Manuel Zelaya Rosales ha sido un presidente muy fructífero, que sean positivos o negativos sus resultados, eso dependerá del punto de vista, pero nadie puede reclamarle haberse quedado sentado contemplando el paisaje en estos casi cuatro años que ha estado en el poder. Desde antes que fuera elegido presidente empezaron a salir a la luz sus nexos familiares con la Matanza de los Horcones en Olancho, los despilfarros que cometió cuando fue director del Fondo Hondureño de Inversión Social, su falta de preparación académica, entre otros defectos que pueden agregarse a esta lista. Aún así, decidimos pasar por alto esas señales de advertencia escudándonos en la irrefutable afirmación que todos los políticos en Honduras son corruptos y que sólo nos queda elegir a aquellos que roben lo menos posible. Ese año de elecciones los dos candidatos eran originarios del departamento de Olancho, del cual proviene una de las ramas de mi familia, y aunque no estábamos satisfechos con el opositor, el linaje y la vida de Manuel Zelaya eran tan sombríos y sangrientos que nos parecía inaudito que pudiera ser siquiera considerado apto para gobernar. Recuerdo que lo convertí en un asunto tan personal que incluso me distancié de una muy buena amiga de esa época, porque entre otras cosas, ella, sabiendo muy bien quién era ese hombre, decidió votar por él por razones que no voy a explicar. Yo la quería mucho, pero nunca la pude ver de la misma forma.

Manuel Zelaya decidió convertirse en el heredero de Roberto Suazo Córdoba en cuanto a entretenimiento se refiere. Quería aparentar que provenía del pueblo porque usaba sombreros, botas y bigote, pero no todos los campesinos de este país pueden darse el lujo de estar en la mañana en la capital y a mediodía transportarse en helicóptero a su ciudad natal a almorzar mondongo. Cuando se oía un helicóptero en esos años, todos se preguntaban qué mandado tenía que hacer el presidente.

Había conferencias en países extranjeros y él se llevaba a su familia, su gabinete, su perro, su perico, su loro, era risible la cantidad de personas sin relación alguna a los asuntos de la conferencia o reunión en sí que lo rodeaban en esos viajes. Era como una celebridad del hip hop, con la excepción de que éramos todos los contribuyentes del país los que costeábamos sus extravagancias. Los mismos contribuyentes a los que él debe agradecer las muchedumbres que lo apoyaron cuando se firmó la ALBA, o cuando quería promover su encuesta supuestamente no vinculante, porque de ellos provinieron los fondos para costear su presencia. Abundaban las noticias que afirmaban que a todas estas personas se les había pagado por lo menos 150 lempiras para que se subieran a un bus, viajaran a la capital y aplaudieran. O se les regalaba un pañuelo para que escondieran su cara y un machete para que se pararan frente al Ministerio Público que había decretado ilegal esa encuesta. Mientras el mundo se sumía en una crisis económica de proporciones apocalípticas a él se le ocurrió que sería una buena idea aumentar el salario mínimo al doble de lo que estaba anteriormente, sin tomar en cuenta opiniones de nadie o las repercusiones que eso implicaría. Miles de personas fueron despedidas, se cerraron muchos negocios, los precios se dispararon, pero eso a él lo beneficiaba, puesto que si la gente no tenía trabajo era mucho más fácil comprarla para que fingieran estar de su lado.

Si un juez, la Procuraduría General de la República y el Tribunal Supremo Electoral le habían prohibido realizar la encuesta que se hubiera llevado a cabo el pasado 28 de junio porque habían juzgado que era ilegal, ¿por qué él insistió en llevarla a cabo? Porque él se creía superior a la ley a la que ahora anda apelando, como mártir, como víctima, en todos los noticieros, conferencias e instituciones internacionales. Clama por el cumplimiento de la Constitución, cuando sus verdaderas intenciones eran reformarla para que llegue el día en que pueda quedarse cuatro años más y después otros cuatro años, hasta el final de los tiempos, así como otros amigos que él tiene han podido gozar de la presidencia de sus países por décadas y décadas. Y es verdaderamente cómico como muchos de esos mandatarios que viven denunciando las intromisiones norteamericanas en asuntos que cada país debe manejar son los que ahora quieren invadir e inmiscuirse en nuestros asuntos, cuando la firma de un tratado no significa que ahora se les permite venir a imponer su ley.

