15 June 2017

Stand Firm

Stand firm

Mi filosofía de vida es que hay un libro para absolutamente todo lo que necesito saber de la experiencia humana, sólo es cuestión de salir a buscarlo. Cuando quise aprender a meditar, cuando me empezó la onda que tenía que vestirme mejor, o cuando quise empezar a cambiar mis hábitos, mi reflejo siempre fue el mismo: ir a buscar libros sobre esos temas. Pero a veces las cosas que uno ocupa son más sutiles, como el hecho de querer aprender a llevarse mejor con las personas, o a sentirse mejor con uno mismo. E igual, siempre he pensado que cuando algo nos molesta, o cuando simplemente algo puede ser mejor, no solo es que tenemos la opción, tenemos incluso el deber de tomar las cosas en mano y cambiar la situación. Es por eso que yo estoy a favor y no tengo ningún problema en admitir que me gustan los libros de autoayuda, así como la tendencia de la “mindfulness”. Pero también creo que cada vez más necesitamos exponernos a opiniones contrarias a las nuestras, y comprender el punto de vista de los demás, aunque solo sea para aprender a ser más tolerantes. Así que cuando me enteré que un tipo había escrito un libro contra los libros de autoayuda, fui y lo alquilé.

My philosophy in life is that there is a book for everything I need to know about the human experience, it is just a matter of going out and looking for it. When I wanted to learn to meditate, when I wanted to dress better, or when I wanted to change my habits, my reflex was always the same: to go and look for books on these subjects. But sometimes the things you are looking for are subtler, like wanting to get along with others or feeling better about yourself. And I have always thought that when something bothers you, or when you just feel that something could be better, not only you have the option, it is your duty to take matters into your own hands and change the situation. That is why I’m in favor and I have no problem admitting that I like self-help books, as well as the “mindfulness” trend. But I also think that we need to expose ourselves more often to opinions different from our own, to understand the point of view of other people, if only to learn to be more tolerant. So, when I found out that there was a book written against self-help books, I went and read it.


“Stand Firm” de Svend Brinkmann es justamente ese libro. Retomando los códigos del género que quiere combatir, Brinkmann propone 7 pasos para liberarse de la necesidad de querer mejorarse en permanencia. Nos exhorta a “usar nuestro sombrero del ‘no’”, dejar de vernos el ombligo constantemente, aprender a ser negativos y a despedir nuestros “life-coaches”. Si a primera vista puede sonar como un chiste, en realidad Brinkmann se apoya sobre la filosofía del estoicismo para mostrarnos que existen mejores soluciones para vivir que las que propone la autoayuda. Pero lo que es más interesante, es que pretende desenmascarar las verdaderas intenciones de ese género.

Brinkmann nos explica que la autoayuda está diseñada para que seamos capaces de adaptarnos/someternos más fácilmente a la “modernidad líquida”, al perpetuo estado cambiante de la sociedad capitalista actual. Esa idea que tenemos que adquirir y actualizar constantemente nuestras “competencias”, que tenemos que estar listos para tener trabajos que van a durar poco, que es más importante el “networking” que las amistades, que somos mercancías humanas que tienen que demostrar continuamente su valor. En este mundo, lo verdaderamente revolucionario no sería tratar siempre de cambiar y mejorar, pero simplemente de quedarse quietos y de defender nuestro derecho a ser quienes somos, con defectos y todo.

Según Brinkmann, la autoayuda en sí no funciona y la prueba es justamente que cada año se publican más libros de este tipo. Y es que los conceptos en los que está basada la autoayuda son erróneos, como la idea de que siempre tenemos que ser positivos y que las respuestas a nuestros problemas están en nuestro interior. Al contrario, lo que uno tiene que hacer es dejar de centrarse en uno mismo y dejar de creer que la introspección va a solucionar cuestiones para las que se necesita información que solo se encuentra afuera. Se necesita cambiar de perspectiva: el estoicismo enseña que hay que pensar en cómo la situación podría ser peor, que nunca hay que olvidar que somos mortales y que más que vivir en el presente hay que recordar constantemente las lecciones del pasado. Es más, hay que dejar de leer libros de autoayuda y biografías también y reemplazarlos con ficción, con novelas. Supuestamente las biografías nos hacen creer que la vida es un recorrido lineal, en el que tenemos más poder del que en realidad es el caso. La literatura sería capaz de enseñarnos que el mundo es más complejo de lo que podemos imaginar y que un individuo está sujeto a muchos factores externos que moldean su vida.

