Para los discursos de graduación de secundaria de mi generación, cada profesor de idiomas escogió a sus alumnos favoritos para que fuera orador. Pascal escogió a Silvio, la profe Nelsy escogió a Lorna, y la profesora de inglés, miss Judith –una de las mujeres más inspiradoras que he conocido en mi vida- no pudo elegir entre Bertha y yo, así que lo hicimos juntas. Con todo el ajetreo del final de curso, los últimos exámenes, la inscripción en la universidad, etc, confieso que terminamos redactando a la carrera un texto meloso y sentimental. Terminaba con una de mis referencias musicales disimuladas y con la afirmación “This is the beginning of a new age, and be prepared: Seconde 2002 is going to take over the world!”. Lo más divertido que es que todas esas cursilerías eran muy sinceras: realmente siento que tuve compañeros con mucho potencial y que fuimos la última (por no decir la única) gran generación del Liceo Franco Hondureño.
No voy a mentir, esa clase era una carnicería despiadada por demostrar quién era mejor, quién sacaba mejores notas, y quién tenía la razón. No llegaba a extremos novelescos, pero siempre fueron momentos de tensión las entregas de exámenes, o enterarse quién había quedado en el cuadro de honor. Como con cualquier grupo de estudiantes de secundaria, se nos podía dividir siguiendo múltiples criterios, no necesariamente excluyentes: los populares y los otros; los estudiosos y los otros; los religiosos y los otros. O poniéndolo de una forma más realista, en esa clase eras niña (y por ende estudiosa y simpática), o de los otros. (Son bromas niños, adonde sea que estén.)
Los profesores de mi colegio han sido lo mejor que pude haber deseado, a pesar de las miles de protestas que va a generar este comentario por parte de mis contemporáneos. Eran exigentes, pero ellos mismos tenían un estándar muy alto para su desempeño. Nunca estuvo de más que muchos de ellos fueran atractivos y te llevaran a hacer fiestas a su casa, donde disfrutamos de la perdición más extrema que puedo recordar en mis 22 años de vida.
Generalmente no extraño el colegio, sobre todo después de que el edificio en el que yo estudié fue demolido justo después que me gradué, sólo para ser reconstruido en una edificación tipo motel. Hasta he desarrollado una variante del Síndrome de Estocolmo en el que camino por mi universidad y experimento algo similar al orgullo y la satisfacción de estar allí. Pero no puedo dejar de emocionarme cuando recuerdo adonde estaba hace cinco años y preguntarme dónde estaré en cinco años más.
Me pasa igual. En mi caso considero que fueron los mejores años. Yo dejé mi secundaria ya harán 14 años hace, y todavía sigo mirando con nostalgia ese capítulo tan especial.
ReplyDeleteCon el tiempo surgió a la luz que yo era de los pocos compañeros que no quedó enemistado con nadie, así que cuando me dí cuenta estaba desempolvando agendas y de hace 3 años existe una reunión anual en donde nos vemos todos juntos.
Es interesante pensar como hay gente que creció en la misma camada que vos, y ya son padres de hasta 4 hijos, y todos los posibles estados civiles (solteros, casados, divorciados, juntados, separados, etc).
Se produce un efecto que me da mucha risa: todos cuando nos vemos de alguna forma queremos exhudar que hemos madurado algo, que ya estamos grandes. El efecto dura 10 minutos y luego de eso todos sufrimos una inevitable involución y manejamos la misma estupidéz de la adolescencia y nos duelen la panza y las quijadas de tanto reirnos.
Te recuerda que después de todo mantienes tu esencia, y que es fascinante ver que a pesar de que pasa el tiempo, cuentas con memorias tan gratas que te sirven de refugio en ciertos momentos.
Me hacía falta leerte!
un abrazo
Ya estamos ancianos Marcelita.
ReplyDeleteEs increible como se va de rápido el tiempo.
Yo en lo personal, no extraño la secundaria, lo que si me hace falta es la vida tan despreocupada que llevaba y como en ese mini universo parece que nunca te va a afectar nada del mundo exterior.
Ahora que estoy en el "mundo real" (me da risa como nos metían miedo con esas palabras en la escuela) me doy cuenta que si algo le hace falta al colegio es una clase dedicada exclusivamente a "existential dramas".
Quien diablos ocupa precalculo, algebra y quimica? Bueno vos algunas por arquitectura, pero los demás nos damos cuenta que sumando fracciones no vas a salir de una depresión ni vas a encontrarle rumbo a tu vida.
in my case it's been four years and like you, i don't extraño high school. some of the best friends i have though are from that time; some i had horrible arguments throughout that period but we couldn't get apart from each other and others i was always and good with i barely see today; there's another one i gladly reconnected with recently... but none of these makes me miss hs; when i look back i see how silly and shallow i was, especially on those terms of competition. life's not perfect now, but i'm much better as i am. fuck i feel so old.
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ReplyDeleteQué años aquellos... Fueron tan malos como buenos, la verdad. En fin, qué horrible salgo en esa foto!!! jajajajaj No parezco yo!
ReplyDeletevos y tu blog amarillista y sensacionalista
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