Decidimos ignorar las señales, ahora estamos pagando las consecuencias. Los campos se están delineando y no tengo idea cómo vamos a hacer para volver a reconciliarnos una vez que todo esto quede atrás. En todo caso, Manuel Zelaya será recordado en todos los libros de Historia como el "mediocre que se convirtió en héroe", uno más en la lista de mártires que se salen con la suya porque pusieron expresión lastimera ante el mundo (véase el caso de Maduro y Elvin Santos).
Advertencia: debido a su alto contenido femenino, el post no es recomendable para hombres. Léalo bajo su propio riesgo.

Ya es esa temporada del año otra vez. Aprovechando el sueldo adicional de este mes mi madre me dio el dinero destinado a reemplazar la ropa vieja o inutilizable. Es hora de ir de compras. Tanto en junio como en diciembre y enero siempre se comienzan las compras por los estrenos, ya sea de cumpleaños, o de navidad y año nuevo. Luego se destinan las tres cuartas partes restantes para los descuentos en MNG y Zara. Lo mío no es altanería, yo visito las otras tiendas también, pero es sabido que los grandes almacenes europeos tienen ropa de calidad, mientras que esas tienditas independientes de nombres risibles tienen el descaro de poner los mismos precios que su competencia extranjera, algunas son incluso más caras que ellas, y los productos que ofrecen son marca incendio, agarran pelusas con las lavadas -y hay que hacer la aclaración que yo lavo toda mi ropa a mano excepto mis jeans- y seamos honestas, todo allí es feo. Yo no recuerdo mi vida antes de MNG, a tal grado de degeneración he llegado. Recuerdo que al principio era por seguirle la corriente a Bertha y a Mafer que son todas unas snobs, pero aún ahora que ya no las veo tanto no he podido dejar ese vicio; ninguna otra cosa me convence. Ahora que llegó Zara me he dado cuenta que MNG es realmente caro y que no todo allí es rescatable, pero eso sólo complica esta temporada porque quiere decir que ahora tengo que ver lo que hay en ambas tiendas antes de decidirme a comprar en una de ellas. Se le agrega la dificultad que los descuentos de MNG son una semana antes de la otra… Mi problema con la ropa es el siguiente: a mí nada me gusta. Todo me parece muy vulgar, muy caro o muy inutilizable. Yo soy tan específica con lo que uso porque en general soy bastante homogénea: sólo uso jeans comunes y corrientes así que son las camisas el núcleo de lo que ando puesto. Una camisa para mí es una decisión de vida o muerte. Este año con todo el drama de cumplir 24 años y finalmente dejar la universidad he tomado medidas drásticas para variar aunque sea un poco. Primero, no compré tennis (sólo eso solía usar mientras estudiaba) y trato lo más que puedo de dejar de usar los que tengo. Mi madre me compró unos zapatos lo suficientemente bajos para poder usarlos a diario y caminar con ellos si es que tengo que salir, pero elegantes como para parecer persona decente. Estoy tratando de usar tacones, pero en mi casa cuesta que me quite unas pantuflas de Homero Simpson que debería de lavar urgentemente y fuera de ella tengo que tener garantizado el transporte vehicular porque si no es un crimen para mis pies. Así que en zapatos no gasto mucho. Pero la decisión más importante de esta temporada es que quería dejar de comprar jeans e invertir en una falda, un vestido y unos leggings. Aprovecho para explicar que la última vez que mis piernas recibieron sol fue cuando fui a Ceiba con Moisés hace 3 o 4 años. Mis brazos y cara son moreno oscuro, mis piernas son blanco anglosajón. Pero ya soy una adulta abriéndome camino en la vida, debería mostrar mis atributos, de algo me van a servir.

Ayer el feed de Teen Vogue anunciaba que comenzaron los descuentos en Zara, así que hoy llegué al Mall a las 11 de la mañana, anticipando que los negocios abren a las 10. Estaba cerrado. Decidí distraerme repasando MNG, aunque ya había ido antes. Escogí probarme un vestido, una chaqueta de manga tres cuartos con botones redondos gigantes y una camisa edición Paulo Coelho con el mensaje “The path to wisdom is not being afraid to make mistakes”. Como mujer no debería andar diciendo esto pero creo que me disloqué el hombro probándome el vestido. Fue terrible, sólo podían entrar o los brazos o la cabeza, pero no ambos. Y cuando finalmente lo logré el resultado era atroz, tenía unas hombreras de esas anchas (aunque todo ahora parece para vestir ardillas voladoras) y era tan largo que podía usarse en un episodio de “Big love”. La camisa de Coelho era demasiado pequeña y me hacía parecer fisicoculturista (tengo los brazos bien flacos, así que eso no es bueno) y la chaqueta estaba muy apretada y costaba 995 lempiras. De ninguna de esas dos había en mi talla. Seguí escudriñando porque el secreto de las ventas de descuentos es tener paciencia hasta encontrar las joyas entre todo ese mar de horrores, tanto de prendas como de gente, y cuando encontré unas dos camisas que podían calificar, las puse en su lugar porque no podía comprar nada sin haber visto las otras opciones en Zara.

