A primera vista Pont-Aven puede parecer un típico pueblito bretón con sus casitas adorables, sus paisajes montañosos, sus riachuelos y sus creperías por todas partes. Pero cuando uno presta atención se da cuenta que el 90% de los negocios en este pueblo no son cafés o restaurantes, son escuelas de arte, galerías o ventas de suministros para artistas. Esta es la herencia de los pintores que eligieron Pont-Aven para instalarse temporalmente y retratar la vida y los colores bretones a finales del siglo XIX. Sólo se necesita deambular brevemente por este lugar para darse cuenta que tenían razón de venir aquí. Cada esquina es una potencial pintura.
At first sight Pont-Aven may look like a typical Breton little town with its lovely houses, its landscapes, its creeks, and its crêperies everywhere. But when you actually pay attention you realize that 90% of the businesses in this town are not cafés or restaurants, they’re art schools, galleries or art supplies. This is the inheritance of the painters who chose Pont-Aven to temporarily settle down and portray the Breton life and colors in the end of the XIXth century. You just need to wander briefly around this place to know they were right to come here. Each corner is a potential painting.
Coucher de soleil sur Pont-Aven, Henri Lebasque, 1894
Bretonnes au pardon, Émile Bernard, 1888
Pont-Aven, Émile Bernard, 1890
Deux Bretonnes sous un pommier en fleurs, Paul Sérusier, 1892
Paysage de Bretagne, le moulin David, Paul Gauguin, 1894
Paysage breton avec cochons, Paul Gauguin, 1888
Paysage breton sous la neige, Paul Gauguin, 1894
Petit Breton à l’oie, Paul Gauguin, 1889
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