02 June 2008

Behind the music: Marcela

Mis padres relatan con orgullo los tiempos en que yo era una pequeña niña, que me sentaba en el sillón a pedir que por favor pusieran en el equipo de sonido a Silvio Rodríguez o “Sing” de The Carpenters. Pero el orgullo se quedó en esa época, porque a los pocos años, me compraron un cassette pirateado de Magneto. Recuerdo haber pasado muchos sábados, en el cuarto de mis papás, porque allí tenían una grabadora, escuchando una y otra vez “Vuela, vuela”. Como la grabadora ya tenía ese sistema de darle vuelta al cassette automáticamente, entonces yo no tenía que hacer nada, más que sentarme en la cama a disfrutar de mi inocencia. En la escuela hasta hicimos una coreografía de “40 grados” con unas compañeras. Eran los tiempos de los bikers de lycra fosforescente, las camisas de los Zumbies y las colitas arrugadas en el pelo. Íbamos a la casa de mi compañera la rubia, a practicar todas las tardes. Su hermana mayor llegaba a burlarse de nosotras, pero nos sentíamos tan increíbles, tan cool, que nos tenía sin cuidado lo que pensaran los demás.

Eso nos lleva al razonamiento de que el pop adolescente es una etapa necesaria para el crecimiento de toda persona remotamente normal. No es ninguna garantía de que ese individuo se ajustará a la sociedad más adelante, pero definitivamente va a disfrutar de lo que esté viviendo en ese momento. Por ejemplo, en mi casa yo siempre fui una rebelde porque yo estaba enamorada de Michael Jackson. Él era mi ídolo, mi razón de existir, pero mis padres, descendientes del rock hippie y/o progresivo-setentero, no entendían de dónde pude haber heredado semejantes gustos herejes. A medida que fui creciendo la popularidad de don Michael fue decreciendo enormemente, pero yo me mantenía fiel a mis convicciones. Y, paria de mis contemporáneos, fui recompensada en el viaje de sexto grado a Francia, cuando en una fiesta con otros niños de allá, supe que esa era una nación infestada por otro montón de obsesionados por el rey del pop. Fue muy divertido.

Desde luego que me gustaron las Spice Girls. Sin embargo, no fueron las primeras cantantes feministas en mi repertorio. En algunas ocasiones mi hermano y yo nos quedábamos a dormir en casa de mi tía C., para jugar con mis primos y platicar con ella. Pues una noche estábamos arreglando la casa después de un día agitado, y sonó una canción en la radio. “Tía, ¿le puedo subir el volumen? Es mi canción favorita de todos los tiempos”. (Yo tenía como seis años.) “¡Claro que sí! ¿Cuál es?” Girls just wanna have fun, de Cindy Lauper. “Es una canción muy importante, muy cierta, sobre cómo somos en realidad las mujeres”. Yo me creía realmente liberada a través de ella.

Tengo miles de cajas en las que guardo cartas, fotos, tarjetas, boletos de conciertos y miles de papeles, recuerdos de toda mi vida. Y un buen porcentaje de esos recuerdos son memorabilia de las Spice Girls. Desde envolturas de Chupa Chups, recortes del periódico, tatuajes temporales, hay de todo. (Eso me recuerda que me tengo que bajar su primer disco… creo que regalé el cassette que tenía.)

Cuando estaba pequeña, me gustaba que llegaran los hijos de mis padrinos a la casa, porque con el mayor de ellos, nos poníamos a bailar las coreografías de Fey, con pañuelo y todo. Aquí era mi hermano que se reía. Llegaban los amigos de mis papás a platicar con él sobre cuál era su disco favorito de Led Zeppelin, y yo arrastraba a mi papá al concierto de la rockola Coca Cola, que trajo a Caló y a Fey en un mismo viaje. Estábamos tan lejos del escenario, pero yo sentía que me iba a morir de la emoción, que conste que no por Caló, wacala. Otros mexicanos por quienes sentí que iba a perder la cordura, fue por Moenia. Pero ya estaba más grande en esta época. Si mi memoria no falla, fui como a dos conciertos, y en uno de ellos, yo sigo jurando que Alfonso me quedó viendo a mí, entre toda la multitud, porque con mis amigas parranderas nos logramos colar en la primera fila y casi lo podíamos tocar. Bertha y yo decíamos que “Manto estelar” era nuestra canción oficial, y a cada rato llamábamos a Vox para que la pusieran. Seguramente sólo yo llamaba, porque me gustaba un locutor, pero esa es otra historia.

