Todo empezó porque se me ocurrió que sería súper práctico tener una mini computadora para ir a trabajar a las bibliotecas.
Olivia es mi Dell Inspiron 6400, un modelo vintage a estas alturas, pero cuando la compré estaba a la vanguardia de la tecnología. Tengo la osadía de decir que está añejada, pero en realidad apenas tiene cuatro años y medio, aunque eso en años de computadoras equivale a tener cuarenta y cinco ya que, como todos saben, envejecen más rápido que los perros. La compré justo antes de empezar la clase de Diseño V, porque a partir de esa clase ya se permitían entregar proyectos en Autocad y no importa cuántas clases de pintura y dibujo haya recibido en mi vida, no podía esperar a liberarme del yugo de los portaminas, los Prismas y los chinógrafos. Elegí ese modelo porque mi amigo Juank que es ingeniero en sistemas tenía una de ésas y estaba muy satisfecho con ella, así que confié en su experiencia para escoger mi compu. Juank llamaba a su laptop “Delia”, una adaptación de la marca, y me dijo que debería ponerle un nombre a la mía también. Me acordé de la cerdita de los cuentos de Ian Falconer y desde entonces Olivia es mi computadora y la red inalámbrica de mi casa. Herminio puede atestar de esto: soy ultra protectora con Olivia. No soportaba que teclearan muy fuerte en ella, trataba de instalarle la menor cantidad de programas sospechosos y cada vez que metía una memoria USB rezaba un Padre nuestro porque no tuviera virus. Creo que la primera vez que la envirusé en serio y que me apareció la pantalla azul cuando se iniciaba y no tuve otro remedio que formatearla fue un shock para mí. Pequeña ingenua que soy, la llevé a la oficina de los distribuidores oficiales de Dell en Tegucigalpa, porque ni siquiera confiaba en Juank o en Herminio para hacer eso. Los tipos de la oficina me cobraron un montón de dinero sólo para instalarle el Windows. La segunda vez que volvió a aparecer esa fatídica pantalla azul encontré otra oficina que también decía ser de distribuidores oficiales de Dell en Honduras y llevé la compu para que me la formatearan. Por supuesto, pagué demasiado, pero lo peor fue que cuando vi el historial de internet estaba repleto de videos porno vistos en youtube. Juré nunca más ir a ninguna de esas dos oficinas estafadoras y desde entonces Herminio me enseñó que detrás de la esotérica palabra “formatear” se esconde el sencillo hecho de instalar tres míseros DVDs y apretar de vez en cuando el botón de “siguiente”. Pero siempre lo hago bajo su supervisión por si acaso. Una vez casi muero porque el lector de CDs dejó de funcionar y cuando la llevé a un técnico abrió el lector, le dio una ojeada, le sacudió el polvo que tenía y el lector milagrosamente volvió a la vida. Sobra decir que ese episodio sólo aumentó a mi lista de obsesiones mantener nítida mi computadora e impulsó a Herminio a decirme que si la forma en que trato a Olivia es indicación de cómo va a ser mi desempeño como madre, esos van a ser niños muy consentidos y sobreprotegidos.
