20 May 2007

Context and memory play powerful roles in all the truly great meals in one’s life.

“I mean, let’s face it: When you’re eating simple barbecue under a palm tree, and you feel sand between your toes, samba music is playing softly in the background, waves are lapping at the shore a few yards off, a gentle breeze is cooling the sweat on the back of your neck at the hairline, and looking across the table, past the column of empty Red Stripes at the dreamy expression on your companion’s face, you realize that in half an hour you’re probably going to be having sex on clean white hotel sheets, that grilled chicken leg suddenly tastes a hell of a lot better.”
-Anthony Bourdain


Estoy convencida que mi personalidad completa puede ser resumida en esta frase: soy una carnívora despiadada e irremediable. Tengo ancestros provenientes de la región especializada en el mejor ganado vacuno de todo el país, y desde pequeña como buena carne, carne que me extrañaría encontrar de mejor calidad en cualquier lado. Pero mi herencia es una coincidencia afortunada, puesto que mi ferviente deseo por la carne me domina todo el tiempo. Hay muchas ocasiones en que el antojo común se convierte en monstruosa necesidad de sangre proveniente de algo que haya sufrido al morir. (Espero no haber relatado antes la anécdota en la que tengo cinco años, estoy en casa de mi abuela, parada debajo de carne colgada al aire libre para secarse y ser cocinada como tapado, recogiendo en mi palma las gotitas de sangre que caen para tomármelas.)


Pero eso es lo único bueno que tengo con respecto a gusto por la comida. Después de eso entran en el panorama miles de exigencias consentidas, ascos profundos y excentricidades que no logro controlar. Casi nunca me termino todo lo que sirvo; paso por etapas en las que no disfruto los alimentos, pero no como un desorden alimenticio, sino como un tedio debido al gesto redundante de masticar; como lentísimo y siempre termino sola en la mesa por lo que prefiero comer sola, además que a veces me entra fobia a comer frente a otras personas. Detesto con todas mis fuerzas cocinar, pero admiro a la gente que lo hace y lo disfruta. Uno de los rasgos más atractivos que he encontrado en una persona es su habilidad de comer de todo, y comérselo todo, dejando siempre el plato limpio y ordenado.


Lo que más resalta de mis malas costumbres en la mesa, es mi repudio hacia los mariscos y pescados. El aspecto, la textura, el olor… no tienen a su favor ningún punto que me haga querer acercarme a ellos. Siempre que viajábamos a la costa a unos lugares de mala muerte en búsqueda de la sopa marinera perfecta, yo comía pollo frito. La famosa paella del Quijote para mí es simplemente una tortura bien cara, y los fines de semana en mi casa son de aflicción porque son los días oficiales de comprar cangrejo en el mercado. Sin embargo, en mi visión del paraíso terrenal están los curiles del sur y un pescado frito ya sea, en el Lago de Yojoa o en Choluteca. El fenómeno es entendible gracias al panorama, la compañía y la libertad y descanso que simbolizan. El viaje del año pasado con mis amigos al Lago era una simple excusa para comer pescado infestado con mercurio, pero no se los he confesado aún. Y sólo recordar este martes de Semana Santa que nos fuimos a San Lorenzo con tres de mis personas favoritas en el universo, me hace muy feliz y me devuelve las ganas de vivir.





Los mariscos en la ciudad no tienen ninguna magia.

6 comments

  1. Marcelita que miedo esa anécdota, te imagino como tipo Hannibal Lecter con una sonrisa enorme mientras esperas ver la sangre.
    Ah y por cierto ya me dio antajo de tapado, que rico! Aqui no hay!

    ReplyDelete
  2. Anonymous9:44 AM

    PERDON!!!!!!
    Me pareció leer con tus "tres personas favoritas en todo el universo"?!
    Yo no recuerdo haber estado en ese viaje!!
    Marce por favor elige mejor tus palabras.

    ReplyDelete
  3. quiero curiles!!!

    q rico se ve todo; pero yo soy demasiado adicto a los mariscos como para exigirlos solo afuera. los necesitaba al menos dos veces por semana. ahora, lo mismo aplica con la carne vacuan argentina. ahi si me imagino debajo de la carne, esperando que caiga las gotas de sangre (y a mi edad) :P

    ReplyDelete
  4. Mafer! Dije "tres de mis personas favoritas", o sea que de mi catálogo, estaban tres presentes, pero no son todas, y sí, si te incluye a vos, no se me esponje. Ingeniera!

    ReplyDelete
  5. Anonymous7:55 PM

    jejeje me gustaría citar a Anthony Bourdain cuando anda en un sótano (según su guía raro y estúpido) ''embrujado'' donde hay como un tipo de arma o guillotina(no recuerdo) y que dice que le gustaría tener una de esas en su restaurante para decir : ''Vegetarian, table 1 !'' jajaja..

    Me encanta la carne sellada y cruda por dentro con chimichurri hmmm por dios!

    ReplyDelete
  6. pasaba saludar
    es que ando cero aporte

    jojo

    Besitos***

    ReplyDelete