Las limitaciones de la fotografía se hacen evidentes cuando se trata de documentar algo tan gigantesco, complejo y majestuoso como la Sagrada Familia. No hay forma de rendirle justicia a una construcción de esta magnitud sólo con imágenes. Hay que estar allí para experimentar un nivel de insignificancia, que se transforma luego en humildad, a través de esas formas y esas proporciones.
El edificio tiene un nivel de detalle extremadamente complejo, pero comprender su estructura es, por el contrario, muy sencillo. La fachada este es llamada de la Natividad y tiene un aspecto más realista y de celebración: 




El interior es sencillamente espléndido. 


Se tiene acceso a unas terrazas que permiten la vista de los trabajos que se están llevando a cabo en este momento y de los detalles de las torres, que al final de la construcción serán 18 en total: 12 para los apóstoles, 4 para los evangelistas, 1 para la Virgen y la más alta, de 170 metros, para Jesús, en el centro. 


Lo único es que bajar las gradas es una experiencia no recomendada para los claustrofóbicos:
Y en la fachada oeste, con un aspecto más abstracto para evocar tristeza y dolor se encuentra la fachada de la Pasión:




En el nivel inferior de la iglesia se muestran videos, planos y maquetas relativos a la construcción del templo. 


Es una lástima ser un simple humano y no poder ver en toda su amplitud esta obra, sólo nos queda aprehenderla en los pedazos que nuestros sentidos nos lo permitan y por supuesto, con la ayuda de planos. 


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