Una de las cosas que más extraño de Europa es tener la posibilidad de comprar cualquier libro en cualquier momento y que me llegue directo al buzón en unos cuantos días. No sólo por tener la facilidad monetaria de poder comprar casi todo lo que se me antojara, sino que allá no hay límites a lo que se puede conseguir. Regresé a una Tegucigalpa donde las librerías son unos negocios raquíticos y lastimeros que subsisten únicamente gracias a la venta de best-sellers. Y como uno de mis remedios para la tristeza es comprar libros me vi en la penosa necesidad de comprarme un libro popular. Escogí “Fifty shades of Grey” porque tengo meses de escuchar de él por todas partes y me dije que tiene que tener algo de rescatable para que un libro erótico haya dado el crossover hacia la lista de los más vendidos. Resumiendo la letanía que estoy por comenzar: es una completa basura y su popularidad es la confirmación más evidente de la estupidez de la cultura occidental.
Esta es la historia de Anastasia Steele, una joven de 21 años a punto de graduarse de la universidad que por una casualidad se encuentra frente a frente al guapísimo y multimillonario Christian Grey, haciéndole una entrevista para el periódico estudiantil. Ambos quedan flechados y Grey empieza a seducir a Ana con el fin de proponerle el único tipo de relación de la que es capaz: una en la que él tiene el absoluto control de su pareja – que exige con la firma de un contrato – desde los aspectos más triviales de la existencia como la forma en que se viste y lo que come, pero especialmente en exigir sumisión total cuando están juntos, algo que no sería tan difícil si Grey no tuviera una ligera adicción por los implementos masoquistas. ¿El dilema de esta proposición? Ana es virgen y por ende no tiene ningún patrón con el cual analizar lo descabellado o no de esta iniciativa. Sin embargo se siente inexplicablemente atraída por Grey y lo empieza a considerar.
Cuando empecé a leer el libro lo primero que noté fue la sorprendente semejanza de los personajes con otros del universo literario de la plebe: Bella Swan y Edward Cullen. Una joven inexperimentada de padres divorciados, socialmente torpe, insegura y un muchacho guapo, exageradamente guapo, repetitivamente guapo, como las autoras nos lo pasan martillando una y otra vez. Sólo que se remplaza el misterio de lo sobrenatural de Cullen por la cantidad exorbitante de dinero de Grey, algo que en la vida real es totalmente equivalente a ser un vampiro. Luego me enteré que la semejanza era en realidad una derivación pues “Fifty shades of Grey” comenzó siendo un relato nacido de “Twilight”, usando los mismos personajes de la novela original pero en una situación alterna. E.L. James, la autora de “Grey” pronto se dio cuenta que podía capitalizar su historia por su propia cuenta y decidió separarla del universo vampírico, pero no de todo lo demás. Para decir que hasta se queda siempre dentro del registro de lugares fríos y lluviosos, sólo que pasa de Forks a Seattle.
El concepto del libro no es malo, pero la ejecución, el estilo de la escritora y el espectro de su vocabulario es vergonzosamente pobre. A tal grado que me pregunto qué tipo de editor lo habrá leído y habrá visto potencial en algo que parece redactado por una adolescente a la que no le gusta leer más allá de la ocasional revista para mujeres. Al libro se le tilda de “Mommy porn” ya que la autora es una ama de casa de más de cuarenta años que de repente se convirtió en escritora, pero siento que este apelativo es insultante para las madres y para las mujeres maduras. Quiero pensar que cuando uno llega a cierta edad se alcanza un grado de exigencia y sofisticación que este libro ni siquiera aspira a tener. Ana y Christian no tienen personalidad, nada los caracteriza aparte de su juventud y supuesta belleza. Las situaciones son vacías, irreales, ridículas y a pesar que la literatura es el reino de lo improbable tampoco hay que subestimar a tal grado la inteligencia del lector. El libro no es erótico sino pornográfico y no hablo de las escenas de sexo, me refiero a los escenarios que sólo son malas excusas para justificar un encuentro, me refiero a las fantasías absurdas como tener un hombre perfecto que te compre un carro, una computadora Apple, un Blackberry y un guardarropa dos semanas después de conocerte y que te quiere obligar a que tengas un entrenador privado y que comas sanamente. Este es el verdadero escapismo, la justificación de añorar ser sumisa: tener a un tipo que te arregle la vida para no tener que hacerlo uno misma.
