Es justo que a un mes de haber empezado clases me tome unos cuantos minutos de lo que es una apretada y sofocante pero interesantísima agenda para describir mis nuevas ocupaciones académicas en Bordeaux. Como ya lo he explicado, soy una estudiante del primer año de maestría de investigación en Historia del Arte y Arqueología. Esta es una continuación natural de la licenciatura que lleva el mismo nombre, por lo que la mayoría de los aproximadamente 60 a 80 estudiantes de la maestría tienen el diploma de pregrado de esta, la universidad de Bordeaux III que lleva el nombre del filósofo y escritor Michel de Montaigne. Nuestra alma máter es la de humanidades y artes: se imparten licenciaturas, maestrías y doctorados en arqueología, artes plásticas, lenguas extranjeras, historia, historia del arte, geografía, letras, comunicaciones y filosofía. Por supuesto, esta es, de todas las universidades de Bordeaux, la de los revoltosos y/o revolucionarios, por lo que en estos días de agitación por la reforma de la jubilación este es el único centro educativo superior que ha sufrido alteraciones en su funcionamiento. El martes de la semana pasada fue día de movilización general y mis profesores no dieron clase; desde el lunes han organizado marchas en la plaza de la Victoire, marchas que se dan a diario desde entonces; el martes los estudiantes aprobaron el cierre de la universidad por lo que tampoco tuve clases (sí, habían sillas amontonadas frente a las puertas de los edificios; ese parece ser un método muy universal de protestar) y hoy se iban a impartir clases pero por motivo de movilización de estudiantes de secundaria y universitarios, nadie iba a ser penalizado si no asistía.
Cabe mencionar que todas esas noticias de cierres, huelgas y manifestaciones llegan a mí gracias a la herramienta informática que todos los estudiantes poseemos: la oficina virtual. Es una plataforma virtual de la universidad en la que tengo una cuenta de correo, los profesores organizan grupos según las materias y por allí comparten documentos o instrucciones adicionales a los cursos, hay una agenda, foros, etc. Para nuestras necesidades alimenticias tenemos los restaurantes del C.R.O.U.S., que es el Centro Regional de Obras Universitarias y Escolares. En mi universidad tenemos dos restaurantes, que de paso son temáticos: el Veracruz, con inspiración mexicana, pero en realidad lo único que tiene es algunas paredes amarillas, otras rosadas y unos cuadros de la oficina de Turismo de México, así que muy mal por esos arquitectos. El segundo es el Sirtaki, de inspiración griega, con divisiones internas que simulan paredes de adobe repelladas con cal. Es muy bonito, pero ambos restaurantes son minúsculos, sólo tienen dos opciones de platos por lo general y tienen muy mal organizadas las circulaciones. Además, después de haber comido en el Restaurante Universitario 1, quedan horrendamente opacados. El RU 1 queda cerquísima de mi residencia y no sé si es porque es el restaurante de las facultades de ingeniería (y por ende tiene mejor presupuesto) pero tienen más variedades de comida, 4 opciones a diario. Una de comida tradicional, algo refinada, la línea “tex-mex” que siempre tiene “steak de carne molida” (un concepto contradictorio, yo sé, pero traten de explicarle a un francés qué es un verdadero steak) y papas fritas, la línea de pastas y otra llamada “turista” que cuando tienen mucha pereza ofrece lo mismo de las pastas u otro platillo sencillo. Por la módica suma de 3 euros uno puede comer un plato “campus” que incluye la ensalada o queso de entrada, el plato principal y un postre, que puede ser yogurt, flan, puré de frutas estilo Gerber o queso blanco… El queso blanco es la cosa más deliciosa que se ha concebido en la faz de la tierra. Es como un yogurt pero un poco más espeso, ligeramente ácido, pero también dulce, no puedo describirlo con exactitud. Es demasiado increíble. Pero para mi desgracia es un postre que no sirven en ninguno de los restaurantes de mi universidad, así que cuando puedo, voy lógicamente al restaurante de los ingenieros, pinches suertudos.
Mi universidad está en remodelación, así que sólo tengo clases en 4 aulas: una es una sala que no tiene nada de espectacular, la otra está en un módulo de aulas prefabricadas, me toca ir también al anfiteatro del edificio de Arqueología y la otra es una sala multimedia (o sea muy pequeña y con cortinas oscuras) del mismo edificio. Cada maestro llega con una presentación de Power point preparada para la ocasión y cada quien carga con su proyector de data show y su laptop. Los alumnos llegan, se sientan al fondo del aula (aunque siempre hay sillas vacías en las primeras filas), algunos sacan sus computadoras portátiles y empieza la maratón de dos horas por escribir todo, absolutamente todo lo que dice el profesor, sin levantar nunca la cabeza, sin hacer preguntas o contestar a aquellas que hace el maestro. Son robotcitos, máquinas de escribir con dos piernas que después que terminan las dos horas de un curso corren a la siguiente clase, fumando un cigarro en el camino, pero sin necesidad de comer o ir al baño. Yo por supuesto a la media hora estoy escuchando ruidos extraños provenientes de mi estómago, y un día tuve la mala suerte de tener que ir al baño entre clases por lo que llegué cinco minutos tarde a mi segunda clase: la sala estaba llena y no había sillas, me tocó ir a buscar una a una cafetería porque aquí no hay sillas tiradas en los pasillos. Las clases empiezan a la hora y duran las dos horas exactas, de hecho, desde una vez que un profesor nos sacó media hora antes porque el aula que le habían asignado no le permitía proyectar la presentación de manera adecuada, hemos estado saliendo diez minutos tarde para compensar esa media hora perdida.
