05 September 2010

Un buen fin de semana

Nuestro grupo de ex patriados ha ido incrementando. Una mañana que con Pamela hacíamos fila para comprar nuestra tarjeta del tranvía se nos ha acercado un muchacho que nos escuchó hablando español. Su nombre es Jorge, tiene 30 años, es colombiano y está haciendo su maestría en Electrónica. Jorge nos ha presentado a Dino, un italiano que será su colega en la maestría. Como finalmente me han cambiado a mi nuevo apartamento conocí a mis nuevas compañeras de cuarto por los próximos meses: Esther, de origen alemán que va a cursar unas cuantas clases de su Diplom en Matemáticas en la universidad Bordeaux I y Adriana que es venezolana y va a empezar la primera parte de su maestría en Biología que va a cursar luego en Bilbao y South Hampton, en Inglaterra. Esther nos ha presentado a Stefi, otra alemana que va a llevar clases de Ciencias Políticas, también de su Diplom. Y junto con Elsa, otra becaria argentina que es arqueóloga, se completa lo que hasta ahora es un grupo de 11 personas que comemos y salimos juntos y pasamos pendientes los unos de los otros.

A veces el idioma es una barrera: muchos todavía no hablan bien francés porque sus doctorados no se lo exigen ya que todo lo deben hacer en inglés, Dino y las alemanas no hablan español, otros no hablan inglés y al final se tiene que hacer una mezcolanza y muchas traducciones cuando estamos reunidos pero al final nos terminamos entendiendo porque las entonaciones al hablar y el lenguaje corporal son unas maravillas.

El viernes compramos unas cuantas botellas de vino para que Mariam nos diera una introducción a la enología. Por más que olía y trataba de encontrar todos los sabores que ella distinguía era una misión imposible para mí. Y yo que pensaba que tener una nariz grande tenía que servirme para algo. Entrada la noche se nos ocurrió que podíamos ir a tomar frente a la Garonne, al parecer algo muy común que se hace por estos rumbos. Salimos con nuestra botella escondida en bolsas porque de donde venimos nadie está acostumbrado a pavonear sus vicios, pero había muchísima gente bebiendo y fumando -cosas que no necesariamente eran tabaco-, en las plazas y frente al río. El tranvía estaba repleto de jovencitos y tuvimos la desgracia de regresar en una cabina donde había un tipo dormido al lado de lo que asumimos era su vómito. DSC00216DSC00221DSC00224 DSC00227 DSC00234 DSC00244 DSC00245 El sábado por la mañana conocimos el mercado Saint-Michel, donde compramos platos y tazas muchísimo más baratos que en el supermercado. Había muchísima ropa, zapatos, telas, frutas, verduras, algo de carnes y mariscos, pero por estar buscando a una parte del grupo que se extravió no terminamos comprando nada comestible. De todas formas a estas alturas no estamos seguras si es más barato comprar cosas en el mercado o en el supermercado porque Esther nos ha contado que en Alemania ir a los mercados es mucho más caro porque las cosas son más frescas. Fuimos a un supermercado a comprar utensilios de cocina ya que nos han entregado el apartamento absolutamente vacío, sin un tan sólo cubierto, sartén o siquiera gancho de ropa. De paso compramos unas pastas y salsas y preparamos nuestro primer almuerzo oficial en el apartamento. DSC00289 La tarde la hemos pasado en un café en la place de la Victoire, que es uno de los pocos lugares al aire libre que tiene internet inalámbrico gratuito en la ciudad. Eso ha resultado una gran sorpresa ya que todos creíamos que el internet iba a ser de esas cosas a las que todo mundo tendría libre acceso en los países desarrollados. Desgraciadamente todas las redes están protegidas e incluso en las residencias estudiantiles tenemos que pagar por lo menos 15 euros mensuales si es que nos queremos conectar allí. Para usar el internet en la universidad necesitamos estar inscritos y tener nuestras cuentas habilitadas como estudiantes, algo que no ha sido posible ya que hay algunos problemas de organización con la gente de la beca que no se nos ha permitido matricularnos en las universidades. Trato de no comparar las cosas a cómo son en Honduras, especialmente los precios de las cosas pero cuando fui al café se me hizo un poco difícil. Es cierto que los meseros son simpáticos y ultra coquetos porque te escuchan hablando en español, pero sólo te sirven una tacita minúscula por el equivalente a 60 lps, así que exprimimos ese wi-fi como pudimos.

En la noche fuimos a buscar a otro becario proveniente de Guatemala que nos escribió un correo para conocernos. Nos citó en un bar llamado Calle Ocho, donde nos encontramos a otros compañeros. Cuando se me pasó el susto por pagar 4 euros por una cerveza Corona me puse a festejar con los demás de mi grupo. Éramos los únicos que bailábamos en ese lugar, me sorprendió que la gente sólo se nos quedara viendo pero nadie se nos unía; era como estar en las fiestas a las que fui cuando tenía quince años y esperaba que algún chavo te sacara a bailar. Bola de aburridos. Con el guatemalteco nadie congenió mucho. Cometió el error capital de querer lucir lo que según él son amplios estudios en Ciencias políticas al dar opiniones sobre las situaciones políticas en Honduras, Venezuela y Bolivia y se encontró del lado opuesto de todas las personas que estábamos allí. Yo todavía me felicito por no haberle dicho nada ofensivo o por no haberle pegado con algo en la cabeza. DSC00301(Si se fijan, el billete que está pegado en el estante…DSC00297 es de 100 lempiras!!)DSC00293 DSC00295 DSC00298 El domingo por la mañana aprovechamos la entrada gratuita al museo de las Aduanas, un concepto un poco extraño pero hay que recordar que Bordeaux es una ciudad a la orilla de un río. El museo estaba algo pequeño y a veces sus objetos se sentían forzados, como los artefactos en los que se introducen artículos prohibidos o aquellos ilegales como animales exóticos disecados y artículos de lujo falsos. De igual forma, el museo no era necesariamente comprensible para aquellos que no manejamos a la perfección la historia de Francia. Tenía buenos ejemplos de lo que no hay que hacer.

Después nos fuimos a hacer un pic-nic al Jardín Público, un parque grandísimo donde mucha gente va a jugar con sus hijos o mascotas y donde se puede estar por horas echado en la grama. Creo que tengo que retomar el ejercicio lo más rápido posible o muy pronto voy a sentir las secuelas de todos esos quesos y ese pan. Supongo que no es muy buena idea haber leído “Eat pray love” antes de venir aquí.

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4 comments

  1. Qué me alegra leer todas estas historias!!! Veo que le ha sacado el jugo a la fotografía panorámica :P Me siento tan tranquilo sabiendo que ya está mucho mejor! La adoro niña, cuídese mucho!

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  2. Estuve leyendo tus crónicas con mucho interés ¡Vaya que todo fue interesante! Me impactó lo que te pasó con el hotel y creo que a más de alguno le hubiera dado un soponcio en tales circunstancias.

    Desde acá te deseamos suerte y éxitos.

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  3. ¡Qué pinta todo lo que has vivido Marce! :D

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  4. Hasta hoy puedo ponerme al día con tus posts. Lo que cuentas tiene muchas vicisitudes, pero sin duda es una super aventura. Keep it going!

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