Libourne

Esta mañana, Elsa y yo hemos salido de Bordeaux con rumbo a Libourne, un pueblo a 70 km. de distancia donde se pueden realizar varios recorridos pedestres enmedio de campos vinícolas. Llegamos aproximadamente a las 11 y media de la mañana y uno de los primeros lugares que conocimos fue la estación de trenes para considerar la posibilidad de regresar por ese medio, aunque el bus que utilizamos para llegar fue muy eficiente. Recorrimos un poco el pueblo en busca de la oficina de Turismo para conseguir un mapa del pueblo porque teníamos el mapa del sendero pero no sabíamos donde comenzaba.Había una calle peatonal importante, la Gambetta, llena de negocios, tiendas de ropa y restaurantes (del que resaltaba “AFC”, la abreviatura de “Aquitaine Fried Chicken”). En el centro estaba una iglesia, la plaza y la alcaldía. A esas horas había un mercado repleto de gente. Junto a la alcaldía encontramos la oficina de Turismo donde nos dieron direcciones y mapas. Nos detuvimos un ratito a ver la sinagoga del pueblo: Y luego nos fuimos a almorzar a la orilla del río La Dordogne, que Elsa que es arqueóloga, me explicó que está lleno de sitios arqueológicos importantes pero a los cuales es muy difícil accesar sin carro. Empezamos nuestro recorrido, que era uno de los más pequeños que está establecido y señalizado, sólo era de 5.5 km en carretera pavimentada. Lo primero que resaltó fue la capilla del Condat: Y luego las casas enmedio de grandísimos jardines y muchas de ellas con sus propios viñedos. Pero lo mejor de todo fueron definitivamente los paisajes, todos esos viñedos, prácticamente sin ninguna restricción. Me encantó este viñedo junto a una plantación de maíz:Y luego regresamos al pueblo, donde conocimos el Museo de Bellas Artes de Libourne, caminamos un poco y llegamos justo a tiempo para agarrar otro bus a Bordeaux porque estábamos muy cansadas para esperar el tren. En la tarde que volvimos a la plaza principal ya no funcionaba el mercado.