Toda mi vida he partido del principio que no hay absolutamente nada que no se pueda aprender de los libros. Es por eso que he cultivado una afición/adicción por los manuales y los libros de autoayuda. Haciendo un recuento, no extensivo, de los libros de ese tipo que he leído, me doy cuenta que sus temas han ido variando de acuerdo a la etapa en la que me encuentro o los intereses del momento. Puedo citar, en orden cronológico: “Cómo comunicar con su ángel de la guarda”, “Cómo despertar su genio interior”, “Cómo ganar amigos e influir en las personas”, “Cómo leer un libro”, “Cómo buscar un trabajo” y dentro de poco, “Cómo escribir una tesis”. ¿Pero qué dice de este momento de mi vida “Cómo viajar con un salmón”? Para empezar, que mi romance literario e unilateral con Umberto Eco está lejos de esfumarse.
Siendo la autoproclamada fan número uno del escritor, quedé muy sorprendida cuando en mi libro de texto italiano encontré un fragmento de un ensayo suyo, de un libro del que no había escuchado antes. El ensayo se titula “Cómo no hablar de fútbol” y en él, Eco expresa cómo el deporte no le desagrada, pero sus entusiastas sí. En italiano el título original de libro es “Il secondo diario minimo”, pero en francés lo han traducido a “Cómo viajar con un salmón”, título de otro ensayo. El libro es una recopilación de textos cortos, escritos hace muchos años, algunos publicados en periódicos o revistas, otros son ejercicios estilísticos personales o hechos con amigos; hay hasta textos que escribió para sus hijos. Tratan de temas muy variados, desde peculiaridades de la vida diaria, las cosas raras de nuestra sociedad, hasta cuestiones personales, sobre sus ocupaciones o quejas. El libro te hace sentir que estás teniendo una conversación con Umberto, el hombre, más que con el profesor Eco, el renombrado erudito, aunque el libro desborda inteligencia y cultura. Y Umberto es aún mejor de lo que me había imaginado: es divertido, relajado y se interesa tanto en el sexo y en la pornografía como cualquiera de nosotros piltrafas intelectuales.
Sus libros siempre me han gustado porque son fáciles de leer. Y cuando digo eso me refiero a “Harry Potter” o “Twilight” fácil de leer. Pero la diferencia entre la literatura ligera y Eco es que él parte de un punto conocido y lentamente te va guiando hacia un razonamiento complejo y a unas teorías enmarañadas, tratando de hacer el viaje cómodo y placentero, mientras que los otros autores no pasan de lo fácil. No necesita alardear de todo lo que sabe, ni hacer sentir al lector que es aún más imbécil de lo que sospecha ser poniéndose en un pedestal de conocimientos. Es el completo opuesto de un snob y trata con la misma seriedad a Santo Tomás de Aquino que las tiras cómicas de Snoopy. En él encontré mi justificación por mi amor a la cultura popular: me enseñó que si se estudia desde cierta distancia y con un mínimo de metodología puede llegar a ser tan profunda y merece tanta atención como cualquier manuscrito medieval o filósofo renacentista. Gracias a él entiendo que los conocimientos no tienen como objetivo convertirte en un investigador ermitaño y arisco incapaz de convivir con seres humanos que nunca han agarrado un libro, pero que todo lo contrario, debe ampliar tu universo y hacerte disfrutar de las trivialidades en un nivel superior.
Así que mi sueño en la vida es poder llegar a ser una Umberto Eco, pero mujer y hondureña. Ya es un poco tarde para empezar a aprender latín y contribuir a la estructuración de la semiología, pero creo que con poder escribir sobre arquitectura me bastará. Lo que quiero decir es que quiero llegar a ser brillante, quiero aprender miles de cosas, quiero saber tantas cosas que cuando me pinchen sangre ingenio. Pero quiero poder disfrutar de todo lo que sé; quiero que sea accesible, divertido y sobre todo útil para los demás. Y desde luego, aprender a superar los obstáculos de viajar con mariscos sin refrigeración.
All of my life I’ve thought that there is nothing that you couldn’t learn from books. That is why I have cultivated an enthusiasm/addiction for manuals and self-help books. Doing a not-extensive list of the books I’ve read on this category, I realize that their subjects have been changing, according to the period I’m in or the interests at the time. I can recall, in chronological order: “How to communicate with your guardian angel”, “How to awake your inner genius”, “How to make friends and influence on other people”, “How to read a book”, “How to find a job”, and soon, “How to write a thesis”. But what does it say about the period I’m currently in “How to travel with a salmon”? For starters, that my literary and unilateral romance with Umberto Eco is far from over.
Being the self-proclaimed number one fan of the writer, I was very surprised when in my Italian text book I found a fragment of an essay, from a book of his I’ve never heard of before. The book is titled “How not to talk about football”, and in it, Eco explains how he likes the sport but not its fans. In Italian the original title is “Il secondo diario minimo”, poorly translated in French to “How to travel with a salmon”, the title of another essay. The book is a compilation of short texts, written many years ago, some published in journals or magazines, others are personal or collective stylistic exercises; there are even some texts that he wrote for his children. They deal with various subjects, from daily life quirks, our society’s strange things, even personal things, about his daily chores or complaints. The book makes you feel you are having a conversation with Umberto, the man, more than with Professor Eco, the renowned scholar, even though the book overflows with intelligence and culture. And Umberto is even better than I had pictured him: he’s funny, relaxed and he is interested in sex and porn as any of us intellectual filth.
I’ve always liked his books because they are easy to read. And when I say this I mean “Harry Potter” or “Twilight”-easy-to-read. But the difference between light literature and Eco is that he starts in a known place and slowly guides you through a complex reasoning and intricate theories, trying to make the travel comfortable and pleasant, whereas the other authors don’t go beyond the easy part. He doesn’t need to brag about all he knows, nor he needs to make the reader feel like he is the imbecile he suspects to be putting himself in a pedestal of knowledge. He is the complete opposite of a snob and deals with the same seriousness Saint Thomas Aquinas or Snoopy comic strips. In him I found a justification for my love of popular culture: he taught me that if we study it from a distance and with some minimum of methodology it can be as deep and deserves as much attention as any medieval manuscript or Renaissance philosopher. Thanks to him I understand that knowledge is not aimed at turning you into a grumpy, lonely researcher, unable to live with other human beings that have never grabbed a book in their lives, but on the contrary, it should expand your universe and allow you to enjoy trivialities on another whole level.
