28 October 2006

chica alfombra

Mi mamá me explicó el perfil psicológico de la homeopatía que me recetó.

El principio bajo el cual actúa la homeopatía es opuesto al de la medicina tradicional. En la medicina tradicional (antibióticos, por ejemplo) la enfermedad es el polo negativo y el remedio es el positivo; no necesariamente cura, sino más bien reprime la enfermedad, y desaparece un síntoma para manifestarse de otra forma. La homeopatía actúa en la misma “vibración” que la enfermedad. Lo que tienes que tomar debe estar en la misma frecuencia que lo que estás experimentando. En términos sencillos, si tienes gripe un doctor normal te da un antigripal, un homeópata te va a dar algo análogo a la gripe.

Son generalmente sustancias naturales diluidas a diferentes potencias, según lo que se busque. Cada sustancia tiene una serie de síntomas físicos y patrones emocionales que la caracterizan. El alemán que la descubrió se puso a experimentar en carne propia lo que cada una le provocaba, y de esa forma comenzó todo esto. Técnicamente se podría hacer homeopatía de cualquier planta, veneno o líquido. Hay una buenísima que es de la sangre de la persona. Sólo puede ser tomada por el dueño de la sangre y debe ser hecha por él mismo. Se disuelve una gota en un tipo de polvo de azúcar, y a cada hora se extrae una cucharadita, se agrega más polvo y eso aumenta una potencia al remedio. Cuando yo la tomé hace unos años tuve una especie de regresión a mi infancia en el sentido de que empecé a presentar enfermedades que no me daban hace años (es algo equivalente a limpiar tu organismo de una buena vez por todas) y recordé miles de cosas que me habían pasado que tenía enterradas en alguna esquina del subconsciente. Fue una experiencia reveladora.

Pues la homeopatía que estoy tomando en esta ocasión, en una potencia inusualmente alta, y que requiere de todo un ritual antes de tomarla (golpear dos veces el bote de vidrio en la palma de la mano, poner cinco gotas en medio vaso con agua, tomar dos cucharadas y desechar el resto) es para un tipo de persona que el profesor de mi madre describió como una “mujer-alfombra”. Alguien que por una razón desconocida disfruta de las interacciones masoquistas en las que sale perdiendo, se paran encima de ella y no busca salirse de allí. Generalmente algo muy impactante le hace quedarse estancada en un evento o relación del pasado, y si no se sacude para recobrar la cordura pueden pasar muchos años antes de trascenderla. Al oír esa explicación mi primera reacción fue tan infantil: “Así son todas las mujeres en esta familia”. Lo que es cierto. Pero también recordé que por muchos años yo juré que nunca iba a permitir caer en sus mismos errores y reaccionar de la manera en que ellas lo hicieron y que, en algún tipo de ironía kármica, fue justamente lo que sucedió, en menor escala afortunadamente.

Mis primeros años transcurrieron en una fantasía extraña en la que yo era la redentora de mi familia. La que iba a salvar al clan de la mediocridad y conformismo en la que tantas personas geniales que estuvieron antes que yo se hundieron sin remedio. Llegué a un punto en que el disfraz de mi personaje inventado empezó a restringir a quien sea que yo era realmente. Desmoroné todo ese delirio y me quedé en el vacío, volviendo a construir todo de cero. Pero volví a repetir lo que ya había visto, y hasta ahora me doy cuenta. Una bofetada más que me enseña a no juzgar a los demás tan tajantemente, o a ser más estricta conmigo misma… todavía está por verse. Por que las áreas grises que acompañan a la adultez no son necesariamente un signo de madurez. Tal vez necesito un poco más de esa categoría de Inaceptable que antes no tenía reparos en asignar a múltiples eventos. No es ni siquiera un asunto de valorarme para que otros me valoren, sino por que hay cosas que simplemente no deberían de pasarle a nadie, y que no hay un ángulo posible bajo el cual resulten beneficioso. En un ejemplo concreto: ¿debería de aceptar un trabajo con un salario bajísimo, sacrificando mis horas de trabajo y/o sueño, para una compañía que no ha mostrado el más mínimo interés en mí como parte de su equipo? ¿Por qué siquiera pierdo el tiempo considerando eso como una posibilidad? Sólo falta que de verdad tenga que pasar los próximos tres meses tomando homeopatía para despabilarme.

2 comments

  1. Uhg I know what you mean when people put so much expectations in our actions. It's like we're Atlas, having to carry the world around so it doesn't fall and break in pieces. It's trully veyr selfish of the people around us to deposit such big hopes on us; however we often lead the situation on in order to please our egos: it always feels thrilling to be worshiped and adored. So why then when we realize the stakes are too high, do we get so low? Guess it's because leading the thing on isn't as good in a long term as it is in the momentary pleasure.

    But Marce, don't be hard on yourself. We are young and were raised to accomplish our parents and relatives desires and frustrations as our own. It's not so easy in practice to separate what's ours and what's other people's. Just when we get fucked up a couple times and grow up that we learn how to do that. And I'm sure you're on your way; no clever person as yourself can get teenage-esque lost.

    Me hearts you.

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  2. Ohh I forgot! I took a lot of homeopathy during my adolescense for my arlegy; including that one that is extracted from the person's blood; and another one that was taken from a bacteria that was in my throat.

    Skeptics say homeopathy doesn't work, but it so did with me.

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