No estoy de acuerdo con todo lo que afirma “Stand Firm”, pero encuentro que tiene puntos muy válidos. Por ejemplo, Brinkmann pone en la misma casilla toda la autoayuda, la “mindfulness” y hasta las nuevas dietas que están apareciendo. Creo que hay que aprender a hacer distinciones, especialmente cuando investigaciones científicas han comprobado que la meditación tiene muchos beneficios. El problema es que hasta las cosas más útiles terminan siendo orientadas a fines mercantiles, como la idea que meditar te hace ser más eficaz en tu trabajo. Con respecto a lo de las dietas, creo que es lógico que tratemos de aprender a comer mejor, especialmente cuando uno sufre de condiciones que no se logran explicar, como fatiga crónica por ejemplo, y que podrían mejorarse simplemente evitando ciertos alimentos. Y aunque Brinkmann explica que no está totalmente en contra de la introspección y aunque sí estoy de acuerdo con él que uno tiene que buscar nueva información para solucionar problemas, me cuesta decirme que debería de dejar de analizar lo que pienso y lo que siento. Aunque admito que eso no siempre resulta útil y puede llegar a ser un ejercicio de puro masoquismo, ¿se puede realmente cambiar esa tendencia? La introspección es verdaderamente una cuestión de temperamento; conozco personas que viven muy bien sin cuestionarse todo el tiempo sobre lo que hacen, dicen o sienten, pero no tengo ganas, ni creo que podría cambiar eso de mí. Creo que uno sí debe evitar dejarse llevar por la pasión y por los sentimientos en su comportamiento diario, actuar con dignidad, más que con autenticidad, como dice Brinkmann. Pero de allí a internalizar eso, no estoy segura que sea posible.

Aun así, creo que el libro tiene buenos argumentos sobre como, en estos tiempos de incertidumbre, en los que los trabajos y las relaciones humanas se están volviendo desechables, la autoayuda puede llegar a ser un método para que aceptemos esa situación en lugar de querer cambiarla. La autoayuda dirige la responsabilidad o hasta la culpa al individuo: si no sos capaz de ser feliz en este mundo, el problema está en vos, no en este mundo donde en realidad nada funciona. Y esa tendencia a siempre focalizarse sobre uno mismo te hace olvidar tu responsabilidad hacia la colectividad y hacia las generaciones futuras; uno siente menos remordimientos de no comprometerse a mejorar nada de la ciudad, del país o del mundo. Hace poco me tocó investigar sobre IKEA, la tienda sueca de muebles para el hogar, y al final llegué a la misma conclusión que para el “Hygge” o el “cocooning”: al enfocarte únicamente en decorar y en quedarte en tu casa, el mundo externo se puede ir al carajo; uno olvida su responsabilidad hacia la sociedad.

Y bueno, creo que voy a hacer una pausa en eso de querer mejorarme constantemente. Brinkmann dice que el problema no es querer ser mejor, sino en querer mejor solo porque sí, sin saber necesariamente con qué propósito. Mejorarse se vuelve tan enfermizo como acumular cada vez más dinero. Y tal vez tenga razón con respecto a lo de la literatura. En estos últimos años no he sentido mucho interés por las novelas y en estos momentos tengo muchas ganas de leer ensayos feministas y libros sobre cómo escribir (puesto que estoy en fase de redacción de mi tesis). Pero si algo me atormenta tal vez empiece a buscar novelas antes que otros libros. Aunque me reservo mi derecho a cambiar de opinión.


