05 February 2009

Dr. Jekyll and Mrs. Hyde

La sangre no es el verdadero inconveniente de tener el periodo, a decir verdad no recuerdo mi vida antes de ella. El problema es que el tamiz hormonal se ensancha y uno se convierte en un hombre que camina por la calle en una noche nublada y con viento en la que cada rƔfaga que mueve una nube y deja al descubierto la luna lo hace convertirse en lobo, para luego cubrirla y regresar a la normalidad. Estos dƭas extraƱos me hacen preguntarme cuƔl de las dos versiones es mi verdadero yo: si el censurado, sumiso y amable, o el voluble y explosivo.

A medida que los aƱos pasan uno aprende a disimular esos cambios a tal punto que sĆ³lo el ojo experto los podrĆ­a distinguir (pero ¿quiĆ©n se interesarĆ­a en hacerse experto en mi vida aparte de mĆ­?). Tal vez no disimular, digamos posponer las reacciones, porque el proceso sigue siendo el mismo: estĆ­mulo que da lugar a llanto o enojo; pero la experiencia permite que las lĆ”grimas o los gritos se detengan por una cierta cantidad de tiempo hasta que la persona a la que se dirigirĆ­a el espectĆ”culo estĆ© lejos del lugar. La energĆ­a no se disuelve, se desborda posteriormente en privado o con muy pocos desafortunados que pueden decir que tienen mi confianza o tuvieron la desventura de acompaƱarme en el instante en que no pude contenerme mĆ”s.

La voz en mi cabeza es normalmente cruel y despiadada, pero acaba siendo conciliadora con el mundo exterior; estos dĆ­as son su feriado y representan una liberaciĆ³n que a mĆ­ me asusta a veces. Tiene ideas extraƱas y vengativas, como plantĆ”rsele enfrente al ingeniero que me puso una calificaciĆ³n basada en su pobre simpatĆ­a hacia mĆ­ y recordarle todas las cosas horribles que me han contado de Ć©l en las Ćŗltimas semanas. Y a veces esa voz se divide en una audiencia completa que experimentan los sucesos desde distintas perspectivas. Hoy presentĆ© mi solicitud de prĆ”ctica al arquitecto encargado de recibirlas, que no se molestĆ³ en preguntar en quĆ© tipo de proyecto estoy trabajando, cuĆ”les son mis ocupaciones, ni que estoy aprendiendo en Ć©l, su interrogatorio se limitĆ³ a si me estaban pagando o no. Ante mi negativa estallĆ³ en un sermĆ³n a todo volumen sobre el tipo de profesionales que forma la facultad que no tienen siquiera las agallas de negociar aunque sea una paga para el transporte y son tan mansos que nunca van a poder comportarse como debe hacerlo un graduado. Una parte de mĆ­ querĆ­a ponerse a llorar porque me estaban gritando, otra querĆ­a responderle indignada que es justamente la gente como Ć©l que no puede entablar una conversaciĆ³n o dar un consejo en un tono que no sea militaresco las que le enseƱan a uno que es mejor no decir nada nunca porque las repercusiones al hacerlo son muchas mientras que la automutilaciĆ³n no hace daƱo a nadie y otra querĆ­a tomarse el tiempo de explicarle la situaciĆ³n para que Ć©l entendiera que ya me ha tocado estar en lugares atroces por dinero y que no valen la pena, mientras que prefiero quedarme donde estoy porque es poco tiempo y me siento bien. Pero como expliquĆ©, la prĆ”ctica hace al maestro; no le dije nada y me fui a llorar a mi casa 7 horas despuĆ©s.

Como los animales que se aĆ­slan cuando van a mudar de piel, estos dĆ­as rechazo compaƱƭa, plĆ”ticas o cualquier tipo de contacto. Me siento culpable despuĆ©s cuando me doy cuenta de lo tajantemente que evitĆ© a alguien, pero espero que comprenda que fue por su bien. A cualquier frase que me diga, por dentro tengo una respuesta feroz que dar y hay momentos en que se escapa de mi control y de mi boca. No es que los demonios se hagan presentes en este momento, es que estĆ”n allĆ­ siempre y soy una carcelera extremadamente talentosa el resto del mes. Lo divertido es que nunca he atribuido nada de esto al hecho de ser mujer, sino a ser algĆŗn tipo de psicĆ³pata que necesita terapia desesperadamente.

Pero mi sangre marca la posesiĆ³n sobre mi vida y no renunciarĆ­a a ella por nada. Mientras siga llegando no tengo que rendirle cuentas a nadie y soy absolutamente libre: libre de seguir gritando y enojĆ”ndome con quien encuentre a mi paso.

2 comments

  1. Deseara decirte algo que te ayude a ver las cosas con menos agresividad. Pero mejor te dejo sentirte libre de decir lo que querƔs. Sin ofensas ni nada, desahogate.

    No te voy a decir que no llorƩs. Hacelo, es bueno para el alma.

    El mundito este es como muy jodido, que vamos a hacer, pero a pesar de que te sintƔs vulnerable, o que te autodescribƔs como alguien que duda poder lograrlo, yo confƭo en vos. Aunque me gritaras ;)

    Un abrazo

    dz

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  2. mmmm ya entiendo... pense en decirte (por cierto episodio de broma) "algo te pasa"... ya se que son esos demonios internos que de vez en cuando hay que dejarlos salir...

    Cuidate Marce... hay que estar loco para ser feliz

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