26 February 2013

La force de l’âge

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“La force de l’âge”, el segundo tomo de la autobiografía de Simone de Beauvoir carece de mucha de la magia del primer tomo. Es como el segundo disco de varios artistas y grupos que ahora tienen más presupuesto y pueden hacer canciones más elaboradas, pero ya no tienen la espontaneidad, la ingenuidad de su primer intento. Sin embargo, el cambio de tono en este libro es comprensible ya que trata sobre el inicio de la adultez de Simone y la vida adulta ya no tiene magia, requiere más bien de perpetuos esfuerzos por no caer en la desesperación. Para empezar, el libro empieza con un largo prefacio de advertencia, como una especie de apología por haber decidido continuar con la autobiografía. El primer tomo tenía que escribirse para saldar una deuda con el pasado pero de allí en adelante fue para complacer al clamor popular y por el gusto de recordar. Se nos dice muy claramente que aquí no encontraremos todo de la vida de su autora, por respeto a terceros y porque ella no parece ser muy adicta al chisme, desgraciadamente. Así que déjenme ahorrarles 700 páginas a aquellos que andan buscando relatos jugosos de la relación entre ella y Sartre: hay algunas cosas, pero son muy pocas y están lejos de ser escandalosas. Y tal vez esta sea otra razón por la que prefiero “Mémoires d’une jeune fille rangée”: ese libro se trataba exclusivamente sobre Simone; sus padres, su hermana, su mejor amiga eran accesorios del universo que ella creaba, pero aquí es ella quien se convierte en un elemento secundario de la vida de Sartre. No tengo nada en contra de él, he leído varios de sus libros y me encantan, pero él no es una mujer y yo quiero ejemplos a seguir que hayan tenido que lidiar con las paranoias, la condescendencia, los sangrados y la rabia que conlleva ser una mujer. Que Sartre haya decidido no casarse nunca y no tener hijos no tiene nada de interesante. Cuando Simone explica que su principal preocupación en esta nueva etapa en la que ya está emancipada de la vida familiar es ser libre en todo sentido y liberarse de todas las convenciones, su decisión de nunca amarrarse a nadie y de no engendrar vida es de un valor que encuentro impresionante.

Ella busca inventar o adecuar a sus gustos y necesidades hasta los más mínimos aspectos de su existencia y este incluye sus relaciones amorosas. En un momento se encuentra en un trío con una joven protégée que reciben con Sartre y con quien al principio todo parece andar bien. Pero su racionalización a veces excesiva no la hacen inmune a los sentimientos más básicos de las personas, entre ellos los celos. Simone se revela como una mujer, o mejor dicho, como un ser humano cuando el triángulo amoroso la desequilibra y encuentra como única vía de escape matar de manera ficticia a la intrusa en la que sería su primera novela.

Hablando de novelas, el libro trata ampliamente sobre las obras que Simone escribió, los objetivos que perseguía, los defectos que les encuentra muchos años después, la evolución que tuvo su trabajo. Efectivamente esto es muy interesante, pero me llamó más la atención la vida mundana que tuvo. Trabajó como maestra de secundaria, en los primeros años en la provincia y separada de Sartre. Vivía en cuartitos alquilados de más o menos mala muerte, comía en cafés o en comedores todo el tiempo y todo su dinero se lo gastaba en viajar y muchas veces le ocurría quedarse sin dinero. Y ni siquiera estoy hablando del período de la guerra. Ella cuenta estos episodios de escasez material con una gran tranquilidad y soltura, pero sólo imaginarme encontrarme en su situación me produce angustia. Hubo una vez en pleno viaje en la que se quedó sin un centavo para comer: después de haber viajado por mi cuenta no puedo concebir una escena semejante, yo que pretendo ser experta en la planificación y preparada para cualquier emergencia. Leyendo sobre sus relaciones con sus colegas de trabajo me di cuenta que Simone en persona no ha de haber sido una persona muy abordable, simpática y llevadera para aquellos fuera de su círculo íntimo. Probablemente no hubiera soportado un trabajo contemporáneo en una oficina.

Y luego está la dichosa guerra. De todos los despertares de la vida adulta este ha de haber sido el más duro. Ella que tanto se enorgullecía de estar a merced de sus propios actos únicamente, de sentirse única, especial e inmune a las influencias del mundo externo de repente vio el mundo al revés, sujeta a decisiones de otros, sufriendo por el estado de la política del mundo. Su período de la guerra es nuestro actual período de crisis en cierta forma, en el que todo se está transformando y no necesariamente con mejores perspectivas. Pero la guerra tuvo un fin definido, un día en el que todo se acabó y empezó la reconstrucción, por muy lenta que fuera. Lo pésimo de la crisis es que tenemos cinco años que están martillando con ella y parece que apenas está comenzando. En definitiva eso es ser adulto: darse cuenta que uno no es el centro del universo y que hay situaciones que nos superan y nos afectan. Es necesario entonces cambiar de visión, de actitud: para Simone eso significó desarrollar una conciencia política y un compromiso para tratar de influir en lo que sucedía en su esfera más cercana. En el resto de nosotros, queda todavía por verse.

