Luego de una noche difícil que involucró un litro y medio de cerveza en menos de dos horas –sin haber cenado-, episodio del cual no me siento particularmente orgullosa, me desperté a regañadientes, arrepintiéndome de haberme inscrito a la excursión por la región del Médoc, organizada por la Oficina de Relaciones Internacionales de la Universidad de Bordeaux 1.
Nuestra primera parada fue en el Château Kirwan, una hermosísima propiedad.La vista de los viñedos pelados es algo desoladora en esta época del año: Nos dieron las típicas explicaciones que acompañan estas visitas: la historia de la propiedad, el proceso de hacer vino, el tipo de terreno y las cepas que se cultivan en la propiedad. Sin embargo en esta ocasión lo que justificó el viaje no fue el edificio precioso donde todavía vive la familia propietaria del terreno, ni las explicaciones eruditas, ni el jardín del lugar y su diseño inglés, ni siquiera el vino exquisito que nos hicieron degustar: todo nuestro día, levantarse temprano un sábado con la cabeza hecha trizas fue redimido por… nuestro guapísimo guía y su impecable acento americano al hablar inglés: El pobre se vio asediado por una manada de chicas de distintas nacionalidades, todas babeando al unísono y tomándole fotos. Pero era necesario…En fin, sólo pudimos despegar nuestros ojos de él para tomarnos esta foto y para tomar dos de los mejores vinos de estos cuatro meses. Espero recordar el sabor del que más me gustaba ya que la botella costaba unos prohibitivos 50 euros. Luego recorrimos miles de kilómetros en dirección a nuestro restaurante, y en el trayecto pasamos contiguo a varias de las propiedades vinícolas de gran reputación en el mundo, como la del Château Latour, entre otras.Nuestro destino era Soulac-sur-Mer, donde comimos un almuerzo delicioso que incluía todos los elementos de una comida francesa de alto nivel: queso de cabra fundido; pato, esa deliciosa ave que simula carne roja y que casi me hace olvidar el sabor del res; pastel de mousse de chocolate y café, que me tomé de un sólo trago porque nada es perfecto en esta vida. Y luego fuimos a hacer nuestra mejor imitación de escena de serie apocalíptica/extraterrestre estilo “Los 4400” a la playa, cubiertos en nuestras múltiples capas de suéteres y nuestros abrigos negros:
Post a Comment