13 June 2007

Mi romance de verano

Como es natural, a la hora de volver a la rutina de los estudios, lo primero que se hace es una composición sobre lo que hiciste en vacaciones. Yo me fui de viaje a un país muy lejano, donde no hablaba el idioma y no conocía a nadie, me encontré a dos tipos muy inteligentes y atractivos y tuve una semana demasiado buena para ser verdad. Tal vez el sentimiento de ilegalidad sí aumentó la emoción: compré cierto libro, utilizando fondos que me pertenecían, cierto, pero que estaban destinados a otros fines (todos aquellos con sistemas auto impuestos y estrictos de organización monetaria alcen la mano). Estaba lejos de mi casa, sola, y con un profundo deseo de hacer algo alocado y decadente. No es que fuera una mujer libre y sin compromisos: tenía al sr. Chopra, a Bourdain y a doña Anne Rice esperando mi regreso, pero ni siquiera los recordé cuando sucumbí a la tentación.
Me voy a concentrar en el que más resalta de los dos, el economista. Un tipo graduado de Harvard, con una maestría en M.I.T., pero que jura ser un pelagatos más con problemas para las matemáticas. Una oveja negra en su gremio, es lo que yo llamaría un economista pop. Las preguntas que todos los mortales nos hacemos, él las responde gracias a su búsqueda minuciosa de datos, su interpretación de estadísticas, una creatividad que no hubiera esperado de los teóricos. Su cómplice es un periodista, al que seguramente le podemos agradecer el tono jocoso y fluido de toda la obra. La combinación es magistral y el libro se podría comparar a una columna de chismes intelectuales: en un momento lees sobre las reformas que se trataron de implementar en el sistema educativo público de Chicago, los pobres ilusos que trataron de desafiarlo y el algoritmo que los desenmascaró; unas páginas después te encuentras con la historia del ascenso y la caída del Ku Klux Klan, y quiénes son sus equivalentes modernos.

Todo era tan bueno que se terminó demasiado pronto. Como si se tratara de algún rito de iniciación, después de pasar por todo esto la vida ahora tiene un sentido distinto. Te fijas en los nombres de las personas y entiendes por qué se llaman así, tienes un argumento más para estar a favor de la legalización del aborto en Latinoamérica, ahora prestas atención a todas las decisiones que tomas y los incentivos detrás de ellas. (Otra lección, no menos despreciable, es que sí se puede cocinar mal el pollo.)


¿Quién iba a pensar que la economía podía ser un excelente tema para lectura de escape y relajación? Regreso hoy a la facultad con energías renovadas. Este libro ha sido el mejor threesome que he tenido en mi vida.

4 comments

  1. mmm,suena a una aventura de vacacdiones de lujuria y perdición, de romper moldes y esquemas, de no aceptar lo que la sociedad y los medios te dicen, de iluminación y búsqueda en esta sociedad regida por la demanda y oferta, muy intenso, jeje

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  2. Vaya, eso sí es ser valiente :lol:
    Bueno..., con tiempo vendré a leer las entradas pasadas, que se ve muy interesante la cosa por aquí.

    Un saludo coterránea!

    PD: Le gusta Tori Amos *-* ohhhh...

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  3. El mejor que yo he tenido fue con Sir Johnnie Walker y Don José Cuervo.

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  4. Anonymous10:00 PM

    jaja Vaya... quién diría

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