“Stand Firm” by Sven dBrinkmann happens to be that book. By taking the codes of the genre it aims to confront, Brinkmann suggests 7 steps to get rid of the need to constantly improve yourself. He teaches us to “put on our ‘no’ hats”, to stop gazing constantly at our navels, to learn to be negative and to fire our “life-coaches”. If at first it sounds like a joke, Brinkmann actually refers to stoicism to show that there are better solutions for living than those of self-help. But what is more interesting is that it aims at taking off the mask of the real intentions of this genre.

Brinkmann explains that self-help is designed to adapt/surrender ourselves more easily to the “liquid modernity”, to the constantly changing state of current capitalist society. This idea that we have to constantly acquire and update our “competencies”, that we have to be ready to have jobs that will not last long, that “networking” is more important than friendships, that we are human merchandises that need to continually prove their worth. In this world, the truly revolutionary thing to do is not to try to change and improve, but simply to stay put and defend our right to be who we are, defects and all.

According to Brinkmann, self-help does not work and the proof is that every year more books of this kind are published. This is because the concepts in which self-help is based are wrong, such as the idea that you always have to be positive and that the answers to our problems lie within ourselves. On the contrary, what you must do is stop focusing on yourself and stop believing that introspection will solve matters for which you need information that is found outside. You need to change your perspective: stoicism teaches us that things could always be worse, that you must never forget that we are all mortals, and that more than living in the moment, you must always remember the lessons from the past. What’s more, you should stop reading self-help books and biographies as well, and replace them with fiction, with novels. Apparently, biographies make us believe that life is a linear path, and that we have more power than we believe it is the case. Literature is able to teach us that the world is more complex that we imagine it to be, and that an individual is subject to many external factors that shape his life.

I don’t agree with everything in “Stand Firm”, but I believe it has some valid points. For example, Brinkmann puts in the same category all self-help, mindfulness and even the new diets that are appearing these days. I believe that you should make distinctions, especially when scientific research has proven that meditation has many benefits. The problem is that even the most useful things end up being oriented to marketable purposes, like when they tell you that meditating makes your more productive at work. As for diets, I believe it is logic to try to eat better, especially when you suffer from conditions you cannot explain, as with chronic fatigue, which could be alleviated by simply avoiding certain foods. And even though Brinkmann explains that he is not totally against introspection and even though I agree with him that you should look for new information to solve problems, I have trouble telling myself that I should stop analyzing what I think and feel. Even though I admit that this is not always useful and that it can be an exercise in pure masochism, can you really change this tendency? Introspection is in the end a matter of temperament; I know people that live very well without questioning what they do, say or feel, but I don’t want, nor do I think I can change this about myself. I think that you should avoid getting carried by passion and feelings in your daily behavior, to act with dignity more than with authenticity, like Brinkmann says. But I don’t think it is possible to internalize that.

Still, I believe that the book has good arguments on how, in these times of uncertainty, in which jobs and human relationships are becoming disposable, self-help can become a method to accept this situation instead of wanting to change it. Self-help directs the responsibility or even guilt to the individual: if you are not capable of being happy in this world, you are the problem, not this world where actually nothing works. And this tendency to always focus on yourself makes you forget your responsibility towards the collectivity and towards the future generations; you feel less remorse for not engaging in changing anything in the city, the country or the world. A few months ago, I had to do research on IKEA, the Swedish home furniture store, and in the end, I reached the same conclusion than with “Hygge” or “cocooning”: by focusing only on decorating your home and staying in, the outside world can fall into pieces; you forget your responsibility towards society.

And well, I think I will take a break on this wanting to constantly improve myself. Brinkmann says that the problem is not wanting to be better, is wanting to be better just because, without necessarily knowing for which purpose. Improving yourself can become as senseless as accumulating more and more money. And maybe he’s right about literature. These last few years I haven’t felt too much interest for novels, and right now I really want to read feminist essays and books on writing (since I’m in the writing phase of my thesis). But if something bothers me, I will maybe turn to novels before other books. Although I reserve my right to change my mind.

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