That is why my dream in life is to become an Umberto Eco, female and Honduran. It’s a little late for me to start learning Latin and contribute to the structuring of Semiotics, but I think that just writing on architecture will be enough for me. What I mean is that I want to be brilliant; I want to learn millions of things; I want to know so much that when someone pinches me I’ll bleed wittiness. But I want to be able to enjoy what I know, I want it to be accessible, fun and above all, useful for others. And of course, I want to learn to overcome the obstacles of traveling with unrefrigerated seafood.
En realidad estaba muy emocionada de ir a conocer las instalaciones de mi querido tranvía, que desde que llegué ha sido de las cosas que más me ha gustado de Bordeaux. No sólo porque el único transporte en común que conozco son los buses escolares en mal estado que los países del primer mundo vienen a botar a Honduras, sino porque el tranvía aquí es una pieza moderna y elegante de diseño contemporáneo que se desliza a diario en el centro histórico de la ciudad sin ningún contraste ofensivo. Todo lo contrario: con gran naturalidad, como si siempre hubiera estado allí, como si supiera que no tiene nada que envidiarle al prestigio de los edificios antiguos.
Yo creía saber todo del tranvía porque el año pasado leí un libro editado por Arc en rêve que publicaron para la exposición en 2003 que celebraba la inauguración de las tres líneas de tram. El tranvía fue diseñado por la agencia de arquitectura de Bordeaux Lanoire & Courrian, las estaciones y el mobiliario urbano por la diseñadora Elizabeth de Portzamparc (Esposa, hermana, hija o nada que ver con Christian?) y todo lo que es señalética por la agencia Brochet, Lajus & Pueyo, también arquitectos locales.
Tenía unas vagas nociones que este no es el primer tranvía de la ciudad. En el siglo XIX existía uno, que fue abandonado en 1960, cuando se remplazó por los buses. Por muchos años se discutió la posibilidad de instalar un metro en Bordeaux, pero al final no fue posible y se decidió mejor instalar un tranvía, que permitía la remodelación en superficie de los sectores que atravesaba. Se empezó a construir en 1997 y empezó a funcionar en 2003.
Actually, I was very excited to visit the shops of my beloved tramway, one of my favorite things in Bordeaux. Not only because the only public transportation I know are used school buses that First-world countries send to Honduras when they are no longer safe or in good shape, but because the tramway here is a modern and elegant piece of contemporary design sliding through the city’s historical center without any offensive contrast. On the contrary: with such ease, as if it has always been there, as if it knew he has nothing to envy to the prestigious old buildings.
I thought I knew everything about the tramway because last year I read a book edited by Arc en rêve, published for the 2003 exhibit made in honor of the opening of the three tram lines. The tram was designed by architecture agency from Bordeaux Lanoire & Courrian; the stations and the street furniture by designer Elizabeth de Portzamparc (wife, sister, daughter or no relation to Christian?) and the signage were made by the agency Brochet, Lajus & Pueyo, also local architects.
I somewhat knew that this was not the city’s first tram. In the XIXth century there was one, abandoned in 1960 when it was replaced by buses. For many years, the possibility of building a subway in Bordeaux was discussed, but in the end it wasn’t possible and it was decided to install a tramway instead, which allowed the remodeling of the areas it crosses. Construction of the lines begun on 1997 and it started working on 2003.
La característica más interesante del tranvía de Bordeaux es que tiene un sistema de alimentación por el suelo que se creó específicamente para que no hubiera cables que estorbaran la vista en el centro histórico. Este sistema cuesta tres veces más que la alimentación aérea tradicional y es por eso que sólo está en el centro y en la comuna de Talence, justo antes de llegar al campus universitario. Hay que señalar que a pesar que la corriente pasa por el suelo, no representa ningún riesgo porque sólo pasa electricidad cuando está en contacto con el vehículo.
Visitamos los talleres de los tranvías, diseñados por el arquitecto Jacques Ferrier. Son tres edificios: el primero tiene los talleres propiamente dicho y el puesto de control, el lugar donde se vigila toda la circulación de las unidades. El segundo es la estación de servicio, donde se conecta la unidad a un gran aspirador para limpiarla y el último donde se estacionan los vehículos al final del día. En el puesto de control hay personas trabajando las veinticuatro horas del día. En los primeros tres escritorios se encuentran los controladores de las tres líneas. Ellos revisan que los tranvías estén a tiempo y controlan la alimentación eléctrica en las líneas. La ubicación de todos los tranvías se puede ver en el gran tablero que tienen enfrente que tiene representadas las tres líneas con unos busitos amarillos si todo está bien, unos verdes si están adelantados y unos rojos si están retrasados. En el puesto de atrás está el encargado de la seguridad, que está en contacto con la policía, los bomberos o la ambulancia según sea necesario, además de la señora encargada de hacer los mensajes de voz que se transmiten en las estaciones y en las unidades en caso de perturbaciones.
The interesting characteristic of Bordeaux’s tramway is that it has a floor power supply specifically created so that there wouldn’t be any cables ruining the view in the historical center. This system costs up to three times what traditional air power supply costs and that’s why it’s only installed in the center and in the Talence commune, just before reaching the university campus. It has to be said that even though power goes through the ground lines, it’s not risky at all because there is power only when the vehicle is in contact with the line.
We visited the tramway garages, designed by architect Jacques Ferrier. It has three buildings; the first one has the repair shops and the control room, where all units are looked after. The second one is the service station, where the unit is plugged into a huge vacuum in order to clean it and the last one is where the vehicles are parked at the end of the day. In the control room there is people working twenty-four hours a day. In the first three desks are the controllers for the three lines. They verify that tramways are on time and they can control the lines’ power supply. The localization of every single unit can be seen on the big board in front of them where the three lines are drawn. Yellow buses represent trams that are on time, green buses if they are in advance or red buses if they are late. In the back there is the person in charge of safety, who calls the police, the firemen or the ambulance according to what is needed, and that’s where you can find the lady who does the voice-over messages played in the units and the stations in case of disturbances.
