30 November 2011

El color en la música contemporánea

Una de mis clases este extraño y pesado semestre se llama “El uso del color en la Antigüedad” y trata sobre el casi inexplorado tema del color en la arquitectura, escultura, pintura y mosaicos en las Grecia y Roma antiguas. Además de romper con el mito que el arte grecorromano era blanco, una concepción heredada del siglo XIX donde se llegaba incluso a “limpiar” las esculturas y los templos de los restos de color que podían tener, la clase pretende mostrar cómo y por qué se ha dejado de lado este tema en la historiografía tradicional. Por lo que hemos aprendido durante los últimos tres meses era de esperarse. Es un tema complejo ya que no queda prácticamente nada de obras pictóricas de la antigua Grecia y sólo nos podemos guiar por los textos de la época, que están lejos de ser redactados por expertos y que son profundamente subjetivos.

Para la clase tenemos que leer un artículo y escribir un comentario crítico al respecto y entre una gama de opciones elegí uno hecho por Michel Pastoureau porque si hay alguien con la sensibilidad y el buen humor para escribir sobre los cerdos o las rayas, ha de escribir muy bien sobre cualquier otra cosa. Su artículo se llama “El color y el historiador”, porque resulta que Pastoureau no sólo se interesa en la historia de los animales, sino que a través de sus estudios sobre la heráldica medieval llegó casi inevitablemente a cuestionarse sobre el color, un tema sobre el cual ha publicado abundantes libros y artículos. En este en específico explica cuáles son las dificultades que enfrenta un historiador cuando quiere tratar este tema y trata de advertirle sobre algunas trampas o errores de metodología que pueda cometer. En resumen, el tema es tan espinoso y difiere tanto según la cultura y la época que se debe abordar con mucho orden y cuidado. Es por eso que hoy he decidido detenerme en el uso del color en la música contemporánea, un tema en el que podría contarme entre las expertas más versadas ya que vivo en la época contemporánea, comprendo el imaginario y el universo mental del hombre de esta época y no podría considerarse un error proyectar mis conceptos y definiciones de mi cultura porque para descifrarla, ya que justamente eso se requiere.

Como buena historiadora en potencia he investigado arduamente el tema, recordando en esta gran enciclopedia que tengo por cerebro todas las canciones que en su título incluyen un color y de las cuales tengo algo que decir. Los ejemplos que siguen a continuación no pretenden ser un inventario de todas las que existen, pero sí una selección meticulosa y de buen gusto que reflejan mi erudición como connoisseure de la cultura pop y porque este blog cumple con ciertos estándares de calidad que no estoy en posición de ignorar.

Comencemos entonces con el color más fácil de todos, el negro, un color tan popular y tan bueno para adelgazar la figura y combinar con todo que hasta Pastoureau le dedicó un libro muy grande y pesado que acabo de alquilar. La primera canción que se me vino a la mente es “Black hole sun”, una canción tan magnífica como atractivo es Chris Cornell, pero ya que estamos en esa época del grunge, años 90 y hombres peludos y guapos, tengo que elegir entre todos a Eddie-debiste-haberte-casado-conmigo-Vedder con “Black”, extraída del primer disco de Pearl Jam, “Ten”. Esta canción inusualmente sensible fue la que me hizo entender que el negro puede el hilo conductor de una mala canción de un grupo australiano de viejos que todavía se visten como colegiales, o el lamento refinado por el amor perdido de un ermitaño en Seattle. Ustedes sabrán elegir.

Corriendo el riesgo de hacerles creer que los estándares de calidad que mencioné previamente son muy bajos, hago mención de “Blue”, esta canción ineludible de 1999 que se encuentra aquí por pura nostalgia. Resulta que en esa época me llevaba muy bien con una chica que tuvo unos cuantos períodos extraños en cuanto a gustos musicales se refiere. Cuando la conocí era la fanática número uno de las Spice girls, una adicción que yo compartía, pero a mí me hacía falta el cuarto literalmente forrado de posters de todas las integrantes que ella sí tenía y que yo le envidiaba. Luego la introduje a Third Eye Blind y se enamoró del grupo, algo completamente esperado y natural, pero después regresó de unas vacaciones en Europa y vino con este disco y esta canción espantosa. Sentí que todo mis intentos por educarla se habían esfumado en un segundo, o mejor dicho en tres minutos y cuarenta segundos. La canción es horrible, pero ¿qué otra canción podría representar la obsesión de la cultura occidental con este color? Pastoureau menciona encuestas que afirman que este color como el preferido de los europeos, los brasileños, los argentinos y los chilenos pero en otros países de América Latina tenemos mejor gusto: en Perú se prefiere el rojo, en Colombia el amarillo y en Honduras el rosado (este último dato obtenido a partir de una encuesta realizada a los autores del presente blog). Así que esta canción está aquí para mostrar mi objetivismo y espíritu científico.

