebowitz’s essays are a pleasure for the mind and a light of hope for us social outcasts that look at life through a dark lens but refuse to stop laughing because of it. It should be mentioned that the book is a quotations paradise, excellent for social networks status thanks to its short and snappy sentences that should be written in stone, or its modern equivalent, the internet. I consider myself then a Lebowitz admirer, and there is no better way to finish a hung-over Sunday than watching the documentary that introduced me to her in the first place. Nora Ephron’s book title is perfect to scare off cavemen and superficial women. I feel bad about my neck and other thoughts on being a woman may seem to not give a comforting impression about humanity’s biggest fear nowadays: old age. Better known for her career as a director in movies such as “Sleepless in Seattle”, “When Harry met Sally” and more recently for the edulcorated version of “Julie and Julia”, Ephron has the credentials to catch our attention in the big screen but, in written form?
The thing I liked the most about the way Ephron writes is that she does it with a poignant honesty. She talks with an admirable openness about trivial things such as her encyclopedia-like knowledge of the different types of creams there is, the martyrdoms her hair has been through, the plastic surgeries she’s had. But she does it in the same way when it comes to her marriages, her divorces, her children’s upbringing, the loss of her friends and finding herself as a lost single mother looking for a place to live, even if she can afford to look for an apartment in a fancy New York neighborhood. You completely forget she is a movie director, in fact, a very famous one, and you enjoy getting to know the simple woman who started as a young journalist who enjoyed cooking, many years ago.
I like the fact that she is one of the few people who are candid at saying that growing old sucks, especially with all of the expectations and the ties implicit in being a woman when it comes to physical appearance, taking care of the family and having a professional career. All of this so that in the end the only thing that remains are the memories of people known, adventures taken and strudels tasted. I am a little worried about the fact that I related a lot with many things she described in her book, especially for the fact that I’m 26 years old and she’s 70 and I have not done anything outstanding besides being close to celebrate a thousand posts in a blog, select only in the fact that is read by not many people. That may be proof enough that I am an old woman trapped in a painfully under-used body of less than thirty years, but if that is the case, I hope to be one of those nice old ladies who invite you to tea and cookies at her place and whom you can tell all of your romantic/pornographic adventures without any restraints because you know she would enjoy them, instead of being a bitter collector of living cats. Anyway, Ephron’s description of old age does not make you scared of the inevitable passing of the years, but instead gives you a satisfying feeling about the present moment, peace in knowing there is much time ahead and that once the threshold of youth is crossed life continues to be fulfilling and entertaining. My third best friend this summer was Tina Fey. Fey has had an amazing career as an actress in “Saturday Night Live”, a movie producer, television series creator and now writer. She has been acclaimed by the critics again and again, she has won many awards, and she’s as popular as you can get, but had failed to catch my attention so far. When I became curious to read Bossypants, her first book, it was more to know what the fuss was about. At the time –and I say this with embarrassment- I had not watched “30 Rock”. And this is what I have to say about “30 Rock”: ladies and gentleman, if you have not watched this show yet, seriously, give up anything you are doing at the moment (after reading this post of course) and watch it. It’s the best comedy, the best TV show in the last, ten years? Twenty years? I would not dare say in the history of television, but it probably may be the case. At last a show has been made that is not about an insipid love quest, about an impossibly rich and handsome group of friends in New York or about the funny but repeated adventures of family life. You need someone with Tina Fey’s brain ability to be successful in a show with Alec Baldwin in this stage in his career and stories about living with a creative job in the current entertainment machine. Innovative in its subject and in its approach, it’s not any different in its realization. Since “Gilmore girls” I haven’t seen a show with such carefully crafted dialogues. The series is very funny, even if you don’t get all of the pop culture references, American life, books, TV shows and movies that are mentioned, but when you know them you enjoy it in a different level. Anyway, the show is so good that it overshadows the book, that it’s very amusing in itself.
The book oscillates between autobiography, self-help book and behind-the-scenes chronics of Fey’s thousands of projects so far. It’s a very delicate balance to maintain but any disorganization is compensated with many of the funny situations Tina has been through in real life. Her life is even richer in crazy, absurd and outstanding things than those that can be invented for Liz Lemon, but you understand perfectly where she gets all of those ideas. Now, after seeing the five seasons of her show I think is necessary to read the book again because I’m sure it would be a completely different experience, but unfortunately responsibilities are coming back like winter weather: slowly but steady.
Anyway, this summer I made three good friends, even if they are those one-way friendships that exist in my head (God knows that most I have are that way), but in spite of the good moments spent with them and the lessons learned I’m happy that my friends in the flesh are back home or will be visited in some months.
<3 Tina Fey / Liz Lemon
ReplyDelete