Siempre me he creído una persona con mucho potencial. Algunas personas me lo han dicho, a otras vivo tratando de convencerlas, pero todo en mi vida gira alrededor de las posibilidades que podrían abrirse para mí y todo aquello que yo podría ser. Y está bien: he aquí el potencial. Pero yo quiero saber cuándo va a empezar a dar frutos y pruebas de su existencia porque siento que persigo la grandeza como a una zanahoria frente a mí, que me hace caminar pero a la que no voy a llegar. Nunca nada pasa.
Las cosas estos días pasan rápido, tanto que parece que va a cumplirse mi sueño de que el tiempo antes de graduarme se esfume sin dejar rastro, pero ahora que he modificado el continuum quiero tener la oportunidad (tiempo) de dejar algún testimonio, de poder procesar y entender, porque este ritmo me hace sentir una autómata, o mejor dicho, me hace dejar de sentir. Me detengo por un instante, me regalo una noche libre y me pongo a evaluar si mi situación corresponde al potencial que juro tener.
Por muchos años me he considerado traicionada por la vida porque no me sacó de este país para estudiar una carrera que se pueda ejercer sin amargarse y arrugarse, y por mucho tiempo he esperado su compensación. Creía que la balanza se tenía que equiparar con algo tan extraordinario que me haría creer que no desperdicié oportunidades ni mis grandiosos talentos. Actué como una criatura orgullosa a la que la gente tenía que pedir perdón por no estar a su nivel y por no poder darle las cosas que creía merecer.
Sentir que uno tiene potencial implica necesariamente buscar validación. Se vive tratando de dar fe con las calificaciones, pero si consideraba mediocre al maestro no era digno de mi esfuerzo tampoco. Después de todo ser inteligente es ser como un artista caprichoso y voluble. Está también la aprobación familiar, el respeto a los horarios, el no emborracharse y chocar carros, el tratar de hacer lo que los padres considerarían lo óptimo. Pero eso también es un espejismo peligroso e insatisfactorio porque cuando uno está allá afuera, dando la cara por uno mismo, uno sabe en el fondo que ese no es el lugar en el que he de estar y que he llegado hasta aquí por quedar bien con la gente y por evitar confrontaciones en lugar de siendo fiel a mí misma y haciendo aquello que me hace feliz. Al final mis papás van a morir creyendo que hicieron lo mejor que pudieron (probablemente sea así), yo me voy a quedar con la vida falsa que construí para que ellos no se pudieran quejar y me voy a dar cuenta que a la única que traicioné fue a mí misma. Ellos no sienten que me deben nada; pues mi responsabilidad recae sólo en mí.
Cuando conocí a una extraordinaria mujer que engloba casi todo lo que me gustaría alcanzar en la vida no pude resistir la tentación de preguntarle por qué regresó aquí sabiendo que hubiera podido abrirse camino en cualquier otro lugar. Me explicó y entendí. Me sentí agradecida porque me hizo pensar que no todo está perdido y que la Autónoma no deja algún tipo de marca o sello del destino que me condena a una vida con mentalidad de la Autónoma. Me hizo pensar que podría hacer lo que me gusta aquí, sin sacrificar mi esencia. Pero no quiero: anhelo irme y dejar de pelear contra la corriente. Me quiero dar la oportunidad de viajar y conocer otros países, y si tengo que permanecer 9 horas diarias en un lugar que sea haciendo algo en lo que desee permanecer por más tiempo. Merezco darme la oportunidad de intentarlo, de hacer la lucha y buscar mi propio camino, no porque es la posibilidad que se me arrebató cuando era más joven, ni porque el mundo debe venerarme y hacer lo que yo diga, sino porque es mi sueño y no hay ninguna otra razón por la que aceptaría esta tortura que llaman vida si no fuera por la posibilidad de realizarlo.
Y la verdad es que sí recibí esa compensación. Él sabe quién es.
Esta compensación, la persona de quien hablas, es excelente por que nos ayuda a probar que no siempre lo que buscamos es lo que termina siendo, y que estos cambios de curso no son malos, y de hecho nos enseñan que a veces negarse a esas posibilidades de 'cambios' nos hacen solamente sufrir.
ReplyDeleteTe consta que no es la primer vez que te vaticino que te tiene que ir bien aunque en muchos momentos no lo sientas así, y que sientas una compensación, posiblemente sea la punta del iceberg nadamás.
Es posible que conforme el tiempo pasa veas más compensaciones. Reflecciones distinto a ahora... no quiero sonar como un abuelito pero en serio marcela, es asombroso como cambia la perspectiva la vida. Vos sos posiblemente más reflexiva que vos, así que te será aún más perceptivo.
Algo bueno debemos estar haciendo más de uno por aquí. Por que ver tus aprendizajes documentados en tu blog o cuando nos los comentas en cualquier otro tipo de conversación, también es muy gratificante.
Al afortunado que consideras compensación, bien por el. A vos, también bien por vos, y mientras contemplas todo lo que la vida tiene para probarte que ella sí vale la pena aunque no sea como la idealizaste en algotro momento, guardate una cuchara por ahí, por que el postre viene. Lo mejor aún está por venir. Wait patiently...
Pues sí que sería bonito irse un tiempo, viajar y conocer, me identifico con vos en eso. Y nada, hay que tener paciencia y aprovechar cuando salga una oportunidad, supongo.
ReplyDelete