Cuando compré a Olivia yo no sabía mucho de computadoras y la pobre tuvo la tarea difícil de iniciarme a ese submundo. Hasta ese entonces usaba la computadora de escritorio de mi casa, un modelo clonado marca incendio, pero que nunca me había interesado en explotar a su máximo potencial. Aparte de usarla para internet, el blog, bajar música y buscar letras de canciones, no la necesitaba para gran cosa. Pero con Olivia se abrió todo un horizonte que por supuesto incluía Autocad y Sketch Up, pero incluiría ahora también ver series e irritar a mi madre jugando World of Warcraft. De repente empecé a indagar sobre cuáles son los componentes de una computadora, para qué sirven y cómo se pueden mejorar y no pasaron ni dos años cuando Olivia pasó de tener un giga de RAM a dos, que es lo máximo a lo que puede aspirar. Pero aún más que aprender a elegir un buen procesador o una buena tarjeta de video para lo que sería mi próxima laptop, me di cuenta que hay muchos detalles a los que ahora les presto atención cuando veo una computadora. Para empezar, el peso. Olivia pesa casi tres kilos y el maletín que me dieron pesa por sí solo casi tanto como ella. Nunca me gustó sacarla de la casa por miedo a los golpes, el polvo y a que la corriente eléctrica en el lugar en el que me encontrara no fuera del voltaje correcto y que fuera pesada no me motivaba particularmente a mostrarle el mundo. Un día de cargarla era una semana de dolor de hombros y espalda. Luego está el teclado. Olivia tiene ese teclado genérico con hendiduras entre las teclas, hendiduras donde se mete una cantidad increíble de polvo. La primera vez que limpié el teclado con aire comprimido no podía creer la cantidad de basura, comida y hasta insectos muertos que andaba cargando y he descubierto que limpiar el teclado con un pincel de maquillaje puede agregarse a la lista de cosas que te pueden hacer entrar en un trance meditativo. Otra cosa que aprendí a apreciar en las laptops es su apariencia. Olivia es agradable a la vista, pero está lejos de ganar un concurso de belleza. Para empezar es de plástico y luego de cuatro años de escribir en ella quedaron marcados los lugares adonde pongo mis manos cuando tecleo. Como es de la vieja escuela Olivia no tiene webcam, ni Bluetooth, ni micrófono, así que tratar de hablar por Skype siempre ha requerido el manejo de una cantidad impresionante de cables. Y nunca entendí bien cuál era la utilidad del Bluetooth hasta que tuve un celular con el cual me pude haber ahorrado la titánica tarea de conectarlo para pasarle cosas.
Así que vine a Francia y muchas veces cuando trabajaba en las bibliotecas se me ocurría lo útil que sería tener la computadora allí para no tener que estar llevando tanto papel, para poder copiar las cosas directamente o para poder buscar información en internet directamente sin esperar a llegar a casa. Pero imposible estar llevando a Olivia. La situación se agravó cuando empecé la práctica porque no tuve otro remedio que llevarla a la oficina en la mañana y traerla de regreso por la noche. Unas semanas después me compré una mochila para reemplazar el maletín, pero eso sólo ayudó a distribuir equitativamente el dolor entre los dos hombros en lugar de uno solo. Así que había llegado el momento de pensar en Olivia II. Rápidamente me di cuenta que lo que yo quería: una súper laptop con la mayor cantidad de RAM posible, un súper procesador, una tarjeta de video que me permitiera jugar WoW con la mayor calidad hacer renders con Autocad sin que anunciara errores fatales a cada rato, que fuera chiquitita y ligera y que pudiera llevarla a todas partes no existía para el presupuesto que tenía. La mejor opción que encontré fue una Sony Vaio, hermosísima, pero muy cara. Y luego de consultar a un panel de expertos –mis amigos en Facebook- sobre cuál era mejor, si una Dell, una HP o una Vaio, la mayoría se inclinó por Dell, todos me dijeron que me alejara de las HP, una sola persona votó por Vaio y un chistoso me dijo que me comprara una Mac.
Voy a decirlo: como buena snob, me gustaría tener una Mac. Antes que tuvieran Autocad para Mac la cuestión ni se planteaba, especialmente porque mi pereza es muy grande como para tener una partición que me permitiera tener los dos sistemas operativos al mismo tiempo. Pero ahora que ya existe el programa se me ocurrió ir a la tienda de Apple sólo para despejar la posibilidad. Tienen los diseños más bonitos de todas las computadoras que he visto y sueño algún día no tener que preocuparme por los virus, pero son exageradamente caras. No conozco su sistema operativo, pero no tengo apegos particulares al Windows, lo único es que me advirtieron que piratear programas es mucho más difícil en Mac. Y para los requerimientos que quiero necesitaría ganarme la lotería para poder comprármela; lo mucho a lo que podía aspirar es a su modelo de base que apenas supera las especificaciones de Olivia.