Eran las 11 y media y no abrían. Nine West también estaba en descuento. Tienen de esos botines pequeños que me encantan y que compré en versión MD pero que duelen tanto cuando los uso porque no estoy acostumbrada a esas alturas. Me imagino que de marca han de ser más cómodos y los tenían en dos formas: una completamente cerrada con piedras en los tobillos y otra que mostraba los pulgares y que recuerdo que Olivia en “The City” usó una vez. Pero ambos costaban 1250 lempiras (con 50% de descuento) y yo no tenía presupuestado gastar en zapatos, eso es lo equivalente a 3 o 4 camisas. Había unos zapatos bajos color turquesa preciosos, a 1000 lempiras, pero tuve que alejarme apesarada de ese lugar de tentaciones. La tienda de Diesel también tenía rebajas pero siempre me ha caído mal porque venden ropa que no tiene absolutamente nada de especial y ponen sus exorbitantes precios en dólares. Creo que no hay algo que deteste más en un negocio que pongan los precios en dólares cuando nuestra moneda oficial es el lempira y todavía no hemos caído en la desesperación de El Salvador.

Eran las 12, nada todavía, pero yo me moría del hambre. Como no quería almorzar me fui al Espresso que estaba vacío a tomar un café y a comer una galleta mientras leía. Continué con mi recorrido para desperdiciar tiempo entrando por primera vez a la tienda de Kenneth Cole, también en oferta. Un muchacho muy amable me persiguió todo el tiempo. Ha de haber visto mi expresión de deseo cuando vi un collar muy bonito que tenían en un maniquí y se ofreció a enseñarme las urnas donde tenían las joyas. Unas joyas preciosas, exquisitas, carísimas. Esta gente está loca. La ropa estaba buena también, pero exceptuando una falda, creo que no hay nada que me hubiera gustado tener realmente. Revisé los zapatos y había unos puntudos de tacón a 899 lps que sustituyeron en mi lista a los turquesa que vi anteriormente, pero no a los botines. Y me dio mucha risa ver que vendían sandalias de hule. Qué persona tan presumida debe ser alguien que use chancletas Kenneth Cole, yo tengo unas Havainas de esas baratuchas y casi me ahogo de la risa cuando las vi anunciadas en una Cosmo Girl. Me fui a sentar a uno de esos sillones contiguo a Zara y poco a poco empecé a ver la cantidad inusual de mujeres que estaban cerca y que merodeaban, igual que yo, esperando que se abrieran las puertas. Era un caso de histeria colectiva demasiado entretenido, mensajeé a Moisés para que viniera a presenciarlo. Pero se perdió cuando levantaron los portones y de las entrañas del centro comercial surgieron miles de hembras a invadir la tienda; parecía día de matrícula presencial en la UNAH.

Las camisetas con mensajes y dibujos ya están vetadas para mí, por todo ese asunto de parecer profesional, desgraciadamente esas son las más baratas. Ahora organizan los estantes por precio por lo que no hay que desperdiciar el tiempo en cosas inalcanzables, pero hay que ver que no todo lo accesible es deseable. Peor aún, si uno va al segundo día de la promoción las tallas pequeñas tienden a escasear, como fue el caso de los leggings, que los únicos que habían me hacían lucir como embarazada. Me probé como mil faldas. Traté, lo juro desde el fondo del corazón: me probé una que parecía de colegial, otra que me hacía ver amish, y una inflada color beige. Horrendas, soy muy bajita, no debí haber ido con botas y mi camiseta negra no combinaba con ninguna. Moisés aprobó el vestido que escogí, y había una camisa color morado metálico, brillante como el sol, pero barata como para no dejarla ir. De allí no había nada, resistí un jean café que hubiera preferido en negro y una camisa de rayas con cuello de tortuga porque tenía tres defectos: primero era de rayas, y yo parezco prisionera todo el tiempo porque tengo debilidad por ellas; segundo tiene cuello de tortuga y Tegucigalpa se ha vuelto tan caliente casi todo el año que sería inutilizable y lo sé porque en enero compré una que no he podido usar todavía y tercero, era morada y ya tengo demasiadas así también.