“Red, red, red” es una de mis canciones favoritas de Fiona Apple, de su tercer disco “Extraordinary machine”. Ese disco se centra alrededor de una ruptura amorosa y casi que ilustra las etapas tradicionales del duelo: negación (“Not about love”), ira (“Window”), negociación (“Get him back”), depresión (“Parting gift”) y aceptación (“Waltz”). “Red…” es una canción muy conmovedora porque el estilo de Fiona es generalmente muy rebuscado y casi snob, sobre todo en cuanto a vocabulario se refiere, pero esta canción es directa y sin adornos. Se pregunta claramente sobre qué fue lo que salió mal y qué pudo haber hecho ella para que todo fuera diferente. Y lo único que se imagina es el color rojo. Entiendo perfectamente de lo que habla.

Continuando con las anécdotas personales inapropiadas, una vez cierto chico me envió por correo la canción “Sweat” de Inner circle (que menciona unos “big brown eyes”), diciéndome que cuando la escuchó, la canción lo hizo pensar en mí. No quiero sonar insoportable, pero de todas las señales que estaba recibiendo en ese momento esa fue la que me dijo que ese chavo no tenía ninguna remota idea de quién era yo y ese fue el fin de la historia. Así que para mi canción que ilustra el color marrón mejor voy a quedarme con “Brown sugar” de los Rolling stones, que no habla de la azúcar de caña sin tratamiento industrial, como inocentemente creía en mi tierna infancia.

Cuando pensé en verde pensé en “Green eyes” de Coldplay, algo irónico tomando en cuenta que el mayor éxito que tuvieron de ese mismo disco fue “Yellow”, demostrando una vez más que las canciones que menos me gustan de los discos son los sencillos. Esta canción es la única por la que me hubiera gustado cambiar el color de mis ojos, esta y “Guinnevere” de Crosby, Stills and Nash. Pero bueno, prefiero que no se me puedan ver las pupilas.

Y para el amarillo termino con una excelente canción de los Beatles: “Yellow submarine”, para la cual sólo me imagino a Mafalda bailando en su salón con la música a todo volumen. Esta canción me hace muy feliz y nadie la puede superar.

Espero que este pequeño estudio cromático aplicado a la música de nuestra época haya sido tan informativo como entretenido y haber demostrado las aplicaciones de la metodología en historia antigua y medieval en nuestra época contemporánea ¿Quién dijo que la historia del arte no sirve para nada en la vida real?


One of my classes of this strange and burdensome semester is called “The use of color in Antiquity” and it deals on the almost unexplored topic of color in architecture, sculpture, paint and mosaics from the ancient Greece and Rome. Additionally to breaking free from the myth that the Greco-Roman art was white, an idea inherited from the XIXth century where it even came to the lengths of “cleaning” sculptures and temples from their remains of colorings, the class intends to show how and why has this issue been cast away from traditional historiography. For what we’ve learned in these last three months, it’s obvious. It’s a complex topic, for there are barely any remaining works from ancient Greece, and we can only have an idea based on the texts of that time, which are far away from being written by experts and are extremely subjective.

For the class we have to read an article and write a critical essay regarding it, and between a palette of options I decided to go with one written by Michel Pastoureau, because if there is someone with the sensibility and humor to write about pigs and stripes, he must write extremely well any other thing. His article is named “The Color and the Historian”, because it turns out that Pastoureau is not only interested in the history of animals, but through his studies on medieval heraldry he inevitably came upon to question color itself, a topic on which he has written plenty books and articles. In this specific one, he explains the difficulties a historian will face when dealing with such a topic, and tries to warn him about certain tramps or mistakes in the methodology that could occur. Long story short, the topic is painful and differs so much according to its culture and time that it must be dealt with extreme order and care. This is why today I’ve decided to ponder on the use of color in contemporary music, a topic in which I could consider myself amongst the greatest experts mostly that I live in the contemporary times, I understand the imaginary and mental universe of men in this time, and it couldn’t be considered a mistake to project my concepts and definitions of my culture to decipher it, because that’s exactly what’s needed.