Así que sería otra Dell, pero ya no una Inspiron, modelo para noobs, sino una XPS. Y después de muchas llamadas a la sección de ventas de Dell, escribo desde la nueva y mejorada Olivia, una XPS 15z. Mi intención era la XPS 15, pero su peso no era realmente competitivo con respecto a mi computadora anterior, sin embargo admito que la diferencia de precio entre esos dos modelos con las mismas especificaciones fue materia de una larga reflexión. Al final tuve que renunciar la idea de la mini laptop porque una pantalla pequeña no es buena para trabajar en planos por muchas horas y porque se vuelven muy caras cuando pido más de cuatro gigas de RAM. Pero se conjugaron varios elementos que me hicieron decidirme por la 15z al final, como que el financiamiento apareció, pero sobre todo que ya no quiero lidiar con computadoras pesadas e incómodas. Esta vez traté de documentarme un poco antes de comprar: leí varias reseñas en internet, vi varios videos en youtube para darme una idea de cómo es la computadora porque –y eso sí es una lástima y un gran inconveniente- Dell no tiene tiendas y los modelos que yo estaba considerando no los venden en los almacenes. A pesar de todo, la computadora resultó algo diferente a lo que esperaba. Para empezar, tiene un objeto extraño que une la pantalla al cuerpo de la computadora, una especie de cilindro con ranuras que no es muy estético y el cuerpo sobresale detrás de la pantalla. Tampoco soy muy fanática de una franja plástica que rodea el cuerpo. En fin, se supone que esta es la competencia de las Macbook Pro, pero aquí sí hubiera preferido que hubiera habido más imitación en el diseño. El teclado tiene las teclas separadas e iluminadas, un detalle muy bonito, pero le falta algo que en mi opinión es imperdonable: no tiene teclado numérico integrado, ese que permite escribir ciertos caracteres con la tecla Alt. Era posible pedir el teclado QWERTY latinoamericano al que estoy acostumbrada, pero decidí pedir el AZERTY francés para ver si eso me ayuda a escribir más rápido en esa lengua. Pero ese teclado no tiene las tildes en español y sin el teclado numérico no puedo teclear combinaciones para sacar esas letras. Puedo dejar pasar el hecho que ya no tengo los botones de la primera Olivia para tocar música o ver películas, los de Play, Stop, etc, pero lo del teclado numérico me parece completamente absurdo. Está bien que no lo tenga separado, pero ¿qué les cuesta integrarlo a las teclas ya existentes? ¿Qué semejante mediocridad es esa? La indignación me ha tenido una semana investigando en internet cómo remediar eso y al parecer mi mejor opción es cambiar la lengua del teclado porque, de todas formas, Dell está sacando sus computadoras sin el teclado numérico. Por lo demás, la computadora está muy bien, tiene 8 GB de RAM, el procesador es Core i7 de 2.70 GHz y la tarjeta de video es Nvidia 525 M. En fin, todavía no la he bautizado haciendo planos o renders, pero espero que sea muy pronto. Aunque ya sé cuál va a ser su prueba de fuego: la nueva expansión de WoW, “Mists of Pandaria”.
It all started because it occurred to me that it would be very practical to have a mini laptop to work on the libraries. Olivia is my Dell Inspiron 6400, considered now a vintage model, but when I bought her, she was at the cutting edge of technology. I dare to say she’s old but actually she barely has four and a half years, even though in computer years it’s like having forty-five because, as everyone knows, they grow old faster than dogs. I bought her just before starting the fifth architectural design course in college, because from that moment on it was allowed to turn in projects made on Autocad and no matter how many drawing and painting classes I had taken before, I couldn’t wait to shake off the weight of pencils, markers and technical pens. I chose that model because my friend Juank, who is a systems engineer, had one and was very satisfied with it, so I trusted his experience in choosing my own. Juank called his laptop “Delia”, an adaptation on the brand, and he told me to name my computer as well. I remember the little pig from Ian Falconer’s tales and since then Olivia is my laptop and my wireless network at home.
