Kaohsiung es la segunda ciudad más grande de Taiwán después de Taipei, un dato interesante del cual yo no tenía absolutamente ninguna idea antes de llegar y buscar algo interesante que hacer. Menos mal, porque así pude rendirme completamente a los designios de mi nuevo grupo de amigos. En la estación de tren de la ciudad nos reunimos con tres de los voluntarios del evento que viven en la ciudad y que querían salir con nosotros. Conocimos también a Carlos, otro chico de nuestro grupo de extranjeros y ya todos juntos empezamos la noche con una excursión al lago de Lotus de Zuoying.
Como llegamos para el atardecer no pudimos entrar a las pagodas que se encuentran allí, pero pudimos apreciarlas con su iluminación nocturna. Por suerte sí pudimos entrar a otro templo cercano donde los voluntarios nos explicaron que en teoría, cada vez que se ve un templo se tiene que ofrecer una oración pero que hay tantos que la gente ya no lo hace. Igualmente aprendimos que siempre se tiene que entrar a un templo por la puerta derecha y salir por la puerta izquierda porque si no es de mala suerte. Además, la puerta central está exclusivamente reservada para las divinidades, por lo que no se debe utilizar. Agosto es el mes del festival de los fantasmas en Taiwán y se tiene varias prácticas alrededor de esta celebración, como quemar papel e incienso frente a las puertas o hacer ofrendas de comida o de gelatina en forma de comida. El templo entonces tenía una mesa repleta de esas ofrendas destinadas a los espíritus que tienen libre acceso a nuestra dimensión, por este mes únicamente. Como dato curioso, este mes no es recomendable para ir a nadar, para casarse o para comprar algo nuevo.
Luego los chicos nos llevaron a una “tea shop”, donde se puede escoger entre una variedad de bebidas riquísimas, como el “pear milk tea” que vine a darme cuenta que es el “bubble tea” muy popular en Japón. Durante mi estadía he probado varios tipos de tés, unos solos y otros con leche, pero creo que las bolitas de tapioca en el bubble tea son irremplazables. Tengo que averiguar cómo reproducir este té con leche una vez que me vaya de aquí, porque esas son de las cosas que me querría llevar en cantidades industriales si no hubiera traído únicamente la maleta de mano. Después del té cenamos todos juntos en un pequeño restaurante una sopa de “dumplings” de cerdo, absolutamente exquisita. Como en Kenting no habíamos podido festejar a nuestras anchas, esa noche teníamos que desquitarnos como fuera y Carlos propuso un bar donde trabaja una amiga suya llamada Karla. La chica también vive casi enfrente del bar por lo que Carlos le preguntó si Hristo, Chantale, Cristina y yo podíamos pasar la noche en su apartamento y Karla fue muy gentil en aceptar. Eso resolvió nuestro dilema del alojamiento que por supuesto no habíamos considerado antes de venir, espíritus libres en los que nos hemos convertido.
Luego de la cena fuimos entonces donde Karla, donde supuestamente nos teníamos que arreglar rapidito para salir. Pero resulta que ser una mujer mochilera tiene sus ventajas: al quedarte sin ropa no queda otro remedio que ir a comprar más y Karla justamente vive junto a un mercado nocturno. Yo sólo ocupaba un short sencillo porque sobreestimé mi capacidad para aguantar el calor y ya no soportaba los jeans y tenía que comprarlo lo más rápido posible para no atrasar a los demás, pero Karla me acompañó junto con Cristina y Chantale y por favor, ¿ropa barata y bonita? Estuvimos allí como por una hora y que estén agradecidos que no fue más. Casi dos horas después terminamos todos de bañarnos y arreglarnos para ir a “Brickyard”, el bar en cuestión.
Pues al llegar como todos tenían que presentar una pieza de identidad, saqué mi pasaporte y el chico de la entrada me dice que también es de Honduras. Empezamos a platicar, muriéndonos de la risa que de todos los lugares en el mundo, vengo a encontrarme a un hondureño justamente en Kaohsiung (recordemos que los únicos hondureños que he visto en un año de estar en Europa los he importado o ya estaban establecidos allí). Averiguando un poco más, no sólo venía de Honduras, sino que también del pueblo de mi papá y hasta compartimos apellido! No pudimos establecer si somos o no familia porque cuando me dijo el nombre de su abuelo mi memoria de pollo no pudo establecer una relación con gente conocida, pero es gran amigo de mis amigas que eran vecinas de mi abuela. Y además el chavo estudia arquitectura.
