12 October 2008

Histoire de l’œuf

Este es uno de esos días que parece salido de un episodio de “Pushing daisies”, en el que hubiera sido mejor quedarse en cama todo el tiempo y no salir de la casa. De por sí empezó mal por mi tendencia perezosa a nunca tener cargado el celular. Teníamos planes de reunirnos con Deysi en casa de Scarlett a las 8 de la mañana pero como mi teléfono estaba muerto no recibí el mensaje en el que Scarlett nos pedía que llegáramos media hora más tarde. Aparecí irritantemente puntual y nuestra pobre anfitriona corría por toda la casa tratando de arreglarse, mientras yo leía el periódico y Deysi, que sí estaba advertida, todavía no daba señales de vida. Hubo necesidad de cafeína para levantarse. Casi una hora después estábamos listas para empezar. Como el día anterior había sido dedicado al Seminario, hoy nos tocaba Diseño todo el día. Voy a explicar el proyecto: la facultad de Medicina son tres edificios pegaditos entre ellos, repletos de oficinas y de cosas que necesitan ser reubicadas, y dónde los únicos espacios disponibles son 10 metros cuadrados donde por arte de magia debe caber una nueva cafetería, una biblioteca ultra moderna y un nuevo espacio administrativo digno de llamarse así. Nuestra primera revisión, este miércoles, es sobre la reubicación de las áreas existentes, para que después nos concentremos en lo nuevo. Mañana no se puede trabajar porque hemos destinado a celebrar el cumpleaños de Yanis, y el martes supuestamente lo íbamos a dedicar a otras clases. Postergamos Diseño en la medida de lo posible porque es lo que luce menos prometedor en estos momentos, es la etapa sombría en la que no se sabe por dónde empezar. Después de mucho deliberar decidimos que Deysi y Scarlett iban a readecuar los edificios para ser impresos en hoja carta, mientras yo dibujaba unos cuadritos que iban a simbolizar los lugares que tenemos que mover. Pero la laptop de Scarlett no tiene Autocad. Deja grabándose la carpeta del programa en su versión 2009 de su computadora principal a la memoria para poder instalarlo. Pasaron 45 minutos y no había terminado la transferencia de archivos. Al revisar se da cuenta que la carpeta tiene 1.40 gigas y la memoria sólo tiene espacio para uno. Encuentra un dvd y quema el programa. Después de un rato de empezar a instalarlo le aparece un error, frecuente cuando uno intenta instalar cosas directamente de los cds. Hay que copiarlo en la computadora y volverlo a intentar desde allí. Mil horas después funciona.

Se me ocurre la genial idea de instalarlo a mí también, porque mi versión es la 2008 y en la nueva la interfase es toda elegante, y yo soy una snob que no puede tener un maldito programa en versión vieja. Desinstalo el 2008. Copio a mi escritorio el 2009. Media hora. Instalo el programa. Media hora. Saco el cd y reinicio la compu. El cd rom no quiere volver a abrirse. Como esto ya me ha sucedido en ocasiones anteriores, estoy familiarizada con el procedimiento para que se repare: reiniciar. No funciona. Trataré esta vez apagándola del todo y volviéndola a encender. Tampoco. Me empiezo a inquietar pero alguien me dice que el pequeño agujero del cd rom es para meter un clip y que se abra, en caso de emergencia. Se abre y meto un cd, pero no me reconoce el cd. Pánico total. Después de miles de reiniciadas llamo a Herminio, que me guía para reinstalar el driver del cd rom, pero no sirve. Uso el troubleshooter, la enciendo a prueba de fallos, busco soluciones en internet y todas me dicen que contacte al equipo técnico de Dell.