Herminio can confirm this: I’m overprotective of Olivia. I couldn’t stand when someone typed on her too strongly, I tried to install on her as little as possible of suspicious programs and every time I used another person’s USB I prayed it didn’t have a virus. I think that the first time she had a very serious virus and the blue screen appeared when starting and had no choice but formatting it, it was a shock for me. Little naïve that I was, I took it to Dell’s official distributors in Tegucigalpa, because I didn’t trust Juank nor Herminio in doing that. The guys at Dell’s office charged me a lot just for installing Windows. The second time that fatidic blue screen appeared I found another office that also claimed to be Dell’s official distributors in Honduras and I took my laptop there so they could format it. Of course, I overpaid, but the worst was when I saw the internet history and it was filled with porn videos seen in youtube. I swore never to go to both of these places after that and since then Herminio taught me that behind the esoteric word “formatting” lies the simple task of installing three insignificant DVDs and press “Next” every now and then. But I always do it under his supervision, just in case. Once I almost died because the CD player stopped working and when I took it to some technician he opened it, looked at it, he cleaned the dust off and the player started working again. Needless to say, that episode only added to my list of obsessions to have my computer sparkling clean and prompted Herminio to tell me that if the way I treat Olivia is any indication of what my performance as a mother would be, those kids would be spoiled and overprotected.
When I bought Olivia I didn’t know much about computers and the poor thing had the grueling task of initiating me to that underworld. So far I used the desk computer at home, a cloned model with no recognizable brand, but I never had an interest in exploiting it to its fullest potential. Besides using it for the internet, the blog, downloading music and searching for song lyrics, I didn’t need it for much. But with Olivia a whole world opened up, and of course it included Autocad and Sketch Up, but now it would also have watching series and annoying my mother when playing World of Warcraft. Suddenly I started researching about what are the components on a laptop, what their use is and how they can be improved and not even two years went by when Olivia went from having one giga of RAM to two, the most she can aspire to. But even more than learning to choose a good processor or a good graphics card for my next laptop, I realized that now there are many details that I look in a computer now. For starters, weight. Olivia weights almost three kilos and the suitcase she came in weights as much as her. I never liked carrying her around for fear of bumps, dust and that the electric current wouldn’t be the right one and the fact that she was heavy didn’t exactly motivate me to show her the outside world. One day of carrying her gave me one week of back and shoulders pain. Then there’s the keyboard. Olivia has this generic keyboard with cracks between the keys, cracks where an incredible amount of dust gets in The first time I cleaned the keyboard with compressed air I couldn’t believe the amount of garbage, food and even dead insects that were there and I discovered that cleaning the keyboard with a makeup brush can be added to the list of things that can induce a meditative trance. Another thing I learned to appreciate in laptops is their appearance. Olivia is easy on the eyes, but she’s far from ever winning a beauty pageant. To begin with, she’s plastic and after four years of writing on her she now has the imprints of the places I put my hands when I type. Since she’s old school she doesn’t have webcam, Bluetooth or microphone, so trying to talk on Skype has always required dealing with an impressive amount of cords. And I never really got why Bluetooth is useful until I had a cellphone with which I could have saved myself the titanic task of connecting it to put things on it.
So I came to France and many times, when I worked on the libraries I thought about how useful it would be to have the computer there so as not to be carrying that much paper, to be able to copy things directly or to look for things on the information on the internet directly without having to wait to get home. But it’s impossible carrying Olivia around. The situation became worse when I started the internship because I had no other choice but to take her with me to the office every morning and bring her back at night. A few weeks later I bought a backpack to replace the suitcase, but that only helped distribute equally the pain between the two shoulders instead of just one. So the moment came when I started thinking about Olivia II. I quickly knew what I wanted: a super laptop with as much ram as possible, a great processor, a graphics card that allowed me to play WoW with the best quality make renders without Autocad without having fatal errors every five minutes, that was small and light and could be carried around everywhere didn’t exist for the budget I had. The best option I found was a Sony Vaio, beautiful but very expensive. And after consulting a panel of experts –my friends on Facebook- about which one is better, whether a Dell, an HP or a Vaio, most of them picked the Dell, everyone told me to get away from the HP, just one person voted for the Vaio and a funny one told me to get a Mac.