Regresé a MNG por las camisas: una camiseta con hombreras abultadas, una camisa sin mangas color gris con lentejuelas opacas rosadas y una color salmón que se miraba seria pero me quedaba decente. Tuve que resistir la tentación de llevarme una camiseta de Gatúbela, que estaba increíble, ya he caído antes en esa trampa, una de Minnie y otra de Snoopy son producto de mi flaqueza de espíritu. Vale decir que gasté justo lo que tenía presupuestado, sin dejar un back-up por lo que no pude comprar jeans, aunque voy a mentalizarme con que tengo suficientes. El universo no quiere que use faldas, pero tengo un vestido! Es un gran paso hacia la madurez, me felicito. Salimos a las 3 de la tarde a almorzar tacos acompañados de Herminio. Un final perfecto para un día muy productivo.
Hoy es un día de post, desde que me levanté y el calentador de agua no funcionaba y eran las 6 de la mañana en un día nublado; era un día de post. Fui a la universidad, a ese lugar horrendo que espero que se queme en su totalidad una vez que tenga cierto cartón en las manos. Desde que me firmaron una constancia de que terminé la práctica y las arpías de secretarias no se dignaron en explicarme cuáles son los siguientes pasos para conseguir el título, he truncado el proceso. He estado muy ocupada y el enojo que me dan los trabajadores que manejan esa universidad se transmite, por mi bien es mejor alejarme de ellos temporalmente. Pero hoy volví y me enteré que existe un manual que explica los trámites de graduación; un manual del que desconocía su existencia, que nadie había tenido la cortesía de avisarme que existía y que, como es habitual en el sistema educativo público, sólo se distribuye en una fotocopiadora que hoy estaba cerrada. Pasé por Tesorería preguntando cuánto cuesta liberarme de las cadenas del pre grado y me enteré que a los 2000 lempiras en auténticas del Colegio de Abogados, los 4000 del trámite en sí, los 2500 por hacerlo por ventanilla, los 100 lempiras de un timbre, el costo de las fotos que no recuerdo y los 30 lempiras de un carnet que nunca se emitió en toda mi vida estudiantil porque la máquina siempre estuvo mala, encima tengo que donar un libro a la biblioteca de la facultad. Qué descaro francamente.

Me fui al taller de curaduría en el que he estado toda la semana, y a la hora del almuerzo todo empezó. El país entero ha estado anticipando desastres para el fin de semana, pero no imaginé que todo se iba a adelantar al día de hoy. Los rumores entre mis compañeros eran que las Fuerzas Armadas y la policía se habían unido para decomisar el material electoral del domingo y que por su lado el presidente se había subido a un bus acompañado de sus secuaces a recuperarlo. Andaban diciendo que habían entrado al país aviones procedentes de Cuba y Venezuela con urnas o con soldados para apoyar a Mel y que la empresa privada había liberado a sus empleados para que huyeran de los posibles disturbios en las calles. Recibí una llamada de mi madre ordenándome que me fuera a la casa, pero yo había acordado esperar a alguien para regresar juntos, y sinceramente, prefería quedarme en el taller que salir a la ciudad. Tratamos de tener clase lo más que pudimos pero llegaron a decirnos que por órdenes de la embajada de España (estábamos en el CCET), el centro se tenía que cerrar. De remate empezó a llover. Así que salí a la calle, con un tráfico tremendo y sin un bus a la vista, a refugiarme a los Castaños. Tenía dos horas que matar pero por suerte no estaba desamparada: finalmente tenía un rato libre para leer. Afuera se escuchaban los estruendos de la tormenta y en un instante me afligí porque se oyeron unos ruidos que asocié directamente con disparos. Un vigilante salió corriendo en dirección a uno de los accesos, pero a los minutos regresó caminando normal. Poco a poco el centro comercial iba cerrando operaciones pero curiosamente había tanta gente adentro como en un día cualquiera. El libro estaba increíble pero la silla era muy incómoda, ya me quería ir, a pesar de toda la debacle que pudiera haber afuera.

