A lo largo de todos estos días me he estado cuestionando seriamente cuál es mi cuota de responsabilidad en todo lo que ha pasado en el país. Yo no soy sindicalista, ni dueña de empresas, tampoco lo es mi familia; yo no tengo ningún nexo con gente involucrada en el poder Ejecutivo, Legislativo o Judicial y la única vez que trabajé para una dependencia del gobierno no me pagaron, pero no por eso no hice lo mejor que pude. Desde que entré a la universidad me sumí en una profunda apatía con respecto a Honduras y aún más sobre su política y funcionamiento. Los sindicalistas se me revelaron como grupos de poder cuyo único punto a su favor es que son intimidantes por ser numerosos pero que obstaculizan el desarrollo de las empresas y los países al escudarse en ser una manada cuando son incapaces de trabajar bien individualmente. La Universidad Nacional Autónoma de Honduras debe su mala fama, bien merecida en cierta forma, debido a los sindicatos de trabajadores que manejan la institución a su antojo, cuando en un establecimiento educativo ellos son absolutamente reemplazables. Los maestros comparten esa culpa y a ambas partes se les adjudica que proyectos de remodelación de la universidad no se lleven a cabo, las constantes huelgas, y el hecho que los estudiantes estamos de más en ese lugar. Es por eso que los grupos estudiantiles, sean “revolucionarios” o no, siempre han sido nidos de haraganes que justifican eternizarse como mantenidos, porque nadie que se tome en serio sus clases tiene tiempo para desperdiciarlo en reuniones, panfletos, graffitis y carteles. De allí que la asociación de estudiantes de arquitectura sea un fracaso. Los trabajadores son incapaces de brindar un buen servicio, como lo puede comprobar cualquier desgraciado que tenga la mala suerte de hacer un trámite en Registro, porque son intocables y siempre se salen con la suya. Lo sé y me consta porque uno de mis amigos más cercanos llevó una clase con una secretaria de mi facultad, una mujer incapaz de redactar una nota sin errores ortográficos o siquiera de responder a una pregunta sin un tono maleducado, y sin haber aprobado ningún examen y habiendo sido casi expulsada del grupo de trabajo en el que estuvo con mi amigo porque raramente asistía a las reuniones y cuando llegaba no servía de nada porque no había estudiado y no sabía de qué trataba la clase, aún así pasó la clase porque está en el sindicato.
El gobierno central no es muy diferente, y cualquier político que empiece a llorar –literalmente- porque según la ley no puede ser candidato a la presidencia ya que se desempeña como vice-presidente, encuentra un recoveco para salirse con la suya y ser apoyado por una gran mayoría que se apiadó de sus lágrimas de cocodrilo. Los dirigentes populares se compran con 100, 200, 500 lempiras para que quemen llantas, quiebren vidrios, rayen paredes y así hagan parecer frente al mundo que todo el país quiere de vuelta a un presidente corrupto y criminal cuando son ellos los verdaderos interesados porque no quieren que se les acabe su gallina de los huevos de oro, que no los está beneficiando a todos ni a largo plazo porque 500 lempiras los gastan en una semana y no se los dieron a todos los trabajadores del país. Todo esto es decepcionante, vergonzoso, y yo creía que podía desentenderme de todo esto simplemente cerrando los ojos y dejando que los adultos se hicieran responsables.
Pero esta semana me he dado cuenta que no es así, esto es mi culpa también. Es por eso que personas que tienen muchos años de no vivir en Honduras se sienten con la autoridad suficiente para dar opiniones sobre lo que ha pasado en el país y encima de eso llaman ignorantes a aquellos que sí vivimos en carne propia los resultados de las estupideces de Mel y no estamos de acuerdo con ellos, y le dicen al mundo que en Honduras no hay garantías individuales cuando ellos ni siquiera están aquí para comprobarlo. No es posible que yo, que sí vivo aquí y sí tengo forma de saber que los noticieros y los organismos internacionales están juzgando únicamente las apariencias de los eventos y prefieren defender a un hombre por encima de los intereses de un pueblo, les dé la razón al quedarme callada. Eso no significa que me voy a poner a pelear con ellos en el facebook cuando me dejan sus comentarios en los links que pongo: sus opiniones, especialmente las de personas que ya me han demostrado en el pasado que son incapaces de discutir civilizadamente, simplemente no tienen valor. Para ellos esto es un debate ideológico, teórico, nos llaman golpistas por internet y después se van a bailar a las discos en los países donde se encuentren; es mi vida la que se está jugando aquí, mi vida, la de mi familia y la de todo la gente que conozco, se está jugando con la forma en que después voy a poder trabajar en un sistema en el que no estoy de acuerdo, con imposiciones de países que no tienen nada que hacer aquí. Es bien rico hablar de la dignidad de Fidel Castro y de Hugo Chávez cuando uno no vive ni en Cuba ni en Venezuela, pero quisiera ver a todos esos viviendo en dichos países a ver qué opinan después; quisiera que se fueran por varios años sin la posibilidad de salir de allí y que después de eso opinen, antes no.
Todo este periodo de dejar que otros manejen el país por mí se ha acabado. Antes me quería deshacer de la etiqueta de hondureña alegando que el concepto de país y nacionalidad son inventados e irrelevantes, y podrán ser inventados, pero ahora todo depende de ellos. Ahora cuestiono si es posible realmente ser un “ciudadano del mundo”, cuando uno se ha involucrado de manera personal en lo que sucede y en la defensa de la tierra propia. Los izquierdistas, los sindicalistas y a los ex patriados se han creído por mucho tiempo los únicos con algo que decir y algo que defender. Se han equivocado.
admiro tus escritos y tu criterio, hoy poy hoy no lo comparto, pero eso no me hace enemigo tuyo...
ReplyDeletelo unico que defiendo es el respeto a los derechos de las personas, cuando no puedo regresar a mi pais con una camiseta de la 4ta urna, "por una pinche camiseta" ya desde ahi se que mi pais no esta bien...
independientemente de lo que ha hecho Mel como presidente pues es el primer ciudadano de Honduras... si lo de la madrugado del domingo le hicieron "es justo", realmente no quiero q mis hijos vivan en un pais asi...
cuando a mis compañeros los siguen, les interceptan las llamadas, los amenazan eso es inconcebible.
cuando mis tias (que son enfermeras) lloran y les quema la garganta porque a dentro del hospital lanzaron gas pimienta me parece indignante.
cuando se capturan periodistas extranjeros, caricaturistas, se cierran medios de comunicacion y se anulan canales de cable me parece inconcebible.
Cuando se considera que todo el mundo esta mal, y que Honduras POR FINNNN!!!! acertamos en una, siendo esta un golpe de estado... me da pena...
por favor no me digan que fue una caricia al pais, porque la realidad es que fue un derechazo a la cara llamada comunmente GOLPE
Quisiera que la misma vigilancia que ahora han tenido por estos sucesos la hubieran tenido los tres años en que Mel Zelaya estuvo metiendo droga al país, se estuvo deshaciendo de sus enemigos políticos y estuvo gastando el dinero de la Estrategia de la Pobreza en comprar multitudes y funcionarios. A Mel lo sacaron de su casa pero lo dejaron con vida, muchos no pueden decir lo mismo de él.
ReplyDeleteEstoy muy orgullosa que por primera vez se esté dando prioridad a lo que nosotros decidimos como pueblo en lugar de estarnos sometiendo a la OEA, a Chávez y a toda esa pandilla de supuestos defensores de la democracia que se imponen a sus países reinando por décadas y décadas.