Voy a ser honesta y decir que no tenía grandes expectativas de pasar mis vacaciones navideñas en Bélgica. No porque tuviera prejuicios con respecto a ese país, es sólo que no conocía nada de él que pudiera interesarme particularmente. Generalmente si voy a un lugar es porque hay algo que quiero ver: un monumento, un edificio contemporáneo, un museo o aunque sea la remota posibilidad de encontrarme una celebridad. Aquí, nada, sólo una estatuilla de un niño que orina…
Afortunadamente, en el hostel que nos quedamos -donde nos atendió un belga muy simpático que hablaba español- nos dieron un mapa hecho por locales que mostraba las atracciones de la ciudad y algunos secretos bien guardados, como el restaurante chino del boulevard Anspach que sirve almuerzos a 3.80 euros y cenas a 6.20. Lo que explica que entre las especialidades culinarias belgas puedo contar las papas fritas, las cervezas del Delirium (un bar de varios pisos súper de moda), chocolates por supuesto y la comida china barata.
Pero resulta que Bélgica tiene mucho más que ofrecer que chino y chocolates: la arquitectura. Tiene unos edificios bellísimos y en particular edificios de apartamentos que parecen salidos del cuento de Hansel y Gretel. Quería fotografiar todo a medida que caminaba, pero tuve que hacer una selección y de esa selección presento lo mejor, o lo que salió mejor fotografiado. En fin, puedo imaginarme en un pequeño ático de un edificio de ladrillos, con decoraciones de cerámica y un gato negro como compañía. Aunque no me quejaría de vivir en ese edificio inspirado por Mondrian.
I’m going to be honest and say that I didn’t have great expectations of spending my Christmas vacations in Belgium. Not because I had any particular prejudices about that country but because I knew nothing about it that could interest me. In general, when I go someplace it’s because there is something there that I want to see: a monument, a contemporary building, a museum or even the remote possibility of finding a celebrity. Here, nothing, just a little statue of a boy pissing…
Fortunately, in the youth hostel where we stayed –and where a very nice Belgian guy who spoke Spanish greeted us- they gave us a map made by locals that showed the city’s main attractions and some well kept secrets, such as the Chinese restaurant in Anspach boulevard that serves lunch at 3.80 euros and dinner at 6.20. Which explains that amongst Belgian culinary specialties I count fries, beers from the Delirium (a very hipster bar many stories high), chocolates of course and cheap Chinese food.
But it turns out that Belgium has much more to offer besides Chinese and chocolates: architecture. It has some beautiful buildings and especially residential buildings that seem to belong in the Hansel and Gretel tale. I wanted to photograph everything when I was walking but I had to make a selection and from that selection I present the best I could find, or at least what was better photographed. Anyway, I can imagine myself in a little attic of a brick building, with ceramic decorations and a black cat as a companion. Although I wouldn’t mind living in that building inspired by Mondrian.
¿Visitaron el museo dedicado a René Magritte? Creo que está en Bruselas.
ReplyDeleteP.D.: ¡Tin Tin bajando las escaleras! :D
O.o ¿Hay un museo de Magritte en Bruselas? Trágame tierra!
ReplyDeleteSí, lo hay. Esta es la dirección: http://www.musee-magritte-museum.be/
ReplyDeleteNo te culpés, ni yo sabía hasta el año pasado que tuve una falsa alarma de que me iba para Bélgica y me puse como loco a buscar información sobre Bruselas.
Ah! Pero qué buenas fotos! Me encantó todo... pero siento que hacen falta algunas... no sé... *cough*ParlamentoEuropeo*cough* :P Estuvo genial, ¿no?
ReplyDeleteNo desesperes, el Parlamento Europeo está por venir ;)
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