La primera impresión que recibí de París fue extremadamente fuerte. Creo que en sólo dos meses ya agarré malos hábitos de Bordeaux. Estoy acostumbrada a ver edificios mas o menos homogéneos, y si quitamos las suciedades propias de las celebraciones nocturnas de fin de semana, la ciudad es relativamente limpia. París tiene edificios preciosos, pero es un gran potpurri de estilos y de formas que no son necesariamente armoniosas pero siempre interesantes. En Bordeaux la gente da la impresión de venir de compras todo el tiempo: tienen un aspecto despreocupado y feliz mientras que en París todos están corriendo por llegar a algún lado o por tomar una foto. Pero la evidencia más grande del cambio es el hecho que en Bordeaux siempre ando la cartera abierta, dejo mis chaquetas en cualquier lado de los bares o las discotecas y nada se pierde, nunca pasa nada. En París todos me decían que los robos son muy frecuentes y fue impactante ver tantos vendedores ambulantes cerca de los lugares turísticos.
Los amigos franceses que hicimos allá me explicaron que no les gusta mucho la ciudad: la gente está muy estresada, las distancias son largas y los transportes incómodos, pero ser turista es una maravilla… Uno de los lugares que evidentemente tenía que ir a ver es el fabuloso edificio del Centre Pompidou, diseñado por Renzo Piano y Richard Rogers. Mi humilde cámara no es capaz de transmitir lo enorme y exquisito que es ese edificio. Después de tanto mirarlo en libros y en fotos uno no llega a pensar que esas cosas son reales, pero existe! Y es impresionante. En mi próxima visita tengo que ir a las exposiciones, pero por esta vez por lo menos entramos al lobby. Continuamos caminando y nos tomamos un café típico francés… en Starbucks! Algo que sólo es excusable porque yo nunca había ido a uno en mi vida y en realidad, el café aquí no es tan bueno.
Nuestro recorrido continuó y llegamos a la fuente de los Santos Inocentes: Y al centro comercial Forum Les Halles, junto a la iglesia Saint-Eustache: Y la calle nos continuaba llamando, para que viéramos paisajes aún más típicos de París.
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