Sin embargo, el periodo más oscuro de todo mi criterio es cuando me gustaron los Backstreet boys. Reviví todo ese tiempo una tarde de maqueta de Taller 2, en casa de Iris, que conserva esos discos, a diferencia mía, que me deshice de toda esa evidencia. Hasta les hice un maratón de BSB a mis compañeros, con mi participación y todo, porque todavía recuerdo las letras. Mi favorito de los cinco era Brian, el que tenía mejor voz, pero el menos atractivo también. Ser una fan de los backstreet sin cable, era todo un reto. Mi único contacto con los programas de música del mundo era el canal 21, que pirateaba Mtv: los Diez más pedidos en las tardes, 120 minutos en las madrugadas y el top 20 los sábados por la noche. Pasaba todos los días pegada a la televisión, viendo si habían subido o bajado de posición. Por esa época empezaba a pegar Britney, y yo la detestaba porque era competencia para mis adorados, pero gracias a esa costumbre, poco a poco empecé a darme cuenta de otros grupos. Muchas cosas se conjugaron: empecé a grabar todas las noches, 120 minutos de Mtv, que daban de 1 a 3 de la mañana. Eran dos horas con videos alternativos, que jamás podría haber visto en horas del día. Ayudó el hecho que en Metromedia tenían una enciclopedia del rock en oferta, y mi madre me la compró. Miraba entonces los videos, y buscaba las biografías de los artistas en el libro. También, el hermano mayor de Bertha era quien la introducía a nueva música, pero a mí no me gustaba Korn, que era la alternativa que ofrecían para mi gusto popular y común. Pero cuando él empezó a escuchar Pearl Jam, hasta yo sucumbí. Me compré “Yield” y fue el principio del fin. En primer curso, me sentaba al lado de Victoria, que también tenía un hermano mayor, y que le enseñó a Soda Stereo. Contrabandeábamos discos en clases, y un día, Arnaud, el profesor de francés, nos atrapó. Pero resultó que a él también le gustaba Soda. Y hasta le intercambió “Sueño Stereo”, por el “Unplugged”, que fue el disco que pedí para mi siguiente cumpleaños (y que se llevaron cuando se metieron a robar mi casa!). La verdad es que Arnaud hubiera podido escuchar al Buki y yo le hubiera hecho caso, porque era demasiado inteligente, demasiado divertido y demasiado guapo para una impresionable niña de 13 años, por lo que debo agradecer por su buen gusto. [Ese unplugged también tiene otro significado en mi historia.] También Victoria se trajo a escondidas el Black album de Metallica, y lo puso a todo volumen, una tarde que teníamos la casa para nosotras solas. Casi me muero del susto.

Eran buenas esas tardes sólo con amigas en mi casa. Un día que mis papás salieron, Lorna y yo decidimos cocinar pollo frito para mi hermano que estaba enfermo. Quisimos poner ambiente con “Synkronized” de Jamiroquai. Nos emocionamos tanto que salimos a bailar a la terraza, con todo y delantales. Cuando terminó la canción estaban mis dos padres, muertos de la risa, viéndonos desde la sala.

El otro disco que marcó una pauta en mi existencia, fue “The fragile”, de Nine inch nails. Conocí al grupo cuando estudié los artistas más influyentes de los 90s, pero por alguna razón ningún otro de sus discos me impactó tanto como ese. Era una cadena: un grupo se relacionaba con otro, y yo lo escuchaba, tenían como amigos a otros artistas y yo los investigaba. Pues Trent Reznor tocó una canción en “Under the pink” de Tori Amos. Y por una gran casualidad, “To Venus and back” estaba en el Palacio del disco en el mall. Y después Luis me mandó a pedir “From the choirgirl hotel”. Y de Tori pasamos a Björk, que tocó una canción con Thom Yorke para el soundtrack de “Dancer in the dark”, y él por su lado fue invitado por Pj Harvey en más de la mitad de “Stories from the city, stories from the sea”. Y de allí siguieron miles más, pero esos ya no me avergüenzan, por lo que no tienen cabida en este post.

7 comments

  1. jajajaja! Los chupa chups de las spice girls, los recuerdo muuy bien, yo decía que era Baby Spice y mi hermana decía que era Ginger.

    Tenés razón, esos grupitos adolescentes son completamente necesarios, yo también pasé por los bascktreet boys y hasta por Hanson y Selena también jajaa, que cada una de mis hermanas decía que uno era su novio de acuerdo a la edad de cada uno.

    Ah, qué buenos recuerdos has traído Marcela, yo también pensé en hacer una entrada parecida a ésta fijate, pero la fui dejando y dejando.

    Saludos. Y muchas gracias por tu correo.

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  2. Pucha... yo no recuerdo nada de esa música. Desde que tengo uso de razón escuchaba más que todo música de los 70's y 80's (todo tipo de música de esas épocas), hasta que llegué a los 10-12 años que comencé a escuchar la música que hasta el día de hoy escucho.

    Por cierto, me alegra saber que la música que le he pasado no entró en este post, de lo contrario rodarían cabezas!!!

    PD: el post esta increíble!!! Demasiado divertido!!

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  3. yo soy del pensar que hasta los grupos basura de entonces, eran mejores que los de ahora... no puedo creer que existan RBD's, por ejemplo...

    Pero estuvieron buenísimos...

    hoy por hoy, tengo todos los discos de michael jackson, incluyendo unas grabaciones caseras de los jackson five... tuve de todo... y aunque cada vez más me alejo de su estilo, tengo nostalgia por la época... the damn good old days!

    un abrazo

    dz

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  4. tu historia se me hace tan veridica y parecida con la mia, es todo el proceso que pasamos cuando se nos despierta esa pasion por la musica en los años pubertos, y justamente de la misma forma fui conociendo la musica que me gusta, por referencias y conexiones y relaciones, que buenos tiempos los que pasamos con los amigos y la musica.

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  5. Dios Marce! Qué sopresa tu post! Hace unos días me puse nostálgica y empecé a escuchar música que había tenido censurada de mi vida, entre ellos: Backstreet Boys, Britney Spears, etc. jajajaj :D Vivan los grupos de infancia! No olvidés a Kabah!! jajaja Y qué pinta! Yo también bailaba con mi hermanita las coreografías de Fey!

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  6. Que maravilla de post.
    Me pusiste una sonrisa en la cara y hoy la necesitaba.
    También me pusiste nostálgico, estos días he estado con Spice Girls fever, me encanta como cada persona se arma el soundtrack de su vida y al final del día la canción que le dio dolor de cabeza a más de alguno, es la que te llena de butterflies and rainbows a vos.

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  7. Anonymous12:19 PM

    Spice Girls?, Feeey?, Magneto?.. cheelyyy si que ha pasado tiempo.
    Yo me acuerdo esque una vez participe en una coreografia de Vini Vanilli (creo que se escribia asi xD ) y pues de ahi no me acuerdo que mas me gustaba... jejeeje muy chevere tu entrada Marcela, muy chevere.

    Saludos. :)

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