La visita estuvo muy entretenida. Teníamos una guía de la oficina de turismo, para todo lo histórico y un controlador para todo lo técnico. El público me dio risa porque todos se estaban quejando de los defectos que tiene el sistema, más en funcionamiento que en diseño en realidad, como que por qué son tan poco frecuentes los tranvías el fin de semana, etc. Las instalaciones son magníficas y realmente vale la pena la visita. Y en el contexto de mi trabajo, puedo decir que este es el tipo de edificios que merece tener el barrio. En primer lugar porque su tipología no rompe con las actividades que se hacían en el lugar. La zona donde está instalado el edificio todavía alberga fábricas que se tiene previsto desalojar en los próximos años. El edificio es industrial pero tiene un aporte estético. Es contemporáneo pero también innovador, no es contemporáneo tímido, como otros edificios nuevos que se han construido en La Bastide. En fin, si dejo todo para hacerme conductora y controladora de tranvías, ya sabrán por qué fue.
The visit was very entertaining. We had a guide from the tourism office, for everything historical and a controller for everything technical. I found the audience to be quite funny because everyone was complaining of the system’s defects, more of functioning than of design, such as why in the week-ends there are less trams, etc. The buildings are magnificent and the visit is definitely worth it. And in the context of my work, I can say that this is the kind of buildings the neighborhood deserves to have. First, because it has no conflict with the activities that took place there in the past. Actually, even now there are factories in the area but they plan on relocating them in the next few years. The building is industrial but it’s also quite beautiful. It’s contemporary and innovating, not shyly contemporary such as other buildings of La Bastide. Anyway, if I leave everything behind to become a tram driver and controller, you’ll know why.
A pesar de lo fascinantes que pueden ser los hombres, estas últimas semanas he pasado tantos buenos momentos con mis amigas que me pregunto si no será masoquismo complicarse la vida con chicos. Hace dos semanas vino de visita Adriana, mi antigua compañera de apartamento, que interrumpió su master en Biología marina y mudanzas internacionales (cada semestre de su maestría es en un país distinto) para descansar un fin de semana en el que ella siempre llamó nuestro “ranchito de amor”. Tuve mi buena dosis de “girl-talk”, de la cual no sufro escasez porque afortunadamente vivo con dos otras chicas, pero teníamos que ponernos al tanto de nuestras vidas como sólo es posible en persona y no por correo, Facebook o Messenger. El sábado por la mañana nos levantamos tardísimo, desayunamos y nos fuimos junto con Pame a una sesión intensiva de retail therapy a Mériadeck. Para ser honesta, era más como window shopping porque el final inminente de la maestría y la llegada de las vacaciones, y por ende los viajes de verano, anuncia un período de sequía monetaria. Pero aquí es cuando doy gracias por las tiendas de bajo presupuesto, que aunque las ropas se evaporen a la segunda lavada, me hacen creer que hice una buena compra aunque sólo sea por un sábado en la tarde. Comimos en “Flunch” un almuerzo completo a menos de siete euros, que especulamos era todo de origen congelado y recalentado, pero no importa. Y pensar en todas esas tristes cajitas de pasta y hamburguesas espantosas que me comí por creer que no habían alternativas. Fuimos al supermercado a comprar todo lo necesario para una cena especial. Invitamos a nuestros amigos a un buffet de hamburguesas, en honor al plato que comíamos con Adriana cada vez que regresábamos de hacer las compras: las hamburguesas de la victoria. El domingo lo pasamos en pijama, viendo películas de Ryan Gosling apachurradas en el cuarto de Pame y comiendo sobras de la noche anterior.
El sábado pasado teníamos grandes planes con Deborah y Liza: haríamos un pic-nic a orillas del río en La Bastide, para disfrutar de una visita guiada por los tesoros desconocidos del barrio producto de mi extensiva investigación de este año. Veríamos “Titanic” en 3D en la primera estación de tren de Bordeaux que fue convertida en un Multiplex y vendríamos a la casa a cenar pastas sugestivas compradas por Pame en Nápoles. Pero el clima decidió frustrar nuestros planes. A causa de la intermitente lluvia que alternaba con el sol, nuestro pic-nic terminó siendo relocalizado al parque Peixotto, donde dimos un divertido espectáculo comiendo en la grama bajo la llovizna y con el viento frío. Había una boda en el parque y nos espera una suite en uno de los siete niveles del infierno porque los novios se estaban tomando fotos y no dejamos de criticar el vestido de la novia. Y empezó a llover así que el tour de La Bastide quedó para otra ocasión. Nos fuimos a refugiar al cuarto de Pame, a ver “Eyes wide shut”, una extraña elección para un día de chicas, lo confieso. Y comimos las pastas sugestivas en medio de una buena plática.
Este viernes por la noche teníamos planes con Pame. Nos dimos cita en algún lado de la calle Sainte-Catherine y por casualidad terminamos en la misma tienda a la misma hora, gracias a ese súper poder femenino que te permite olfatear descuentos a la distancia. Sólo pudimos disfrutar de las promociones por una hora, porque todo cierra temprano, así que nos fuimos a cenar. Comimos en un mini restaurante mexicano llamado “Árbol”, donde tenían música de mariachis a todo volumen. Vendían tres tacos y una bebida a siete euros, algo que se siente barato en comparación a los restaurantes estándar aquí, pero tuve la mala idea de hacer la conversión a lempiras: podría comer tacos por un año por lo que pagué tres mini tristes tortillitas. Lo peor es que estaba buena la comida, “sospechosamente buena” como le dije al chavo que los hizo cuando me preguntó cómo había estado. Por quince minutos me sentí en mi casa en Honduras, en las noches de tacos que hacía mi hermano con su novia. Luego, con Pame queríamos ir al Utopia a ver unos documentales de Alain Juppé, el actual alcalde de Bordeaux y ministro de Relaciones exteriores, y de Dominique Strauss-Kahn, que iban a estar seguidos de un debate. Pero como es el fin de semana de la primera ronda de elecciones la proyección ya estaba completa cuando llegamos. Nos fuimos a dos cines más a buscar qué ver, pero todas las películas ya habían comenzado o eran demasiado tarde. Terminamos regresando al Utopia donde vimos “Despair”, una película de 1978 del director Rainer Werner Fassbinder, que seguramente ha de ser una obra maestra que nosotras no entendimos. Pero no podía empañar lo que han sido tres perfectos fines de semana con mis amigas. Ahora espero con ansias que venga Esther para cerrar el ciclo.
