¿La excusa? Ir a visitar a Michel, un viejo amigo de la escuela que se mudó hace casi 10 años a Italia. Aprovechar que Como queda a menos de una hora en tren de Milán y que no hay mejor forma de conocer un lugar que con alguien que vive allí.
¿La verdadera razón? Buscar a George Clooney, que tiene una casa de vacaciones a orillas del lago.
Claro que no podía ir a ver a mi amigo diciéndole eso de entrada. Me vi entonces en la penosa obligación de caminar por Como, ver sus iglesias, recorrer sus callecitas estrechas, ir a visitar el monumento a Alessandro Volta, comer buena pizza para llevar y escaparnos de la lluvia tomando un espresso en un bar, tal y como dicen los libros para aprender italiano que se tiene que hacer.
Por cierto que este viaje fue la prueba más evidente que necesito reforzamiento urgente en mis lecciones de italiano. Qué vergüenza olvidar por completo todas las conversaciones de la vida cotidiana que se aprenden en clase y que resulta que sí son útiles.
Por último, dimos un paseo en barco por el lago, donde traté de fotografiar todas las casitas que tienen la suerte de tenernos a los turistas como paisaje. Estoy segura que en alguna de estas fotos está George, saludándome desde su ventana.
The excuse? To visit Michel, an old friend from school who moved to Italy almost 10 years ago. To take advantage of the fact that Como is less than an hour by train from Milan and that there is no better way to visit a city than with someone who lives there.
The actual reason? To look for George Clooney, who just happens to have a vacation house near the lake.
Of course, I couldn’t tell my friend just that, right up front. So I had to make the enormous sacrifice to walk around Como, see its churches, wander its narrow little streets, visit the monument to Alessandro Volta, eat excellent take-out pizza and run away from the rain in a bar, drinking an espresso, just like the books to learn Italian advise you to do.
By the way, this trip was the most evident proof that urgently I need to work on my Italian. It was very embarrassing to completely forget the everyday conversations you learn in class and that it turns out are really useful.
At last, we took a ride on a boat along the lake, where I tried to photograph all the little houses that are lucky enough to have us tourists as their view. I’m sure somewhere in these pictures you can find George, waving hello from his window.
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