27 February 2007

"we want the world and we want it now!"

Miserable Jim Morrison metiéndome ideas en la cabeza cuando más necesito enfocarme. Mi vida actualmente es levantarme, ir a la universidad, llegar a mi casa a trabajar, desvelarme trabajando, dormir un rato y levantarme para ir a la universidad. Es como cualquier semestre, excepto por una gran diferencia: en esta ocasión quiero ser flexible, acoplarme a la vida, ser como el bambú que se mueve con el viento y no como el roble que se quiebra bajo la presión, o algo parecido. Estoy diseñando a mano, algo que en todos estos años me había parecido impensable; he implementado una política de no-quejas, y hasta entré a clases de danza árabe para complementar flexibilidad emocional con corporal.

Lo del diseño a mano ha sido bastante liberador. El proyecto incluye un centro de acopio de residuos reciclables y quiero que tenga el aspecto de una nave alienígena que se estrelló en el terreno. Por supuesto, en la entrega voy a explicar que estoy mezclando elementos de arquitectura High Tech con futurismo y ciencia ficción, pero en mi corazón, es un ovni. El cambio de maestro también ha sido agradable. No puedo expresar el alivio que siento al revisar con una arquitecta racional, lógica, amable, que no explota en gritos y humillaciones y que tiene un deseo genuino de que aprendamos.

Las clases de danza árabe fueron idea de mi madre. Su maestra del gimnasio ahora tiene una academia cerca de mi casa y ella insiste en que haga ejercicio, más para relajarme que para otra cosa. Además, como se compró un surtido completo de caderines (la prenda con colgantes que se usa en la cintura) y sólo son tres horas a la semana, no tengo excusa para no ir. Yo he estado en clases de baile antes, pero esto es completamente diferente: tengo que menear partes del cuerpo que ni sabía que se podían mover.

La política de no-quejas no ha estado resultando mucho. Por muchos días las cosas han sido llevaderas, agradables y me atrevo a decir, casi mágicas, pero poco a poco la rutina y el exceso de trabajo han ahogado todo en una repetición incesante de los mismos temas de conversación, situaciones y personas. Ya sé que tengo que ser paciente, comprensiva, tolerante, que esto es pasajero, no indica nada serio y probablemente mi descontento sea puramente hormonal, pero no me importa. Necesito un refugio lejos de las clases, de la presión de tener que cumplir tareas, de sentir que de ellas depende mi futuro y la calidad de vida que me espera. Yo también quiero el mundo, y también lo quiero ahora, pero por el momento, como buena niña, me tengo que sentar a trabajar rogando que el tiempo pase rápidamente.

Sólo me queda escribir y escuchar buena música.

3 comments

  1. Anonymous9:42 PM

    Vas bien saltamontes. recuerda: Si la flor de loto es blanca, la mariposa se vuelve azul.

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  2. si, yo te entiendo con todo eso. hay una propuesta de que comience clases de yoga. estoy medio reacio, pero por lo menos la primera clase es de prueba. quisiera ser lo mejor ahora...pero te acompaño y por mientras escuchamos musica, un abrazo

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  3. "No hay cuchara, quien se dobla es uno, no la cuchara pero la cuchara es reflejo mio, por eso se dobla"

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