14 July 2009

Pesadillas bolivarianas

Mis sueños en general son muy poco originales, siempre son una extensión del día que acabo de tener en lugar de un escapismo fantasioso a lugares desconocidos o con eventos increíbles. Cuando terminé la práctica soñaba que ponía en el Twitter “busco trabajo”; cuando estaba pintando mi cuarto dormía pensando en que dejaba grandes agujeros blancos de la pintura antigua porque yo no podía sostener con fuerza el rodillo. Y estos días en que Mel Zelaya amenaza el país como el ave negra y dañina del dominio español antes de nuestra independencia, tengo horrendas pesadillas en que aparecen sus compinches o suceden cosas relacionadas con él.

En uno de esos sueños mi familia había logrado interceptar una de las miles de avionetas que había estado cayendo al país, pero que en lugar de llevar droga cargaba las urnas de la famosa consulta popular “no-vinculante” (según las mentiras de Mel). Desde luego, la avioneta venía de Venezuela y ya traía las boletas debidamente marcadas con el Sí (de la pregunta “¿Está usted de acuerdo en que Honduras se convierta en una colonia venezolana y tener a Mel como presidente por lo que le resta de vida a él?”). Me encerré con mi hermano en su cuarto para abrir las urnas y sacar las boletas, pero estas eran más gruesas de lo normal: tenían algo adentro. Cuando uno desprendía la cinta adhesiva que las mantenía selladas se daba cuenta que el objeto sospechoso era un revólver pequeño, que parecía casi de juguete, pero que era verdadero e incluso estaba cargado. Fue cuando entendí que no sólo había sido manipulada la consulta, sino que también cuando la gente llegara a votar se les entregaría la boleta, al fingir que la estaban llenando se quedarían con la pistola y luego esas personas participarían en una revolución violenta proclamando a su líder como el presidente ad infinitum. Menos mal que nosotros habíamos impedido todo eso.

Otro día soñé que Herminio nos daba jalón a Bertha, a Luis (Minko) y a mí al supermercado la Colonia, donde tendríamos que agarrar transporte para ir a la marcha a favor de la Paz y la Democracia que estaba dándose en el parque Central. En otro lado de la ciudad estaban los melistas destruyendo la ciudad, así que uno tenía que andar con cuidado porque a uno lo identifican por andar de camisa blanca mientras que ellos se visten de rojo. Había un tráfico terrible y nunca íbamos a llegar en bus y decidimos tomar un colectivo, pero en la parada había mucha gente sospechosa, aunque sólo dos hombres estaban vestidos de rojo. Queriendo irnos de allí lo más pronto posible nos subimos al primer taxi que apareció, que extrañamente iba conducido por una mujer, pero que en lugar de llevarnos a la Isla por el boulevard Suyapa se metió por una calle toda extraña llena de graffitis y banderas del FUR (uno de los grupos izquierdistas de la universidad) que iba en dirección a Valle de Ángeles. Fue cuando entendí que nuestra conductora era una infiltrada de esa organización y que nos estaba secuestrando. Tratando de ser lo más discreta posible les dije a mis amigos que teníamos que escapar y nos lanzamos del taxi, cayendo en un precipicio, pero dejando atrás a nuestra captora. Tuvimos que regresar a Tegucigalpa teniendo cuidado de no subirnos a la carretera porque podrían agarrarnos fácilmente.

Y anoche tuve la mala suerte de leer que el dirigente del Bloque Popular anda amenazando con un paro nacional y más revueltas, por lo que soñé que fui a dar a un restaurante en el Barrio Morazán donde justamente había gente del Bloque organizando ese paro. A todas las personas que llegaban se les entregaba un papel con lo que tendría que hacer para contribuir a esa manifestación y una señora me dio uno en el que explicaba que yo tendría que hacer una reproducción de la imagen bizantina de “La Virgen y el Niño” sobre madera. Como no podía declararme abiertamente en contra de su causa al encontrarme en su territorio, le dije a la señora que yo tenía muchos años de no pintar y que no había conservado ningún material. Muy enojada me dijo que en el reverso de la hoja estaba la lista de los materiales que ellos disponían, que lo que ocupaban era la ejecución solamente. Como sólo en mis sueños puede pasar, le dije a ella que no me gritara, que de todas formas no tenía el tiempo porque estoy trabajando, así que quedé exenta de participar. Poco a poco el lugar se estaba llenando de la gente que iba a marchar y aparecieron Yanis y Luis (novio de Scarlett) porque como están en cierta institución gubernamental los obligaron a asistir. Yo iba a saludar, pero me iba a esconder para que no me subieran a los buses que los iban a llevar a donde sea que iban a ir a manifestarse, y resulta que el cuarto en el que me refugiaba era uno de los dormitorios de la antigua casa de mi abuela en Olancho.

Trataré de dejar de ver noticias por la noche para ver si mis sueños mejoran.

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