Elements of architecture - Venice 2014

La Bienal de arquitectura de Venecia es la exposición de arquitectura más importante, o por lo menos la más famosa del mundo. Existe desde 1980 y trata desde entonces de tomar el pulso de la arquitectura contemporánea, de mostrar los arquitectos más importantes y de dar la oportunidad a los países de mostrar qué están construyendo.

Cada bienal tiene un director distinto y esta vez era el famosísimo (dentro del medio) arquitecto holandés Rem Koolhaas de la agencia Office for Metropolitan Architecture (OMA). El título del evento era “Fundamentals” porque , según Koolhaas, se trataba sobre los elementos básicos de la arquitectura, más que sobre promover arquitectos, estilos o teorías.

The Venice Architecture Biennale is the most important architecture exhibition, or a least the most famous one in the world. The first one took place in 1980 and since then it tries to measure the pulse in contemporary architecture, to show the most important architects and to give the opportunity to the countries to show what they are building.

Each biennale has a different director and this time it was the super famous (in the medium) Dutch architect Rem Koolhaas from the agency Office for Metropolitan Architecture (OMA). The title of the event was “Fundamentals” since, according to Koolhaas, it was about architecture’s basic elements, more than promoting architects, styles or theories.

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Desde hace varios días una neblina ha venido a instalarse en Ginebra, al punto que no recuerdo cuándo fue la última vez que vi la montaña del Salève desde mi ventana. Al principio eso me ponía muy triste, pero desde que encendieron la calefacción en mi edificio y desde que he empezado a trabajar en mi cuarto más que en la oficina, me he empezado a encariñar con el clima frío. Me levanto por las mañanas y me encanta ver la neblina cubriendo las montañas.

Todo esto para decir que aún así me da gusto tener pruebas que el sol pasó alguna vez por aquí, Como estas fotos del jardín botánico de Ginebra. Lo terminé de descubrir cuando Yanis vino de visita. A pesar que ya había tenido la oportunidad de visitarlo, estaba lejos de haberlo recorrido enteramente.

Since a few days ago a fog has settled in Geneva, to the point where I can’t remember the last time I saw the Salève mountain from my window. At first that saddened me, but ever since they turned on the heating in my building and I started working in my room more than in my office, I’ve started enjoying the cold weather. I get up every morning and I love watching the fog cover the mountains.

All of this to say that I even still I am glad to have proof that the sun came to visit once. Such as these pictures of Geneva’s botanical garden. I completed its discovery when Yanis came to visit. Even though I had been there once, I was far from seeing it in its entirety.

Hace unas semanas pensaba en el hecho que, últimamente, se han estado manifestando en mí muchos signos simultáneos del paso del tiempo. Y justamente hace poco una de mis compañeras de apartamento me prestó “Diario de un cuerpo” (“Journal d’un corps), el diario de un hombre que llevó un recuento de los cambios que experimentaba en su cuerpo, desde los doce años hasta su muerte. No era un diario íntimo tradicional de acontecimientos, sentimientos, ni dramas, la idea era de documentar cómo su cuerpo se transformaba y reaccionaba. Sólo que el autor sí reconoce un lazo entre la vida y la manera en que el cuerpo la enfrenta. El libro es magnífico y muy conmovedor. Me hizo preguntarme cómo mis padres han de estar viviendo su madurez y me acordé cómo los cuerpos de mis abuelos los traicionaron al final. Según el libro los signos de la vejez aparecen muy temprano, desde los 40 años. Y duran mucho tiempo, al punto que al final se es viejo mucho más tiempo de lo que se fue joven. Su testimonio no es muy alentador.

Some weeks ago I thought about the fact that, lately, many signs of the passing of time have been simultaneously manifesting themselves in me. And then one of my flatmates loaned me “Journal of a body” (“Journal d’un corps), the journal of a man who kept an account of the changes he experimented in his body, from when he was twelve until his death. It wasn’t an intimate and traditional journal of events, feelings or dramas; the idea was to document how his body was changing and how he reacted. However, the author does acknowledge a link between life and the way the body handles it. The book is magnificent and extremely poignant. It made me wonder how my parents are living their maturity and I remembered how my grandparents’ bodies betrayed them in the end. According to the book the signs of aging start really early, from age 40. And they last a long time, to the point where you are old way longer than the time you were young. His testimonial is not very encouraging.

El autor escribe en una ocasión que le encantaría leer el diario del cuerpo de una mujer y es verdad que hay mucho que decir sobre eso. Pero me gustó aprender del punto de vista de un hombre porque es lo que menos conozco y lo que menos me ha llamado la atención. Confieso que nunca he sentido particular interés por el género masculino. Tal vez porque sus cuerpos me parecen poco misteriosos. No tienen procesos ocultos que se escapen de su control (bueno sí, uno, pero no me parece extraordinario), sus ciclos no están conectados con los astros, son incapaces de engendrar vida. De igual manera, la distancia entre sus emociones y su manera de expresarlos es más directa, por lo menos en lo que se refiere a la agresividad, algo que yo tengo dificultades en mostrar. Pero creo que en realidad no me interesan porque me parecen tan privilegiados por el mundo, por la sociedad, porque se creen invencibles ya que no están condenados a modificar sus vidas para dar a luz y cuidar niños, porque son más fuertes y no dudan en abusar de esa fuerza.