I’m going to say it: as a good snob, I would love to get a Mac. Before there was Autocad for Mac the question didn’t even arise, especially because my laziness is so great that I wouldn’t bother having a partition that allowed me to have both operating systems at the same time. But now that the program exists I went to the Apple store just to clear away this possibility. They have the prettiest designs of all the laptops I’ve ever seen and one day I dream about not having to worry about virus, but they’re extremely expensive. I’m not familiar with their operating system, but I don’t have any particular attachment towards Windows, the only thing I’ve been warned about is that pirating programs is much more difficult in Mac. And with the requirements I want I would have to win the lottery in order to be able to afford it; the best thing I could aspire to is their base model that barely surpasses Olivia’s specifications.
So it would be another Dell, not an Inspiron anymore, a model for noobs, but an XPS. And after many phone calls to Dell’s sales department, I’m writing from the new and improved Olivia, an XPS 15z. My original choice was the XPS 15, but its weight is not really competitive against my last computer, but I’ll admit that the price difference between these two models with the same characteristics gave me a lot to think about. In the end I had to give up the idea of a mini laptop because a small screen is not very good to work on plans and because they get very expensive when you ask for more than four GB of RAM. But a lot of elements aligned themselves that allowed me to pick the 15z in the end, like the fact that the funding presented itself but most of all, that I don’t want to deal with heavy and uncomfortable laptops. This time I tried to document myself before buying: I read many reviews online, I saw many youtube videos so as to get an idea of what the computer looks like because –and this is a shame and a huge inconvenience- Dell doesn’t have any stores and the models I was interested in were not available on retailers. In spite of all that, the computer turned out to be a little different than what I expected. First, it has a weird thing in the joint between the laptop’s body and its screen, a sort of cylinder with cracks that is not too aesthetic and a part of the body is visible behind the screen. Also, I’m not a huge fan of the plastic strip that surrounds the body. It’s supposed to be the competition of the Macbook Pro, but this time I would have preferred that there was more imitation in the design. The keyboard has the keys separated and lightened, a very nice touch, but it lacks something that is unforgivable in my opinion: the integrated numeric pad that allows you to write certain characters with the Alt key. It was possible to ask for the Latin American QWERTY keyboard I’m used to, but I decided to take the French AZERTY so I could learn to write faster in that language. But this keyboard does not have the Spanish accents and without the numeric pad I can’t type the combinations to write those characters. I can accept the fact that I no longer have the buttons the first Olivia has to play movies or music, the Play, Stop, etc, but the lack of numeric pad is just absurd. It’s ok not to have it separated, but how difficult could it be to integrate it in the existing keys? How mediocre is that? I’ve been so mad that I’ve spent a whole week researching on the internet how to fix that and apparently my best option is to change the language of the keyboard because in any case, Dell’s computers no longer have the numeric pad. Besides that, the computer is nice, it has 8 GB de RAM, the processor is a Core i7 de 2.70 GHz and the graphics card is an Nvidia 525 M. Anyway, I haven’t started using her to make plans or renders but I hope I will do it soon. But I know what it’s ultimate challenge will be: WoW’s new expansion, “Mists of Pandaria”.
Welcome to the family, Olivia 2.0!! You shall be nurtured, cared and loved, beyond your wildest dreams!
ReplyDeleteLa tarjeta de video no es la adecuada para AutoCAD, debiste buscar una Nvidia Quadro M. Aunque te servira para los juegos
ReplyDeleteDesgraciadamente Dell ahora no tenía más opciones de tarjeta de video para ese modelo. :( Tendré que esperar de aquí a cuatro años más. Pero por lo menos es una mejoría con respecto a la que tenía antes y esa se podía defender bastante bien. Así que tendré que conformarme.
ReplyDeleteMarcela,
ReplyDeletePuede configurar "keyboard shortcuts" en Word para atenuar el problema de la falta de teclado numérico. Busque en Word Options>Customize>Keyboard Shorcuts en la categoria "Common Symbols".
Saludos
Arquitecto muchas gracias! No me sabía esa solución.
ReplyDeleteQue esté muy bien!