02 July 2008

What a difference a coffee makes…

Otro día más en el vientre de la bestia que nos permite subsistir y alimentarnos. Examino con detenimiento mi vida y me doy cuenta de varias cosas. Para empezar, tengo un serio problema con la repetición de los patrones en cualquier nueva actividad que emprendo o cualquier lugar al que vaya. La emoción y los nervios iniciales son rápidamente sustituidos por la rutina y la adaptación, para finalmente dar paso al estancamiento y el tedio. Tal vez no todo sea tan malo y trágico como lo percibo en mi cabeza, pero no soporto la rutina, saber qué voy a tener que hacer mañana a cada hora del día, estar consciente que no me espera nada nuevo. Trato de conformarme con las pequeñas felicidades, como dar gracias al cielo porque encontré asiento en el bus, que el conductor no pone reguetón o románticas, que por un día no tuve que escuchar música asquerosa por nueve horas, que el almuerzo es decente, que la conexión de internet en mi casa no es tan mala como otros días… pero todo eso me parece un premio de consolación para algo grandioso que no sé qué es y que probablemente si algún día logro identificar y alcanzar termine detestando al poco tiempo. Intento modificar la estructura de un día haciendo cosas inusuales, pero me descubro teniendo serios ataques de compulsión como cuando me dan ganas de barrer todo el lugar donde trabajo o lavar todos los platos sucios que dejan porque no tolero seguir haciendo nada en mi escritorio. Termina el día laboral y lo único que me hace sentir mejor es gastar dinero, en golosinas, bebidas o salidas.

Mi nivel de motivación es directamente proporcional a los niveles de cafeína en mi cuerpo. Como toda buena droga, necesito cada vez más para lograr un efecto comparable al que he sentido en otras ocasiones. Mis pobres riñones y mi piel (que me han dicho que se oscurece con el consumo crónico de café) tendrán que subordinarse a mis deseos de no tirarme de un precipicio o debajo de un carro cuando voy caminando por la calle.

No extraño la universidad, pero saber que tengo que volver en unos cuantos meses me da un poco de esperanza para el futuro. Seguramente las clases seguirán siendo una mierda como siempre, pero en estos momentos todo es un avance: tendré unas cuantas semanas de muy merecidas vacaciones, estas clases serán las últimas que tendré que tomar en esa universidad horrorosa, y después tendré que trabajar en algo que sí esté relacionado con mi oficio y que me acerque a la meta prodigiosa que es la graduación. Entiendo que no es un enfoque muy sano el seguir postergando el día en que finalmente me sienta libre y dueña de mis actos, en vez de disfrutar el momento presente, y no preocuparme tanto. Pero necesito un descanso de todo lo externo, y no encuentro un lugar en el que pueda desconectarme de ello, no encuentro un método tampoco.

Soy consciente que estoy haciendo que este tiempo pase rápido, a pura distracción, vicios, autosabotaje. Me doy cuenta de lo que hago mal, merezco algo de crédito por eso, maldición.

1 comment

  1. Me alegra saber que mi influencia se siente aún cuando estoy lejos :P

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