De repente Mafer me envía un mensaje. Presentí lo peor -golpe de estado-, tomando en cuenta la última vez que se había puesto en contacto conmigo. Pensé en cómo a veces uno termina siendo testigo o partícipe de la Historia de manera involuntaria. Todo es tan difícil y tan complejo en circunstancias normales que me parece abrumador que se le agreguen preocupaciones sociales a las torturas individuales. Recordé a varios autores que han llegado a ser grandes a pesar o tal vez a causa de haber narrado los conflictos de sus países. Para ser una absoluta indiferente con respecto al nacionalismo todo indica que tendré demasiado que ver.

Así que respiré profundo y leí el mensaje: “¿Es cierto que se murió Michael Jackson? Acabo de revisar una página de CNN y confirman su muerte. Fue un ataque al corazón.”

Michael Jackson fue el artista de mi primera rebeldía. En mi casa de música toda snob, pseudo intelectual, hippie, progresiva, lo que sea, yo estaba pequeñita y decía que él era lo mejor del mundo. Era inconcebible: trabajaban tanto para resguardarme de todo peligro o amenaza externa que nadie entendía de dónde me había salido esa afición, pero yo recuerdo que con todo el orgullo de alguien de 4 años yo decía que era mi cantante favorito. Y así estuve por muchos años más.

Los conflictos de países al final sólo son manifestaciones a gran escala del tormento interno de sus habitantes. Este día trágico e histórico lo vivimos ambos, pero Mel podrá invadir el país todo lo que quiera; yo recordaré este día como aquel en que murió uno de los ídolos de mi infancia.
7:00 pm: The real world, Denver.

8:00 pm: The Hills

8:30 pm: The City

9:00 pm: Cribs

10:00 pm: E! News

10:30 pm: I love money (ugh, eso sólo demuestra que esa hora es muerta)

11:00 pm: Oprah
Si el agua purifica anoche fue un buen comienzo para una nueva etapa en mi vida: empezó a llover a las 4 y media de la tarde y a las 7 de la noche todavía no tenías las mesas ordenadas para recibir a los invitados porque absolutamente todos los espacios libres en el patio estaban empapados. Así que las personas empezaron a llegar y todavía estábamos moviendo mesas de un lado a otro. Llegaron mis amigos alianzas, mis amigos de la facultad y algunos compañeros del voluntariado, estuvo genial. Yo tenía miedo de ver las fotos porque me estuve mojando toda la noche y ni quería imaginar cómo andaba el pelo, pero la verdad es que todo estuvo tan divertido que ni me importa cómo me miraba. Así que aquí estan las mejores imágenes:
El siempre fotogénico Moisés, que fue tan gentil en contribuir con una manada de grullas de origami que medio pudimos usar como decoración y recuerdos para los invitados.
Los tacos estuvieron riquísimos, y me consta porque los pude probar hoy en el almuerzo. De la euforia ayer ni tuve hambre :P
Creo que les di mucha cuerda con eso de que ahora estoy vieja, Leonardo no dejó de molestarme toda la noche.
Ale comiendo pastel, ella también se lleva el premio a la más fotogénica junto con Moi. Podrían hacer un calendario juntos.
Destilando felicidad como siempre, Juank, y la adorable Ludmila junto con Moi.
Una panorámica del relajo que teníamos en el garaje, con Iván y Belinda al frente.
Me dieron muchos regalos, entre ellos un libro de Chagall por mis compañeras voluntarias \m/
Un libro de arquitectura de parte de Isac. Se ve buenísimo, estoy emocionada por leerlo.
Y el más chistoso fue un ventilador rosado para la portátil en forma de gato!

Me encantó mi cumpleaños, gracias a todos!
Este año decidí que los regalos familiares de años pasados no cumplían con mis estándares de adulta próxima a graduarme: mañana tengo una fiesta/taqueada/celebración-bajo-la-lluvia, porque seguramente va a llover. No ha habido un tan sólo día despejado esta extraña semana que me haya dado un poquito de esperanza para mañana. Los preparativos de fiesta han sido pragmáticos y acelerados; conseguí un teléfono de una señora que hace tacos, la contraté al día siguiente; vi dos anuncios en el periódico de sillas, coticé ambos y me quedé con la primera oferta, la más barata (por 1 lempira por silla); le ahorré una semana en la cárcel al dueño de la casa, ya que el castigo por hacer fiestas sin autorización municipal es de dos mil lempiras y 24 horas en la posta, que se prolongarían en una semana conociendo su temperamento. Y lo único que hace falta es ordenar la casa en sí y comprar churros y refrescos. Me pregunto si valdrá la pena secarme el pelo con la humedad relativa destinada a esponjarlo y lo único que realmente quiero de cumpleaños es tener tiempo para comprarme una camisa nueva… y un perro, pero lo último seguramente va a quedar en deseo frustrado una vez más.

