Ese es el más grande misterio sin resolver al que me he tenido que enfrentar en toda mi vida. Con el planteamiento de esa pregunta, una milésima de vez más, quedaron inauguradas ayer las festividades previas a mi cumpleaños que se acerca. Porque es sabido que en esta casa no se puede tener ningún tipo de celebración o día feriado sin conflicto. Es una de esas sincronicidades redundantes y ridículas.
Sin embargo, debo confesar que mi estado de ánimo sombrío con respecto a ser mayor comenzó mucho antes de que esos justificantes externos se dieran. He entrado oficialmente a la etapa en la que ya no me alegra tener un día completo consagrado a la dicha de haber nacido, y para alguien tan egocéntrico como yo, eso denota una profunda decepción y desesperanza. Este año no estoy emocionada y los planes que tengo no son nada extraordinarios, en comparación con otros años o con los que anticipo cuando alguno de mis amigos está de fiesta. Si por mí fuera, ese día regresaría de mi clase a las 6 de la tarde a meterme a la cama y no salir antes que el reloj marque la medianoche.
Por suerte, hay dos lecciones por las que vale la pena este año que ha pasado. La primera es el descubrimiento de que en realidad sí sé lo que quiero en la vida. Ya no está ese gran vacío y esa incertidumbre sobre el propósito de todas mis acciones. Entendí que puedo estar cómoda con la perspectiva del futuro y lo desconocido, siempre y cuando no esté indecisa sobre quién quiero ser y qué quiero lograr.
La segunda lección importante es que nadie puede darme lo que quiero, aunque en teoría sean capaces, pero no se los puedo exigir. El peso de mis expectativas hacia los demás termina inevitablemente recayendo sobre mí misma cuando les asigno un poder que no tienen/merecen; nunca es suficiente y termino insatisfecha. Esto probablemente me aísle aún más del resto de la humanidad, pero lo cierto es que necesito aprender a valerme por mí misma. Cosas tan sencillas como esperar estabilidad emocional o financiera de mis padres, o atención constante de parte de amigos, han sido ilusiones que se han ido desmoronando una por una, haciéndome alguien más independiente (espero) o tan siquiera realista. Pero como esas represas a las que les arreglas una fuga y el agua se escapa por otro lado, necesito todavía complacer mi insuficiencia de dedicación personal de parte de criaturas externas. Quiero el equivalente moderno a un esclavo, un sirviente, que sólo viva para mí y que no tenga la necesidad de tener una vida aparte para sentirse equilibrado y en armonía. Necesito un gato.
cat marce? you know cats are very independent and selfish, maybe you should consider a dog. hehehe
ReplyDeletereading your lessons has given me a certain enlightment about myself and my current situation. your words connected with my friend alais's, when she says "you gave him a power he doesn't have or deserve." and actually i'm too much relying on outsiders to make me happy. it's time to move on.
thanks for your awesome words again.
el disfrute de la vida definitivamente aumenta cuando uno deja de tener espectativas con la gente. No tiene por que aislarte. De hecho en ocasiones se disfruta más por que las muestras de afecto o solidaridad saben más rico, y te hacen apreciar, sin perder la cautela. La gente nos va a seguir fallando. Nosotros también le fallamos a ellos.
ReplyDeleteTal vez, como previamente te comenté que existió en mi caso, más que ver adónde va mamá o papá, debemos enfocarnos como vos, en adónde voy yo.
Ahora bien, sea q compres gato o perro, no es tan 'anormal' desear tener atención. Es algo que se disfruta, y nos enriquece a los que lo podemos hacer. El momento viene, trust me, en donde uno deja de tomarse uno mismo tan en serio, y se vive un poquitín más Hakuna Matata.
Mientras tanto, sirvan nuestros comentarios a tus posts como prueba tangible (si es que existe tal en internet) de que habemos quienes hasta te seguimos los pasos a ver qué más tenés que decir para aprender de vos.
Un abrazo
dz
En realiadad anhelas atención masculina incondicional, pero una vez que la obtengas empezarás a despreciar a quien te la brinde y la buscarás en otro Hombre que tenga una vida propia.
ReplyDeleteLo digo porque no me parece casualidad lo que escribiste como título en este post.
Sonás como una Blanche DuBois post locura cuando dice "I've always depended on the kindness of strangers".
ReplyDeleteLo bueno es q te diste cuenta q, por más feo q suene, no necesitás a nadie. Welcome to my world!
Uno de estos días te paso el manual para q sepas q contestar cuando te dicen q sos un iceberg o pq no te aburrís sola.
Y aunque no ames tu bday, pensa q por lo menos te dan pastel! I love cake, no se si vos tambien jejeje.
No entendí la casualidad para serte sincera. El evento al que me refiero en el título del post fue el desencadenador de otras cosas que le dieron origen.
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