In spite of how fascinating men can be, these last few weeks I’ve been spending some quality time with my girlfriends, to the point where I ask myself if it’s not masochism to complicate oneself with guys. Two weeks ago, Adriana, my former flat mate, came to visit, thus interrupting her master in Marine biology and international travelling (each semester of her master is in a different country) in order to rest for a weekend in what she always called our “little love ranch”. I had my good dose of girl-talk, of which I’m fortunately never in shortage of because I live with two other girls, but we had to catch up with each other in a way Facebook and Messenger do not allow us to. We got up really late on Saturday morning, had breakfast and went along with Pame to an intensive retail-therapy session at Mériadeck. To be honest, it was more window-shopping than anything else because the master’s imminent ending and the arrival of vacations and therefore summer travelling, announces a period of monetary crisis. But here is when I’m thankful for low-cost stores that even though the clothes you buy there will evaporate after two washes, they make me think I scored a huge deal, even if it’s just for a Saturday afternoon. We ate a complete meal at “Flunch” for less than seven euros, which made us speculate that everything was frozen and reheated, but it didn’t matter. And to think of all those sad little pasta boxes or awful hamburgers I ate because I thought there was no other choice. We stopped by the supermarket to buy everything we needed for a special dinner. We invited our friends to a hamburger buffet, in honor to the dish we ate with Adriana every time we bought groceries: victory hamburgers. And we spent the whole Sunday in our pajamas, watching Ryan Gosling’s movies squashed in Pame’s room and eating leftovers from the night before.
Last Saturday we had big plans with Deborah and Liza: we wanted to have a picnic by the river at La Bastide, so we could later enjoy a guided tour of the neighborhood’s hidden treasures, thanks to the extensive research I’ve been making this year. We would watch “Titanic” in 3D in Bordeaux’s first train station which was transformed into a multiplex and we would come home to eat suggestive pasta bought by Pame at Naples. But the weather decided otherwise. Because of the intermittent rain which alternated with the sun, our picnic got relocated to nearby park Peixotto, where it was a funny picture to see us eating on the grass, under the drizzle and with cold wind. There was a wedding in the park and a special suite is waiting for us in one of hell’s seven floors because the bride and groom were having their picture taken and we couldn’t stop criticizing the bride’s dress. And it started to rain so the tour of La Bastide got canceled. We took refuge in Pame’s room to watch “Eyes wide shut”, a strange choice for a girls’ day, I admit. And we had the suggestive pasta with good conversation.
This Friday night we had plans with Pame. Our meeting was somewhere in Sainte-Catherine Street and by chance we found each other in the same store at the same time, thanks to that female superpower of sensing discounts at the distance. We could enjoy the sales only for one hour, because everything closes early here, so we had some dinner. We ate at a tiny Mexican restaurant called “Árbol”, where they had mariachi music playing really loud. They gave you three tacos and a drink for seven euros, which feels cheap when you compare it to other restaurants here, but I had the bad idea of converting that amount to Lempiras: I could eat tacos for a year for what I paid here for three little sad tortillas. The worst part was that the food was actually good, “suspiciously good” like I said to the guy who prepared it. For fifteen minutes I felt at home in Honduras, in the taco-nights my brother did with his girlfriend. Then, with Pame we wanted to go to the Utopia to watch some documentaries about Alain Juppé, Bordeaux’s current mayor and Foreign affairs secretary, and about Dominique Strauss-Kahn, after which there was going to be a debate. But since this week-end are the first round elections, the screening was complete when we got there. We went to other two cinemas but either the movies had already started or there were too late. We came back to the Utopia where we watched “Despair”, a 1978 movie directed by Rainer Werner Fassbinder that I’m sure is a masterpiece we didn’t understand. But it couldn’t put a damp of what has been three perfect weekends with my girlfriends. I’m really looking forward to Esther’s visit to close the cycle.
Como explicaba anteriormente, estoy trabajando este año sobre la identidad arquitectónica del barrio La Bastide en Bordeaux (sí, BORDEAUX, especialmente dedicado para el anónimo que sintió la necesidad un día de hacerme saber que en español se traduce como “Burdeos”. Pues mientras no sea una palabra completamente impronunciable creo que puedo llamar la ciudad por su nombre original. ¿O el anónimo me va a decir que él llamaría al autor existencialista “Juan Pablo Sartre”??).
Como en toda investigación, lo primero que hay que hacer cuando se tiene una idea, es verificar que nadie la haya tenido antes. Así que me dediqué a buscar bibliografía. Encontré algunas monografías de maestría sobre el barrio, pero ninguna en Historia del arte. Alumnos del Instituto de estudios políticos de Bordeaux, o del Instituto de Ordenamiento, turismo y urbanismo; encontré uno en Etnología incluso. Los trabajos de la Escuela de arquitectura estudiaban ligeramente el barrio sólo para alguna clase de Diseño, así que los descarté completamente. Como siempre, las investigaciones para Diseño son malas. Al final terminé leyendo cinco monografías, que voy a decirlo amablemente, estaban trágicas. Es cierto que estoy lejos de ser una experta, pero puedo decir que cuando un alumno no pone notas al pie de página, distinguiendo así sus propias ideas y conclusiones de lo que ha leído en alguna parte, oscila entre el plagio y la mediocridad. La mayor parte de los trabajos estudiantiles que me tocó leer eran un resumen de una bibliografía de por sí redundante. Veo en mi futuro muchas llantas ponchadas por estudiantes que no van a pasar sus clases conmigo. Pero de vez en cuando los chavos tenían chispazos que orientaron mi trabajo en alguna dirección, o por lo menos me dieron más contenido para poner en mi sección de “términos que se asocian con el barrio”.
