Cuando el día ha sido malo, insoportablemente malo, abro la ducha, y me acuesto en el piso, mientras dejo el agua correr sobre mí. No puedo estirarme en un espacio de 0.90x1.10, pero no importa: las posiciones que encuentro más cómodas implican contorsiones inhumanas para otros. El agua está obscenamente caliente, las gotas son duras, pesadas y al caer producen un sonido hipnótico. Mi estómago se enrojece.
Dependiendo de la magnitud de la catástrofe me acicalo, lloro, o en situaciones extremas me doy permiso de cruzar el umbral de la decencia. Mi espalda tapa el desagüe y el agua se acumula a mi alrededor, mientras me observo y me reconcilio con mi cuerpo. Definitivamente me gusto más sin ropa.
Después, permanezco inmóvil por mucho tiempo, en un silencio mental que en otras circunstancias soy incapaz de lograr. El mundo y sus personas se borran y descanso.
Son razones ecológicas las que no me permiten vivir así eternamente.
Dependiendo de la magnitud de la catástrofe me acicalo, lloro, o en situaciones extremas me doy permiso de cruzar el umbral de la decencia. Mi espalda tapa el desagüe y el agua se acumula a mi alrededor, mientras me observo y me reconcilio con mi cuerpo. Definitivamente me gusto más sin ropa.
Después, permanezco inmóvil por mucho tiempo, en un silencio mental que en otras circunstancias soy incapaz de lograr. El mundo y sus personas se borran y descanso.
Son razones ecológicas las que no me permiten vivir así eternamente.
Estoy en total acuerdo, sólo que yo la prefiero fría. De verdad me pregunto si sólo las mujeres sentimos eso pues ninguno ha comentado... si es así, pobrecitos...
ReplyDeleteMmm, no esperaba ningún comentario para este post, el tuyo fue una agradable sorpresa.
ReplyDeletehola marce me encanta tu blog me haces reir a carcajadas me encantaria tenerte como contacto soy de argentina y tambien estudio arquitectura
ReplyDeletete dejo mi correo es chocho2205@hotmail.com voy a seguir mas de cerca tus post a hora que los descubri
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