De veras que no hay mejor forma de terminar una noche de por sí agradable que con una serie de casualidades, pero en realidad sí: en el bar pusieron reguetón, un escape necesario de la saturación de salsa a la que me he visto expuesta en Bordeaux. Para terminar con broche de oro, en el bar era ladies’ night y no tuve que pagar por ninguno de mis vodka mangos… hasta la una de la mañana.
Kaohsiung is Taiwan’s second’s biggest city after Taipei, an interesting fact of which I was absolutely unaware before getting there and having to find an interesting place to visit. Thank goodness, because that way I could surrender completely to my new group of friends’ plans. In the train station we met three of the Homestay volunteers who live in the city and wanted to hang out with us. We also met Carlos, another guy from our group of foreigners, and all together we began the night with a field trip to Zuoying’s Lotus Pond.
Since we got there at sunset we weren’t able to go inside the pagodas that are in the pond, but we got to see their night lighting. Luckily we could visit another nearby temple where the volunteers explained to us that, in theory, every time one sees a temple should say a prayer but they are so abundant in this country that people rarely do this. We also learned that one should always go inside of the temple by the door on the right and go out through the left one, otherwise it is bad luck. Also, the central door is reserved for the deities, so it should never be used. August is Ghost’s month festival in Taiwan and there are many traditions surrounding this celebration like burning paper and incense in front of the doors or make food or food-shaped jelly offerings. The temple had then a table full of these offerings destined to the spirits who have free access to our dimension, this month only. Something very curious about this festival is that during this month it is not advisable to go swimming, get married or buy something new.
The guys then took us to a tea shop, where you can choose from a variety of delicious beverages, like pear milk tea which I realized is the bubble tea, very popular in Japan. During my stay I have tasted many kinds of teas, some alone and some with milk, but I think that the little tapioca balls in the bubble tea are irreplaceable. I have got to find a way to recreate this milk tea when I will leave this place because it’s one of the things I would buy in industrial quantities if I only hadn’t brought one little suitcase. After the tea we all had dinner in a tiny but cozy restaurant where I had dumpling soup, an absolute delicacy. Since in Kenting we weren’t able to party as much as we wanted, that night we had to make up for that and Carlos suggested a bar where a friend of his named Karla works. The girl also lives in front of the bar so Carlos asked her if Hristo, Chantale, Cristina and I could spend the night at her apartment and Karla was kind enough to accept. That resolved our accommodation issue that we hadn’t even considered before coming here, free wandering spirits that we have become.
After dinner we then went to Karla’s place, where we were supposed to get ready as fast as possible to go out. But it turns out that being a woman backpacker has its advantages: when you run out of clothes there’s no other solution but to buy some more and Karla just happens to live next to a night market. I just needed a simple short because I overestimated my ability to deal with the heat and I no longer could stand wearing jeans. I needed to buy them really fast so I wouldn’t keep the others waiting, but Karla, Cristina and Chantale came as well and please, pretty and cheap clothing? We were there for about an hour, and be grateful that we didn’t stay longer. Almost two hours later we all finished taking a shower and getting ready to go to “Brickyard”, the bar in question.
When we got there I had to show an I.D. like everyone else, so I took out my passport and the guy at the entrance tells me he’s also from Honduras. We began to talk and we were laughing at how in all the places in the world I found a Honduran in Kaohsiung, when after a whole in Europe the only Hondurans I saw where my friends who came to visit me or friends who were already living there. After chatting for awhile I found out that not only did he came from Honduras, he’s also from my father’s town and we even share a last name! We couldn’t establish if we are family or not because when he told me his grandfather’s name my chicken memory couldn’t find a connection with people I know but he is also a good friend on my grandmother’s neighbors. And the guy also goes to architecture school.
There is really no better way to end up a pleasant evening than with a series of coincidences, but actually there is: in the bar they played Reggaeton, a necessary escape from the Salsa oversaturation that I have been exposed to in Bordeaux. And last but not least, it was ladies’ night in the bar so I didn’t have to pay for any of my vodka mangos… until one a.m.
Hahaha, no me sorprende, Kaohsiung esta lleno de hondurenos, sobre todo las discos :P Igual que Taipei asi que no te sorprendas si te encuentras un par por alla tambien.
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