La segunda parte de mi bibliografía está dividida entre los libros editados por la alcaldía de Bordeaux: el proyecto urbano de 1996 y de 2003 de Alain Juppé (primera vez en mi vida que estoy expuesta a un alcalde con mayores pretensiones que la de tapar baches en las calles), los libros sobre las reuniones de concertación en el barrio y sobre los diferentes proyectos que se quiere poner en marcha en el sector. La segunda parte eran libros sobre el desarrollo de Bordeaux como ciudad, algunos tratando de desenmarañar los mencionados proyectos urbanos. Sin embargo, este año traté de hacer una investigación más profunda de archivos, es decir de todos los documentos relativos al barrio que se encuentran repartidos en las diferentes oficinas de la alcaldía. En los Archivos Municipales tuve mucha suerte. Tal vez porque ya me identifican, de tanto tiempo que pasé metida allí, me ayudaron a consultar carpetas que en teoría sólo podían haberse puesto al acceso del público en veinte años. Encontré un montón de documentación sobre los diferentes proyectos que se quiso construir alguna vez en La Bastide, mucha correspondencia entre el actual alcalde y sus consejeros, además de mucha información sobre los pormenores de la construcción de la Zona de ordenamiento concertado. Desgraciadamente tuve menos suerte con los empleados de la Dirección del urbanismo, que es la oficina donde se tramitan los permisos de construcción. Como muchos de los proyectos que estoy estudiando son más o menos recientes, en los Archivos todavía no se han depositado los planos de construcción, ni las fichas descriptivas de los edificios. Fui varias veces a la Dirección, escribí muchos correos, hice muchas llamadas, pero la única vez que alguien se dignó en responderme la persona resultó muy poco cooperativa, me dijo que no tenía tiempo para atenderme y espero que cuando su hijo le toque hacer una investigación se encuentre con gente como ella para que sepa lo que se siente. Pero ni modo. El año pasado me tocó hacer la monografía sobre el centro de investigación sin tener acceso directo a sus archivos, porque supuestamente también estaban muy ocupados para atenderme y no me fue nada mal. Así que no tengo excusas para no hacer una mejor monografía en esta ocasión.
As I was saying before, this year I’m working on the architectural identity of the Bastide neighborhood in Bordeaux (yes, BORDEAUX, especially dedicated to the anonymous person who felt the need to let me know that in Spanish it’s translated as “Burdeos”. Well, since it’s not an unpronounceable word, I think I can call the city by its original name. Or the anonymous would call the existentialist author “Juan Pablo Sartre”?)
Like in any research, the first thing to do when you have an idea is to verify that no one else has had it before. So I started looking for bibliography. I found some masters’ thesis about the neighborhood, but none on Art history. I found some from the Bordeaux’s Political studies institute, or the Planning, tourism and urbanism institute; I even found one on Ethnology. Works from the Architecture school study the neighborhood but lightly just for Design class, so I ruled them out completely. As always, Design researches are bad. So in the end I ended up reading five theses, and I’m going to say it nicely, they were tragic. Granted, I’m no expert yet, but I can say than when a student doesn’t put footnotes on his work, thus differentiating his own ideas and conclusions from what he has read somewhere else, he oscillates between plagiarism and mediocrity. Most student works I had to read were a summary from a bibliography redundant in itself. I see in my future a lot of flat tires from students who will not get good grades with me. But once in a while the guys had some interesting ideas that oriented my work, or at least they gave me content to put in my “terms to be related with the neighborhood”.
The second part of my bibliography is divided between the books published by the Bordeaux’s city hall: Alain Juppé’s 1996 and 2003 urban projects (first time in my life that I’m exposed to a mayor with bigger pretensions than just repairing streets), the books on the neighborhood habitants’ reunions, and the different projects that they want to put into place in the area. The second part was books on Bordeaux’s development as a city, some others trying to unravel the aforementioned urban projects. However, this year I tried to make a deeper archive research, to study all of the documents pertaining to the neighborhood spread amongst all the city hall’s different offices. In the Municipal Archives I was very lucky. Maybe because they already know me, from all of the time I spent there, they helped me gain access to folders that in theory could only be put to public access in twenty years. I found a lot of documentation on the different projects that could have been built in La Bastide, a lot of mails between the current mayor and his counselors, as well as a lot of information on the construction details of the Zone of concerted planning. Unfortunately I was less lucky with the employees from the Urbanism office, the place where they manage construction permits. Since a lot of the projects I’m studying are more or less recent, they haven’t stored in the Archives yet the buildings’ blueprints or their descriptive files. I went a lot of times to the office, I wrote a lot of mails, I made many phone calls, but the only time someone deigned to talk to me the person turned out to be not cooperative at all; she said she had no time to meet me or help me and I hope that whenever her children have to make their own research they will have to deal with people such as her, so she knows what it feels like. But anyway, last year I had to write the master thesis on the architecture center without any direct access to their archives, because they were supposedly too busy to help me as well and I did ok. So I have no excuses not to write a better thesis this time.
Mi prolongada pero involuntaria ausencia se debe, como ya lo he dicho previamente, a mi exceso de trabajo académico en este momento. El blog ya tiene seis años de acompañarme en todo tipo de peripecias y aún en los momentos más estresantes de la universidad, siempre tuvo nuevo contenido que presentar. No tengo excusa para que esto cambie. Así que en vista de las circunstancias, no le queda otro remedio más que evolucionar, o por lo menos cambiar temporalmente de formato. Es por eso que se me ha ocurrido una nueva categoría de escritos: los “posts en treinta minutos o menos”. Si funciona para las pizzas, tiene que funcionar para mí. Partiendo del hecho que en intervalos de dos horas me doy un descanso de media hora a una hora según la actividad elegida para relajarme, voy a darme treinta minutos para escribir lo que sea, tratando de guardar lo máximo de coherencia posible y evitando subterfugios tentadores como sólo poner un video o una tira cómica. La traducción no hará parte de ese espacio de tiempo, pero será añadida el mismo día en otro periodo de descanso. Y así me obligaré a actualizar frecuentemente esta página que tanto he querido por mucho tiempo.
En esta ocasión, he querido hablar de mi esotérica investigación de segundo año, de cómo la he abordado y de las dificultades que he tenido que enfrentar. El tema surgió de mi monografía del primer año, sobre el centro de arquitectura Arc en rêve (del cual sigo todavía en deuda de los posts que prometí en junio del año pasado). En el año 1989, el centro organizó un “llamado a ideas” con arquitectos de renombre internacional, para que hicieran propuestas alternativas a un proyecto de Ricardo Bofill que estaba previsto en el barrio La Bastide, único barrio del lado izquierdo del río y que no forma parte del perímetro de patrimonio mundial de la UNESCO y que históricamente estaba ocupado por instalaciones militares, industriales y ferroviarias. La propuesta de Bofill era una reinterpretación post-modernista de la fachada del siglo XVIII de los muelles del lado derecho, lo que se sentía como una traición al espíritu obrero del barrio, que está ocupado por antiguos empleados de las fábricas que existían en el lugar y que son muy unidos entre ellos, lo que le da a ese sector una identidad social propia.