Llevo cuatro clases que en realidad se dividen en dos cada una, así que son 8 en total. Las clases son de 24 horas en el semestre, cada profesor imparte 12, y los horarios y fechas cambian, así que quitando una clase de los martes a las 10 y media y los miércoles a las 8 y media, nada está escrito en piedra y tengo que estar viendo constantemente el horario de clases para saber adónde tengo que ir. Aunque por lo general no tengo clases ni lunes ni jueves, lo que me da mucho tiempo para leer los miles de libros que cada profesor asigna, para investigar las miles de cosas que no sé por no haber estudiado aquí la licenciatura y escribir los resúmenes de las clases, hacer los ejercicios y desarrollar la mini-tesis que tengo que presentar al final de este año.
La primera clase que llevo se llama “Herramientas de investigación” y se divide en dos partes: en la primera aprendemos sobre las bases de datos y bibliografías que debemos aprender a utilizar cuando se hacen investigaciones y tesis, la segunda es para aprender a tomar fotos de obras de arte según estándares y con aparatos profesionales. Para esta clase debo analizar el valor patrimonial de un monumento de Bordeaux y escogí el Monumento a los Girondinos, un monumento obvio porque es muy notorio y representativo, pero para alguien que apenas se está introduciendo en esta profesión y está aprendiendo sobre este lugar está perfecto. La segunda clase es “Metodología de investigación” que hasta ahora sólo se ha enfocado en los significados de las imágenes medievales. No entiendo muy bien el propósito de hacernos estudiar eso cuando el ejercicio de la clase es analizar las corrientes historiográficas en las que se enmarcan cuatro diferentes textos sobre las imágenes en las columnas del claustro de la abadía de Saint Pierre en la comunidad de Moissac, pero está bien. No hemos empezado la segunda parte de esa clase y nos hemos atrasado dos semanas debido a las huelgas y estaré eternamente agradecida con aquel que me explique qué es una corriente historiográfica. Se añade la dificultad que este ejercicio es en parejas y yo todavía no conozco a ninguno de los robotcitos que tengo de compañeros. Estas dos primeras son clases obligatorias, pero las dos siguientes son seminarios opcionales. Tenemos que elegir dos entre una gama de cuatro disponibles y tengo que confesar que fue muy difícil elegir. Uno de ellos era Historiografía, algo que obviamente debería de reforzar y la otra era sobre “Estilos de vida” donde hacían uno de los temas era el concepto y la evolución de la vivienda. Pero elegí los siguientes basándome en lo que quería enfocarme para la eventual tesis y que desde luego, tuvieran relación con Arquitectura. Mi primer seminario se llama “Identidades, poderes y territorios” y en esta primera parte hemos estudiado el arte español de la época visigótica. Es un tema muy curioso, pero lo que he logrado entender es que los visigodos, al anexarse al imperio romano lograron conformar una identidad que unió a todo el territorio español de una manera que no ha vuelto a reproducirse nunca más desde esa época y que acabó con la invasión de los árabes. Y el segundo seminario es de Patrimonio, donde vemos por una parte la restauración de edificios medievales en el siglo XIX y por otra la evolución de la percepción de los castillos medievales desde la Edad Media hasta nuestros días. Esta parte de los castillos la da un castellólogo medievista y tengo que decir que este señor me ha salvado porque es el único que reconoce el hecho que no todos hemos estudiado aquí (fue el único de los profesores que se presentó el primer día de clases), explica absolutamente todo, es súper metódico y organizado y se nota que su vida son esos edificios. Él también nos da la clase de fotografía y aunque no irradia necesariamente un aura de entusiasmo sí es capaz de transmitir pasión hacia los temas que enseña. Es un muy buen ejemplo.
Las primeras semanas de clases me sentía absolutamente perdida. No entendía muy bien porqué todas las clases sólo tenían relación con la Edad Media, ni manejaba mucho de los temas y ni hablar de que todo lo que sé de arquitectura tengo que traducirlo en francés, pero poco a poco las cosas han ido mejorando. Para empezar empecé agarrando por los cuernos las miles de hojas de bibliografía que tenemos que leer. Estoy haciendo resúmenes de las clases para poner orden en la cantidad exorbitante de información que nos dan y poco a poco me voy a sentir más cómoda con todo esto. Y más vale porque los exámenes de los seminarios son en forma oral… en enero. Así que tengo tiempo pero debo trabajar mucho por lo que si los posts de los próximos meses son sobre el verdadero orden detrás de la disposición de las imágenes en los capiteles de las columnas del claustro de Moissac, no me juzguen.
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