La pregunta obligada es que tan diferente es mi vida de hace un año. Se puede entender mucho sólo con el hecho que en esta ocasión quiero ver gente y voy a estar en mi casa. Invité a personas que yo estoy segura que van a venir y que sí me alegra ver, aunque no son los únicos pero son aquellos que pude invitar sin que mis papás echaran el grito al cielo que no iban a caber tantos en la casa.

Los vecinos han agarrado costumbre de hacer parrandas todos los viernes por la noche y este no es la excepción. Agradezco el reto, mañana me voy a encargar de que no puedan dormir, ni por el ruido de la gente, ni por el olor a comida, pero especialmente porque yo sí les voy a poner buena música, no esas baratijas radiales de las que son tan fanáticos. Y yo sí tengo permiso, así que si mañana aparece casualmente una patrulla pueden estar seguros que sus fiestas semanales habrán llegado a su fin.

¿Qué nos depara el futuro? Espero que mucho trabajo, libros, televisión, ropa y viajes. Graduación… por ventanilla ¬¬. No estoy segura y no quiero adelantarme mucho, nada es seguro en la vida, excepto que ya se acerca el momento en el que no tendré que hacer fila en el banco. Ventanilla de tercera edad, ya estoy por llegar.
En el gimnasio hay un instructor de spinning que da la impresión de ser un militar importado: es rubio, tiene acento español y es muy serio, demasiado serio para ser un instructor de spinning. Es brillante, sus clases son muy buenas y se nota que se toma en serio lo que hace; todos los días, antes de comenzar, dibuja una línea en el espejo que representa el recorrido que vamos a hacer, ya sea en un terreno plano, en pendiente regular o con obstáculos. Permanece casi toda la clase haciendo el mismo ejercicio que sus alumnos, excepto cuando llega a corregir a aquellos que no saben cómo colocar la silla sin importar cuántas veces hayan estado allí, como yo. Ya lo he encontrado fuera del gimnasio corriendo y existe la sospecha que él sea uno entre el grupo de ciclistas que ha sido avistado por la universidad, demostrando que eso no es un trabajo para él, es su forma de vida.

Hoy fui a clases con otro instructor, que tiene el mismo nivel de profesionalismo, con un ingrediente adicional. A medida que hacíamos ejercicio y que él intentaba motivarnos (algo necesario cuando uno está pedaleando salvajemente, estancado en el mismo lugar), no sólo nos gritaba “ánimo” y “falta poco”, sino también que nos enfocáramos en nuestras metas, hacia donde queríamos llegar. Todo esto suena absurdo y exagerado para tratarse de algo tan trivial, pero cuando lo comparo con otro instructor que aprovecha para coquetear a nenas sudadas durante la clase, creo que estos otros dos muchachos son excepcionales, aunque solamente en comparación a la multitud; la verdad es que no me imagino ser diferente a ellos. No concibo hacer cualquier cosa si no es porque se tiene una meta trazada, un lugar al que aspirar, un propósito, o un sentido de la vocación. Es tan rico dormir y ver televisión que realmente tiene que haber algo importante que hacer en el mundo para tomarse la molestia de vivir en él. O por lo menos es lo que quiero/tengo que creer.

En la tarde me escapé por un ratito a ayudar en el montaje de las litografías. Muchas personas ven como una pérdida de tiempo todo esto, el voluntariado, las actividades en el museo, el mundo del arte en general. A simple vista sólo estábamos poniendo cuadros en la pared; para mí estamos cumpliendo una importante misión, no sólo de educación y promoción de la cultura, este es un llamado, es algo que me dice que tengo que estar allí y que eso es lo que debo hacer. El día que me invitaron a promocionar el voluntariado en CEUTEC durante una feria del empleo hasta yo quedé sorprendida de la soltura y la emoción que tenía para invitar a las personas a que se nos unieran. Ha de ser comparable al fanatismo religioso pero con mejores libros y ropa más bonita. En el curso de acercamiento al arte contemporáneo se nos explicó que Nueva York se convirtió en uno de los centros más grandes de arte del mundo cuando a mediados de los años 30 del siglo pasado se llevaron a cabo importantes iniciativas para que justamente eso llegara a suceder. Esta es nuestra iniciativa para Tegucigalpa, de algo tiene que servir.

