05 October 2009

Girls vs Boys a.k.a. Reality vs Scripted

Neil Young canta “It’s better to burn out than to fade away”, aplicable para rockeros en peligro de extinción como para reality shows. La partida de Lauren en la primera mitad de la quinta temporada nos obligó a cuestionar nuestras verdaderas razones para ver The Hills. De alguna forma superficial pero no por eso menos emocional, todos crecimos con ella, viéndola sufrir en sus tiempos de secundaria y luego mudándose a la gran ciudad a empezar una nueva etapa de su vida. Pero un nuevo escenario trajo consigo nuevas reglas del juego y a medida que pasaba el tiempo la audiencia descubría, junto con ella, que la fama transforma a la gente, literalmente -ver las múltiples cirugías plásticas de Heidi-, y de forma metafórica, véase el caso de la que comenzó siendo una archivillana, Stephanie, que terminó domesticándose con tal de ser una de las buenas y así garantizar sus apariciones constantes. La decepción pronto se apoderó de nuestra heroína que decidió cortar con su vida expuesta a las cámaras. Esos últimos episodios era casi doloroso verla, sólo sentada en el trabajo, sin querer salir, sin querer relacionarse con los descerebrados de sus compañeros de televisión que de una u otra forma la habían atacado y/o decepcionado. Su partida era natural, pero somos nosotros los televidentes somos los que quedamos abandonados a nuestra suerte.
Ahora que Lauren se fue y Kristin Cavallari se sirve de sus sobras -otra vez-, es como si el lado oscuro hubiera triunfado en el mundo ya que no queda absolutamente ningún protagonista que no haya ensuciado sus manos en acusaciones o en acciones reprochables. Comencemos desmenuzando el hecho que Kristin fue contratada con el único propósito de mantener una franquicia demasiado rentable como para dejarla morir así nomás. Da declaraciones a la prensa de que ella sólo está allí para hacer drama porque ese es su trabajo, que no tiene problemas con ser considerada la malvada de la historia y que la serie es absolutamente falsa porque no la filman en lo que pasa haciendo realmente, que es tratar de conseguir trabajos como actriz. Todos sabemos que la serie es falsa; la sola premisa de los reality shows es simulada: se graban únicamente algunas horas en ciertos días de la semana y los productores influyen de manera indirecta en los desenlaces de los eventos al impulsar a los participantes a que hagan ciertas cosas. Es una gran mentira, pero en la vida diaria coexistimos con engaños aún peores que defendemos a capa y espada como ciertos; esta falacia no hace daño a nadie. La actitud de Cavallari de querer desacreditar el programa y su clara intención de causar daño sólo para tener algo interesante que transmitir en el primer episodio de esa segunda parte de la temporada hacen que la magia se pierda y los ratings también. La muerte se aproxima para esta serie y se ve como una extinción lenta y dolorosa para todos. Comenzando con que no quisieron hacer un nuevo diseño para la página del programa, ni para la secuencia de inicio, que se traduce como falta de interés por parte de la cadena; pero también sus personajes ya no saben qué hacer para mantener viva la llama de la controversia: los dramas de bebés y alquiler de casa de Heidi y Spencer me hacen pensar en cómo debieron haber sido Jon y Kate antes de los 8 hijos; es aburrido y deprimente. Ya no es posible terminar esto con elegancia y dignidad, que termine lo antes posible. Es como ver un animal herido mortalmente aferrándose a la vida: la eutanasia muchas veces es un acto de caridad.
El fénix que revive de las cenizas es Whitney, que a falta de Lauren se convierte en nuestro nuevo símbolo de paz, justicia, buen gusto y ropa envidiable. Se hicieron misteriosos y drásticos cambios en los protagonistas de the City: no más Erin y sus tres novios, no más Allie llorando por Adam, y aún mejor, no más sucio e ininteligible Jay. Olivia está en otro trabajo, que la aleja lo suficiente de Whitney como para ya no querer ahorcarla, pero la mantiene a la vista como para disfrutar sus desventuras. Y llega Roxy, una ex compañera del colegio de Whitney, una adición forzada pero con potencial para convertirse en la inconsciente malvada de la historia. Las dos trabajan para Kelly Cutrone, una magnate en el mundo de las relaciones públicas del mundo de la moda que, por alguna razón que escapa a mi entendimiento, nunca se peina (yo nunca me peino, pero no soy transmitida en 166 países para 385.4 millones de hogares; en ese caso sí me haría el alisado permanente).
Quieren promocionar estos episodios como centrados únicamente en el trabajo, una decisión muy inteligente a mi parecer, ya que en tiempos de crisis económica lo que más se le puede envidiar a alguien es una ocupación, especialmente una que permita un estilo de vida tan glamoroso como el que ellas dicen tener. Whitney peleó por tener un ápice de autenticidad al exigir ser grabada mientras diseñaba su línea de ropa, algo que nunca sucedió en The Hills, y es un intento por legitimar el programa que contrasta con el anterior en el que se está tratando de hundirlo más bien.
Si el trono de los realities pertenece indiscutiblemente a las nenas, los machos son los ganadores en lo que concierne a la ficción. Las series con guión vuelven revitalizadas, proclamando el triunfo de los geeks en un medio acostumbrado a los mortales comunes y corrientes.
Dexter regresa, ahora como un padre de familia, para tratar de acabar con los asesinos en series de Miami con los problemas derivados de la falta de sueño por tener un bebé en casa. A pesar de que el programa juega con un mismo patrón que gira alrededor de un solo criminal en todas las temporadas, la fórmula no se siente tan gastada aún porque la continuidad de la historia es muy natural y fluida. Era inevitable que nuestro protagonista tuviera que contraer matrimonio en esa gran obra teatral que representa para fingir encajar con el resto de la humanidad, pero de igual manera los otros personajes siguen evolucionando y encontrando sus propias historias secundarias que no permiten que uno se aburra. Debra se encuentra en un triángulo amoroso imaginario ahora que su ex novio Lundy vuelve y ella continúa saliendo con Anton; Sánchez ahora anda con María, a escondidas de todo el departamento de policía, en una relación que no puedo creer que no se me ocurriera que iba a suceder. Sin embargo, tengo una teoría: que los días están contados para Quinn. Se está volviendo tan antagónico a Dexter que la última vez que alguien se comportó así terminó quemado en una cabaña. Y no es por nada, pero John Lithgow me da miedo…