Cuando pienso que “Ivanhoe” se podría considerar como un best-seller de su época no puedo evitar decirme que “Grey” es el síntoma más reciente de la decadencia de nuestra generación. Nosotros seremos recordados por nuestras franquicias literarias para perezosos que en realidad no les gusta leer. Los Twilights, los Greys, las comidas rápidas de las lecturas. La gente debe dejar de engañarse, el que estos libros supuestamente inciten a la gente a leer buenos libros no sólo es falso sino que además no es un mérito. Leer estas cosas no cultiva a nadie, no enriquece el horizonte, no despierta ningún intelecto. Este es un engranaje más en la maquinaria que fabrica robots que no piensan, que no cuestionan, desprovistos de aspiraciones que trasciendan trabajar para consumir, para lucir, para enriquecer a un montón de explotadores en este mundo donde el individuo no vale nada, donde uno es un número más entre un millón. En esta sociedad de imbéciles.
E.L. James debería tomar más de una lección de Ayn Rand, autora de una de las escenas eróticas más brillantes que he leído. Se encuentra en “Atlas shrugged”, cuando Dagny Taggart y Hank Rearden finalmente se acuestan en el vagón de un tren. Después de reconocerse el uno al otro como personas con la misma visión de la vida, los mismos valores y aspiraciones, al darse cuenta que ellos dos están solos frente al mundo, que saben que están a años luz de los demás, que se respetan y que es casi un milagro que se hayan encontrado en medio de tanta mediocridad. Es hasta ese momento que finalmente ceden a sus impulsos. Pues el sexo es más que simplemente acostarse con alguien, es querer poseer su genio, es reconocer que es digno de ser admirado, es rendir tributo a su intelecto. Pues cuando los personajes ni siquiera tienen intelecto que justifique su existencia, no hay nada que sus cuerpos puedan hacer que valga la pena ser contado. Hace poco vi una entrevista con James, en la que decía que este libro lo escribió para ella. Tal vez ella debió habérselo quedado y no mostrárselo a nadie más. ¿Dónde están los profesores represivos cuando se les necesita?
One of the things I miss the most about Europe is having the possibility of buying any book at any time and having it delivered directly to my mailbox just a few days later. Not only because I had the financial capacity of buying almost anything I wanted but the fact that there are no limits to what you can find there. I came back to a Tegucigalpa where the bookshops are skimpy and pitiful businesses which subsist thanks only to the selling of best-sellers. And since one of my remedies for sadness is to buy books I found myself in the necessity of buying a popular book. I chose “Fifty shades of Grey” because I’ve been hearing about it everywhere and I thought it must be good since it is an erotic book who managed to crossover to the most sold books list. Summarizing the litany I’m about to begin: it is complete garbage and its popularity only confirms the evident stupidity of western culture.
This is the story of Anastasia Steele, a girl in her early twenties about to graduate from university who by coincidence finds herself in front of the handsome and multimillionaire Christian Grey, interviewing him for the student newspaper. They are both smitten by each other and Grey starts seducing Ana in order to offer to her the only kind of relationship he is capable of: one in which he has the absolute control of his partner – he demands so by the signing of a contract – from the most trivial aspects of everyday life like the way she dresses to what she eats, but especially in demanding utter submission when they’re together, something that wouldn’t be so hard if Grey didn’t have a slight addiction to masochist implements. The dilemma in this proposition? Ana is still a virgin and therefore has no standard to which analyze the craziness or lack thereof of this initiative. However, she feels inexplicably attracted to Grey and starts considering it.
When I started reading the book the first thing I noticed was the character’s outstanding resemblance to others from the literary universe of the populace: Bella Swan and Edward Cullen. An inexperienced young girl from divorced parents, socially awkward and insecure and a handsome young man, incredibly handsome, repeatedly handsome, as the authors keep hammering on again and again. The only difference is that the Cullen’s supernatural mystery is replaced by the exorbitant amount of money Grey has, something that in real life is totally equivalent to being a vampire. I later found out that the resemblance was in reality a derivation since “Fifty shades of Grey” started as story born out of “Twilight”, using the same characters from the original novel but in an alternate situation. E.L. James, “Grey’s” author, soon figured the possibility of capitalizing on her own story and decided to separate it from the vampire universe, but not from the rest. It even stays in the register of taking place in cold and rainy places, changing Forks for Seattle.
