Las discotecas francesas

Cuando tenía 15 años y era impresionable conocí a cierto tipo que vivía en otro país. Se reía de mis salidas inocentes a discotecas hondureñas, diciéndome que eso de bailar salsa o reguetón –músicas inferiores por supuesto- era ridículo y que lo mejor del mundo era la música electrónica en esos antros donde cada quien baila por su cuenta y entra en un éxtasis espiritual, inducido químicamente. Pues el sábado me acordé de él porque terminé en una discoteca, aparentemente bien francesa. Hasta ahora, de una u otra forma, había terminado en bares con influencias latinas pero esta vez pude presenciar el ambiente y el entretenimiento 100% nacional.

En la disco, enorme por cierto, estaba el dj en un estrado que tocaba sus canciones inéditas, mientras que toda la gente se meneaba en la pista. (Por si alguien se preguntaba los precios de las bebidas…)Por más que traté de descifrar la lógica en los distintos bailes creo que no la había y sí, cada quien baila por su cuenta, excepto las parejas con segundas intenciones. La música estaba muy buena y la experiencia fue muy interesante, sobretodo en cuestión de comparación entre culturas. ¿Realmente somos tan diferentes? El regreso fue espectacular, la estación Saint-Jean de noche es impresionante: Y tuvimos que esperar el bus de noche, nuestro eterno compañero…