Hay muchas razones para ver “Mad Men”, para empezar los fabulosos escenarios, la moda y el conjunto de hábitos de los años 60’s están muy bien representados. La serie es una delicia visual y ha elevado los estándares de calidad de la producción de un programa a niveles que serán muy difíciles de superar para sus competidores. Las tramas son muy buenas; es interesante comparar los roles de las mujeres en esa época a aquello en que nos hemos convertido hoy y las interacciones entre los personajes en un ambiente de trabajo son fascinantes.

Pero la verdadera razón para ver esta serie tan bien hecha se reduce a un solo hombre: Jon Hamm… quiero decir, Don Draper. El atormentado, carismático, creativo y ultra atractivo Don Draper. No importa que sea un macho sin remedio, infiel y cavernícola, es suficiente con que siga siendo el arquetipo de perfección masculina para merecer verlo en la pantalla.

A pesar de todo lo que pueda babear por Don Draper, en esta nueva temporada, a aquellos que espero con más ansias son a los adorables nerds de “Big Bang Theory”. Por primera vez en mucho tiempo se ensalza en la televisión los inteligentes, a los estudiosos, a aquellas personas maduras que ya han terminado sus carreras, en lugar de a tontos adolescentes que fingen ser mayores de lo que son. “Big Bang” es como “Gilmore girls” con hombres, en cuanto a la abundancia de referencias a la alta cultura pop: en cada episodio se puede encontrar una imagen de WoW, un poster de Lineage, una cortina de baño de ThinkGeek, o cualquier objeto o mención medio rebuscada que en circunstancias normales sería motivo de burla. Me mata de la risa lo obsesivo compulsivo que es Sheldon y cómo es tan inteligente para lo académico y tan inútil para lo social. Todavía me falta ver varios episodios, pero estoy rogando porque Penny alguna vez se fije en el pobre Leonard. Raj es simpático, pero yo creo que de todos ellos le daría una oportunidad a Howard para ver qué hay más allá de todos esos chistes desesperados.

En fin, esta es una victoria para los chicos, pero todo es temporal, que no se emocionen, faltan más series y más episodios nuevos que ver para poder dar un dictamen final.

4 comments

  1. Anonymous5:28 PM

    Nada de House? O_o
    Bueno últimamenta eh estado viendo los episodios que pasan diariamente... no dejamos de tener cierta fascinación casi estú-penda por tal personaje. Pero el que mas nos saca motivo de risas y bromas es Horatio en CSI Miami xD... aah Horacio, el que habla y camina despacio.

    Saludos y mis mejores deseos para tu vida. :)

    *BTW... esta cheeevere el cambio de look a tu "casa". :)

    ReplyDelete
  2. Gracias Oscar! Pues honestamente he dejado de ver House, primero porque en mi cable la señal de Universal se ve súper mal y en Fox nunca sé a qué horas lo pasan. Además me perdí la temporada anterior y no sé en qué andan ahora. Pero la serie es muy buena.

    Nunca he visto ningún CSI. Me limito a ver los chistes que hacen sobre esas series en The Soup :P

    Saludos!!!

    ReplyDelete
  3. Debo admitir que aunque hace mucho tiempo perdí la capacidad y disciplina para ver series, me estoy acostumbrando a ver House. En realidad es una muy buena serie. ¡Saludos!

    ReplyDelete
  4. Lo primero que pensé cuando vi que John Lithgow iba a ser el asesino, fue "oh sí, él da miedo". Y la verdad es que yo tampoco puedo creer que nunca se me ocurriera la relación entre Sánchez y María. Excelente serie!

    Y bueno, qué puedo decir de Big Bang Theory: simplemente genial. Aunque me encanta Sheldon y Leonard, uno por ser tan osesivo-compulsivo-nerdoso y el otro por ser siempre nerdoso pero más social, debo admitir que Wolowitz es el que más risa me da en toda la serie. Creo que es justamente ese hecho de querer ser un 'ladies man' de la peor manera posible. Simplemente genial.

    Ah sí, me encaaaaanta Whitney!! \m/

    ReplyDelete