Failing that, you can always proceed as though you have confidence in yourself and your undertakings.”
Es una lástima que “The girl in the café” termine pareciendo una publicidad barata para el Live 8.
Comienza muy bien: un señor solitario que, en sus propias palabras, sólo vive para su trabajo, y cuando al fin encuentra a alguien que cambia su situación, aunque sea por unos días, tiene que pagar un alto precio por ello.
La torpeza de Lawrence cuando trata de establecer un contacto con Gina es monumental. Es incapaz de verla a los ojos, nunca puede decir nada remotamente correcto para el contexto en el que se encuentra, sus invitaciones están plagadas de la falta de costumbre por no estar con alguien desde hace mucho tiempo y la ansiedad por terminar con esa vida desértica. Me acordé de esa frase que dice que si no te sientes confiado, por lo menos finge estarlo. Me pregunto si de veras funciona, por que es cierto, cuando estás con alguien que parece saber lo que está haciendo, es más fácil dejarse llevar y no sobre-pensar la situación.
Es una típica película que trata de moralizarnos sobre nuestras vidas miserables que tratamos de llevar de la manera correcta, decente e irreprochable y cómo todo eso no significa nada y se desmorona cuando encuentras a una persona con la que quieres estar. He superado el cinismo que me hacía rechazar visceralmente esa teoría, pero no puedo decir que esté de acuerdo con ella. Miraba a Lawrence y al ver lo debilucho y decrépito que era, (a pesar de trabajar para el canciller británico preparándose para la cumbre del G8) pensé en que su vida era un desperdicio, no por que sólo se dedicara a trabajar, como dijo él, sino por que no se sentía realizado haciéndolo. No tenía personalidad, su vida iba sin rumbo, y como siempre, trató de escaparse de eso recurriendo a una aventura romántica, un sedante. Pero su esencia sigue siendo la misma, y cuando la vida le exige que por fin despierte de su estupor, apenas puede estar a la altura.
El intento de enmarcar la historia de amor en un clima político cargado se sintió muy forzado. Grandes historias han sido concebidas de esa forma, pero cuando son buenas la transición entre los dos aspectos ni siquiera es perceptible. No es el caso aquí. De repente Gina empieza a atacar políticos de una forma tan emocional que nadie tiene lástima en descartarla sin escuchar su mensaje. Que fue lo que pasó con el ya mencionado Live 8. La gente vio los conciertos, firmó las peticiones en Internet, compró los brazaletes de hule, durmió con la conciencia tranquila una noche y se olvidó de todo eso al día siguiente. Estoy desvariando igual que la película...
Es una lástima que “The girl in the café” termine pareciendo una publicidad barata para el Live 8.
Comienza muy bien: un señor solitario que, en sus propias palabras, sólo vive para su trabajo, y cuando al fin encuentra a alguien que cambia su situación, aunque sea por unos días, tiene que pagar un alto precio por ello.
La torpeza de Lawrence cuando trata de establecer un contacto con Gina es monumental. Es incapaz de verla a los ojos, nunca puede decir nada remotamente correcto para el contexto en el que se encuentra, sus invitaciones están plagadas de la falta de costumbre por no estar con alguien desde hace mucho tiempo y la ansiedad por terminar con esa vida desértica. Me acordé de esa frase que dice que si no te sientes confiado, por lo menos finge estarlo. Me pregunto si de veras funciona, por que es cierto, cuando estás con alguien que parece saber lo que está haciendo, es más fácil dejarse llevar y no sobre-pensar la situación.
Es una típica película que trata de moralizarnos sobre nuestras vidas miserables que tratamos de llevar de la manera correcta, decente e irreprochable y cómo todo eso no significa nada y se desmorona cuando encuentras a una persona con la que quieres estar. He superado el cinismo que me hacía rechazar visceralmente esa teoría, pero no puedo decir que esté de acuerdo con ella. Miraba a Lawrence y al ver lo debilucho y decrépito que era, (a pesar de trabajar para el canciller británico preparándose para la cumbre del G8) pensé en que su vida era un desperdicio, no por que sólo se dedicara a trabajar, como dijo él, sino por que no se sentía realizado haciéndolo. No tenía personalidad, su vida iba sin rumbo, y como siempre, trató de escaparse de eso recurriendo a una aventura romántica, un sedante. Pero su esencia sigue siendo la misma, y cuando la vida le exige que por fin despierte de su estupor, apenas puede estar a la altura.
El intento de enmarcar la historia de amor en un clima político cargado se sintió muy forzado. Grandes historias han sido concebidas de esa forma, pero cuando son buenas la transición entre los dos aspectos ni siquiera es perceptible. No es el caso aquí. De repente Gina empieza a atacar políticos de una forma tan emocional que nadie tiene lástima en descartarla sin escuchar su mensaje. Que fue lo que pasó con el ya mencionado Live 8. La gente vio los conciertos, firmó las peticiones en Internet, compró los brazaletes de hule, durmió con la conciencia tranquila una noche y se olvidó de todo eso al día siguiente. Estoy desvariando igual que la película...
Yo nunca la vi fijate, pero tengo una fascinación extraña con Kelly McDonald y con Bill Nighy.
ReplyDeleteYay por sus Emmys!
tenes razon de la confianza, a veces es mejor aparentarla, ya que facilita muchas cosas...
ReplyDeleteno vi la movie, pero me dijeron que el tipo es economista (jijij)...
Siii, Kelly McDonald me gusta mucho tambien, Si, realmente asi lo veo con ese tipo de caridad Marce, es como una forma comoda de acallar tu conciencia, pero realmente haces diferencia? como ayudar de una forma util? siempre he creido que si uno cambia para bien puede inferir en los demas en algo bueno, y si lo he visto , pero para ser mas eficaz?
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