Al final el proyecto de Bofill fue rechazado, pero tampoco fueron tomados en cuenta los proyectos de Zaha Hadid, Calatrava, Jean Nouvel, William Alsop y John Lyall, Christian de Portzamparc, Philippe Chaix y Jean-Paul Morel y Rem Koolhaas, que eran todos proyectos muy característicos de sus creadores, pero muy caros y algunas veces inconstruibles. Lo mejor que se pudo hacer fue llamar a Dominique Perrault para que hiciera una nueva propuesta de remodelación del barrio, que progresivamente se fue abandonando, hasta que sólo quedó un plan director y un reglamento de construcción para veintinueve hectáreas de las doscientos cincuenta que forman el barrio. Pero hay que decir que se trataba de los terrenos más simbólicos y codiciados, los que se encuentran frente a la Plaza de la Bolsa y sus construcciones de alrededor. En esas veintinueve hectáreas se demolió casi todo lo existente y se construyó una “Zona de ordenamiento urbano concertado”, que fue renovada con edificios que debían respetar los principios de “arquitectura contemporánea y urbanismo vegetal” que había dictaminado Perrault. Ese micro-barrio dentro de un barrio es el objeto de muchas críticas de personas que no están conformes con su calidad arquitectónica y porque traiciona igualmente, la esencia, la identidad del barrio.
Pues mi monografía de este año se interroga sobre cuál es esa susodicha identidad del barrio y cómo se ha expresado arquitectónicamente. Estoy estudiando la zona desde los años cincuenta, cuando el alcalde de aquel entonces Jacques Chaban-Delmas instaló proyectos de vivienda social, hasta este año, cuando se están planificando grandes proyectos para cambiar cada uno de los sectores del lugar. Mi trabajo se interroga sobre cómo deben abordar los arquitectos la identidad de un lugar y cómo la arquitectura, por muchas cualidades formales que tenga, no puede ser exitosa si no se encuentra en un contexto adecuado.
Y se me acabó la media hora. Las dificultades de la investigación serán para mañana. Traten de vivir con este cliffhanger por un día.
My long but involuntary absence is due, as I’ve said before, to my surcharge of academic work right at this moment. The blog has been my companion through all sorts of adventures for six years now, and even in the most stressful times in college it always had new content to present. I don’t have an excuse for this to change. So, in view of the circumstances, the blog is forced to evolve, or at least temporarily change format. That is why I have come up with a new writing category: “Posts in thirty minutes or less”. If it works for pizzas, it has to work for me. Given the fact that I work in two-hours intervals with a break that can last from half an hour up to a complete hour, according to the chosen activity to relax, I will give myself thirty minutes to write anything, trying to keep a maximum of coherence as possible and avoiding tempting alternatives such as posting just a video or a comic strip. Translation will not be part of that time, but it will be added the same day on another break. And that is how I will be forcing myself to update this site I have loved for so long.
This time, I wanted to talk about my esoteric second-year research, of how I’ve dealt with it and the difficulties I’ve had to face. The subject came from my first-year thesis about the architecture center Arc en rêve (of which I’m still in debt of the posts I promised last June). In 1989, the center organized a “call to ideas” with internationally renowned architects, to make alternate proposals to a project by Ricardo Bofill that was going to be built at La Bastide neighborhood, the only part of Bordeaux that is placed at the other side of the Garonne River and that is not placed in the UNESCO’s world heritage perimeter. Historically, this neighborhood was occupied by military, industrial and railway structures Bofill’s proposal was a Post-Modernist reinterpretation of the XVIIIth century façade of the right bank, and it felt like a betrayal to the working spirit of the neighborhood, inhabited by former employees of the factories that existed there and whom are very united amongst them, giving the area its own social identity.
In the end Bofill’s project was rejected, but the proposals by Zaha Hadid, Santiago Calatrava, Jean Nouvel, William Alsop y John Lyall, Christian de Portzamparc, Philippe Chaix y Jean-Paul Morel and Rem Koolhaas, each of them very characteristic of their creators, were neither taken into account because they were too expensive and sometimes impossible to build. The best thing that could be done was calling Dominique Perrault to make a new proposal to remodel the neighborhood that was gradually left out, until it only remained an ordinance plan and a construction code for twenty-nine out of the two-hundred-and-fifty hectares of the area. But it must be said that those were the most coveted and symbolic grounds, for they are placed right in front of the “Place de la Bourse” and its neighboring constructions. Almost everything was demolished in the twenty-nine hectares and was built a “Zone of concerted planning”, that was filled with buildings that had to respect the principles of “contemporary architecture and vegetal urbanism” that Perrault had decided. This micro-neighborhood inside of the neighborhood has been heavily criticized by people who are not happy with its architectural qualities and because it also betrays the neighborhood’s essence, its identity.
Well, my thesis puts into question this so-called identity and how it has been translated into monuments. I’m studying the zone from the 1950’s, when then-mayor Jacques Chaban-Delmas built there social housing projects, until this year, when there are important projects to each of the place’s areas. My work aims at asking how architects should consider a place’s identity and how architecture, no matter how many formal qualities it has, cannot be successful if it’s not located in an adequate context.
And my half an hour is up. The difficulties of research will have to wait for tomorrow. Try to live with such a cliffhanger for a day.
Hoy es Viernes Santo y las actividades que se anuncian son trabajar en la monografía, hacer almuerzo, seguir trabajando y en la noche hay un concierto de música marroquí. No pude evitar pensar por un momento en lo lejos que estoy de las tradiciones que respetaba en Honduras, que como todo mundo sabe, es un país profundamente católico. Para empezar, a partir del Domingo Santo se empieza a respirar el ambiente festivo. No sólo en forma de los ramos que adornan los carros de las personas que sí fueron a misa, pero también en el olor de la horrorosa sopa de tortas de pescado seco que mi mamá empieza a hacer de manera ininterrumpida durante toda la semana, ambientada por las repeticiones de “Jesus Christ Superstar” de mi padre. Si hay un período para empezar una dieta en mi casa es ese.
Generalmente hace mucho calor en Tegucigalpa en esta época, magnificado por el hecho que en estos días ya hay incendios en los pocos cerros con árboles que rodean la ciudad. Se siente un ambiente pesado, propicio para el letargo que empieza a partir de miércoles al mediodía, cuando empieza el feriado y todo mundo deja de trabajar.