Simultáneamente, la impresora de Scarlett se rehúsa a ser instalada en su computadora o en la de Deysi. No sabemos si es incompatibilidad con el Vista, o porque la instalación es un rito incomprensible que escapa a nuestra comprensión. Una vez que se termina el proceso tratan de imprimir algo pero es imposible: la gama de mensajes de error que existen en el lenguaje informático son más de los que podemos manejar. Es hora de almuerzo y no hemos hecho nada. Nada realmente importante en todo caso. La pobre Deysi es la única que ha reunido fuerzas para terminar los cuadritos que yo había empezado, pero sin la impresora no son de mucha utilidad. Nos empezamos a mentalizar que va a ser necesario el martes para compensar por el tiempo perdido de hoy. No me atrevo a decirles que yo había reservado ese día para trabajar en Teoría: ¿alguien ha leído a Hegel? Ese bastardo es tan complejo que tuve que comprarme su versión “Para principiantes”, con cómics y todo para tratar de entender lo que quiere decir. Además tengo como 20 ensayos y 20 presentaciones en digital, de ex alumnos, que tengo que revisar para preparar las exposiciones de la segunda parte de la clase, que trata sobre los movimientos de vanguardia. El miércoles tengo que reunirme con la maestra para darle mis impresiones de todos esos trabajos, si me reúno para Diseño no sé como voy a hacer. Pero si Olivia se rehúsa a leer cds tampoco voy a poder hacer bien las cosas. E ir mañana a la distribuidora oficial de Dell, donde infestaron la compu de páginas porno de Youtube cuando la llevé para ser formateada… cuánto costará un cd rom nuevo… cuánto tiempo se tardarán en devolvérmela… y tener que interrumpir planes hechos con anticipación porque este aparato es tan oportuno para deshacerse en mil pedazos. No quiero ni pensar en Diseño en estos momentos.

Pero esta es la parte mágico-realista de la narración. Scarlett tiene una tortuga de nombre Rosita, que todo mundo llama Margarita. Es una tortuga grande, que tiene la costumbre de andar deambulando por todo el patio persiguiendo el sol. Es muy amigable y no tiene miedo a las personas, de hecho cuando trabajamos ella camina por debajo de nuestra mesa como si fuera un perrito. Desde que empezamos a llegar a trabajar a su casa ha agarrado una extraña costumbre de meterse debajo de una alfombra y de una toalla, como para acobijarse, y recorre todo el garaje con esas cosas en la espalda, como una versión miniatura y aplastada de un fantasma infantil. Hoy se metió debajo de la toalla y exhausta por el ejercicio se quedó dormida por unas cuantas horas. Al ratito sale como si nada, y yo empiezo a sentir un olor extraño proveniente de la toalla que abandonó. Scarlett la levanta y lo que encuentra debajo es un huevo, pero no cualquier huevo, es un huevo doble, siamés, unido por la punta, color rosado, un poco grande como para haber salido de Margarita sin ningún dolor. Aclaro que Margarita no tiene contraparte macho en la casa y nunca antes le había sucedido algo así. Este es definitivamente un día extraño.

Herminio llega a visitarnos y confirma en persona las malas noticias: hay que ir a reparar a Olivia. Así que mañana postearé las fotos del día desde alguna computadora extraviada que quiera hacerme compañía.

2 comments

  1. Vaya... un huevo siamés de tortuga, espero con ansias las fotos.

    ReplyDelete
  2. Anonymous1:55 PM

    Haaaa un huevo de tortuga...ahorita que me acuerdo... Lucrecia se me palmo...eso no lo he publicado porque me ha dolido y no he querido postearlo.

    Bueno por la computadora...mis mas sinceras condolencias... yo he estado sin mi iMac ya desde mas de un mes, problemas con el...¿qué cosa era?...haa si, la fuente de poder...y para desgracia tuvieron que pedir la fuente de poder a los yuseis, y en ese tiempo me habian salido N cantidad de trabajos al cuadrado y yo he tenido que rechazarlos por falta de herramienta (desgracia, total desgracia), pues que hoy, despues de tanto suplicio, me informaron que ya les mandaron el repuesto, felicidad ante todo.
    Ahora lo malo es, que tengo que dejarla por mientras porque el presupuesto se disparo un poco, entonces tendre que sacarla a final del mes, primero Dios que la saque antes, sino, pues ahi espera la beba.

    Un Saludo Marce, y sip, se esperan las fotos... un fuerte abrazo y mis mejores deseos siempre.

    ReplyDelete