« La force de l’âge », Simone de Beauvoir’s second tome from her autobiography, lacks the magic the first tome had. It’s like the second album from some artists and bands that find themselves richer and able to produce more elaborate songs, but have no more of the spontaneity or the ingenuity of their first attempt. However, the change in tone in this book is understandable since it deals with Simone’s early adulthood and adult life has no magic at all; if anything it requires constant efforts no to fall into despair. For starters, the book begins with a long foreword which serves also as a warning, as some sort of apology for continuing with the autobiography. The first tome had to be written in order to pay a debt with the past but from now on it’s about pleasing the populace and taking pleasure in remembering. It’s clearly stated that we will not find in here everything about its author, because of respect for others and because sadly she doesn’t seem to be hung up on gossip. So let me save the effort of reading 700 pages to those who are looking for juicy scoops on her relationship with Sartre: there is some stuff, but just a little bit and none of it is scandalous. And maybe that is another reason why I prefer “Mémoires d’une jeune fille rangée”: that book is entirely about Simone; her parents, her sister, her best friend were accessories to the universe she created, but here she is the one who becomes a secondary element of Sartre’s life. Let it be said that I have nothing against him, I’ve read many of his books and I love them, but he’s not a woman and I want role models that have had to deal with the paranoia, the condescendence, the bleeding and the rage that implies being a woman. The fact that Sartre decided never to get married and have kids isn’t interesting at all. But when Simone explains that her main concern in this new stage in her life when she is emancipated from family life is to be free in every possible way and to renounce to all conventions, I find very courageous her decision to never tie herself up to another person and to not create life.

She wants to make up or accommodate to her likes and needs even the tinier aspects of her existence and that includes her romantic relationships. At a certain point she finds herself in a threesome with a young protégée she takes in with Sartre and with whom at first everything seems to work out fine. But her tendency to over rationalize doesn’t make her immune from the basic feelings people have, among them jealousy. Simone is revealed as a woman, or instead as a human being when the love triangle unbalances her and she finds as her only way out to fictitiously kill the intruder in what would become her first novel.

Speaking of novels, the book deals extensively with Simone’s work, the objectives she set out to accomplish, the defects she finds in it many years later, the evolution it had. Of course, this is very interesting but what caught my attention was the mundane life she had. She worked as a high school teacher, during the first years in towns outside of Paris and away from Sartre. She lived in tiny rented rooms, in various degrees of decay, she ate in cafés or in diners all of the time and all her money went into traveling so many times she found herself with no money at all. And those were not even the war-time years. She narrates those periods when money was scarce with such ease and tranquility but I become anguished just imagining finding myself in her situation. There was this time where she was traveling and she didn’t have a penny to spend on food: after traveling on my own I can’t conceive such an event, after all I pretend to be an expert in planning and prepared for any emergencies. Reading about her relationships with her co-workers made me realize Simone in person must not have been very approachable, nice or easy-going for those outside her inner circle. She probably wouldn’t have tolerated a contemporary job in an office.

And then there’s the bloody war. Of all the adult-life awakenings this must have been the hardest on her. She used to be so proud in not being in expense of no one but herself, she felt so unique, especial and immune to the outside world’s influences and suddenly she found herself in an upside down world, at the mercy of someone else’s decisions, suffering because of the state of world politics. Her period during the war is our current crisis period in a way, when everything is changing but not necessarily for the best. But the war had a definite ending, a day when everything was over and reconstruction began, no matter how slow. The worst thing about the crisis is that it’s been five years now that we’ve been dealing with it and it seems to be just starting. This is definitely what being an adult is like: to realize you’re not the center of the world and there are situations that surpass us and affect us. It is then necessary to change our point of view, our attitude: for Simone this meant developing a political conscience and engagement in order to influence in what happened in her immediate sphere. For the rest of us it remains to be seen.

2 comments

  1. Marce! Ahorita estoy leyendo "L'invitée"!!! :'( Casi me muero cuando lei que al final Xavière moria! jajaja Bueno, seguire leyendolo, y gracias por esta reseña de "La Force de l'Âge".

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  2. Ay Dios Gaby lo siento!!! O.o Jajajajajajajajajajaja, cómo me iba a imaginar. Pero bueno, tenés que terminarlo para saber cómo sucede.

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