17 December 2005

love is hell


Me asusta que no me entusiasme la perspectiva de volver a estar en una relación. Si pudiera y encontrara a alguien con quién, me encantaría tener un affair sin compromisos ni ataduras. Quedarme en la superficie de algo que al profundizar en ello se vuelve tan complicado, exigente y hasta doloroso.
¿Por qué me hace falta el chip que tienen tantas personas que no les permite tomarse la vida en serio? Es enfermizo: no puedo quedarme en el presente sin expectativas para el futuro. Necesito seriamente divertirme, poder besar a alguien sin analizar cada mísera consecuencia. Estoy aburrida del puritanismo. Puedo ser libre leyendo, escribiendo, pintando, pero es en la vida que tengo que abrirme a todas las posibilidades.

Por ser mujer todos siempre me quieren cuidar. Mi hermano siempre anda advirtiéndome sobre las segundas intenciones que tienen todos los hombres; mi padre es el típico latino que aún siendo fiel a su mujer (creo yo), no tiene dilemas morales con respecto a las mujeres fáciles, pero cree que uno debe casarse con una virgen. Mi hermano desde pequeño es un “hombre de mundo” que sale con mayores, se queda hasta tarde y ha experimentado con más cosas de las que yo debí haberme enterado, mientras que yo me he quedado en mi casa, estudiando y obedeciendo las reglas paternas. No me han restringido como a otras niñas que conozco, pero comparación con Mario soy una maldita ama de casa en potencia.
Entiendo que la sobreprotección es todo un complot para que yo no tire mi vida al cuerno teniendo hijos antes de tiempo, o que sufra miles de decepciones ni que manche mi “honor y reputación”. Pero hay más en la vida que elegir entre ser prostituta o esposa.

No puedo negar que a veces envidio la ligereza con que ciertas niñas pasan de un tipo a otro sin mayores traumas emocionales. Todo el proceso para ellas es sencillo: desde coquetear, conquistar hasta desechar y volver a empezar. Mi insipidez es tal que no soy capaz de invitar a alguien que no conozco y me atraiga, a bailar. No puedo presentármele a alguien sólo por que sí, mi cabeza crea inmediatamente escenarios en los que la otra persona me cree fácil y sin valor.

Tiro la toalla momentáneamente. He alcanzado la cúspide del cinismo donde hasta el flirteo más inocente me parece un preludio al desastre. No estoy interesada en conocer tipos vacíos o idiotas, y todo indica que son los únicos que estarían interesados en los términos de relación que ando buscando. Hasta para algo sin significado no me conformaría con cualquier cosa, y he desaprendido a bajar estándares, resignarme a situaciones por el bien de la colectividad y a guardar apariencias comprometiendo mis principios.
Espero que el tiempo me devuelva algo de la ingenuidad necesaria para ilusionarme con alguien. En este momento todo eso me parece un ritual ridículo y un desperdicio de energías.


1 comment

  1. A pesar de ser hombre, me identifico cnn vos, soy tan o mas insipido como vos, y tambien pido vivir sin ese maldito chip!!

    ReplyDelete