Siempre he querido entender lo que significa ser mujer, desde un punto de vista social. Mis modelos a seguir son todas mujeres, sueño con tener una hija, tengo tendencia a leer y a escuchar música de mujeres más que de hombres. Es un milagro que no sea lesbiana. Pero en lo que respecta a mi cuerpo, lo he dado por sentado y lo he soportado más que tratar de entenderlo, mucho menos documentarlo.
Últimamente he pensado mucho en él porque está empezando a actuar diferente y me ha obligado a cambiar mi vida cotidiana. Como con el hecho que desde hace dos años me ha tocado empezar a usar un retenedor plástico en los dientes para dormir. Cuando regresé a Honduras en el 2012 el dentista lo mandó a hacer para mí, porque aparentemente cuando duermo tengo tendencia a apretar la mandíbula y mis dientes tienen marcas como si se fueran a quebrar, eventualmente. Se supone que es un signo de estrés. Al principio estaba reticente a usar el retenedor, pero en Suiza había ciertas mañanas que me despertaba con dolor de cabeza. Desde que duermo con el retenedor todas las noches y que medito por las mañanas ya no tengo problemas.

Trato de hacer ejercicio regularmente, más porque paso sentada todo el día que porque me interesa ser delgada. He estado yendo a las clases de aeróbicos de mi universidad y hay una profesora que nunca tiene muchas alumnas. No entendía por qué hasta que fui a una de sus clases. Es una señora mayor y los ejercicios que practica parecen haber tenido su momento de gloria en los años 80s, así como la música que pone también. Nos pone a hacer unos movimientos raros como por ejemplo correr de espaldas con las manos sobre las rodillas. Nada es particularmente exigente, no se suda mucho y uno se pregunta al final si no se perdió el tiempo. Pero al día siguiente amanezco sin falta con un dolor espantoso en todo el cuerpo. La semana antepasada no podía ni bajar gradas del dolor en las piernas.

Suiza también ha desencadenado una proliferación de canas en mi cabeza. Si antes tenía un avistamiento indeseable cada seis meses, ahora es una colonia permanente. Trabajan en grupo y me obligan a cambiar de peinado constantemente.

Pero de todas las cosas, la peor es sin lugar a dudas el hecho de tener que usar plantillas ortopédicas. Desde hace unos años empecé a gastar los tacones de mis zapatos de una forma súper extraña. En Honduras fui donde una podóloga que me dijo que no tenía nada, pero igual me mandó a hacer unas plantillas para usarlas cuando fuera a caminar mucho. Obviamente, eso nunca pasa así que nunca las usé. Pero algo debe haber empeorado, porque en un año me ha tocado llevar todos mis zapatos favoritos a que los repare un zapatero. Me estoy resignando a las plantillas.

Y esas son las marcas en el cuerpo, pero están todas esas cosas como irme de parranda una noche y que la resaca dure un día entero. O si me acuesto tarde una noche soy totalmente inútil al día siguiente.

Tengo 29 años maldición, mi cuerpo no puede empezar a desintegrarse tan pronto. No cuando todavía no he alcanzado los privilegios que supuestamente vienen con la edad. Pero le tengo que prestar más atención porque mi compañera de apartamento tiene diez años menos que yo y apenas recuerdo lo que era tener su edad. No quiero olvidar cómo me siento ahora, lo que estoy viviendo en estos momentos.

Ginebra con Yanis y Deysi 2014

Cuando nos conocimos en la facultad, si alguien nos hubiera dicho que nos íbamos a encontrar nueve años después en Ginebra, ninguno de nosotros lo hubiera creído. Pero por una genial alineación cósmica, Deysi y Yanis vinieron de visita a finales de septiembre. Les pude enseñar la ciudad y sus lugares obligatorios: el centro histórico, las orillas del lago, el Palacio de las Naciones y el CERN. Pero pude también enseñarles los lugares de mi vida cotidiana, como el parque cerca de mi residencia, el parque frente al edificio donde trabajo, el parque donde hay que hacer pic-nics en verano…Tuvimos mucha suerte porque vinieron en la última semana de sol y calor antes del inicio del frío y la lluvia del otoño.

When we met at the university, if anyone had told us that we would meet nine years later in Geneva, none of us would have believe it. But, thanks to a great cosmic alignment, Deysi and Yanis came to visit me at the end of September. I got to show them the city and its mandatory places: the historical center, the lake border, the Palace of Nations and the CERN. I was also able to show them the places I frequent in my daily life, such as the park near my residence, the park in front of the building I work in, the park where you must have a pic-nic during Summer… We were very lucky because they came in during the last sunny and warm week before the beginning of the rain and the cold in Autumn.

P1030120Agora es el nombre que le dan a la bienal de arquitectura en Bordeaux. En realidad sólo la llaman “Bienal de Bordeaux”, me imagino que creen que van a espantar a la gente con la palabra “arquitectura” y también eso les permite hablar de urbanismo, de diseño y de otras cosas que ahora tienen tendencia a agruparse con la arquitectura, porque a la disciplina en solitario le va muy mal.

Agora is the name of the architecture biennale in Bordeaux. Actually, they just call it “Bordeaux’s Biennale”, I guess because they think people would be put off with the word “architecture” and also because that allows them to deal with urbanism, design and other things now related to architecture, since the discipline by itself is going so badly.