Como buen ratón de ciudad, nunca de los nuncas he ido a la playa para estas fechas. Están infestadas de turistas, hay basura en todas partes y los precios se disparan dramáticamente. Mi descanso es poder conducir sin tráfico y admirar mi ciudad vacía, deseando que las olas se tragaran a todo mundo que sí se fue. Nunca fui a ver las alfombras de aserrín en el centro; siempre me dio pereza y ya las he visto en Comayagua. A veces íbamos a Valle de Ángeles con mis amigos: eso era lo más en contacto que estábamos con la religión durante esa semana. Paseábamos por las calles empedradas, almorzábamos en algún restaurante, comprábamos souvenirs, nos comíamos una minuta de frutas y bueno, por lo menos estacionábamos el carro cerca de la Catedral. En otras ocasiones con mis amigos hacíamos maratones de películas tratando de respetar el tema bíblico. Una vez quisimos ver “La última tentación de Cristo” de Scorsese, pero no recuerdo si me dormí o al final nunca la alquilamos. Pero sí sé que fue en una Semana Santa que vimos “Doctor Zhivago”.
Sin embargo, mi tradición favorita de toda la semana era nuestros almuerzos de Viernes Santo. Supuestamente durante toda la Cuaresma no se debe comer carne, pero por lo general la gente deja de comer carne en Semana Santa o en el peor de los casos en Viernes Santo. Justo el día en que con mis amigos hacíamos siempre una barbacoa en la terraza de la casa de Yanis, para que todos los vecinos la olieran. Si resulta que los católicos tenían razón, de todas las cosas que he hecho en mi vida, creo que esta sería la que me condenaría al infierno eterno. Pero qué rico comer carne, especialmente cuando es prohibido.
En Francia no celebran Semana Santa, el único día feriado es el lunes después del Domingo de Resurrección en el que festejan escondiendo huevos de chocolate para que los niños los encuentren. Todavía no entiendo la relación con el conejo de Pascua: ¿Es el equivalente al Santa Claus de esta semana? ¿Es él que deja los huevos para los niños? ¿Y entonces qué hacen esas campanas que también hacen en forma de chocolate? En fin, por los momentos aquí no puedo asar carne y no estarían los herejes de mis amigos para que nos condenemos juntos. Lo más que pude hacer es enviarle un mensajito a Herminio para que hoy, pase lo que pase, hagan carne con Yanis, si no asada porque el asador es de mis papás, por lo menos unas hamburguesas que vimos en internet hace poco, en las que las tortas estaban rellenas de queso y rodeadas en tocino. Le dije a Herminio que las tradiciones son la única cosa que nos distinguen de los animales y apenas. Aunque en realidad sean anti-tradiciones.
Today is Good Friday and the activities on my schedule are working on my thesis, make lunch, keep working and in the evening there is a Moroccan concert. I couldn’t help thinking for a moment about how far away I am from the traditions of Honduras which, as everyone knows, is a deeply Catholic country. For starters, beginning on Palm Sunday you start smelling the festivities. Not only because of the palms decorating the cars of the people who actually went to mass, but also because of the horrible dry fish soup my mother makes during the whole week, without interruption, with my father’s “Jesus Christ Superstar” on the background. If there ever is a time to start a diet at home this is the one.
During this period it gets very hot in Tegucigalpa, amplified by the fact that these are the days there are fires all of the time in the hills surrounding the city. The air gets heavy, perfect for the numbness that begins Wednesday at noon, when the holidays begin and everyone stops working.
As a good city mouse, I have never been to the beach in this time of the year. They are infested with tourists, there is trash everywhere and everything gets dramatically expensive. My rest consists primarily in driving without any traffic and enjoying my empty city, wishing everyone at the beach would get swallowed by the waves. I have never seen the decorated sawdust carpets in the city center; I was too lazy and I have already seen them in Comayagua. Sometimes we went to Valle de Ángeles with my friends: that is the most in touch with religion we got during that week. We walked the cobblestoned streets, we ate at some restaurant, we bought souvenirs, we ate a dessert made out of syrup, fruits and grated ice called “minuta” and well, at least we parked near the Cathedral. Some other times, my friends and I did movie marathons trying to adhere to the biblical theme. Once we wanted to see Scorsese’s “The last temptation of Christ” but I don’t remember if I slept during the movie or if in the end we never rented it. But I know it was during Holy week that we saw “Doctor Zhivago”.
However, my favorite tradition of all the week was our Good Friday lunch. You’re not supposed to eat meat during the Lent period, but in general people stop eating meat during Holy week or at least during Good Friday. Exactly the day we used to make a barbecue on Yanis’ terrace, so all the neighbors could smell. If it turns out that Catholics were right, of all the things I’ve done in my life, I think this is the one that would condemn me to eternal hell. But how good does meat taste, especially when it’s forbidden.
In France they don’t celebrate Holy week; the only holiday they have is Monday after Easter Sunday in which they hide chocolate eggs so kids can find them. I still don’t understand what the relation with the Easter Bunny is. Is he the equivalent of a spring Santa Claus? Is he the one who leaves the chocolates for the kids? And what are those bells they also make with chocolate? Anyway, for the moment being I can’t make a barbecue here and I don’t have my heretic friends so we can get damned together. The best I could do was send a text message to Herminio so that today, no matter what happens, they eat meat today with Yanis, if not grilled because the barbecue is my parents’, at least some killer hamburgers we saw on the internet recently, with the meat filled with cheese and wrapped in bacon. I told Herminio that traditions are the things that separate us from animals, and barely. Even if they are anti-traditions.
En un episodio de “New girl” el adorable y excéntrico personaje que interpreta Zooey Deschanel se quedó atónita ante la afirmación de una persona que le dice que no es una “dessert person”. Deschanel, en un ataque de rabia, le responde: “I find it fundamentally strange that you’re not a dessert person. It freaks me out”. Me sentí ofendida en lo más profundo, pues yo misma no soy una gran fanática de los dulces. Los chocolates que me regalan los chicos se quedan meses y meses estacionados en mi escritorio. Como mi padre, ahora le quito el betún a los pasteles de cumpleaños desde que me di cuenta que la figura que tenía a los diecisiete años ya no se puede mantener espontáneamente (aunque en realidad ya no tengo la figura de hace nueve años pero tampoco quiero agravar el problema). Y siempre que exista la posibilidad de elegir entre un pastel, flan, helado, mousse, o cualquier tipo de pan con azúcar y entre una grasosa hamburguesa, elegiré sin dudar, la hamburguesa.
