Breizh

Bretaña es algo parecido a una versión francesa equivalente a Olancho: una región con una identidad definida y con una población que reivindica su pertenencia a ella, antes que al país. Los paisajes más bonitos, la comida más rica y la gente más amable están allí, dicen los Bretones. Hasta ahora no puedo decir lo contrario. Su población tiene reputación de beber mucho, la región es de las más lluviosas de Francia y las famosas crepas son originarias de allí. Yo ya había oído hablar de este lugar desde quinto grado, porque una de mis maestras nació allí y nos hablaba de él. De hecho, es la única maestra de mi colegio de quien conozco su procedencia, todos mis otros maestros venían de “Francia”, ese lugar abstracto en mi cabeza que no tenía otras ciudades aparte de París, por lo que nunca se me ocurrió preguntar más. Pero gracias a esta maestra supe de la existencia de Carnac y sus alineamientos megalíticos y desde entonces soñaba con verlos en persona. Cuando se me presentó la oportunidad de ir no lo pensé dos veces.

Después de lo que fue un viaje de más de siete horas en tren, llegamos con Pame y naturalmente estaba lloviendo. Sin embargo los días siguientes fueron fríos y con viento pero tuvimos días soleados muy bonitos, como si el lugar estuviera contento de recibirnos. Nuestro destino era Lorient, o mejor dicho, un pueblo a cercanías de Lorient llamado Guidel. Con sólo unas cuantas casas a lo largo de una calle, estábamos a dos pasos de la playa pero rodeadas por bosque al mismo tiempo. Y estaba completamente silencioso, algo que no experimentaba desde que visitaba a mis abuelos en su finca cuando estaba pequeña.

Brittany is like a French equivalent version of the Honduran department Olancho: a region with a defined identity and a population that is more proud of belonging there than to the country itself. The prettiest landscapes, the most delicious food and the nicest people can be found there, or so the Bretons say. So far I can’t say the contrary. Its population is known for being heavy drinkers, it is one of the regions where it rains the most in France and the world-known crêpes are originally from there. I had already heard about this place since the fifth grade because one of my teachers was born there and used to talk about it. Actually, she’s the only teacher from my school whom I know where she’s from; all my other teachers came from “France”, this abstract place in my head with no other cities besides Paris, so it never occurred to me to inquire more. But thanks to this teacher I learned that Carnac and its megalithic alignments existed and since then I dreamt of one day seeing them in person. When the opportunity came to go there I didn’t think it twice.

After a seven hour train ride we got there with Pame and naturally it was raining. However, the next days were cold and windy but we had some very lovely sunny days, as if the place was happy to receive us. Our destination was Lorient, or more specifically a town near Lorient called Guidel. With just a few houses along one road, we were two steps away from the beach but surrounded by the forest at the same time. And it was completely silent, something I hadn’t experienced since I visited my grandparents in their ranch when I was little.

Tuvimos un itinerario muy ajetreado y logramos ver muchas pocas en poco tiempo, una de las grandes ventajas de viajar con amigos que tienen carro. Nuestro primer destino fue Port-Louis, una ciudadela construida por los españoles a finales del siglo XVI y remodelada en el siglo siguiente por los franceses.

We had a very busy itinerary and we managed to see a lot of things in little time, one of the great advantages of traveling with friends who have cars. Our first stop was Port-Louis, a citadel built by the Spanish by the end of the XVIth century and remodeled in the next century by the French.