No me hago ilusiones tampoco. Yo soy una pequeña hormiga en un arenal, y probablemente si mañana el bus en el que me suba se estrella contra un poste mi vida no haya contribuido en nada. Sé que esto es transitorio y se va a esfumar tarde o temprano, por la fuerza de la historia o por el calentamiento global; en todo caso no se ve un buen futuro para la humanidad. Y todo esto es inútil y ridículo y es un desperdicio de energías y de televisión por cable que se paga y no se ve. Y probablemente no sea importante, pero voy a seguir actuando como que sí lo es, porque la alternativa no me convence tampoco. Mi mérito es en tener la conciencia y poder realizar la acción, con el desapego al resultado.

"La Odisea" es una serie de litografías realizadas por Marc Chagall para ilustrar el famoso libro del mismo nombre, que a partir de esta semana estará siendo exhibida en el Museo para la Identidad Nacional. Como parte de nuestra práctica en el área de Museografía, todos los voluntarios presentamos una propuesta para hacer el recorrido de la exhibición. Teníamos que organizar, en dos salones ubicados en el segundo nivel del museo y separados por un largo tramo, 82 cuadros (separados por cantos y algunas en blanco y negro, otras a color), un mapa que ilustra el recorrido de Ulises, una pancarta que explica el proceso para realizar una litografía, una maqueta de 1.00 x 1.00 m y un televisor en el que se narraba la vida de Chagall.
A primera vista las dos salas del MIN no se ven muy funcionales. Obligan a dividir la muestra en dos partes, el visitante tiene que caminar (aunque no es mucho castigo, el edificio es impresionante) y hay que lograr que los elementos que acompañan a los cuadros no interrumpan el recorrido.
Mi concepto, funcionalmente hablando, era crear un recorrido lineal y sencillo, que evoque la simplicidad de las litografías. La exposición debe ser comprensible para todo mundo, tanto para aquellos que hayan leído el libro como para los que lo conozcan por referencias, así que no debería de seccionarse ni hacerse muy compleja. De igual forma, quise crear áreas de esparcimiento que alternen con los cuadros, complementando las secuencias de imágenes con la información adicional: mapas, maqueta, video, etc.
Formalmente decidí separar las litografías según los tomos que ilustran: la sala 1 con aquellas que corresponden al primero, la sala 2 con las del segundo. Las imágenes se mostrarían de manera cronológica, agrupadas por cantos, porque eso permite comparar y contrastar aquellas que pertenezcan al mismo evento en la historia.
El acceso se hace por la sala 1, la que tiene entrada directa desde el primer nivel.
Luego se continuaría en la segunda sala.
Esta es una vista panorámica desde la entrada de la sala 1.
Paneles 1 y 2:
Paneles 3 y 4
Paneles 4 y 5:
Panel 6:
Paneles 7 y 6:
Plataforma para la maqueta y panel 8:
Panel 8:
Panel 9:
Panel 10:
Vista panorámica desde la salida de la sala 1:
Vista desde la entrada de la sala 2:
Panel 13:
Panel 14:
Panel 15:
Panel 16:
Panel 17:
Panel 18:
Panel 19:
Panel 20:

Para ver saber qué propuesta fue la escogida para el montaje, tendrán que ir al museo ^^

Episodios de la primera temporada (una rareza hoy en día), en español y sin cortes comerciales. Sencillamente no me podía dormir.

Deepak Chopra dice que la vocación es aquello que uno hace por amor, perdiendo la noción del tiempo y sin sentir que se está realizando un esfuerzo. Desvelarse por algo podría perfectamente calificar como una manifestación de la vocación pero en todos mis años de estudiante en los que me vi obligada a permanecer despierta trabajando para maestros que no sólo no iban a valorar el sacrificio sino que además lo fomentaban porque todos hemos de sufrir igual o peor de lo que ellos lo hicieron, mientras que todo mundo en mi casa descansaba plácidamente, yo no sentía que atendía el llamado profundo de mi alma. Como en muchos otros aspectos de mi vida, es el miedo al castigo y a las consecuencias el que ha moldeado gran parte de mis acciones. Así que ahora que ya estaba lejos del yugo comencé diciendo que de ahora en adelante iba a hacer lo que yo quisiera y nada más que eso. No esperaba que no hubiera ofertas disponibles para lo que yo quisiera.

