Estos días son extraños. Tengo hasta el 21 para empezar la práctica de Diseño, así que por mientras me entumezco el cerebro viendo series, velando las vidas y las ropas que no puedo tener y añorando ganar dinero algún día para cuidar mejor mi imagen. Porque esa es mi inconformidad du jour: no me gusta cómo me veo. No soy foránea a este concepto puesto que soy niña y alguna vez fui adolescente, pero ahora que voy a salir al mundo real me preocupa cómo me van a percibir los demás. Yo era feliz con mis jeans, tennis y camisas medio decentes, pero ahora creo que eso ya no es suficiente. Me digo a mí misma que es cuestión de dinero y que si tuviera me vestiría mejor pero siempre que es época de compras termino con más camisas y más jeans como si fuera alérgica a otro tipo de telas o a enseñar las piernas. Otra parte de mí siente rechazo por todo ese sistema artificial que es la moda, que obliga a las mujeres a usar zapatos que desgarran la piel y a comprar ropas que no pueden pagar sólo para dar apariencias que mejoren el vacío que sienten o tienen por dentro. Entiendo que es un arte, pero no deja de ser una esclavitud.
Mi mama me dice que me planche el pelo como se lo plancha una prima que está en los Estados y le queda tan bonito. Podré tener 23 años, pero si la persona que supuestamente lo quiere más a uno me percibe como fea no puedo evitar sentirme inadecuada. Hoy me levanté a usar la plancha, habiéndome acostado con el pelo mojado la noche anterior para tenerlo seco por la mañana y me sentí bonita por un instante. Me puse tennis porque iba a caminar mucho durante el día y porque todavía tengo lacerados los pies de cuando recorrí toda la avenida La Paz en tacones. Regresé a medio día, sudada y asoleada y no sé si mi pelo resentía más el haber sido estirado artificialmente o haberse tostado bajo el sol; de todas formas su aspecto era atroz. Soy una causa perdida. En circunstancias normales eso no sería tan grave pero ahora mi nueva afición son los blogs de moda, específicamente los blogs que hacen niñas modelando su propia ropa. Hay unos bastante famosos que han recibido validación y publicidad por parte de importantes revistas. La idea puede parecer democrática: una joven de mi edad me muestra cómo combina la ropa que tiene de manera que yo pueda aprender a hacerlo también. Pero ese concepto tan simple se tergiversa rápidamente porque las niñas esas han de tener mucho dinero para poder costearse piezas de diseñador y porque las cosas que se ven lo más corriente posible no bajan de una categoría Zara. Al final terminan en el mismo círculo elitista y es por eso que los diseñadores y las revistas las premian con invitaciones a desfiles o publicando artículos sobre ellas. Incluso, ahora muchas de las revistas famosas tienen una sección de “Street chic” que se dedica a fotografiar gente bien vestida en la calle. Está también “The Sartorialist”, un blog exclusivamente dedicado a ese concepto. Ninguno de estos blogs viene acompañado de una justificación, una teorización sobre el arte de vestir, no traen ni siquiera dos líneas para disculpar tanto esnobismo. El otro día que caminaba por la peatonal volteaba a ver a mi alrededor pensando que nunca se podría hacer un blog de ese tipo con la gente que había allí. En el Mall a las 5 de la tarde es otra historia, pero eso no es la vida real, es un espejismo de lo que es Honduras, como esa ridícula revista Estilo que hoy agarré por primera vez en una sala de espera porque no había nada más que “leer”. La misma gente fotografiada en todos los números, muchos de ellos hasta se repetían en la misma edición. Qué mala y retorcida imagen podría hacerse un extranjero si lo primero que ve de este país es esa revista.
En fin, la belleza y la ropa son como el arte contemporáneo: son para la gente pero no puede ser comprendido o adquirido por la gente. Esto no es culpa de nadie, uno sólo debe decidir si está dispuesto a meterse a ese mundo, con sus respectivas consecuencias psicológicas. Pues ya en la esfera de lo real sólo me queda preguntar en el trabajo si no hay problema con que vaya en jeans, de lo contrario no voy a tener otro remedio que pedir dinero para unos cuantos pantalones de tela que tuve que haber comprado al inicio del año y que no conseguí porque siempre había estado en negación sobre que el día iba a llegar en que tendría que arreglarme para poder trabajar. Todo se siente lejano e irreal todavía.
En que momento se convirtio en pecado , el querer verse bien? .. consejo de alguien que ya paso por eso.."dress for the job you want, not for the job you've got"....
ReplyDeleteEs mucho mas facil ser hombre , tener 3 jeans , 6 camisas y 2 pares de zapatos en rotacion... y verse bien..
nadie dijo que iba a ser facil, pero por eso mismo , es que hay que ir educando el ojo (asi como lo educamos para apreciar arte) .. es cierto que las fashion bloggers tienen acceso a otro tipo de closets , pero no significa que no se puedan reinterpretar a nuestro alcance. En todo caso, el primer paso esta en identificar que es lo que te gusta , y el porque de ahi la compra es mil veces mas facil.
Todo llevalo al sastre, no hay cosa que delate mas que bad fitting.
Gracias por los consejos, necesitaba saber qué pensaba alguien que ya ha pasado por ese proceso. ;)
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