Decidí enviarle un correo al profesor que me puso una mala nota en mi ejercicio sobre el Monumento a los Girondinos. Como en realidad no soy una fanática de la confrontación fue más una cuestión de curiosidad por saber qué había salido mal y cómo podría mejorar en el futuro. Además, yo estaba consciente de todo el trabajo que había invertido en el ejercicio y no entendía cómo eso no se reflejaba en el resultado. Y maldición, no estoy acostumbrada a las malas notas.
Me dijo varias cosas que se sintieron como bofetadas intelectuales. Voy a aclarar que fue muy amable en todo momento para que mi desahogo no se perciba como una denunciación, que no es mi propósito.
Primero, me dijo que mi ensayo se leía como si lo hubiera basado únicamente en los artículos de periódico que consulté y que no son considerados como fuentes científicas. El propósito del trabajo era justamente aprender a buscar la mayor cantidad de fuentes, así que consulté esos artículos, que no eran muchos, para que luego no me reclamara que no había considerado la prensa.
Continuó mostrándome las debilidades en la organización de la información y en algunas afirmaciones que eran muy generales y que no aportaban conocimientos o datos concretos. Cierto, cuando lo dijo así entendí que pudo haberse hecho aún más edición, pero algunas de esas ideas eran conclusiones basadas en la documentación que encontré. Obviamente, como no lo puse en las notas a pie de página las consideró como invenciones mías. Como por ejemplo, la teoría de que Bordeaux tiene una relación complicada con la plaza de Quinconces. Leí tanto sobre su origen y tanto de escritores contemporáneos que expresan su disgusto ante ese lugar que imaginé que todos los habitantes se sentían así o que todos sabrían a lo que me refería si evocaba ese sentimiento. Pues no.
Me sugirió que la próxima vez diera mi trabajo a otra persona para que lo revisara antes entregarlo porque encontró errores de redacción. Además, dijo que mis frases eran muy complicadas y literarias. Yo le había dado mi trabajo a un amigo francés que es muy buen alumno y que de seguro fue muy compasivo conmigo, aunque sí me había llamado la atención sobre la longitud de mis frases y según yo lo había corregido.
El único momento en el que tuve una reacción casi visceral fue cuando dijo que tenía la impresión que yo no había leído todas esas páginas de bibliografía. Puede decirme lo que quiera, que no puedo escribir, que no sé jerarquizar información, que debo aprender a justificar con notas todo lo que digo, pero no se me puede acusar de no haber leído, de haber mentido en mi bibliografía. Ese es un lujo que no me puedo dar, tomando en cuenta que hace 6 meses esa era una columna cualquiera en una ciudad desconocida en lo que me parecía un país hostil.
Pero el coup de grâce fue cuando afirmó que si él fuera el alcalde de la ciudad y su decisión de demoler o conservar el monumento dependiera de mi trabajo, lo hubiera destruido. A esas alturas ya no quedaba mucho orgullo por desmoronar, así que no fue tan grave.
Mi error fue no aprovechar la oportunidad de enviarle mi trabajo antes de entregarlo para que me diera su opinión. Lo hubiera desbaratado de todas maneras, pero me hubiera dado tiempo para intentar salvarlo. Me explicó que el error más frecuente de los estudiantes es usar la mayor cantidad de tiempo en buscar la documentación y no en reflexionar para luego redactar. Me aconsejó que leyera libros sobre cómo se redacta una tesis para que los errores que cometí esta vez no se reproduzcan en la monografía que tengo que presentar en unas cuantas semanas. En cuanto me despedí de él fui a la biblioteca y esa misma tarde leí uno de esos libros. No exageraría al decir que tengo que replantear todo el trabajo que he hecho hasta ahora. Tanto en redacción como en documentación.
Es un poco irónico que llevemos clases con nombres como “Herramientas de investigación” y “Metodología de investigación” y que el mejor consejo que me hayan dado hasta ahora haya sido en una revisión fuera de clases. Creo que ese señor me salvó el pellejo y sólo espero que no sea muy tarde para poder reorganizar mi trabajo. Me alegra haber hecho la consulta. Si tan sólo aprender no fuera tan doloroso para el ego.
Marce, te entiendo mucho! Asi me sentia yo cuando estaba en la U... La diferencia, es que en mi universidad me tomaban como una simple extranjera a la que se le debe perdonar todo por ser extranjera...
ReplyDeleteRealmente tenes suerte de haber tenido a alguien que te tome como una estudiante y no como una "extranjera", vas a aprender un monton y vas a lograr realizar cosas que nunca imaginaste que harias.
Y te apoyo en lo de lo doloroso que es para el ego, aprender... Pero eso nos ayuda a mejorar! :D