The concept of the book is not so bad, but the execution, the writer’s style and her vocabulary spectrum is shamelessly poor. It makes me wonder what kind of editor must have read it and seen potential in something that seems to have been written by a teenager who doesn’t like to read beyond the occasional women’s magazine. The book is said to be “Mommy porn” since the author is a housewife beyond her forties who suddenly became an author, but I find this appellation to be insulting to mothers and mature women. I want to think that when you reach a certain age you attain a certain level of demands and sophistication this book doesn’t even aspire to have. Ana and Christian lack any personality; nothing characterizes them beyond their youth and supposed beauty. The situations are empty, unreal, ridiculous and even though literature is the realm of the unlikely there is no reason to underestimate the reader’s intelligence to this point. The book is not erotic but pornographic and I’m not talking about the sex scenes, I’m referring to the scenarios which are just bad excuses to justify an encounter, I’m speaking of the absurd fantasies like having a perfect man buying you a car, an Apple computer, a Blackberry and an entire wardrobe after just two weeks of meeting you and who wants to force you to have a personal trainer and eating healthy. This is the real escapism, the justification of longing to be submissive: having a guy fix up your life for you so you don’t have to do it yourself.
When I think about the fact that “Ivanhoe” could be considered a best-seller of its time I can’t help thinking that “Grey” is the most recent symptom of our generation’s decadence. We will be remembered for the literary franchises for the lazy people who actually don’t like to read. The Twilights, the Greys, the fast-food of reading. People should stop fooling themselves, the fact that these books supposedly inspire people to read good books not only is false but it is no merit whatsoever. Reading this stuff doesn’t cultivate anyone, it doesn’t expand your horizon and it doesn’t awaken any intelligence. This is just another gear in the machinery which produces unthinking robots who don’t question, who are devoid of any aspiration that transcend working for consuming, for showing off, for making even richer a bunch of exploiters in this world where the individual is worth nothing, where you are just one amongst a million. In this society of imbeciles.
E.L. James should take more than one lesson from Ayn Rand, author of one of the most brilliant erotic scenes I’ve ever read. It can be found in “Atlas shrugged” when Dagny Taggart and Hank Rearden finally sleep together in a train wagon. After recognizing one another as people with the same vision in life, the same values and aspirations, after realizing that they are both alone against the world, when they know they are light years away from the rest of the people, that they respect each other and it’s almost a miracle that they found themselves in the midst of all this mediocrity. It is up until that point that they finally give in to their impulses. For sex is more just that getting laid with someone else, it’s wanting to possess his genius, it’s recognizing he is worthy of being admired, it’s a tribute to his intellect. But when the characters don’t even have intellect that could justify their existence, there is nothing their bodies could do that could be worth writing about. Not long ago I saw an interview with James, in which she said that she wrote this book for her. Maybe she should have kept it for herself and not show it to anyone else. Where are the repressive teachers when you need them?
Estoy totalmente de acuerdo, Marce. Es tan dificil encontrar algo en la literatura actual que nos ayude a cuestionarnos sobre nosotros mismos... :(
ReplyDeleteMejor nos quedamos con la literatura de hace unos cuantos años, y lo actual lo vemos en el cine para desestresarnos. jajajaja
Lo dice una lectora de Norah Ephron
ReplyDeleteNora Ephron es ingeniosa, divertida y escribe muy bien. No veo porqué sería un insulto notar que la leo.
ReplyDeleteSuena tan malo que ya me dieron ganas de leerlo. Hasta ahora la habia evitado justamente porque todo el mundo me dice que es muy malo.
ReplyDeleteFijate que no sos la primera persona que me dice que mi texto más bien inspira leerlo. Esto sí es publicidad no intencional.
ReplyDeleteHahaha, lo bueno es que probablemente me gane la pereza y no lo lea. Igual quiero leer "Life of Pi" que propablemente esta muy malo tambien, antes de ver la peli :P
ReplyDeletecela m'a fait penser à toi ;-)
ReplyDeletehttp://bilderreisen.tumblr.com/post/40004473996
:P
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