Pero hoy comí un chocolate y no puedo interpretar ese hecho como otra cosa que no sea un grito de auxilio. Especialmente porque era un conejito de Pascua que me regaló Pamela, que adornaba adorablemente la pila de libros que no he leído y que no tengo mucho tiempo para leer.
No tengo tiempo; no tengo tiempo ni para escribir este post que interrumpiré para ir a correr con Liza, porque mi única forma para desestresarme estos días es ir a dar vueltas al parque Peixotto, como un hámster que corre a lo largo de su jaula. Un hámster relativamente flaco pero en pésima condición física por cierto.
Estoy atorada entre internarme en los Archivos municipales leyendo documentos para mi monografía, leer monografías de otros estudiantes sobre temas relativos a mi monografía, tratar de conseguir entrevistas a personas involucradas en lo que estudio para mi monografía, tratar de conseguir unos permisos de construcción que tengo que analizar para mi monografía y cumplir con el calendario que me impuse para la monografía que dice que sólo me queda una semana para terminar la investigación y comenzar a redactar. Así que hoy cuando vine a casa para almorzar –la única pausa que me permito- y después de la comida y el café, agarré el conejito y lo decapité sin piedad, supe que algo andaba mal.
Otro indicio fue cuando al final del día, al salir de los Archivos, me dieron unas ganas terribles de una cerveza. Supe que si me tomaba una cerveza no sería capaz de sólo tomarme una. Terminaría saliendo a bailar hasta las cuatro y media de la mañana, cuando ya hay de nuevo servicio de tranvía por la mañana. Pero para mi mala suerte -y la fortuna de mi monografía- no tengo con quien ir a beber, bailar y desahogar tanto estrés. Y empezó a llover, no podré ir a correr y no me queda otro remedio que escribir para el blog y seguir atorándome, pero ahora no de chocolates porque ya no tengo, pero de unos dulces de coco que andan rondando por allí.
In a “New girl” episode, the adorable and eccentric character played by Zooey Deschanel is astonished when someone tells her that she is not a “dessert person”. Deschanel, in a rage tantrum, replies to her: “I find it fundamentally strange that you’re not a dessert person. It freaks me out”. I felt deeply offended since I am neither a great fan of candies or pastries. Chocolates boys give me stay for months on my desk. Like my father, I now take the icing out of birthday cakes since I realized that the figure I had when I was seventeen cannot longer be maintained spontaneously (even though I no longer have the figure from nine years ago but I don’t want to make matters worse). And whenever there is the possibility of choosing between a cake, flan, ice cream, mousse or any kind of sugary bread and between a greasy hamburger, I will choose, without a doubt, the hamburger.
But today I ate a chocolate and I cannot take this fact as any other thing than a cry for help. Especially because it was a little Easter bunny Pamela gave me, that sweetly decorated the pile of books I haven’t read and I don’t have very much time to read.
I don’t have time; I don’t even have time to write this post that I will interrupt to go running with Liza, because my only way to decompress these days is to run around Peixotto park, like a hamster running around her cage. A relatively skinny hamster but in lousy physical condition, by the way.
I’m juggling between burying myself in the Municipal archives reading documents for my thesis, reading other students’ thesis about subjects pertaining to my thesis, trying to get interviews from people involved in what I study for my thesis, trying to get some construction permits I have to analyze for my thesis and trying to meet the deadlines I imposed myself for the thesis research which gives me only one more week before starting to write. So, when today I came home to have lunch –the only pause I allow myself- and after the meal and some coffee, I grabbed the bunny and mercilessly decapitated him, I knew something was wrong.
Another clue was when at the end of the day, when leaving the Archives, I felt a strong craving for a beer. I knew that if I had one I would not be able to have just one. I would end up going dancing until four thirty in the morning, when the tramway starts working in the morning. But sadly for me and luckily for my thesis, I have no one to go drinking, dancing and decompressing with. And it started to rain so I can’t go running and therefore I have no other choice than to write for the blog and keep juggling, but since I have no more chocolates left I shall eat some coconut candies lying around.
Como ya es tradición en el blog, publico el ensayo que presenté para mi examen final de la clase de este año de Italiano. Debo confesar que esta versión pública es la mejorada por Eleonora, porque la original ha de estar sangrando de la cantidad de correcciones que necesitó. Esto sólo muestra que el español y el italiano sí son lenguas distintas, que hablar una ellas no necesariamente te da facilidades para aprender la otra y que debería pasar mis vacaciones de verano haciendo afiches de conjugaciones de verbos.
El tema era escribir una carta a un amigo o amiga para convencerla de viajar juntos en este verano. La historia en el texto está inspirada en la vida real.
As it’s been a tradition in the blog, I post the essay I presented in this year’s Italian class final exam. I must confess that this public version is the one improved by Eleonora, because the original must be bleeding out from all of the corrections it needed. This only shows that Spanish and Italian are in fact very different languages; that speaking one of them does not necessarily makes it easy for you to learn the other and that I should spend my summer vacations doing posters with verb conjugations.
The subject was to write a letter to convince him or her to travel together this summer. The text is inspired in a true story.
Cara Pamela:
Ti scrivo perchè mi piacerebbe che quest’estate andassimo insieme a Londra, tra il sei e l’undici agosto. Sicuramente ti chiederai perchè in questi giorni essattamente e ho da dirti solo tre parole: i giochi olimpici! Sai che significa questo? Una settimana in una bellissima città dove pottremo fare shopping, visitare il British Museum e mangiare “fish and chips”, ma anche conoscere bellissimi ragazzi da tutto il mondo che saranno lì per vedere i giochi e forse anche per partecipare…
So che mi dirai che probabilmente i biglietti d’aereo saranno troppo cari in questo periodo. È vero, ma ho cercato altri biglietti: il treno e l’autobus sono più cari e meno confortevoli, dunque l’aereo è la miglior scelta. Siccome sarà un volo “low cost” dovremo prendere un bus dall’aeroporto alla fermata “London Victoria” nel centro della città. L’ostello è vicino, dunque saremo in un’ottimo posto per fare i nostri giri culturali e non solo. Dunque, che ne dici? Rispondemi presto perchè dobbiamo prenotare l’ostello velocemente, prima che sia completo. E non ti devi preoccupare: non vedreme neanche una partita!!
Baci,
Marcela
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