As a great aspiring historian I’ve researched tirelessly the topic, going through this vast encyclopedia that I have as a brain all the songs that include color in their titles and of which I have something to talk about. The following examples are not intended as an inventory of all the ones that exist, but more an exhaustive and exquisite selection that reflect my erudition as connoisseur of pop culture, and because this blog must maintain certain quality standards that I must enforce.

Let us begin then, with the easiest of all colors, black. A color so popular and great for slenderizing the figure and combining with anything that even Pastoureau dedicated a very big and heavy book that I just rented. The first song that comes to mind is “Black hole sun”, a song as magnificent as attractive Chris Cornell is, and since we’re in that grunge time, 90’s, hairy gorgeous guys, I must choose among all of them Eddie-you-sould’ve-married-me-Vedder with “Black”, from PearlJam’s first album “Ten”. This unusually sensitive song was that the one that made me realize that black can be the thread of a terrible song of an Australian group that still dresses as college boys, or the refined lament for a lost love of a hermit from Seattle. Make your choice.

Making you guys believe that the quality standards that I mentioned before are really low, I shall mention “Blue”, unavoidable song from 1999 that present by pure nostalgia. It turns out that on that time I hanged a lot with a girl that had some weird periods regarding musical taste. When I met her, she was SpiceGirl’s #1 fan, an addiction that I shared, but I lacked the room literally covered with posters from all the members that she had and I envied. Later on, I introduced her to Third Eye Blind, and she fell in love with the band, something unexpected but natural, but after some vacations from Europe she came back with this terrible album and song. I felt as all my attempts to educate her had vanished in a second, o better stated in three minutes and forty seconds. The song is terrible, but what other song could represent western civilization with this color? Pastoureau mentions polls that show this color as the favorite among Europeans, Brazilians, Argentinians and Chileans, but in other Latin American countries we have better taste: in Peru the red is favorite, in Colombia is yellow, and in Honduras is pink (this last data from a poll taken on the authors of this blog). So this song is here to show my objectivism and scientific spirit.

“Red, red, red” is one of my favorite songs by Fiona Apple, from her third album “Extraordinary machine”. This album revolves around a romantic break up and almost illustrates the traditional stages of grief: negation (“Not about love”), wrath (“Window”), negation (“Get him back”), depression (“Parting gift”), and acceptance (“Waltz”). “Red…” is a very moving song because Fiona’s style is generally elaborate and almost snob, mostly when it comes to vocabulary, but this song is straight forward and without ornaments. She openly asks what went wrong and what could’ve been done better so that everything were different. And the only thing she can imagine is the color red. I understand exactly what she’s talking about.

Following some more inappropriate anecdotes, a guy sent me an email with the song “Sweat” by Inner Circle (that mentions some “big brown eyes”), saying that when he heard it, the song made him think of me. I don’t want to sound obnoxious, but of all the signs I was receiving at that time that was the one that pointed out that this guy had no idea of who I was and that was the end of it. So for my song depicting the brown color, I’ll prefer Rolling Stones’ “Brown sugar”, which by the way does not talk about sugar extracted from the cane without industrial treatment, as I innocently thought in my child years.

When I thought in green, I thought in Coldplay’s “Green eyes”, something ironic considering that their greatest hit from that same disc was “Yellow”, showing once again that the songs that I like the least are from the singles. This song is the only one for which I would’ve liked to have changed my eye color, this one and “Guinnevere” by Crosby, Stills and Nash. But, I prefer that my pupils can’t be seen.

And to close with yellow, I chose an excellent song from the Beatles: “Yellow Submarine”, for which I can only picture Mafalda dancing in her room with the music on the highest volume. This song simply makes me happy and nothing can surpass it.

I sincerely hope that this small chromatic study applied to music from our time has been as informative as entertaining, and has shown the applications of the methodology of ancient and medieval history in our times. Who said that art history is worthless in real life?

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