Despido este viaje de Nueva York con recuerdos de la visita al Battery Park, desde donde vimos de lejos la famosa Estatua de la Libertad que no tenÃamos mucho interés en ver de cerca. Algo que en retrospectiva me parece extraño. ¿Será equivalente a ir a ParÃs y no ver la torre Eiffel? En todo caso, decidimos dar un paseo improvisado por Bleecker Street, a lo largo de Greenwich Village que tenÃa mucha curiosidad por visitar por leer el blog de Garance Doré. No me decepcionó: el lugar está lleno de galerÃas de arte, restaurantes, tiendas y cafés y dan ganas de entrar a cada uno de ellos. Nos detuvimos a comer en un pequeño restaurante mexicano, donde trabajaba un pobre gringo que no podÃa verse más fuera de lugar rodeado de inmigrantes latinos.
Subimos hasta llegar a la calle 40 porque tenÃa que rendir tributo a mi Meca personal: el edificio del New York Times, sede del trabajo de mis sueños. Me hubiera encantado que tuviera una tienda de souvenirs para regresar hasta con tatuajes temporales del logo, pero únicamente pude regresarme con la foto.
Ya que andábamos por allÃ, nos fuimos en dirección a la sede de las Naciones Unidas, antes de regresar a descansar.
Me quedé con muchas cosas por conocer en Nueva York: el Meatpacking district, la zona de galerÃas de arte en Chelsea, el Whitney; me hubiera encantado poder conocer el Bronx y aunque sea un poco de Queens. Pero me encanta saber que la ciudad está allÃ, esperándome para ir de vacaciones por ahora y para recibirme para siempre, algún dÃa.
I’ll say goodbye to this trip to New York with memories to our visit to the Battery Park, where we saw from afar the famous Statue of Liberty which we weren’t too interested in seeing up close. Looking back I find this odd. Could this be the equivalent of going to Paris and not seeing the Eiffel tower? In any case, we decided instead to wander in Bleecker Street in Greenwich Village, which I was very curious to visit since I read Garance Doré’s blog. I was not disappointed: the neighborhood is filled with art galleries, restaurants, stores and cafés, and you find yourself wanting to visit all of them. We stopped to eat in a little Mexican restaurant where a poor young American guy worked, visibly out of his element, surrounded by his fellow Latin-American colleagues.
We went uptown to the 40th street where I had to pay tribute to my own personal Mecca: the New York Times building, where my dream job is located. I wanted it to have a souvenir shop so I could come back with temporary tattoos of the logo, but the only thing I could bring back was the picture.
Since we were in the neighborhood we went to see the United Nations building, before we went back to the hotel.
There are so many things I didn’t get to see while in New York: the Meatpacking district, the art gallery zone in Chelsea, the Whitney; I would have loved to visit the Bronx and even just a little bit of Queens. But I love knowing that the city is there, waiting for me to come back on vacations for now and waiting to greet me for good, someday.
No querÃa dejar pasar este domingo sin antes publicar las fotos de mi visita al MoMA, un museo que me gustó mucho. Creo que al visitarlo finalmente entendà el concepto de la caja blanca, el edificio que trata de borrarse para dejar que las obras tengan el protagonismo. El edificio es sencillo, amplio, elegante y a pesar que estábamos un viernes por la noche – cuando la entrada es gratis – y habÃa mucha gente, en ningún momento la visita fue incómoda, lo que es algo que he aprendido a apreciar con el tiempo.
No sé si es que están viajando en alguna exposición en otro lado, pero no pude ver la “Noche estrellada” de Van Gogh, ni las latas de sopa de Andy Warhol. Lo que sà tuve la oportunidad de ver fue la exposición sobre Henri Labrouste, que me fascinó, habiéndolo estudiado en clase y habiendo visto una exposición sobre Charles Garnier hace unos años. Me encantan esos arquitectos del siglo XIX de la Escuela de Bellas Artes, sus planos son hermosos y me encanta cómo enmedio de tanta rigidez y academia, Labrouste era un contestatario y rebelde, a su manera.
I didn’t want to let this Sunday pass without posting the pictures of my visit to the MoMA, a museum I liked a lot. I think that after visiting it I finally understood the concept of the white box, the building that tries to erase itself as a mean to let the artwork become the true protagonist. The building is simple, spacious, elegant and in spite of the fact that it was a Friday night – when the entrance is free – and there was a lot of people, the visit was never uncomfortable, and that is something I have come to appreciate with time.
I don’t know if they are traveling for an exhibit somewhere but I didn’t get to see Van Gogh’s “Starry night” nor Andy Warhol’s soup cans. What I did get the chance to see was the Henri Labrouste’s exhibit, which I truly loved, having studied him in class and having seen an exhibit about Charles Garnier a few years ago. I love these XIXth century architects from the Beaux-Arts school: their blueprints are gorgeous and I like that even though he was surrounded by so much rigidity and academia, Labrouste was a rebel and non-conformist, in his own way.
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