He idealizado en mi cabeza por tantos años este momento que cuando llegó no me extraña haber tenido una crisis existencial, pero al tratar de hacer limonada de los limones del Universo terminé con un dormitorio color menta claro, pintado con mis propias manos y del cual me siento profundamente orgullosa. Soy otra persona, no por haber tomado un taco para lijar 25 metros cuadrados, ni por haber estado dos días enteros sólo preparando masilla y rellenando huecos, sino porque sin nunca antes haber hecho esto sabía cómo tenía que quedar y pude hacerlo. No mucha gente puede decir eso: es el cambio que provoca la educación. Son justamente este tipo de cosas las que me han hecho inclinarme tanto por la formación académica en detrimento de la escuela de la vida. El mundo es una guerra sin cuartel y lo único que yo puedo hacer en ella es dibujar planos muy rápido y calcular cantidades de obra. Hay días en los que me levanto y estoy tan orgullosa, otros en los que me pregunto adónde se fue tanto tiempo y por qué lo dejé ir así nomás. Si el propósito de todo esto ha sido que un día me levante con una existencia tan buena que no hubiera podido soñarla antes, todavía no lo he cumplido. Y tengo tanta urgencia porque ya llegue ese día; siempre la he tenido: todo lo he querido atravesar rápido y sin dolor, es hasta ahora que me doy cuenta que la prisa era innecesaria, no hay nada tan emocionante del otro lado que haya valido tanto la pena como para perderme todo el resto de cosas que se me ofrecieron. Sueno demasiado derrotista, pero yo realmente me quería graduar a los 23 años, era una compensación aceptable por no haberlo hecho un año antes como lo había planeado cuando terminé el colegio. Ahora con los días se acerca otro año más y me gustaría festejar, pero por algo que conseguí, no por algo que de todas formas iba a suceder.

Por un segundo casi me engulle la rueda del automatismo otra vez. Con una nueva etapa aparecen una nueva serie de preocupaciones: la crisis económica, la falta de trabajo, el país que se está yendo al carajo (simbólica y literalmente). El mundo está en modalidad de supervivencia y de conformarse con lo que sea, justo cuando yo debería de estar enfocando mis energías en conseguir que lo que me gusta sea al mismo tiempo rentable. Resulta que también estoy ampliando los horizontes de lo que me gusta, pero eso no quiere decir que yo sea tan fácil de comprar. No se me quita la selectividad.

No es posible retroceder, tampoco haría gran diferencia; tengo que hacer lo mejor que pueda con lo que tengo en estos momentos. Tal vez algún día alguien esté dispuesto a pagar por mi paciencia y mi dedicación para desvelarme poniendo 82 cuadros de Marc Chagall en Autocad para hacer el montaje de la exposición que va a haber en el MIN en versión tridimensional. Por mientras me toca hacerlo de gratis. Y es por eso que terminé viendo televisión a las dos de la mañana, que resultó ser Gilmore Girls. Sencillamente no me podía dormir.
La vida de algunos muebles es tan difícil. Muchos de ellos terminan abandonados, en una bodega a la intemperie, expuestos a las inclemencias del clima, los insectos y la carcoma. Algunos no viven para contarlo, otros son rescatados por personas generosas que tratarán de limpiar sus heridas y entrenarlos para que puedan ser aptos para la vida en sociedad, todo con la intención de que alguna familia los adopte. El primer paso en todo este proceso es darles un buen baño, con lija número 80.

La lijada es extenuante, especialmente porque los muebles muchas veces no quieren cooperar; sólo muestran sus partes malas y grises.


Se retocan con lija número 180 y se les deja descansar una noche. Todo esto es mucha información para ellos. El siguiente paso es pintarlos. Hasta ahora he tenido buenos resultados con cáusticos oscuros; tan buenos que he decidido adoptar algunos espécimenes para mi cuarto, pero si estos se portan bien tal vez mi madre los encuentre dignos de codearse con el resto del mobiliario de la casa. Ella escogió el color blanco, que me recomendaron fuera de pintura de agua. Compré una brocha toda suavecita, para que pintar fuera lo más agradable posible para los muebles en cuestión.

Se dan dos capas de pintura, pero resultaron insuficientes.
Una más al día siguiente; recuerden este es un proceso gradual.
¡Victoria! Uno de ellos ha sido adoptado por una familia amorosa que lo ha acogido en su comedor.
Y ha hecho nuevos amigos.


El otro todavía espera alguien que lo quiera... :(